domingo, 22 de julio de 2012

Impronta sexual en humanos

La impronta sexual, de la que comenzamos a hablar hace un par de entradas se ha demostrado en pájaros, algunos peces y recientemente hay estudios en mamíferos: roedores, ovejas, cabras y primates, por ejemplo, se ha observado en chimpancés criados por humanos. Por lo tanto no sería una gran sorpresa que las experiencias tempranas influyeran en las preferencias sexuales a través de un proceso de impresión ( estampación) caracterizado por un periodo sensible. Pero la evidencia de impronta sexual en humanos es muy escasa

Por un lado tenemos los datos que comentábamos de pasada en el anterior post en relación al efecto Westermarck. El matrimonio simpua ocurría en Taiwan antes de la segunda guerra mundial, las familias acordaban el matrimonio de los hijos cuando eran niños y la novia se iba a vivir con la familia del novio, antes del año de edad a veces, y se criaban juntos como hermanos.Muchas de estas parejas no consumaban el matrimonio, hubo mucha infidelidad, la fertilidad fue muy baja ( obligados), los hijos muchas veces eran con otras parejas y los registraban como propios...En los kibbutz de Israel no se dio ningún caso de matrimonio entre niños criados juntos de forma comunal como se hacía en un principio. Todo esto sugiere que en el periodo 0-3 años o 0-6 años se desarrolla una aversión sexual a los individuos con los que nos criamos. La explicación de la misma parece ser la evitación del incesto.

También se ha señalado que en el caso de muchas personas sus diferentes parejas son muy parecidas, como pertenecientes a un mismo patrón. Hijas adoptivas se ha visto que eligen maridos que se parecen a sus padres adoptivos.

Se ha invocado también este fenómeno para explicar el fetichismo,( ver referencia al final). En animales añadir una pluma roja al fenotipo o algún otro cambio generaba una preferencia por la misma. En humanos unas gafas o cualquier otro objeto que vistieran los padres podría jugar el mismo papel.

En una investigación se estudió a personas que mostraban una preferencia por mujeres embarazadas o lactantes. Resultó que esta preferencia era más frecuente entre hombres y mujeres que tenían hermanos pequeños, es decir que habían visto a su madre embarazada o lactando. La ventana temporal era entre 1,5-5 años.

La atracción sexual por fumar también se ha asociado con padres fumadores. También se ha observado, igual que en pájaros, que son las madres las que tienen una influencia en los individuos que van a desarrollar de adultos una preferencia por mujeres, y no los padres.

Es importante diferenciar la impronta sexual de fenómenos de condicionamiento sexual. Se ha sugerido, como explicación alternativa, que las preferencias sexuales se desarrollan en el contexto de una estimulación genital pero los datos de los trabajos mencionados no encuentran relación con motivación sexual ni con refuerzos sexuales, al igual que ocurre en pájaros.

Como conclusión, señalar que la impronta sexual es un fenómeno que nos podría ayudar a entender muchas cosas en relación al sexo y que existen razones para pensar que ocurre en humanos pero no  existen pruebas concluyentes

Referencia: Sexual imprinting and fetishism: an evolutionary hypothesis. Capítulo segundo del libro:
Maladapting Minds, philosophy, psychiatry, and evolutionary theory. Pieter R. Adriaens and Andreas de Block ( eds) Oxford University Press 2011

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