COTILLEO
Y EVOLUCIÓN
Pablo Malo, Juan Medrano, Jose
J. Uriarte (2010)
Introducción
Probablemente
más de un lector se sorprenda al encontrarse este tema de estudio en un libro
supuestamente serio. Esperamos, sin embargo, que después de leer sobre los
diferentes aspectos que vamos a tratar a continuación se convenza de que el
cotilleo no es ningún tema menor y que no debemos subestimarlo. Como veremos
enseguida, puede cumplir gran número de funciones en nuestra vida social y el
mero hecho de que la televisión le dedique tal número de horas todos los días y
otros medios de comunicación (revistas,
etc) litros y litros de tinta, y hojas y hojas de papel semanalmente, debería
ponernos sobre la pista de que estamos ante un tema fundamental en la vida de
las personas. Se calcula que al menos el 60% de las conversaciones de adultos
giran sobre una persona que no está presente ( Emler,1994;Levin y Arluke, 1985)
y muchas veces de una manera maliciosa. Muchas de las principales religiones
consideran el cotilleo como pecado( por ejemplo, existen admoniciones contra él
en el Levítico o el Eclesiastes, en el Islam y también iría en contra del
principio del habla correcta del Budismo) y hablar mal acerca de alguien puede
generar sentimientos de culpa o de violación de una norma moral (Yerkovich,
1977). A pesar de ello no podemos evitarlo y nos sentimos atraídos por la vida
y andanzas de los demás y movidos a opinar y discutir sus errores y
debilidades. Por otro lado, no se trata
de un fenómeno banal ya que por medio de él se puede afectar la reputación de
una persona, violar su intimidad,engañar, malinformar, romper relaciones o
crear enemistades, por citar algunas de sus consecuencias. Estos leves
apuntes así como el hecho de que estamos
ante un fenómeno ubicuo y universal (Foster,2004),-a pesar de ser sancionado
socialmente-, documentado en todas las culturas, nos ponen sobre la pista de
que nos encontramos ante algo importante.
El
hombre es un animal social. El mundo social es para él más importante que el
físico y el éxito a la hora de encontrar trabajo, pareja y , en definitiva,
hacer más copias de sus genes va muy ligado a su capacidad para navegar el mundo social. Para funcionar bien en un
entorno social es fundamental disponer de información acerca de los que tenemos
alrededor. El hombre ha vivido durante miles de años en pequeños grupos con
interacciones cara a cara donde se conocían todos. Saber quién está aliado con
quién, quién odia a quién, quién quiere a quién o quién se acuesta con quién
era una información muy valiosa, o incluso esencial para tener éxito a la hora
de realizar las propias alianzas, de escoger pareja, etc. Sin embargo, las
interrelaciones sociales son complejas y es imposible encontrarse presente
cuando muchas de estas interacciones ocurren y absorber la información
directamente ( Foster, 2004). Por ello, la gente se muestra ansiosa por obtener
esta información indirectamente a través de intermediarios. La transmisión de
esta información- el cotilleo- se puede considerar un instinto social básico.
Es
por ello que diferentes autores evolucionistas- y psicólogos en general- han
abordado esta cuestión desde diferentes ángulos. Probablemente, dada la
vastedad de la materia, no vamos a poder ser exhaustivos y se nos van a quedar
puntos de vista en el tintero pero esperamos que lo que vamos a comentar sirva
por lo menos como introducción y despierte la curiosidad del lector por este
interesante fenómeno.
El
primer problema con el que nos vamos a encontrar -como en cualquier otro campo-
es la definición de lo que consideramos cotilleo. Como es sabido, es casi
imposible definir ningún concepto. Todos entendemos de qué estamos hablando
hasta que se nos pide que lo definamos, y el cotilleo no iba a ser menos. No
existe una definición consensuada así que, de forma arbitraria, vamos a
considerar cotilleo a las conversaciones evaluadoras ( es importante el
componente de evaluación y no simplemente de pasar información) o comentarios
entre conocidos acerca de la vida o asuntos personales de una tercera persona
que no está presente y que forma parte del entorno social de las personas
implicadas ( Wert y Salovey,2004). Muchos autores y diccionarios, así como el
saber popular, añaden el matiz de que la charla suele ser maliciosa o negativa
y vamos a admitir por tanto esta posibilidad. Pero también vamos a incluir en
nuestro análisis – y en esto nos distanciamos de otros autores- el instinto o
la necesidad de saber cómo viven los
demás sus vidas y de valorar lo que hacen o dejan de hacer. Esta necesidad de
meter nuestra nariz en los asuntos de los demás, de escuchar y prestar atención
a la vida de los demás, la podemos experimentar estando solos en casa, por
ejemplo, viendo la televisión, aunque no hablemos con nadie. Vamos a incluir
también la utilización de redes sociales y otros medios electrónicos ( chats,
foros, etc.) de más reciente aparición. La posibilidad de cotillear
compartiendo nuestras ideas con contertulios virtuales no existía en tiempos
pretéritos y es resultado del avance de los medios de comunicación pero, como
luego veremos, creemos que surge de los mismos instintos sociales básicos.
Un
aspecto muy bonito -y sutil- que destaca Spacks ( Spacks, 1982) es el de la
“atmósfera” que envuelve la situación de cotilleo y que la hace fácilmente reconocible.
Se trata de un ambiente de intimidad, de cierto entusiasmo y a menudo de
sorpresa y revelación. Este ambiente encaja con las opiniones de Dunbar que
luego comentaremos (Dunbar, 1996).
Resumiendo,
y con las matizaciones anteriores, creemos que puede servirnos la siguiente
definición operativa de cotilleo: el intercambio de información personal
(positiva o negativa), en un ambiente agradable, de una forma evaluadora (
positiva o negativa)acerca de terceras personas ausentes.
Funciones Sociales del
Cotilleo
Un
artículo de Stirling del año 1956 ( Stirling,1956) describió las cuatro
funciones básicas que cumple el cotilleo y que se encuentran en la mayoría de
autores posteriores:
•
Facilitar el flujo de información
•
divertir, entretener
•
reforzar el control social, las normas sociales
y la cohesión, amistad y solidaridad del grupo.
•
Dar salida a la agresividad e influir en el
mundo social.
A
través del cotilleo el individuo obtiene un mapa de su entorno social. Por otro
lado, la información no está distribuida por igual en una sociedad por lo que
el cotilleo es una forma valiosa de distribuirla. También se reconoce que el
cotilleo puede elevar el nivel social del cotilla ( Baumeister y cols, 2004),
como luego comentaremos en el apartado evolucionista, ya que el oyente infiere
que el cotilla está en posesión de un conocimiento especial o un entendimiento
mayor de las normas y reglas sociales.
Aunque
el cotilleo implica la transmisión de información, muchas personas refieren que
lo realizan por puro divertimiento ( Spacks, 1982). Gelles señala (
Gelles,1989) que su estructura narrativa de contar historias satisface las
emociones de forma similar a la literatura. Aunque podríamos darle la vuelta a
la afirmación y postular que la literatura ( especialmente la novela) con su
capacidad de introducirnos en la vida de personajes ficticios se aprovecha de
la existencia de instintos sociales previos que nos inclinan al cotilleo.
Probablemente no es casual que el 40% de la literatura inglesa de ficción sea
novela rosa. Podemos considerar a la literatura como un “estímulo supernatural”
de los que vamos a hablar luego en el apartado evolucionista (Barrett,2010).
Hay que tener en cuenta también que, antiguamente, antes de la aparición de las
novelas, la radio, la televisión y otros adelantos tecnológicos, el cotilleo (
en el patio, en la plaza pública o en reuniones privadas) era una de las pocas
posibilidades de entretenimiento.
En
el mundo laboral el cotilleo puede aliviar también la monotonía y relajar
tensiones. Muchas personas cuando se les pregunta por su consumo de programas
televisivos de cotilleo responden que ya están bastante estresados con su
trabajo y sus problemas y que cuando ponen la televisión lo que quieren es
evadirse y distraerse de sus problemas ( observación personal de los autores,
no publicada). La enorme industria montada sobre la vida de personajes públicos
en todo tipo de medios cumple fundamentalmente una función de entretenimiento.
Pero
que el cotilleo resulte placentero nos alerta sobre una circunstancia que
aunque no es de obligado cumplimiento merece ser tenida en cuenta. Nos
referimos a que cuando una cosa resulta placentera normalmente ha sido
seleccionada por la selección natural, como nos muestran los ejemplos del sexo
y la comida entre otros.
El
cotilleo une a los grupos al compartir normas y al establecer por tanto unos
límites que distinguen a los que están dentro del grupo de los que están fuera.
Compartir un cotilleo también es transmitir la confianza del transmisor en el
receptor y cimentar la relación. Por otro lado, el cotilleo es mucho más raro
entre extraños que entre amigos, probablemente porque compartir un marco social
y una historia es esencial para entender las sutilezas del cotilleo.
A
nivel de grupo, Gluckman ya señaló ( Gluckman, 1963) cómo los forasteros o
desconocidos simplemente no pueden entender el cotilleo y a veces los miembros
del grupo utilizan el cotilleo deliberadamente para excluir a los extraños (
Dunbar,2004).
La
conformidad es esencial para la supervivencia del grupo y cuando los grupos se
encuentran bajo presión o en competencia la virulencia del cotilleo aumenta
(Cox,1970). El cotilleo se puede decir que reduce la libertad individual e
intenta conformar al individuo con las normas del grupo.
Como
hemos señalado más arriba el cotilleo tiene unos efectos en el medio social y
es una manera de intervenir en él. Puede servir para que el pecador se corrija
o para estigmatizarlo e, indirectamente, para que todos aprendamos cómo
comportarnos. Es fácil deducir que lo que oímos de los criticados será dicho
acerca de nosotros si nos comportamos de la misma manera que ellos, así que los
niños pueden ir aprendiendo las normas de esta manera. Algunos autores
consideran la función moral como la más relevante del cotilleo ( Taylor,1994).
Compañeros de trabajo- o en general miembros de cualquier organización- pueden
ir aprendiendo lo que se espera de ellos escuchando cotilleos y críticas de
otros compañeros. En general, el cotilleo colabora al aprendizaje de la cultura
en general ( Baumeister,2004).
El
cotilleo también puede dividir, crear enemistades, dañar la reputación del
criticado y hacer que la definición de su rol o de la impresión y la influencia
que tiene en la comunidad se reduzca, etc. En este sentido se convierte en un
elemento en la lucha por el poder y el estatus.
En
cualquier caso, lo que sí puede cumplir el cotilleo es una función catártica,
de liberación de tensiones. Emociones como la ira, la culpa o la ansiedad
pueden obtener una liberación por medio del cotilleo, aunque paradójicamente el
coste para los criticados del cotilleo puede generar también sentimientos de
culpa. Wert y Salovey (Wert y Salovey,2004) comentan el caso de una enfermera
que había trabajado muchos años de enfermera y luego de administradora y que
les decía que las enfermeras eran muy
criticonas y que además siempre con un contenido muy negativo. Cuando los
autores le preguntaron por cuál podía ser la razón a su modo de ver, ella les
dijo que era porque las enfermeras estaban oprimidas e infravaloradas. El
cotilleo podía ofrecer una salida a su ira y frustración. Pero este enfoque nos
ayuda a comprender por qué los gobernantes a lo largo de la historia han
tratado de prohibir el cotilleo ( Rysman, 1977, Schein,1994). Por ejemplo, los
dueños de esclavos prohibían a éstos hablar en sus lenguas nativas y los
hombres a las mujeres en muchas sociedades por miedo a que se volvieran muy
independientes y dejaran sus tareas domésticas sin hacer. El cotilleo puede
llegar a ser de esta manera un elemento subversivo y de lucha contra la
opresión al permitir a los oprimidos conseguir y compartir información y
ponerse de acuerdo de cara una posible insurrección o insubordinación
El Cotilleo desde el punto de
vista evolucionista
El
primer autor en plantear que el cotilleo cumplía una función crítica desde el
punto de vista evolucionista para los individuos fue Barkow sugiriendo que nos proveía de una información
esencial para la supervivencia. Las noticias y las evaluaciones acerca de
familiares, rivales, parejas o potenciales parejas, los hijos, los iguales y
los superiores es fundamental para el control de los recursos, la actividad
sexual, el nacimiento, la muerte, las alianzas y amistades, las implicaciones
políticas, la salud, la reputación y la fiabilidad como compañero en cualquier
actividad social ( Barkow,1992).
Sin embargo, el autor que más ha trabajado sobre
el cotilleo es Dunbar ( Dunbar 1991,2004) relacionándolo con el desarrollo del
lenguaje. Para Dunbar el cotilleo es el corazón de las relaciones sociales
humanas y sin cotilleo no habría sociedad. En otras palabras, el cotilleo hace
que la sociedad humana tal como la conocemos sea posible. El argumento
principal de Dunbar es que a medida que los grupos humanos se fueron haciendo
más grandes el acicalamiento ( grooming) se volvió insuficiente para mantener
la cohesión social. El acicalamiento, además de servir para limpiar y
desparasitar al individuo, tiene una función primordial en las complejas
estructuras sociales de los primates utilizándose para cimentar la amistad,
reforzar la estructura social, hacer las paces y estrechar lazos familiares y
de pareja. Pero requiere mucho tiempo (
el 20% del tiempo que los primates están despiertos se dedica al acicalamiento)
y no se puede realizar con muchos individuos (se calcula que el tamaño máximo
del grupo que se puede conseguir con ese tiempo dedicado al acicalamiento es de
80 individuos). Por lo tanto, a medida que el grupo social aumentaba de tamaño
( a los humanos se nos calcula que el tamaño natural de nuestro grupo es 150
individuos e incluso en las sociedades actuales ése parece ser el número de
personas que conocemos personalmente) se necesitaba un sustituto de esta
actividad. Dunbar plantea que este sustituto es el lenguaje, que permite un
intercambio eficaz de información social. Para Dunbar el lenguaje sería una
especie de “acicalamiento a distancia”. El lenguaje permite una
interacción con un grupo mayor de
individuos así como acelerar el proceso de intercambio de información. Para
navegar el mundo social el individuo necesita llevar la cuenta de quién es un
potencial buen aliado, de quién está dentro y quién está fuera, etc. y además
necesita mantener actualizada esa información porque cambia cada día: tal vez
nuestro aliado de ayer es nuestro rival de mañana o viceversa. A medida que
aumenta el grupo social el número de posibles relaciones e interacciones entre
todos los individuos del grupo crece exponencialmente. Dunbar propone que
existe una relación debido a ello entre el tamaño del grupo social y el tamaño
del neocortex, o para ser más exactos del cociente entre el neocortex y el
resto del cerebro. Resumiendo, el cotilleo y el hardware necesario para
ejecutarlo ( el neocortex) evolucionaron para resolver el problema adaptativo
del aumento del tamaño de los grupos de humanos. Es importante hacer notar el
matiz que Dunbar plantea con diferencia a otros lingüistas y estudiosos. Todos
coinciden en que la función del lenguaje es intercambiar información pero los
autores anteriores planteaban que la función del lenguaje era transmitir
información acerca del mundo físico, por ejemplo, cómo se hace un aflecha o
dónde se encuentra un río o una presa. Para estos autores cotillear es perder
el tiempo ya que en lugar de esa actividad se podría hacer algo verdaderamente
productivo y útil ( y tal vez venga de
aquí una parte de la mala reputación del
cotilleo). Pero para Dunbar la función principal del lenguaje es
transmitir información acerca del mundo social. Dicho de otra manera se trata
de dilucidar cuál de estos dos usos del lenguaje es la gallina y cuál el huevo.
Si el lenguaje evolucionó para transmitir información digamos técnica, el
cotilleo es un subproducto y si el lenguaje es una adaptación para transmitir
información social y crear vínculo social entonces el uso técnico es un
subproducto. En el fondo se trata de una cuestión puramente empírica que se
puede contestar examinando para qué utilizamos verdaderamente el lenguaje.
Dunbar lo ha hecho registrando multitud de conversaciones y sus resultados
indican que dedicamos el 65% del tiempo de conversación a temas sociales.
Dunbar
propone que existen cuatro maneras en las que el lenguaje puede facilitar las
relaciones sociales en grupos: seguir a los otros individuos de la red, autopromocionarse(
propagar nuestras ventajas como amigo, aliado o pareja, o las desventajas de
los demás), buscar consejo para problemas personales y, por último, controlar a
los engañadores ( free riders ), a la gente que se aprovecha de las ventajas del
grupo sin pagar el coste de los inconvenientes. Dunbar ha medido a cuál de las
cuatro cosas dedicamos el tiempo de conversación y se ha encontrado que lo
dedicamos mayoritariamente a las dos primeras. Sólo el 5% del tiempo es para
pedir consejo o perseguir a los engañadores o aprovechados y el propio Dunbar
se muestra sorprendido porque para él la función de policía con respecto a los
engañadores debería ser más importante. En las sociedades grandes y dispersas
los engañadores podrían prosperar porque pueden ir de un lado a otro engañando
a gente que no les conoce. En modelos matemáticos esta predicción se confirma y
se observa que los engañadores prosperan
a no ser que se pase una información acerca de ellos de unos individuos a otros
(Enquist y Lemar,1993). Esta información es precisamente el cotilleo. Dunbar
cocnluye que hay que investigar con más detalle este asunto.
Otra
línea de pensamiento evolucionista es la que relaciona cotilleo y estatus. La
información es poder. Si yo cotilleo sobre personajes de alto estatus estoy
dando a entender a mis interlocutores que me muevo en un estrato social elevado
donde tengo acceso a ese tipo de información. Si cotilleo sobre alguien famosos
o importante estoy manifestando que tengo relación o formo parte del círculo de
esa persona. Evidentemente a mí me interesa engañar a mis interlocutores y que
crean que sé más de lo que sé o que estoy en un estrato más alto del que estoy.
Como proveedor de esos cotilleos o informaciones mi estatus va a subir
(Baumeister,2004). La gente me dedicará atención cuando hable y seré respetado.
Cuanto más sepa y cotillee mejor. En este sentido, en el ambiente anglosajón existe una
tradición que se remonta al año 1730 cuando Benjamin Franklin escribió una
columna en el Pennsylvania Gazette, que es la del columnista profesional de
cotilleos ( Rosnow y Fine, 1976). Anteriormente en Inglaterra también hubo
ejemplos de columnista similares que retrataban
la clase media burguesa y la gente les consideraba como fuentes de
conocimiento social y como modelos de comportamiento o de vida. En programas
televisivos actuales también se puede reconocer la figura de estos “expertos”
en determinados personajes y círculos y que se supone que son contratados por
su acceso a esa información “privilegiada”.Eckert ha estudiado el cotilleo en
adolescentes y habla de la figura de la “buena persona” como una chica bien
vista por los demás, popular, y con capacidad de influir en los
demás(Eckert,1990). Se puede considerar a estas personas almacenes de normas y
sus opiniones tienen un peso mayor en la comunidad. También hay estudios que
afirman que ser poco o demasiado cotilla lleva a la marginación o rechazo por
parte del grupo (Foster, 2004) y que hay que cotillear lo justo. Lo de ser poco
cotilla o no mostrar interés cuando se abren posibilidades de cotillear puede
ser vivido como una falta de comunicación, de sintonía, o de vínculo por el
interlocutor. Por otro lado, ser demasiado cotilla tampoco es bueno ya que nos
indica que esa persona no es fiable y va a hablar de nosotros a la primera
oportunidad, y también que la información que obtengamos de ella no va a
ser de muy buena calidad.
Para
entender los fenómenos más modernos de cotilleo a gran escala en los medios de
comunicación, como el que representa el programa de televisión Gran Hermano,
nos puede resultar útil el concepto de “estímulo supernormal” , utilizado en
etología ( Barrett,2010). El premio Nobel Niko Tinbergen acuñó este término en
los años 30 para referirse a fenómenos que observó sobre todo en el estudio de
unos pájaros que ponían unos pequeños huevos de color azul pálido con ligeras
manchas grises. Si Niko sustituía esos huevos por unos huevos falsos más
grandes, de color azul más intenso y con puntos negros, los animales preferían
incubar los huevos falsos y no los reales ( aunque eran tan grandes que
continuamente se resbalaban y se caían y tenían que volver a encaramarse encima
de ellos). Es decir, que un estímulo artificial que supone una exageración o
hipertrofia de un estímulo normal ( el llamado estímulo supernormal) ejerce una
mayor atracción en el animal que la cosa real. Los cucos, por ejemplo, utilizan
también esta técnica. Sus huevos son más grandes y brillantes que los huevos
reales de los pájaros al os que engaña y éstos dan prioridad a la hora de incubar a los huevos del cuco y
no a los suyos propios ( eso contando con que
tengan huevos propios porque las crías de cuco lo primero que hacen al nacer es arrojar los
otros huevos del nido). El pico de las cría de cuco es también más rojo y
grande con lo que si existen otras crías el pájaro anfitrión lo va a alimentar
con mayor dedicación que a sus propios hijos.
Los
estímulos supernormales son ubicuos en cantidad de campos: la alimentación (
alimentos ricos en dulces y grasas), sexo ( la pornografía, por ejemplo) o en
la literatura como comentábamos más arriba. Deirdre Barrett afirma que cuando
algún producto vende grandes cantidades de dinero habitualmente es porque apela
a alguno de nuestros instintos, porque es un estímulo supernormal de alguna
manera. La psicología del varón se diseñó para responder ante la presencia de
hembras humanas, pero no para responder ante unas imágenes bidimensionales
hechas con tinta y papel, que es lo que son las revistas pornográficas, por
ejemplo. En el caso de las mujeres, Barrett señala dos tipos de estímulos
supernormales a los que responden. Uno de ellos son las imágenes y consejos
sobre cómo aparecer idealmente bella. El otro son las telenovelas y la novela
romántica. El lector de novela romántica es mayoritariamente mujer de la misma
manera que el lector de pornografía es mayoritariamente varón. En las novelas
románticas el punto de vista habitualmente es el de la heroína, y el argumento
trata de conseguir el corazón del hombre adecuado. En un análisis de 45
best-sellers de novela romántica la antropóloga April Gorry encontró que el
héroe era siempre más viejo que la heroína con una media de 7 años ( los
maridos reales son unos 3 años mayores que sus esposas). Los héroes son altos (
seis pies o más). Los adjetivos con los que se les describe son del tipo:
muscular, guapo, fuerte, grande, bronceado, masculino, y activo, lleno de energía. En cuanto a los rasgos de personalidad son: audaz o
atrevido, tranquilo, seguro de sí mismo e inteligente. La respuesta más común
del héroe a la heroína es declararle su amor, quererla más que a ninguna otra
mujer de su vida, desearla sexualmente, considerarla única y desear protegerla.
No vamos a insistir en que todo lo anterior se ajusta perfectamente a las
predicciones de la Psicología Evolucionista pero conviene resaltar las cifras
de ventas: en el mercado en lengua inglesa se publican anualmente 2.000 novelas
románticas que venden 1.2 billones de dólares y que suponen el 55% de todos los
libros de pastas blandas y el 39% de toda la literatura de ficción.
Pero
vamos a referirnos ya al cotilleo y su relación con los estímulos
supernormales. Los programas actuales de cotilleo que ocupan las tardes de la
mayoría de las cadenas de televisión o programas como Gran Hermano o similares
serían estímulos supernormales que actúan sobre nuestros instintos sociales y
en concreto el instinto de cotilleo. Como ya hemos comentado tenemos una
tendencia o necesidad de informarnos acerca de la vida de otras personas y
resulta que la tecnología moderna nos permite colocar unas cámaras en la
vivienda de unas personas y observar cómo viven. Además nos hacen partícipes de
sus estados emocionales y de sus chismorreos. Ya no es que nos lo cuenten sino
que lo vemos y además podemos luego cotillear con nuestros amigos sobre ello.
La tentación es demasiado fuerte para poder resistirse. El estímulo es tan
potente que funciona aunque las personas observadas sean unos completos
desconocidos. Y es que podemos considerar a la propia televisión un estímulo
supernormal. En el cotilleo normal los interlocutores hablan de una persona
significativa para ellos de su entorno cuyos problemas vitales pueden tener un
impacto mayor o menor en sus vidas. Por contra, Si Fulana de Tal, que aparece
mucho en la televisión resulta que es , pongamos por caso, un poco ligera de
cascos,eso no debería afectarnos porque la tal señora vive a 1000 km. de
distancia y no es probable que me robe el marido, por ejemplo. Pero ocurre que
veo durante varias horas en el salón de mi casa a esa señora ( una imagen
bidimensional de la misma para ser exactos) todos los días y mis vecinos la ven
también, la conocen y podemos hablar de ella. En tiempos pretéritos cuando
sabía tanto de una persona como sé ahora de un famosos, es porque era alguien
cercano o de mi entorno y mi mente hace esa deducción. Es decir, que la
televisión consigue que un perfecto desconocido se convierta en miembro de mi
comunidad y desde ese momento unos códigos de comunicación y morales hasta
entonces aplicables a una comunidad real de personas que interactúan todas
entre ellas entre sí, pasan a ser aplicables a una comunidad virtual mucho más
amplia que incluye a millones de desconocidos. Con las redes sociales, foros,
chats, etc., ocurriría algo parecido ( de todos modos en otros programas tipo
Supervivientes participan personas famosas previamente a modo de gancho pero no
parece ser necesario, ya que los que
aparecen en estos programas pasan a ser famosos inmediatamente ya que les
conocen millones de personas). Si Barrett tiene razón, y pensamos que la tiene,
el éxito de estos programas confirma que tocan unas teclas que tenemos ya
preprogramadas para responder ante determinado tipo de estímulos.
Cotilleo y Teoría de la
Comparación Social
Por
último queremos mencionar aquí el abordaje del cotilleo desde la Teoría de la
comparación social de Festinger ( Festinger,1954) que realizan Wert y Salovey
en un artículo que ya hemos mencionado y que recomendamos a todos los lectores
interesados en el cotilleo ( Wert y Salovey,2004). No se trata de una teoría
evolucionista pero luego vamos a explicar nuestro interés. Leon Festinger cree
que la gente tiene un deseo de evaluar sus opiniones y habilidades y lo
realizan comparándose con lo que Festinger llamó “test objetivos de realidad”,
pero muchas veces no se pueden encontrar criterios objetivos con los que
compararse, y esto es lo normal en el terreno social, por lo que entonces es fundamental realizar una
comparación con la realidad social del entorno. El cotilleo puede servir para
realizar esta comparación social. En su artículo, Wert y Salovey aplican todo
el trabajo empírico que ya existe desarrollado previamente en base a esta
teoría al cotilleo y analizan todos los tipos de comparación social: con
similares, con inferiores, con superiores, de miembros de grupo con extraños,
con constructos sociales imaginarios o teóricos y por último la que llaman
comparación emocional. Veamos todas estas comparaciones desde el punto de vista
de estos autores.
Comparación con iguales
En
el mundo social existe mucha gente con la que podemos compararnos y la elección
del objeto de comparación depende de nuestros objetivos. Si estamos interesados
en obtener información fiable acerca de nosotros mismos, esto es, validar
nuestras opiniones o estimar la fuerza de nuestras habilidades uno tiende a
escoger personas similares a uno mismo. Los amigos cercanos, por ejemplo,
tendrán probablemente unos valores y actitudes similares. Podemos acercarnos a
ellos para saber lo que siente un igual ante una situación o un asunto
cualquiera, y cotillear con ellos es la forma de averiguar estos sentimientos.
Escuchando a nuestros iguales aprendemos
cómo tenemos que comportarnos o, lo que es más importante, cómo no tenemos que
comportarnos. Aprendemos lo que nuestros iguales habrían dicho de nosotros si no nos hubiéramos comportado de acuerdo a
las expectativas sociales. Volvemos al componente moral ya señalado, a la
capacidad del cotilleo para informarnos de lo que está bien y de lo que está
mal. Los ejemplos de transgresión moral que se discuten en una sesión de
cotilleo ( los casos clínicos concretos, dicho en terminología médica) sirven
como ejemplos concretos de principios morales que podrían resultar demasiado
abstractos para entender quizás cómo aplicarlos en la vida real. Wert y Salovey
no lo mencionan pero el cotilleo puede servir para adaptar las normas a la sociedad porque la sociedad va cambiando
y lo que antes se veía bien ahora no- o viceversa. También es posible que nos
encontremos con nuevas situaciones que no se habían presentado antes y por
medio del cotilleo llegamos a un consenso y a una aplicación actual de los
principios morales existentes.
Estas
discusiones en las sesiones de cotilleo puede que tiendan también hacia los
aspectos negativos porque la información negativa acerca de alguien es más
diagnóstica de su carácter moral que la información positiva. La gente
categoriza a los demás en términos de bueno y malo. La información negativa es
más diagnóstica de que una persona está en la categoría de malo que la conducta
positiva lo sea de que esa persona está en la categoría de bueno. Después de
todo asumimos que los malos no son siempre malos pero que los buenos raramente
son malos, aunque esto es discutible. Por ello, las historias de fechorías son
más instructivas que las historias de comportamientos virtuosos. El cotilleo
como un terreno para la enseñanza de la moralidad puede explicar su tendencia a
ser más negativo,especialmente entre gente joven ( Gottman y Mettetal,1986).
El
cotilleo acerca de iguales es también una oportunidad para aprender por medio
de la comparación pero permite realizar estas comparaciones de una manera
indirecta. A veces, realizar comparaciones directas no es posible o no es
conveniente. Por ejemplo compararnos en una habilidad o capacidad con un igual,
un amigo cercano, podría resultar embarazoso para alguno de los dos o llevar a
una confrontación o pelea. El cotilleo provee una vía indirecta para obtener la
información de esa comparación sin los peligro de una comparación directa.
A
veces las comparaciones con iguales producen unos resultados desagradables (
como suele decirse, las comparaciones son odiosas) ya que podemos descubrir que
nuestra habilidad con respecto a otros en algún terreno es claramente inferior
y esto repercute en un descenso de nuestra autoestima, sobre todo si esa
habilidad en cuestión es central para nuestra identidad o sentido del yo. En
estos terrenos tan sensibles necesitamos
vernos superiores a aquellos con los que nos hemos comparado. El cotilleo nos
puede ayudar en esta tarea. Imaginemos
un grupo de individuos con talentos o intereses similares en cualquier
campo, por ejemplo, un grupo de atletas o de académicos. En estos grupos el
cotilleo tiene que ser sobre una habilidad diferente. Si criticamos en lo
deportivo a alguien que está considerado muy alto en ese terreno , todo el
mundo va a tomar nuestra crítica como lo que es (es decir, como un truco o
estratagema para mantener nuestra autoestima). Si, por el contrario, criticamos
su habilidad social o cualquier otra cosa, nuestra crítica va a ser tomada más
en serio. Por lo tanto en grupos similarmente cualificados en un dominio
determinado, el cotilleo negativo va a aparecer como una forma de tratar con la
constante amenaza a la autoestima inherente a estas situaciones.
En
cuanto a lo de tratar aspectos negativos en el cotilleo hay otro matiz que
consiste en que las malas noticias son siempre más interesantes que las buenas.
La información social negativa engancha, llama la atención. Ya hemos comentado
la función de divertimento del cotilleo, la gente cotillea por el puro placer
de cotillear, y cuanto más interesante la charla, más gente va a estar
interesada en cotillear. Los aspectos negativos, aunque no fueran necesarios,
se utilizan como una especia para aderezar la charla y hacerla más atractiva e
interesante y para que continúe el cotilleo.
Realizar
evaluaciones críticas es también una manera de presentarse a uno mismo como
elegante o de buen tono. Por lo tanto la motivación de autoinflarnos, por así
decirlo, puede explicar muchos
comentarios negativos. Pero, al mismo tiempo, el cotilleo es una manera de
decodificar esos intentos de autoinflarse por parte de los demás. Goffman (
Goffman,1959) distingue entre el yo que los individuos presentan al mundo, el
yo exterior, el que sale al escenario(stage), y el yo que intencionalmente no
se muestra a los demás, el yo interior o el que se queda entre
bastidores(backstage). Gran parte del cotilleo es una investigación de la vida
entre bastidores de los demás: ¿de qué va realmente esta persona? ¿qué le
motiva? ¿cuales son sus lealtades? Esto es lo que preocupa realmente en los
círculos de cotilleo y tal vez es por eso que el cotilleo se vive como invasivo
y evaluador. Se introduce en las regiones privadas de los demás , esas regiones
que ellos intentan mantener ocultas y todo esto indica que somos muy sensibles
o que estamos muy atentos a la manera en que los demás se autopresentan ( lo
cual es absolutamente lógico desde el punto de vista evolucionista). Por medio
del cotilleo, los participantes son capaces de poner en común sus observaciones
y opiniones para formar un cuadro sobre la probable vida en los camerinos( oculta) de la persona
en cuestión.
Comparación con inferiores
Cuando
nos queremos sentir mejor con nosotros mismos es más probable que escojamos
como comparación a alguien que es inferior. Estas comparaciones hacia abajo son
una forma de autorrefuerzo y de mejorar nuestra propia imagen. De hecho, la
gente es especialmente proclive a buscar
comparaciones con otros que consideran menos cualificados en un determinado
campo cuando se sienten amenazados en ese campo(Beauregard y Dunnig,1998). El
cotilleo permite hacer estas comparaciones sin motivar la envidia o los malos
sentimientos de la persona inferior ya que lo hacemos a sus espaldas.
Este
refuerzo de la imagen propia se realiza, sin embargo, a costa de la otra
persona y tiene consecuencias emocionales. Una de ellas es el orgullo. Cuando
nos vemos superiores en una comparación tendemos a pensar que esa ventaja es
debida a nuestras fuerzas y características internas. Otra emoción que puede
aparecer en este tipo de comparaciones es el desprecio, de manera que la otra
persona se contempla como inferior.
Comparación con superiores
Cuando
las personas están interesadas en mejorar tienden a compararse con personas que
ellos perciben como superiores en algún aspecto determinado. La gente a veces
tiene una preferencia acerca de personas más poderosas pero son reacios a
buscar esa información abiertamente y el cotilleo nos permite conseguirla sin
el embarazo de una comparación cara a cara. De esta manera podemos aprender
cómo han triunfado otros.
En
principio no existe nada negativo en compararse con superiores pero puede
ocurrir que nuestros iguales vivan mal este tipo de comparaciones por lo que es
mejor disfrazar nuestras verdaderas intenciones. Así, si estamos interesados en
cómo un vecino rico hizo su fortuna podemos ocultar este interés cotilleando
con desdén acerca de sus excesos. Otra posibilidad de que estas comparaciones
hacia arriba conduzcan a comentarios negativos es que lleguemos a la conclusión
de que la persona que ocupa una jerarquía o estatus superior no se lo merezca.
De este conocimiento se sigue un resentimiento, especialmente si esta ventaja
se vive como inalcanzable para nosotros mismos. Esa injusta ( o sucia) ventaja
se vive como la culpa de esa persona y otros pueden también reconocer la
injusticia y sintonizar con ese resentimiento por lo que airear públicamente
esos resentimientos puede ser especialmente satisfactorio. Más aún, el
resentimiento puede conducir a la agresión si la persona aprovechada se muestra
encima arrogante. Dado que el cotilleo puede verse como un acto de agresión
verbal ( Crick, 1996) y que los caos de injusticia producen mucha simpatía es
lógico esperar que el resentimiento sea muy común dentro del cotilleo
malicioso. Un ejemplo típico de esto es el “poner verde al jefe” algo que es
muy habitual en el cotilleo de oficina. La incompetencia percibida en un
superior inspira resentimiento y si el superior encima se arroga un poder que
consideramos ilegítimo se despierta en nosotros una activa oposición que es más
prudente expresar indirectamente por medio del cotilleo.
Otra
emoción que surge como resultado de este tipo de comparaciones con superiores
es la envidia. Pero la envidia, que requiere darse cuenta de la propia
incompetencia, no es tan aceptada socialmente como el resentimiento y por ello
necesita ser disfrazada. Además es fácil cazar al envidioso y ver la
transparencia de sus motivos por lo que una estrategia del envidioso, como
comentábamos previamente, es criticar a la persona envidiada en un terreno no
relacionado con las habilidades o capacidades principales.
Otro
sentimiento que puede aparecer en este tipo de comparaciones son los celos. Los
celos surgen de la percepción de que la persona con la que nos comparamos
constituye un rival, es decir, una persona que amenaza con conseguir una
valiosa posesión para nosotros ( para nuestra autoestima), o una relación o
cualquier ventaja ( Salovey y Rodin,1984). La envidia y los celos implican
sentimientos de amenaza para el yo ya que nos damos cuenta de que el envidiado
tiene ya algo que deseamos ( envidia) o está en disposición de conseguirlo (
celos). En cualquier caso, esto es poco halagador para el sujeto y indeseable
de admitir públicamente. Por ello, los celos tienen que ser expresados también
indirectamente o de forma disimulada, lo que les hace a ambos instigadores del
cotilleo.
Una
fuente común de envidia y de celos es una relación romántica en la que se
percibe la existencia de un rival. Por medio de comparaciones realizadas en el
cotilleo uno puede aprender acerca del
rival. Aunque las comparaciones con rivales pueden evocar emociones poco
placenteras, proveen sin embargo una oportunidad para aprender acerca de las
cualidades que atraen el interés de nuestro/a amado/a. Podemos entonces mejorarnos a nosotros mismos en esos
aspectos. Algo parecido ocurre en cualquier rivalidad, real o percibida. Por
ejemplo, compañeros de trabajo pueden pensar acerca de sí mismos como rivales y
el cotilleo puede utilizarse para obtener información que les ayudará a
competir o a menoscabar al otro en la búsqueda de un mejor estatus para nosotros.
Otra
emoción que puede aparecer en este contexto es la conocida en alemán como schadenfreude
que significa alegría por la desgracia ajena, y que puede considerarse como una
emoción asimétrica de la envidia ( el malestar por el éxito ajeno). Aunque la
palabra sólo existe en alemán el concepto es universal y se entiende en todos
los idiomas aunque no tengamos una palabra específica. Nada produce más placer
que observar que una persona contra la que tenemos un gran resentimiento,
alguien poderoso, cae en desgracia, o que cortan la cabeza a un jefe al que
consideramos incompetente, o a un rival. No hace falta insistir sobre ello.
Comparaciones entre miembros
del grupo y foráneos
Las
comparaciones sociales se realizan a veces para establecer una identidad social
( Baumeister,1982) y este tipo de comparación social es la preocupación central
de la teoría de identidad social ( Hogg, 2000). Esta teoría predice que cuando
los individuos pueden reivindicar su pertenencia a un grupo se sienten mejor
consigo mismos y menos inseguros con respecto al futuro. Por otro lado, podemos
formar parte de muchos grupos al mismo tiempo. Por ejemplo, un grupo puede
estar basado en la amistad, en el tipo de trabajo, en la afiliación política,
en la raza, en el género o en la ciudadanía. Es la pertenencia a varios grupos
la que establece la identidad. Pero saber quiénes somos es solamente la mitad
del cuadro, necesitamos también saber quiénes no somos. Esta necesidad
da lugar a una poderosa tendencia en la
gente a distinguir entre el endogrupo( in-group en inglés) y el exogrupo (
out-group), un ellos y un nosotros. Las comparaciones sociales se usan para
crear y distinguir a los dos grupos y esto se hace identificando las
diferencias entre ambos. Estas diferencias se seleccionan y potencian para
crear dos prototipos y el conocimiento de estos dos prototipos es esencial para
que los individuos se sientan parte del grupo.
Y
aquí es donde interviene el cotilleo ya que es una fuente de información para
saber quién está dentro y quién está fuera( Gottman y Mettetal,1986), y acerca
de las normas del grupo. En realidad, muchos de los temas del cotilleo se
pueden reducir a “ellos frente a nosotros” y en este tema la charla siempre
quita mérito a los extraños y muestra como positivo a nuestro grupo. De esto se
deduce que en algunos casos de cotilleo negativo lo que está en juego es nada
menos que el sentido de identidad de los individuos.
El
cotilleo a nivel de enfermería que comentan Wert y Salovey del que hemos
hablado en el apartado de funciones del cotilleo lo podemos encajar dentro de
este tema “ellos frente a nosotros”. Las enfermeras se sienten maltratadas y
reaccionan como grupo frente a los otros grupos externos. La función subversiva
contra el poder se explica también dentro de este contexto en el que los grupos
de menos poder ganan información dañina por medio del cotilleo acerca de los
superiores y utilizarla incluso para una insubordinación o insurrección. El
cotilleo puede también suponer un alivio temporal de la opresión ya que se
centra en las vidas privadas de la gente más que en la vida profesional. Esto
tiene un efecto “democratizador” al poner al mismo nivel a los gobernantes con
la gente normal: ellos también son gente ordinaria con problemas ordinarios. De
alguna manera desinfla a los poderosos y les quita poder y prestigio.
Pero
también se critica a los miembros del grupo y la intención suele ser presionar
a los miembros del grupo hacia el acuerdo, la armonía y el consenso. De nuevo,
nos encontramos con la función del cotilleo de señalar y reforzar las normas
sociales del grupo, las cuales se deducen de las discusiones de cotilleo. La
reafirmación de las normas del grupo parece que aumenta cuando el grupo es
amenazado desde el exterior(Gluckman,1963). Estudios antropológicos de sociedades amenazadas por una
sociedad más grande, poderosa o
dominante apuntan que aumenta el cotilleo en la sociedad amenazada. Esto se ha
descrito por ejemplo en el caso de los indios Macaw del estado de Washington (
Colson, 1953). también los residentes de una ciudad granjera de Gales amenazada
por la industrialización cotilleaban más acerca de sus convecinos(Frankenberg,
1957). este cotilleo puede tener relación como decimos con la amenaza para el
grupo pero uno de los mecanismos pudiera ser que la lealtad al grupo estuviera
en cuestión. Es decir: ¿quién es probable que nos traicione y se pase al otro
grupo? Para contestar a esta pregunta hay que analizar con lupa la conducta de
todos por medio del cotilleo.
Por
otro lado, los grupos tienden a dar más valor a la información compartida por
más individuos que a la que mantiene una sola persona(Staser,1992). Esto es así
para primar la unidad y el consenso pero tiene el coste de sacrificar la
objetividad, el realismo o la verdad. Los cotillas pueden utilizar esta
tendencia a su favor presentando sus historias de manera que encajen con las
creencias mantenidas socialmente y así potenciar su credibilidad. Otro punto
ciego de esta dinámica de funcionamiento grupal es que los miembros del grupo
muchas veces no expresan todas sus dudas por miedo a ser sancionados por el
grupo. También parece que en el cotilleo las contradicciones son infrecuentes (
Eder y Enke, 1991) y que el cotilleo fluye de unas historias a otras sin
oposición por lo que los individuos pueden salir de una sesión de cotilleo con
la sensación de que la unanimidad o el consenso dentro del grupo es mayor del
que verdaderamente existe. Otro fenómeno que sucede en las discusiones de grupo
es la polarización grupal. Una vez que un asunto es discutido en un grupo las
posturas se polarizan por lo que un tema de cotilleo en grupo se suele llevar a
posiciones más extremas de las que mantendrían los sujetos individuales.
Algunos temas de cotilleo tienen más tendencia a esta polarización. Esto ocurría
según describe Bergmann ( Bergmann,1993) en los “coffee-klatch”. Un coffee-klatch consiste en un grupo de
conocidos que se reúnen tomando café con el propósito explícito de cotillear
(klatch es la palabra alemana para cotilleo). Estos grupos tienen su origen en
el siglo XVIII en grupos de hombres ( del mundo editorial y escritores) que se
reunían en casas de café ( cafeterías de la época)para hablar de negocios. Dado
que las mujeres estaban excluídas, éstas desarrollaron sus propios grupos de
reunión pero en la privacidad de sus casas. En estos grupos el cotilleo no
tenía ningún tipo de límites y no había que disimular porque todo el mundo
sabía que se reunían para cotillear. Como no había ningún tipo de límite el
cotilleo se llevaba al extremo y existía una fuerte polarización de puntos de
vista dentro del grupo.
Comparación con un constructo
social
A
veces, las comparaciones sociales se realizan con gente imaginaria o con
entidades sociales. Estos constructos sociales se pueden ver como amalgamas de cualidades o racimos de
tendencias que imaginamos que otros poseen. Los prototipos mencionados en el
apartado anterior de endogrupo y exogrupo serían un ejemplo de constructo
social en el sentido de que son estereotipos que pensamos que todos los
individuos de un endogrupo o exogrupo cumplen. Muchas veces parece que durante
el cotilleo se compara al sujeto del chismorreo con una persona imaginada que
encarna los valores y las normas del grupo. Volvemos de nuevo al tema
recurrente del cotilleo como transmisor de normas pero en este caso en vez de
compara al sujeto con alguien real lo hacemos con una referencia que es un
imaginado conjunto de cualidades que se supone que los mejores del grupo poseen, aunque no
exista una persona real que exhiba todas esas cualidades. De esta manera, las
normas sociales se transmiten y mantienen.
A
veces, la persona imaginaria a comparar se construye durante la sesión de
cotilleo. Begmann ha analizado esto en detalle estudiando transcripciones de
sesiones de cotilleo ( Bergmann, 1993). El cotilleo implica desmontar y volver
a montar a la persona objeto del cotilleo. Primero, la persona es deconstruida
centrándose en una muestra limitada de su conducta usando esta parte sesgada de
su conducta para realizar generalizaciones. Se le reduce así a un “tipo
social”. A continuación, los cotillas vuelven a
montar a la persona pero esta vez como una caricatura, una exageración
de determinados aspectos o características seleccionadas. Esta persona así
reconstruida se convierte en la diana de las comparaciones durante el cotilleo.
En vez de comparar a la persona real con ellos mismos, los cotillas se comparan
a sí mismos con una caricatura de la persona.
La
creación de estos constructos responde a intereses que se autoalimentan.
Gibbons y Gerard ( Gibbons y Gerard, 1995) encuentran por ejemplo que los
adolescentes tienen una imagen del típico adolescente gran bebedor. El que esta
imagen sea positiva o negativa determina lo similar al prototipo que los
jóvenes se ven a sí mismos. Los que piensan que son muy similares al prototipo
tienden a realizar más conductas de riesgo.
Como
grupo, los cotillas pueden construir colectivamente una diana de comparación
que permita reasegurar los valores y opiniones del grupo. Estas construcciones
pueden ser guiadas por ideales. Consideremos por ejemplo la cuestión del
liderazgo. Los miembros de la comunidad pueden decidir qué tipo de persona
quieren que les represente o les lidere. El conjunto de características que un
líder debe poseer se refina cuando los miembros del grupo hablan de sus
necesidades. Los candidatos se comparan entonces con esa imagen construida
socialmente. De esta manera, el cotilleo puede decidir la cuestión del
liderazgo.
Comparación Emocional
Un
discípulo de Festinger, Schachter ( Schachter,1959) extendió la teoría de la
Comparación Social para incluir el campo de las emociones. Para este autor,
cuando la gente no esta segura de cómo sentir acerca de una situación
amenazante se vuelven hacia los demás con un propósito de comparación. Esto
quiere decir que cuando alguien se siente amenazado busca y habla con otros que
están amenazados de forma similar. Esta conducta afiliativa puede estar
motivada por una necesidad de comparación emocional ( para entender los propios
sentimientos mejor) o por una necesidad de claridad cognitiva ( para entender
la situación mejor). Sea como sea, el hecho es que cuando la gente se siente
insegura acerca de una situación, es más probable que hablen con otros que
están en la misma situación. Lo curioso es que se han estudiado estas
conversaciones y la mayoría de las veces la gente no habla del tema principal
de su preocupación sino de otros temas irrelevantes (Kulik Mahler y
Earnest,1994). Tal vez esto indique una necesidad de compañía o de compartir y
que el mero hecho de hablar reduce la ansiedad.
El
cotilleo puede surgir como fuente de comparaciones emocionales durante tiempos
de ansiedad o de incertidumbre. Pruebas de esto las tenemos indirectamente a
través de estudios sobre la transmisión de rumores (Rosnow, 1980). Rosnow y
cols encuantran que cuando la ansiedad aumenta se incrementa también la tasa de
transmisión de rumores. La ansiedad proviene de la aprehensión acerca de un
resultado desfavorable y puede facilitar la transmisión de rumores porque a través
de la discusión del rumor se ventilan las tensiones emocionales. A partir del
estudio de numerosos rumores surgidos antes de revueltas, después de desastres
naturales, o durante la guerra, Rosnow concluye que los rumores persisten hasta
que los deseos o expectativas que los originaron se cumplen o cuando desaparece
la ansiedad.
En
estudios experimentales se ha comprobado también que sujetos que puntúan alto
en la ansiedad como rasgo tienen más tendencia a transmitir rumores(Jaeger y
cols.,1980), que sujetos bajo condiciones de gran ansiedad tiene más tendencia
a transmitir rumores que bajo condiciones de baja ansiedad ( Walker y Beckerle,
1987) y que la ansiedad está implicada también en la tendencia a cotillear(
jaeger, Skelder, Rind y Rosnow, 1984). Los individuos que puntúan alto en
escalas de ansiedad son señalados con más frecuencia por sus compañeros como
participantes frecuentes en cotilleos.
Las emociones se contagian y la ansiedad,
angustia, o miedo individual pueden convertirse en ansiedad, miedo, o angustia
grupal. Esto indica el poder del cotilleo. Por ejemplo, una persona infeliz
acerca de una situación o con alguien, puede cotillear acerca de ello y
aquellos que no tengan muy claro qué sentir acerca de la persona objeto del
cotilleo pueden verse influenciados
tanto cognitiva como emocionalmente. De esa manera empezamos a observar
al conducta de esa persona y comprobamos que coincide conloq uenos han
transmitido por el cotilleo. Así una situación que no era clara se vuelve clara
por el cotilleo malicioso y el resultado final es claramente negativo. Este
cotilleo negativo sería una ruta hacia una reducción del nivel moral. Esto
quiere decir que si el cotilleo se contagia y es capaz de alterar la forma en
que las personas piensan y sienten acerca delos demás, debe practicarse con
mucho cuidado. Si no, la moral del grupo y las reputaciones individuales se
tornan vulnerables. Hablaremos más del contagio y transmisión del cotilleo en
el apartado dedicado a los memes.
El
cotilleo debido a la ansiedad e incertidumbre aparecerá con fuerza en
situaciones en las que una persona es dependiente de otra y la persona
dependiente tiene poca información acerca de las intenciones, carácter o
lealtades de la persona de la que depende. Por ello los poderosos distantes
deben esperar una gran cantidad de cotilleo acerca de ellos. Esto mismo puede
ocurrir, por ejemplo, entre los trabajadores de una empresa cuando la
información no fluye entre los diferentes niveles jerárquicos o se le restringe
a algún colectivo. Las secretarias, por ejemplo, tienen fama de cotillas (
Begmann, 1993). Esto puede ser debido a que se les deja fuera del flujo de
información por vías oficiales acerca de los sucesos de la empresa.
Teoría de la Comparación
Social y Evolución
Aunque
esta teoría de la comparación social no se incluye dentro del pensamiento
evolucionista creemos que el origen del instinto de comparación social que
menciona Festinger es explicable por la
selección natural. No vamos a analizar exhaustivamente cada una de las
afirmaciones que hemos visto en los diferentes tipos de comparación social, aunque se puede hacer
una lectura evolucionista sin demasiada dificultad de todo ello . Pero sí vamos
a comentar algunas cuestiones generales. La evolución por selección natural es
claramente un asunto comparativo. Mucha gente tiende a pensar que la evolución
funciona en situaciones de vida o muerte- o en situaciones de todo o nada- y
que los más adaptados sobreviven y los otros perecen. En realidad esto no es
así, aunque unos individuos de una especie estén muy bien adaptados a su
entorno si aparecen otros con alguna pequeña ventaja que se traduzca en un
número mayor de descendencia ( por pequeño que sea) en miles o millones de años
la población mejor adaptada habrá desplazado a la bien adaptada. Por ello
pensamos que es relativamente fácil anclar esta teoría dentro del saber
evolucionista. Porque Festinger no explica de dónde viene esa tendencia de la
gente a realizar todo ese tipo de comparaciones, cosa que el enfoque evolucionista
sí puede hacer. Podemos dar unas explicaciones próximas como que la gente busca
su identidad social o aumentar su propio valor como individuo. Pero la
perspectiva evolucionista nos acerca a unas causas más remotas. Como decimos,en
el proceso de selección natural no existe una nota o una puntuación con la que
pasar el examen. Es conocido que existen por lo menos dos tipos de examen. En
uno de ellos se exige una puntuación mínima y el que la consigue lo aprueba.
Pero existen otro tipo de exámenes donde la puntuación de corte se obtiene
según la media de las puntuaciones de los demás. Es decir, que si los demás
contestan muchas preguntas y obtienen una alta puntuación yo necesitaré una
puntuación más alta para pasar el corte. La selección natural es un examen de
este tipo. Nunca nos podemos relajar y estar seguros de que vamos a conseguir
nuestros objetivo en la vida ( el objetivo último de la selección natural es
dejar copias de nosotros mismos y otros objetivos intermedios son encontrar
pareja, un trabajo, etc. que nos conducen a ese objetivo final). Pongamos un
ejemplo. Supongamos una sociedad más primitiva ganadera y agrícola donde un
sujeto dispone de una hectárea de terreno y 10 vacas para vivir y que eso
garantiza la supervivencia. Podemos pensar que con eso es suficiente para
vivir. Pero si resulta que su vecino disfruta de 100 hectáreas y 100 vacas tal
vez no sea suficiente porque las hembras que busquen la mayor seguridad
económica posible para el futuro de sus hijos preferirán aparearse con el segundo
y no con el primero. Y esto ocurre con el sueldo, la belleza y, en general, con
todas las cosas en la vida, y puede ser la causa de esa triste característica
de la psicología humana que hace que nunca estemos satisfechos con lo que
tenemos. Aunque yo tenga 5 hijos, si todos mis vecinos tienen 7 en miles o
cientos de miles de años mis genes van a ser reemplazados por los de mis
vecinos.
Existen
estudios realizados en estudiantes a los que se les ofrece una cantidad de
dinero por realizar una tarea y, al terminar, los sujetos se muestran felices y
contentos por el premio conseguido. Pero si esos mismos sujetos descubren que a
otros estudiantes se les da una cantidad mayor por la misma labor se muestran
descontentos y enfadados. Esta misma reacción se ha visto en experimentos con monos que dejan de realizar
una tarea en el laboratorio cuando a ellos los premian con una comida menos
suculenta que a otros compañeros. También la gente prefiere un trabajo donde se
cobra objetivamente menos dinero, pero más que los compañeros, antes que un
trabajo donde se gana más dinero real, pero menos que los
compañeros,(Wiseman,2010). Si este instinto comparativo existe en primates no
podemos explicarlo simplemente con teorías y explicaciones de orden cultural
sino que necesitamos una explicación evolucionista. Todos estos datos nos
sugieren que la necesidad de compararnos constantemente con los demás ha sido
seleccionada porque es adaptativa aunque sea a la vez causa de infelicidad a
nivel personal. Desde este punto de vista es muy fácil entender sentimientos
como la envidia: el malestar por el éxito ajeno, o su imagen en el espejo, la
schadenfreude: la alegría por la desgracia ajena, porque el éxito de mis
vecinos puede significar mi fracaso y su fracaso mi éxito. Y junto con ello, la
eterna insatisfacción del ser humano, la característica de no estar nunca
satisfecho con lo que se tiene, por mucho que ello sea.
Cotilleo y Sexo
El
saber popular dice que las mujeres cotillean ( y en general, hablan) más que
los hombres y es conocido el dicho de que si nos introdujéramos en una
conversación entre mujeres la mayoría de las veces estarían hablando de alguien
mientras que los hombres estarían hablando de algo. Sin embargo, no
existe evidencia empírica de esta diferencia y ,en general, las diferencias
encontradas no son grandes. Esto parece un poco contraintuitivo si tenemos en
cuenta que las mujeres se han dedicado más al mundo social desde nuestra época
de cazadores recolectores, a los niños y a las relaciones personales y emocionales,
mientras que los hombres se han dedicado principalmente a la caza, a la guerra
y en general a las relaciones con el mundo físico. La intuición popular también
atribuye unas mayores habilidades sociales a las mujeres y un mayor interés por
los temas sociales y de relaciones personales.
En
línea con lo anterior, Levin y Arluke ( Levin y Arluke, 1985) encuentran que no
hay diferencias en el grado de cotilleo entre hombres y mujeres aunque
cotillean un poco más las mujeres( 71% mujeres,64% hombres) pero sí en el
contenido. Las mujeres hablan más acerca de las relaciones cercanas (
familiares y amigos) y los hombres más acerca de figuras del deporte y de la
vida pública. Los comentarios negativos son similares en ambos grupos. En
cualquier caso, parece ser un tema poco investigado porque no hemos encontrado
otros trabajos sobre el particular.
Por
otro lado, es evidente que la conducta
sexual es uno de los temas más jugosos de cotilleo y no podía ser de otra
manera. La elección de pareja es una de las necesidades básicas del ser humano
y conocer lo que hacen otras personas del grupo y todo tipo de información
sobre las relaciones de pareja en el grupo es absolutamente primordial. No hace
falta insistir en ello.
Cotilleo y Salud mental
En
cuanto a otras posibles funciones del cotilleo nos podemos plantear incluso la
posibilidad de que el cotilleo cumpla una función terapéutica. Algunos
trabajadores sociales de regiones remotas han encontrado que el sufrimiento
derivado de un aislamiento extremo puede ser mejorado pasando información de
“cotilleo constructivo” a sus clientes ( Brown,1985). El cotilleo es mejor que
no recibir ningún tipo de atención. Medini y Rosenberg ( Medini y Rosenberg,
1976) hablan del fenómeno de “estar en el mismo barco” como un valor
terapéutico del cotilleo. Sarah Wert ha comentado que no participar en él se
pude considerar incluso anormal y que podría hasta proteger de estados de ánimo
depresivos por su función catártica.
Pero
la relación entre el cotilleo y la enfermedad mental, el lugar del cotilleo en
la Psicopatología o si existe una Psicopatología del Cotilleo son cuestiones
que no se han estudiado. Por ejemplo, en línea con lo que señala Sarah Wert, un
esquizofrénico retraído, o un depresivo va a cotillear probablemente menos de
lo normal. Este hipocotilleo puede tener consecuencias no sólo mentales sino
incluso físicas. Es bien sabido que las personas que disfrutan de redes
sociales más amplias viven más y mejor, tienen menos propensión a la depresión
y menos riesgo de fallecer por enfermedad cardiovascular. Las personas
solitarias tienen una mortalidad más alta. ¿Tendría sentido plantearse una
cotilleoterapia, enseñar o motivar a los esquizofrénicos a cotillear como parte
, por ejemplo, de un entrenamiento en habilidades sociales?
Pero
no sólo eso, los síntomas referenciales de los pacientes psicóticos consisten
precisamente en ideas de que las personas les miran y hablan de ellos, en
muchos casos, la televisión o la radio habla de ellos, todos saben lo que les
pasa, pero...¿No consiste precisamente en eso el cotilleo? ¿Puede la
sintomatología referencial representar una hipersensibilidad al cotilleo, o la
activación fuera de lugar de un instinto social defensivo? Los psicóticos
sienten la agresión del cotilleo , perciben cotilleo donde no lo hay, pero a
todos nos preocupa la opinión de los demás, es un tema central en nuestro
desarrollo ya desde niños y hemos comentado algunas hipótesis explicativas de
por qué esto es así. En los pueblos pequeños esta sensación de ser observado y
criticado es mucho mayor y asfixiante para algunas personas. ¿Puede ser el
cuadro referencial la activación de esa
señal de alarma de forma inadecuada?
Por
contra, ¿puede haber hipercotilleo en otros trastornos? ¿En la manía?...¿En la
histeria? ¿Existen cotillas patológicos? ¿Existe la adicción al cotilleo?
¿Existe un Trastorno Cotilla de la Personalidad o se asocia cuando menos el
cotilleo con determinadas dimensiones de la personalidad, como el eje
introvesión-extraversión?
Sería
muy interesante conocer también las bases biológicas del cotilleo. Se sabe que
el acicalamiento de los primates provoca la liberación de endorfinas...¿ocurre
lo mismo en el cotilleo? ¿es la posible activación de circuitos de recompensa
la causa de que nos resulte tan difícil autocontrolar nuestra tendencia al
cotilleo? ¿Potencia el café estos efectos?
Creemos
que estas y otras cuestiones merecerían la atención de psicólogos y psiquiatras
así como de otras especialidades y que existe un amplio terreno para la
investigación en esta materia.
Memes y cotilleo
Otro
ángulo desde el que enfocar el cotilleo es el que nos ofrece el concepto de
meme, la Memética. Podemos considerar algunos cotilleos como memes. Una
información o suceso, por ejemplo que fulanita se ha quedado embarazada, se va
a convertir en un replicante y se va a transmitir (con ligeras o grandes
modificaciones) de unos miembros a otros de la comunidad como una infección. En
un plazo breve de tiempo todo el mundo va a saber todos los pormenores: quién
puede ser el padre, la reacción de los padres de fulanita al enterarse de la
noticia, etc.
Pero
hay un aspecto llamativo sobre este tipo de noticias y es la necesidad
imperiosa que tenemos de transmitirlas. Cuando nos enteramos de que a un
conocido común le ha ocurrido algo como lo anterior estamos deseando
encontrarnos con nuestros amigos o familiares para transmitirlo. Como suele
decirse de forma popular: si no lo cuento reviento. Esta necesidad no es la
misma en todas las personas evidentemente y algunos autores han desarrollado
una escala sobre la “necesidad de cotillear”( El Tendency to Gossip
Questionnaire, TGC, Nevo, Nevo y Derech-Zehavi,1994). La Memética nos daría una explicación de la
misma. Como comentamos en el capítulo dedicado a los memes, podemos
conceptualizar a los memes como una especie de virus que transmiten
infecciones. Lo mismo que los rinovirus o el virus de la gripe nos hacen
estornudar para que los transmitamos y llegar a sí a otros huéspedes, los memes
nos hacen hablar. La conversación es una de las formas en que los memes se
transmiten ( junto con libros, discos, etc...) y podemos considerar que los
memes producirían en nosotros esa presión a hablar, a contar, para
utilizarnos en su propia diseminación y
alcanzar de esa manera el mayor número de cerebros, que es el lugar donde ellos
se alojan. Por muy fantasioso que pueda sonar no queríamos dejar al oportunidad
de mencionarlo. Evidentemente no tienen la misma capacidad de contagio todos
los sucesos vitales que le ocurren a una persona y como es obvio los memes de
contenido sexual van a tener un capacidad de diseminación mucho mayor que otros
memes más anodinos.
Conclusiones y Resumen
El
cotilleo es un fenómeno extremadamente complejo y despreciado hasta ahora por
la Psicología y las Ciencias Sociales. A pesar de ello, todo indica que su
importancia a nivel social es muchísimo más grande de la que podíamos pensar
hace unos años afectando a aspectos morales, de aprendizaje, de cohesión
social, además de sus conocidos elementos recreativos y de comunicación. Todo
ello nos sugiere que resulta adaptativo desde el punto de vista evolucionista
para los individuos y los grupos sociales.
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