Si en el ser humano este paseo que se da el recurrente llama la atención, fijaos lo que ocurre en el caso de la jirafa, donde se da una vuelta de 2,5 metros de ida y otro tanto de vuelta
O lo que ocurría en los extinguidos dinosaurios, donde se daba un paseo de más de 11 metros
La La explicación hay que buscarla en la historia evolucionista del nervio. Los vasos sanguíneos principales de nuestro pecho son las reliquias y remanentes de los vasos sanguíneos claramente segmentados que alimentaban las agallas ( 6 arterias). Se cree que los nervios craneales son descendientes de los nervios segmentales que acompañaban a los vasos sanguíneos. Durante la evolución de los mamíferos, el cuello se alargó ( los peces no tienen cuello) y las agallas desaparecieron convirtiéndose algunas en cosas como las tiroides, las paratiroides o la laringe. En los peces el nervio vago tiene ramificaciones que alcanzan a las tres últimas de las seis agallas y es natural para ellos , por tanto, pasar detrás de las arterias correspondientes a las agallas. Los nervios y los vasos sanguíneos fueron estirados y empujados en diversas direcciones y el Nervio Laringeo Recurrente fue víctima de este lío al acompañar a la sexta arteria sin perder contacto con la laringe.
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