jueves, 1 de agosto de 2013

William Donald Hamilton



La mayoría de nosotros pensamos en notas individuales, Bill pensaba en acordes
-Robert Trivers

Hoy cumpliría 77 años, si estuviera vivo, el que para muchos es el evolucionista más importante después de Darwin, William Donald Hamilton, Bill para los amigos. Aprovechando esa circunstancia y que recientemente Ullica Segerstrale ha publicado un libro sobre la vida y obra de Bill Hamilton, Nature´s Oracle, voy a intentar arreglar un fallo muy gordo de este blog que es precisamente no haber dedicado una entrada al Darwin del siglo XX.

Bill nació el 1 de Agosto de 1936 en el Cairo, de padres neozelandeses, y murió el 7 de Marzo de 2000 en un hospital de Londres por una hemorragia gastrointestinal. Es un científico muy desconocido porque escribió para científicos, su obra no está traducida al castellano (y será difícil que lo vaya a estar nunca, creo, porque es muy técnica), y nunca escribió libros de divulgación para el gran público. Resolvió el problema del altruismo animal, el auto-sacrificio muchas veces, un problema al que Darwin y muchos otros le habían dado vueltas, esto es, cómo es posible que un animal dé gritos de aviso a sus semejantes para evitar a un depredador sabiendo que el depredador va a ir a por él. Su artículo de 1964 “The Genetic Evolution of Social Behavior” provocó un cambio de paradigma, como se dice, e inició “la visión centrada en el gen”. Dejó a otros, como Richard Dawkins, “el Gen Egoista”, o Matt Ridley “La Reina Roja” que popularizaran sus ideas. Los dos problemas a los que dedicó su carrera fueron el del altruismo y el del origen de la reproducción sexual, aunque, como veremos, abordó muchas otras cuestiones. Fue un teórico y un naturalista, amaba la Naturaleza desde pequeño y tenía un conocimiento enciclopédico de animales y plantas. Fue un rebelde, un individualista, un buscador de la verdad, y un enemigo de lo políticamente correcto. Veía cosas que otros no veían y se preguntaba cosas que otros no se preguntaban

Bill Hamilton creció en Oaklea, una casa que compraron sus padres en Badgers Mount, en Kent, y que todavía existe, rodeada de árboles y con preciosas vistas, a solo unas pocas millas de la casa de Charles Darwin, Down House. Su padre, Archie, era ingeniero y su madre, Bettina, médico, pero al casarse se dedicó a la casa y a criar a sus seis hijos, siendo Bill el segundo, después de su hermana Mary. Fue su madre la que le explicó a Bill la evolución, que las plantas y animales están emparentados y Bill quedó fascinado por la idea de que la vida seguía un sistema y que dentro de él estaba incluida la especie humana. Creció en una familia con un nivel de educación alto, se leía, se discutía de libros, de arte, de ideas, en un ambiente en el que se favorecía la creatividad y la inteligencia. Dos de sus hermanas, Mary y Janet, fueron médicos, su hermano Robert, ingeniero, sus dos abuelos habían sido abogados, un tío fue editor de una revista de poesía...El hermano pequeño Alex (Leco) falleció a los 18 años en un accidente de montaña.

Un libro que tuvo mucha importancia en su vida fue Butterflies de E.B. Ford que le regalaron al cumplir nueve años. Además de las ilustraciones tenía una introducción al neo-darwinismo y Bill empezó a coleccionar mariposas inmediatamente. También con esa edad su madre les llevó de excursión a la casa de Charles Darwin, una caminata de cinco millas, aunque esto no parece haber dejado mucha huella en Bill, quien sacó la conclusión que para ser naturalista tenías que ser rico. Pero unos pocos años después leyó el Origen de las Especies y eso si marcó su manera de razonar y de observar la naturaleza. También posteriormente descubrió los libros del naturalista francés Jean Henri Fabre en la biblioteca de su tía y primero los pedía prestados pero al final se los acabó quedando. El mundo de la conducta de los insectos le fascinó y estimuló su imaginación genética, como el mismo Bill reconoce, imaginando genes para todos esos tipos de conductas. Con 12 años sufrió un grave accidente al explotarle unos explosivos que estaba manipulando; estuvo muy grave y perdió parte de dos dedos y le quedaron enormes cicatrices por la espalda y otros sitios. Fue a la escuela en Tonbridge, donde practicó rugby, le gustaba mucho la literatura y la poesía, escribiendo poesías él mismo e incluso una novela ya de adulto. Después del servicio militar, ingresó en la Universidad de Cambridge.
Ullica Segersträle

En su primer año en Cambridge descubrió el libro más importante para él después del Origen de las Especies, The Genetical Theory of Natural Selection, de Ronald Aylmer Fisher. R.A. Fisher es uno de los creadores del Neo-darwinismo y un brillante estadístico y matemático. Bill se dedicó a estudiar el libro por su cuenta y se autoenseñó poco a poco las matemáticas y el álgebra necesarias para entenderlo, porque es un libro muy difícil de leer y entender. Algunos capítulos le llevaron semanas y otros meses. Prácticamente dedicó a este libro más tiempo y esfuerzo del que dedicó al resto de asignaturas y cosas que hacía en Cambridge y eso hizo que tuviera problemas para aprobar los exámenes. Pero este libro fue la fuente de la que bebió el resto de su vida y la inspiración para sus ideas más brillantes. Fisher se había retirado pero dio todavía clases un par de años antes de marcharse a Australia y Bill legó a conocerle, y coincidió con él en algunas ocasiones, pero Fisher era un hombre muy especial también y no muy amable; uno de sus estudiantes cuenta la anécdota de que cuando en una ocasión le preguntó por un tema Fisher le recomendó leer un libro ¡que estaba escrito en italiano! Pero el libro de Fisher le encaminó cada vez más al tema que más le excitaba, y que sería el principal en la primera parte de su carrera, el de las bases genéticas de la conducta social.

Cuando acaba los estudios en Cambridge llega una de sus peores etapas personales(1960-63). Bill quería estudiar la genética del altruismo y eso en una época en que era pecado juntar en la misma frase genética y conducta era misión imposible. Desde la Segunda Guerra Mundial ese tópico era tabú. O nadie le entendía, o todos salían corriendo, ni Edmund Leach en Cambridge, ni Lionel Penrose, del Galton Laboratory, que le dijo que no veía ahí ningún problema que estudiar. Al final consigue una beca en la London School of Economics, por mediación de Norman Carrier. Hay que decir que Bill siempre estuvo muy justo de dinero hasta que le llovieron los premios al final de su carrera, pero también es verdad que siempre encontró alguien que le ayudara por lo menos para vivir dignamente. Estos años Bill se encuentra al borde de la depresión con fases de autoconfianza y otras de desesperación y ganas de abandonar. Su vivencia es de mucha soledad. Se iba a la estación de Waterloo simplemente por ver gente alrededor y trabajaba y escribía en los bancos donde los pasajeros esperaban para emprender sus viajes. Estaba dándole vueltas  a lo que sería su artículo clave de 1964 “The Genetical Evolution of Social Behavior” intentando formular una ley general matemática del altruismo, algo similar al Teorema Fundamental de la Selección Natural de Fisher y para ello decidió utilizar el coeficiente de relación de Sewall Right. El concepto fundamental de Hamilton fue el de “inclusive fitness”, una idea muy difícil de traducir al castellano.

Tratar este tema de la inclusive fitness nos llevaría mucho tiempo pero voy a copiar la definición que él mismo da en su artículo. Nos va a servir para hacernos una idea de lo difícil de leer y entender que es Hamilton. Su pensamiento es sobreinclusivo, intentando abarcarlo todo y utiliza muchas oraciones subordinadas, con lo que es muy fácil perderse:
“Inclusive fitness puede imaginarse como la aptitud que expresa un individuo en su producción de descendencia adulta después de ser desnudada y luego aumentada de una cierta manera. Hay que desnudarla de todos los componentes que pueden ser debidos al ambiente social del individuo, quedando la aptitud que expresaría si no hubiera sido expuesto a ningún daño o beneficio procedente del ambiente. Esta cantidad es entonces aumentada por ciertas fracciones de las cantidades de daño o beneficio que el propio individuo causa en la aptitud de sus vecinos. Las fracciones son simplemente los coeficientes de parentesco apropiados a los vecinos a los que afecta; unidad para individuos clonales, un medio para hermanos, un cuarto para hermanastros, un octavo para primos,..., y finalmente cero para los vecinos cuya parentesco puede ser considerado despreciablemente bajo”.

Pero hay dos cosas claves en el artículo de Hamilton que son las que provocan el cambio de paradigma y que no fueron entendidas por mucho tiempo:
1- la desconexión del gen del individuo cuyo cuerpo habita
2- el hecho de que los intereses del gen no son necesariamente los mismos que los intereses de su portador.
Para entender el problema del altruismo Hamilton cambia la perspectiva. No podemos entenderlo desde el punto de vista del individuo, pero sí podemos entenderlo si adoptamos la perspectiva del gen, eso es lo revolucionario del planteamiento de Bill Hamilton.
John Maynard Smith

Cuando el trabajo estuvo finalizado era muy largo para Nature y su mentor Cedric Smith le propuso mandarlo al Journal of Theoretical Biology y hacer una carta más breve para Nature. El caso es que el artículo breve fue rechazado por Nature y se publicó luego en The American Naturalist como “The Evolution of Altruistic Behavior”. Es muy interesante señalar que el revisor de ese primer artículo a Nature fue John Maynard Smith, un evolucionista consagrado, que no ayudó en nada a Bill cuando se lo presentaron y que no tenía ningún interés en el altruismo pero que, espoleado por lo que  descubre en Hamilton, publica a todo correr en Nature -marzo de 1964, antes de que salga el artículo de Bill en The Journal of Theoretical Biology, que salió en Julio- un artículo sobre la kin selection (selección de parentesco), “Group Selection and Kin selection”, un plagio descarado de la obra de Bill. Luego hablaremos de la “paranoia” que Bill tuvo toda su vida con Maynard Smith.

Sin haber sido publicado su artículo fundamental Bill se va a Brasil a estudiar las avispas sociales. Inicia así una serie de viajes a Brasil que fue realizando a lo largo de toda su vida. Hay que decir que Bill viajó mucho por todo el mundo y estudió la naturaleza de todos los países que visitaba pero siempre tuvo una predilección por Brasil. Bill tenía básicamente dos personalidades. Una era la de teórico de la evolución, dedicado a la lectura y a las formulaciones matemáticas y simulaciones por ordenador (en una época en la que los ordenadores ocupaban una habitación y se tiraban toda la noche para hacer un cálculo). La otra era la de una especie de Indiana Jones de la evolución, un duro naturalista buscador de riesgos e inconsciente de los peligros. Cogió todo tipo de infecciones (parásitos intestinales, malaria, leishmaniosis...) le picaron más de mil especies diferentes de avispas ( dejaba que le picaran para luego cogerlas y coleccionarlas) y todo tipo de bichos, conducía su bici cuando luego trabajo en  Oxford como un loco, etc.

De 1964 a 1977 Bill está en el Imperial College de Londres, como profesor de Genética. Aquí produjo el grueso de su obra sobre el envejecimiento, los cocientes sexuales, el conflicto intragenómico, la geometría y comportamiento de los rebaños, la dispersión de organismo en hábitats estables, etc. Hay que decir que Bill era muy mal profesor. Sus clases eran ejemplos de lo que no debería ser una clase. Encajaba en el estereotipo de genio absorto en su mundo, que se ponía a escribir cosas en el encerado sin orden ni concierto, perdiéndose a veces en medio de las explicaciones, y cosas por el estilo. Sus conferencias eran también un desastre. Trivers cuenta cómo daba la espalda al público mientras escribía sus cosas, o cómo una vez que no tenía puntero utilizó el micro como puntero con los resultados predecibles que os podéis imaginar. Muchos alumnos cuando se apagaban las luces, o tenían ocasión, desaparecían. Las quejas a las autoridades académicas eran constantes. Sin embargo funcionaba mejor en grupos pequeños y era muy amable a nivel personal con sus alumnos. Aunque parezca un tópico hay abundantes testimonios de alumnos y amigos de que no sabía el día de la semana en que vivía. Es muy interesante en este sentido el comentario que Bob Trivers escuchó una vez a un alumno acerca de Bill: “ el problema con Hamilton es que el 20% de lo que dice es brillante y el 80% despreciable pero nunca sabes cuál es cuál y tienes que poner atención a todo”. En opinión de Trivers el porcentaje podía ser más un 99% frente a un 1%, ¡pero tenías que tener mucho cuidado con ese 1%!

Y esto nos da pie para hablar de la personalidad de Hamilton. Hoy en día está de moda atribuir el diagnóstico de autismo, Asperger, a genios como Einstein o Newton y muchos otros. Este diagnóstico es claramente una posibilidad en el caso de Hamilton y él mismo es posible que lo pensara. En sus obras completas habla de que hay “thing people” (gente a la que le interesan las cosas) y “people people” (gente a la que le interesan las personas) y que el era una “thing person”. Bill tenía claros rasgos autistas como la falta de empatía -no sabía ponerse en el lugar del otro y saber cómo estaba viviendo la situación la otra persona, le costaba leer las mentes de los demás- falta de habilidades sociales, gusto fuerte por los patrones, conductas repetitivas y obsesivas, focalización en los detalles, escritura minúscula....De todos modos en este diagnóstico hay división de opiniones. Su propia madre (médico) pensaba que sí era autista, así como Bernie Crespi, que fue estudiante suyo, o el sociólogo Christopher Badcock, pero otras personas como su hermana Janet o el entomólogo Rainer Rosengren opinaban que no. Mi propia impresión es que sí tenía un toque, o unos rasgos autistas.

Bill se casó con Christine Friess, estudiante de medicina y luego dentista, y amiga de su hermana Janet y tuvo tres hijas. En 1977, y dado que en Cambridge no le habían promocionado, Hamilton aceptó una plaza de profesor visitante en la Universidad de Michigan, Ann Arbor. Sus padrinos habían sido Richard Alexander y Don Tinkle. En Harvard dio cursos con su amigo Robert Trivers y en otoño de 1978 le dieron una plaza estable de profesor en Michigan. En esta época el interés de Hamilton era la reproducción sexual. Por un lado publicó con Marlene Zuk la teoría Hamilton- Zuk de la selección sexual que dice que las hembras no eligen a los machos solo por sus adornos externos sino porque esos adornos indican que están libres de parásitos o que pueden mantenerlos a raya. Pero lo que obsesionó a Bill de verdad era la propia existencia del sexo, cómo era posible que existiera reproducción sexual a pesar de sus desventajas, el doble coste del sexo, o , dicho de otra manera, el problema de para qué sirven en el fondo los machos. Fue un problema al que siguió dando vueltas toda su carrera realizando infinidad de modelos y simulaciones de ordenador. Su posición es lo que se conoce como Hipótesis de la reina Roja.
George Williams

Quería comentar algunas cosas sobre sus relaciones con otros evolucionistas. Con George Williams tuvo muy buena relación y le llamaba su hermano gemelo, porque les interesaban las mismas cosas (genes, movimientos de rebaños, envejecimiento...). Con Bob Trivers tuvo siempre también muy buena relación. Trivers quería ser como Hamilton cuando fuera mayor, era su modelo y encontró en él la misma inspiración que Bill había encontrado en Fisher. Trivers tomó ideas que Bill dejaba caer en sus escritos o en sus conversaciones y las desarrolló en todo su potencial. Con Richard Alexander la relación fue también muy buena y fue el que le llevó a Michigan. Con Dawkins fue muy buena siempre, Bill escribió una buena crítica del libro de Dawkins el Gen Egoista y Dawkins siempre le admiró, respetó y protegió y ayudó en lo que pudo participando, por ejemplo, en su vuelta a Inglaterra después de los años en USA. Con E. O . Wilson la relación fue también buena, aunque hay que matizar algunas cosas. Pero hay dos casos especiales, por razones distintas: Maynard Smith y George Price.
E.O.Wilson

Primero E. O . Wilson. Trivers cuenta en sus memorias que E.O.Wilson no hizo en su famoso libro Sociobiología -que daría lugar al famoso debate de la Sociobiología- más que ponerle el nombre a la disciplina, porque todas las ideas eran de Williams, Hamilton y Trivers. Richard Dawkins dijo claramente: “la Sociobiología es la rama de la Etología inspirada por W.D. Hamilton”. Además, Wilson a Hamilton apenas le cita en el libro. Es muy ilustrativo cómo se “convirtieron” a las ideas de Hamilton Maynard Smith y E. O . Wilson. Lo cuenta Ullica Segerstrale  en su estupendo libro sobre este debate, Defenders of the Truth, y le fue referido por los propios autores (hay que decir que Ullica conoce personalmente y ha sido amiga de todos estos famosos evolucionistas). Maynard Smith cuando repasó las matemáticas de Hamilton se dio cuenta de que eran correctas y exclamó: “¡Por supuesto, cómo no se me había ocurrido!” y en la propia correspondencia con Hamilton confiesa que le hizo sentirse estúpido. El caso de Wilson es también muy significativo. Wilson se había llevado el artículo de Hamilton para leerlo en un viaje en tren entre Boston y Miami. Su primera impresión cuando lo leyó fue: “imposible, no puede ser cierto, es demasiado simple” (no hay que olvidar que Wilson se consideraba la autoridad mundial en insectos y hormigas). A lo lago del viaje volvió a leer el artículo con más detenimiento buscando los errores, de vez en cuando cerraba los ojos y trataba de buscar alternativas, pero no se le ocurría nada. A la hora de la cena, cuando estaba por Virginia se sentía frustrado y enfadado, ese tal Hamilton había roto el nudo gordiano. A la mañana siguiente seguía dándole vueltas. A la tarde cuando llegó a Miami se rindió: “ me puse en las manos de Hamilton, sufrí lo que se llama un cambio de paradigma”. Creo que es muy importante entender estas reacciones psicológicas para entender los comportamientos posteriores de Wilson y Smith, nunca perdonaron al joven Hamilton la derrota intelectual, haberles hecho morder el polvo a unas autoridades consagradas como ellos.
George Price

George Price es otro ejemplo de persona brillante y excéntrica que nos plantea, dicho sea de paso, la relación entre creatividad y enfermedad mental. Hemos  hablado del posible autismo de Bill, Bob Trivers sufrió también un cuadro psicótico por el que estuvo ingresado, y ahora comento el caso de Price. Ingeniero con un doctorado, Price se había divorciado y se había mudado de Estados Unidos a Londres a perseguir sus inquietudes intelectuales, disfrutando económicamente de una fuerte indemnización por un accidente. A Price le había impactado la inclusive fitness de Hamilton y sus implicaciones sociales y Bill se sintió en sintonía con Price y asumió una cierta responsabilidad por él también. Price era ateo y para él no existía ni Dios ni responsabilidad moral y era también un fundamentalista científico, si la ciencia había demostrado un hecho había que aceptarlo. también creía en la falacia naturalista, que para él no era ninguna falacia. Intentando probar que Hamilton estaba equivocado, Price había probado diferentes fórmulas matemáticas pero al final se convención de que Hamilton tenía razón. Cuando Bill vio las fórmulas de Price, la ecuación de Price, inmediatamente vio que eran correctas, y que eran mejores que las suyas. Su coeficiente de regresión y otras cuestiones matemáticas reformulaban toda la obra de Fisher y abrían nuevas posibilidades a la de Hamilton. De una manera rocambolesca Hamilton consiguió que Nature publicara la obra de Price y un artículo reformulando la suya. Pero lo curioso fue el cambio personal que sufrió Price. De repente se hizo religioso, cristiano, se cambió de su apartamento a una habitación sin teléfono y pensaba que Dios quería que ayudara a los demás. Metía a vagabundos en su casa, se fue gastando el dinero de su indemnización y muchas de las personas a las que quiso ayudar se aprovecharon de él. Estudiaba la Biblia y acabó en la miseria a pesar de que muchas personas, entre otras Maynard Smith, con el que también trabajo y publicaron el artículo sobre la Estrategia Evolucionista Estable (Hamilton había tenido ya esa idea antes y la había llamado la estrategia imbatible, otro medio-plagio de Maynard Smith), quisieron ayudarle. Price se suicidó en la Navidad de 1974 y eso fue un golpe muy duro para Bill (también para Maynard Smith) y le dejó con terribles sentimientos de culpa.

La “paranoia Maynard Smith” se inició, como he contado ya, desde el primer artículo de Hamilton. Maynard Smith, que fue el revisor, aprovechó esa ventaja y estar dentro de Nature para publicar antes que Bill sobre la kin selection. No citaba a Bill y cuando lo hacía era solo como experto en eusocialidad de los insectos y como si su teoría fuera aplicable solo a insectos. Maynard Smith fue el discípulo predilecto de Haldane, del que ya hemos hablado aquí y Smith difundió una anécdota de Haldane en un pub para robar a Hamilton la prioridad de la idea de la inclusive fitness. Según esa anécdota se cuenta que le preguntaron a Haldane si daría su vida por alguien y dijo que por dos hermanos u ocho primos. Bill pensaba que se había inventado la anécdota para desprestigiarle y no quería ir a ningún congreso al que acudiera Smith y no se hablaban prácticamente. Unos años después tuvieron una correspondencia que aparece en Nature´s Oracle donde Hamilton le dice a la cara todo lo que piensa de Smith y éste intenta disculparse, en los últimos años arreglaron un poco la cosa. La verdad parece ser que Haldane había entendido muy bien el principio de la inclusive fitness (hay un artículo suyo de 1955 en New Biology con una formulación muy parecida) aunque no le dio importancia y no la desarrolló y que incluso en la obra de Fisher hay antecedentes de la idea, según su discípulo Anthony Edwards. Pero nadie le discute el mérito a Hamilton; como se suele decir, los genios se crean sus propios precedentes.

En USA Hamilton trabajó con Robert Axelrod y juntos publicaron un artículo, “The Evolution of Cooperation”, que publicaron en Science en 1981 y recibió el premio AASS Newcomb-Cleveland al mejor artículo publicado en ese año. Axelrod era un teórico de juegos que hacia simulaciones de ordenador y necesitaba un biólogo evolucionista y le pidió consejo a Dawkins, quien le recomendó a Bill, al que tenía al lado en el campus. El famoso artículo analiza el problema del prisionero y encuentra que la estrategia que más puntuación obtenía y ganaba todos los desafíos era la llamada tit for tat : cooperar en el primer movimiento y luego hacer lo que el otro hiciera. Pero a primeros de los años 80 se inició la maniobra para hacer regresar a Hamilton a Inglaterra, en la que participaron personas como Richard Southwood, presidente del departamento de Zoología de Oxford, y Richard Dawkins. Dawkins arregló para Hamilton una plaza de profesor del New College, el ofrecimiento se lo hicieron en 1981 pero por razones de estudios de las hijas, se retrasó el cambio hasta 1984.
Robert Trivers

En su época de Oxford Bill siguió viajando mucho, le invitaban a dar conferencias por todo el mundo y en los primeros años 90 llegaron los reconocimientos y los premios: El Crafoord Prize, de Suecia, un premio sustancioso que da la misma academia sueca que da el Nobel y que sirve para rellenar un poco los huecos que deja el premio Nobel. Otros premiso fueron por citar algunos el Kyoto Prize de la Inamori Foundation o el Wander Prize de la Universidad de Berna. De repente, Bill era rico y acudía a ceremonias con la realeza (o incluso el mismo emperador de Japón). Pero en lo personal, justo antes de recibir los premios, Christine había decidido empezar a trabajar, por una parte porque necesitaban dinero y por otra porque, en ese momento de su vida (ya había cumplido 50) las hijas ya eran mayores y no la necesitaban, y Christine quería ejercer su profesión de dentista. El problema es que consiguió una plaza en las islas Orkney, en principio para dos años pero el matrimonio se veía poco y Bill se sentía abandonado. En ese momento apareció en su vida Luisa Bozzi, una periodista, doctorada en Bioquímica, a la que ya conocía de antes, le había entrevistado en alguna ocasión y habían luego coincidido en algún congreso. Luisa le escribió una carta y le mandaba una foto precisamente de aquel congreso y quedaron para verse. El caso es que Luisa fue la compañera de Bill hasta su muerte.

En los últimos años de su vida, Bill siguió viajando y publicando sobre temas muy diversos, pero se dedicó con seriedad a la edición de sus obras completas, Narrow Roads of Gene Land. La iniciativa partió de Michael Rodgers, de la Oxford University Press y la idea original era recopilar todas sus obras con breves introducciones de cada una de ellas por parte del autor. Pero lo que ocurrió es que las introducciones se convirtieron en verdaderos ensayos, en una colección de comentarios autobiográficos muy interesantes. Bill cuenta en estas introducciones el contexto de cada artículo, lo que pensaba en la época, en qué otras cosas se estaba ocupando en el momento, cómo se recibió el artículo, etc., y lo que es también muy importante una valoración o reflexión actual sobre la contribución que ese artículo ha supuesto. La obra tiene tres volúmenes, pero hay que decir que ya el segundo se publicó después de su muerte (aunque estaba terminado) y el tercero recoge los artículos que realizó en coautoría y los que comentan son los coautores de sus trabajos. El primer volumen se dedica fundamentalmente a la genética de la conducta y el segundo al sexo. Tengo que decir que los artículos originales son dificilísimos de leer (muchos de ellos no tiene letra, son todo matemática) y los comentarios, aunque son por supuesto mucho más amenos, son también difíciles y oscuros en muchos pasajes.
Hamilton y Trivers en Harvard,1978

Y llegamos a la muerte de Bill Hamilton. Bill siempre pensó diferente, no se dedicó a crear un imperio académico como suelen hacer las grandes figura científicas. Siguió trabajando y pensando de forma independiente e individual. Una de las causas o ideas con la que simpatizó fue la teoría de que el SIDA se podía deber a contaminación de las vacunas de la polio de los años 50 en Africa. En aquellas vacunas se utilizaron células de riñón de chimpancés y el virus SIV (simian inmmunodeficiency virus) similar al VIH, podría haber pasado a humanos. El periodista Edward Hooper defendía esta teoría y Bill le dio su apoyo. La teoría había sido rechazada rápidamente por el establishment y eso enojó a Bill. No es que Bill creyera la teoría, aunque la veía plausible, sino que defendía que había que testarla, que no se podía rechazar sin más por razones políticas o de otro tipo. Y como nadie quería comprobarla, él mismo se puso manos a la obra. La idea era recopilar heces de chimpancés salvajes de la zona y analizar a ver si aparecían trazas de SIV. Realizó dos viajes al Congo,  en junio de 1999 con Hooper y no apareció nada en las muestra, y un segundo en Enero de 2000. Bill se encontró mal nada más salir y llegar al Congo. Le diagnosticaron malaria, le pusieron tratamiento y regresó a Londres. Ingresó en el University College and Middlesex Hospital, en el ala de enfermedades tropicales y allí pidió tumbarse y perdió el conocimiento. Estuvo semanas en coma y falleció el 7 de marzo de 2000. La causa de la muerte fue un fallo multiorgánico por una hemorragia digestiva  por un divertículo duodenal congénito ulcerado, bien espontáneamente, o bien por algún medicamento que hubiera tomado. 

Para concluir quería dedicar unas líneas al tema de la polémica del último libro de E. O. Wilson, La Conquista Social de la Tierra,en el que se atacan la inclusive fitness de Hamilton precedida por un artículo con Nowak y Tavita que creó una gran revuelo y fue respondido por 103 científicos entre ellos Dawkins y Trivers. Cuando surgió el tema, me acordé de Wilson en el tren buscando los errores de la Inclusive Fitness y pensé que en realidad no se había rendido nunca. No soy un experto pero creo que una cosa es discutir el origen de la eusocialidad en insectos y plantear que hay otras razones para su aparición además de la inclusive fitness, del grado de parentesco entre las hormigas, (con lo que Hamilton estaba de acuerdo, además), pero que algo muy diferentes es cuestionar todo el edificio de la inclusive fitness y su visión centrada en el gen que permite entender tantas y tantas cosas en Biología. Por supuesto que  nada en ciencia es para siempre y vendrán modelos más completos que el de Hamilton en el futuro, pero desde luego la alternativa de la selección grupal y multinivel de propone Wilson no parece muy convincente.

@pitiklinov en Twitter

Referencias

Si no tenéis tiempo y queréis leer un resumen breve de la vida y obra de Bill Hamilton os recomiendo este artículo de Alan Grafen escrito en su memoria.
Si tenéis todo el tiempo del mundo y queréis entrar a fondo en su vida y pensamiento, sus obras completas: Narrow Roads of Gene Land, en tres volúmenes
Si tenéis un tiempo intermedio, el libro de Ullica Segerstrale, Nature´s Oracle.





3 comentarios:

ASDZ dijo...

(Mensaje 1 de 2)

Hola Pablo,

Está bien el querer rescatar grandes figuras olvidadas como Hamilton, pero creo te exorbitas en ciertos puntos, pienso que por la influencia de personajes como Trivers. Bien es cierto que Bill fue uno de los teóricos de la biología evolutiva más importantes del siglo XX y que sus aporte de "La selección de parentesco" supone un hito en el campo, pese a que día de hoy algunos de sus puntos estén obsoletos.

No obstante, el hacer de menos a otros científicos para engrandecer la figura de Bill es un hecho, al menos para mí, reprobable. Hamilton, "El Darwin del Siglo XX", "El biólogo evolutivo más importante después de Darwin". Lo mismo se ha dicho de Fisher, de Ernst Mayr o del propio E. O. Wilson. Al final, no dejan de ser apreciaciones personales que no aportan demasiado, más que a trivializar. Si por distinciones y condecoraciones se refiera, teniendo en cuenta que Fisher pertenece a una generación anterior y que por lo tanto muchos premios aún no se habían creado, el biólogo evolutivo más condecorado con diferencia por número de premios es E.O. Wilson, seguido por Mayr. En cuanto a citas académicas, el orden sería el mismo, sólo que tras Wilson (más de 250 mil citas) iría Fisher (más de 200 mil), dadas todas sus valiosas aportaciones en estadística aún muy vigentes. Pero estos puntos no siempre son buenos indicadores, así que dejémoslo a un lado.

A lo que me refiero es que, en el caso de Wilson, reducir su aportación a la sociobiología y al comportamiento biológico a que "únicamente le puso el nombre" (recordemos que fue etólogo John Paul Scott quien acuñó el término sociobiología en 1948) es un insulto a la ciencia y a la verdad, obviando todo su trabajo sobre insectos sociales, principalmente.

Sin embargo, pienso que esto solo es una adopción de pensamiento tuya condicionada por Trivers, el cual digamos que es un sujeto de cuya opinión y comentarios no podemos fiarnos demasiado. Trivers tenía muy buena relación con Bill. Wilson también se llevaba bien con Bill, trabajaron juntos y lo apoyo, tal y como se recoge en sus memorias (The Naturalist, 1994). No obstante, Trivers hizo estas declaraciones sobre Wilson condicionado por su "ira" tras la publicación del artículo de Nowak et al. 2010 en Nature. Digamos que en ese entonces Trivers no tenía muy buena opinión sobre Wilson (fue uno de los firmantes en la carta de respuesta), y de ahí posiblemente su comentario sobre Wilson, además de por otros resquemores que pudiera guardar de antes. Igual de imparcial ha sido Trivers alabando en exceso a Hamilton como ha despotricado, en ocasiones sin mucho fundamento, de otros biólogos como Lewontin o Gould.

(continúa)...

ASDZ dijo...

(Mensaje 2 de 2)

Recordemos que Trivers es un sujeto conocido por sus valiosas aportaciones en los 70, y que más tarde desviaría su carrera hacia la turbidez; ingreso en prisión, suspensión en la Universidad en la que trabajaba, compadreo con Epstein y recepción de más de 150 mil dólares por su parte (también llegó a justificarle cuando una periodista le preguntó sobre él). En fin, no creo que sea una voz de lo más objetiva a la que tener en cuenta. Otros biólogos como Jerry A. Coyne que a menudo revive sus memorias en su blog sobre las figuras más importantes de la biología del siglo XX lo son más.

Tampoco creo, como afirmas al final, que Wilson se sintiera "derrotado intelectualmente" por Hamilton y "que no se lo perdonaría nunca", si no que, simplemente, se convenció en tratar de dar una explicación alternativa o tratar de completar en dar una explicación a la eusocialidad, más o menos acertada (ver para eso la opinión de otros biólogos evolutivas más imparciales; http://www.christopherxjjensen.com/2010/10/13/robert-trivers-and-colleagues-on-nowak-tarnita-and-wilsons-the-evolution-of-eusociality/) pues es aceptado a día de hoy que funciona a distintos niveles y que el error capital del artículo fueron sus formas, y no su ciencia. De otro modo, posiblemente no hubiera causado tal revuelo y sería otra aportación más.

En cuanto a Maynard Smith, el sujeto hizo importantes aportaciones como la teoría de los juegos, lo que le valió el "Nobel" (Premio Crafoord), pero sí es cierto que era un tipo poco escrupuloso y que incurría en la mala praxis, además de ser bastante arrogante según se afirma en crónicas sobre sus apariciones en foros y debates.

Con esto solo quiero decir que antes de desmerecer a nadie por opiniones infundidas es mejor realizar un análisis crítico. Todos ellos son grandes biólogos, cada uno con sus aportaciones, aciertos y errores, por lo que no creo que se conveniente desmerecer a unos para engrandecer a otros.

Sin más, recibe un cordial saludo.

ASDZ dijo...

*Igual de parcial ha sido Trivers alabando en exceso a Hamilton como ha despotricado, en ocasiones sin mucho fundamento, de otros biólogos como Lewontin o Gould.

Pequeña errata.