sábado, 24 de noviembre de 2018

Por qué mandan los hombres. La inevitabilidad del Patriarcado.


A veces el determinismo biológico es correcto. Una teoría que predice que los hombres son más altos que las mujeres y que los mejores equipos de baloncesto en toda sociedad estarán compuestos por hombres y que la socialización se ajustará a esa realidad y aumentará la diferencia hombre-mujer en habilidad para el baloncesto, es “determinismo biológico”: es también correcta
-Steven Goldberg

Esta entrada es un resumen del libro Why Men rule. A Theory of male dominance, de Steven Goldberg. Se trata de un libro de 1992 que es una continuación y ampliación de un libro anterior, The Inevitability of Patriarchy, del año 1973. La Inevitabilidad del Patriarcado estuvo durante una década en el libro Guinness de los records como el libro finalmente publicado que había sido más rechazado por los editores. Sufrió 69 rechazos procedentes de 55 editores. En Why Men Rule, Goldberg vuelve a explicar su teoría y contesta a las críticas recibidas. En una frase, lo que Goldberg plantea es que todas las sociedades que han existido y existen han sido patriarcales, que no ha existido nunca el matriarcado, y que esto se debe a diferencias neuroendocrinológicas entre hombres y mujeres. Vamos a ver la teoría y su respuesta a algunas de las críticas.

                        I

Goldberg plantea que hay tres instituciones o fenómenos que son universales, a saber:

1- Patriarcado. Goldberg define Patriarcado como: “cualquier sistema de organización (político, económico, industrial, financiero, religioso, o social) en el que la gran mayoría de las posiciones más altas en la jerarquía están ocupadas por hombres”. El Patriarcado se refiere sólo a niveles suprafamiliares de organización, la autoridad en la familia y en las relaciones diádicas es otra de las instituciones que vamos a ver y Goldberg la llama dominancia masculina. El Patriarcado es universal y nunca ha existido un matriarcado. 

Me adelanto a comentar que mucha gente le ha señalado a Goldberg sociedades y pueblos que aparentemente podrían ser matriarcados. Goldberg ha revisado las etnografías de todos estos pueblos y en todos aparece que la autoridad recae en el varón. Lo que mucha gente considera  equivocadamente sociedades matriarcales son en realidad sociedades matrilineales y matrilocales pero en estas sociedades la autoridad suprafamiliar, e incluso familiar, sigue recayendo en el varón, muchas veces el hermano de la madre o incluso un hijo varón ya crecido, más que el padre. El libro tiene un apéndice donde aparecen esos supuestos pueblos matriarcales y las partes de las etnografías -por cierto, nunca el etnógrafo original planteó que fueran matriarcados sino que han sido terceros autores- que demuestran que son un patriarcado y que en todas las sociedades en cuestión mandan los hombres que son los que ocupan los puestos de mayor estatus. He aquí lo que dice la antropóloga y feminista británica Kathleen Gough:

“Matrilinaje no implica matriarcado o dominancia femenina ni en el hogar ni en la sociedad, como Engels tendía a creer. Matriarcado, como lo inverso al patriarcado es casi seguro que no ha existido nunca…los hombres predominan como cabezas del hogar y las mujeres experimentan mayor o menor autoridad proveniente de los hermanos de la madre, de los hermanos mayores o incluso de los hijos crecidos. Cierto grado de dominación masculina ha sido de hecho universal hasta la fecha en la sociedad humana, aunque los sistemas matrilineales son normalmente más amables para las mujeres”.

A este respecto, Goldberg dice que, efectivamente, una mujer no feminista preferiría vivir en una sociedad matrilineal pero que dicha sociedad sería una pesadilla para una mujer feminista. Esto sería así porque hay una gran separación o segregación entre hombres y mujeres y prohibiciones expresas para que las mujeres entren en ciertas áreas de hombres y porque la forma de las mujeres de conseguir estatus es por el rol maternal y los hijos. Es verdad que la dominancia masculina se ve reducida pero solo porque los hombres están ausentes del entorno familiar. Esto puede ser satisfactorio para la mujer a la que no le importe que la sociedad muestre patriarcado, dominancia masculina y logro masculino siempre que a los roles femeninos se les dé más estatus. Pero esto sería terrible para la mujer que ve el valor de las mujeres en términos de roles de alto estatus suprafamilaires y de las posiciones que normalmente consiguen los hombres.

Es importante apuntar que si existiera una sociedad que no tuviera jerarquías ni patriarcado eso no invalidaría la teoría de Goldberg. Lo que la teoría dice es que las jerarquías van a provocar en los sistemas neuro-endocrinológicos del varón una conducta (hablamos enseguida de ello) responsable de que las jerarquías sean dominadas por hombres. Utilizando un símil que él propone, las jerarquías son como un imán que hace que aparezca una conducta en el varón. Si no hay jerarquías no hay patriarcado; casi podemos descartar esa posibilidad porque por muy igualitaria que sea una sociedad siempre tendrá valores y siempre habrá unos que encarnen más esos valores y una cierta jerarquía aunque sea informal, pero aún aceptándolo esto no afectaría a la teoría de Goldberg que dice que si hay jerarquías van a ser dominadas por los hombres.

2- Dominancia Masculina. Este concepto es un poco más difícil de definir con respecto al de  patriarcado que es muy sencillo porque sólo hay que contar el porcentaje, el número de hombres, en las posiciones más altas en la jerarquía. Goldberg se refiere con dominancia masculina a un sentimiento (feeling) que tienen tanto hombres como mujeres y que se manifiesta más bien de una manera informal más que legal y formal (en canciones, en historias, en bromas, en proverbios, etc.). Todo el mundo reconoce que las mujeres tienen mucho poder en muchas áreas, como en el hogar y son las que toman las decisiones pero existiría, según Goldberg, un sentimiento de que al final es el hombre el que “permite” o al que hay que convencer. Es decir, tanto hombres como mujeres sienten que la dominancia en los encuentros hombre-mujer y en las relaciones reside en el varón y las expectativas sociales reflejan esto en los sistemas formales de autoridad.

Como en el caso del patriarcado, estos sentimientos tanto en hombres como mujeres de dominancia masculina en las relaciones diádicas son universales. Algunos han puesto como excepción a los Tchambuli de Nueva Guinea, una sociedad que estudió Margaret Mead. Goldberg rebate este ejemplo y acaba citando a la propia Margaret Mead:

“Es verdad…que todas las afirmaciones tan simplistas de sociedades gobernadas por mujeres son tonterías. No tenemos razones para creer que hayan existido…los hombres en todas partes han sido los encargados de dirigir el espectáculo (running the show) …los hombres han sido los líderes en los asuntos públicos y las autoridades finales en casa”.

3- Logro Masculino (Male attainment). Toda sociedad da un mayor estatus a los roles masculinos que a los roles femeninos no maternales. Dicho de otra manera: en toda sociedad los hombres consiguen los roles y posiciones de alto estatus (no-maternales) y ejecutan las tareas de más alto estatus, sean estas las que sean. Margaret Mead ha escrito:

“En toda sociedad humana conocida la necesidad masculina de logro puede ser reconocida. Los hombres pueden cocinar, o tejer o vestir muñecas o cazar colibríes pero si esas actividades son ocupaciones apropiadas de hombres, entonces toda la sociedad, hombres y mujeres por igual, las votan como importantes. Cuando la misma ocupación es ejecutada por mujeres, es vista como menos importante”.

Sin embargo, no es cierto que los roles de bajo estatus son raramente masculinos. Cavar zanjas es masculino y de bajo estatus. Esto es importante porque indica que no es primariamente la masculinidad de un rol la que da a ese rol un alto estatus, sino que el alto estatus atrae hombres a ese rol. Los hombres que no pueden conseguir los roles elevados pueden dedicarse a cavar zanjas pero su masculinidad no sirve para subir el estatus de cavar zanjas. Habréis visto que he recalcado por ahí “no- maternales” al hablar de los roles. Esto es así porque obviamente no hay rol masculino que sea más importante que el rol reproductor femenino. También estamos hablando aquí del punto de vista de la sociedad, no del de un sociólogo, por ejemplo. Los ejecutivos de negocios no son más importantes que las enfermeras pero la sociedad (incluidas las feministas) les da más estatus y son normalmente hombres. En la Unión Soviética había casi una relación negativa perfecta entre el sueldo medio de un sector y la proporción de trabajadoras mujeres. El sector peor pagado era el de salud pública y educación física (consideradas como una categoría) y tenia un 85% de mujeres.

Conviene aclarar que Goldberg no está diciendo en ningún momento que los hombres desarrollen mejor -o tengan mayor aptitud- para los roles masculinos. Goldberg habla de conseguir una posición, no de la capacidad para ejecutar esa posición. No dice que las mujeres no puedan desarrollar esos roles tan bien como los hombres sino que, por razones psicofisiológicas que luego vamos a comentar, no están tan motivadas para conseguir esas posiciones de alto estatus y, lógicamente, para ejercer un rol o una posición primero hay que llegar a ella.

Recapitulando, el primer punto de la teoría de Goldberg es que hay tres instituciones -el patriarcado, la dominancia masculina y el logro masculino (male attainment)- que son universales. Si hubiera una sola excepción en esta universalidad la teoría quedaría refutada y sería incorrecta. Pero tiene que quedar claro que la teoría es una teoría de las sociedades, no de los individuos, es decir, es una teoría estadística. Por lo tanto no vale para refutarla argumentar que ha habido jefas de gobierno como Margaret Tatcher o Golda Meir. Eso sería como decir que como hay mujeres que son mas altas que muchos hombres las mujeres no son de media más bajas que los hombres. 

Y vuelvo a repetir que puede haber grupos humanos formados por un pequeño grupo de familias que puedan sobrevivir sin una jerarquía formal. Que estos grupos sin patriarcado existan no invalida la teoría, lo que la teoría dice es que en cuanto aparezcan jerarquías (y cualquier sociedad de cierto tamaño no puede funcionar sin jerarquías) éstas van a motivar en los hombres en mayor medida que en las mujeres las conductas que van a dar lugar al patriarcado y los hombres van a copar los puestos jerárquicos más elevados. 

                  II

Vamos a ver ahora cuál sería la explicación de la universalidad de los fenómenos que hemos descrito en el apartado anterior. Goldberg sostiene que estas instituciones son manifestaciones de diferencias neuroendocrinológicas entre hombres y mujeres. Las diferencias neuroendocrinológicas son tales que la presencia de jerarquía (cualquier jerarquía), roles de alto estatus o miembros del otro sexo da lugar en el varón con más frecuencia que en la mujer a:

  • emociones de competitividad, la tendencia -el impulso- por el logro y la dominancia (da igual si esta tendencia o impulso lo llamamos necesidad, instinto o como queramos)
  • una supresión relativa de otras emociones y necesidades y un sacrificio de las recompensas (salud, familia, relajación, etc) que compiten con la necesidad de logro y de dominancia
  • las acciones requeridas para el logro de posición, estatus y dominancia. Es la tendencia hacia el logro y la dominancia -la tendencia a elegir y aprender las acciones que conducen el logro y la dominancia, sean éstas cuales sean en una determinada sociedad- lo que está enraizado en la fisiología.

Vuelvo a recordar que una sociedad donde las mujeres compartieran igualitariamente con los hombres las posiciones jerárquicas refutaría la teoría de Goldberg, pero no que ocasionalmente una mujer sea primera ministra.

Esta teoría no niega el rol de la socialización, pero mantiene que la socialización es una variable dependiente que recibe sus límites y su dirección de una variable independendiente, que es la diferencia fisiológica entre hombres y mujeres. Las expectativas sociales  y la socialización se ajustan a las diferencias entre hombres y mujeres que la población observa. No es arbitrario que la socialización siga a la fisiología y no la contradiga y se eduque a los hombres para ser más competitivos. La pregunta que tendrían que responder los que proponen la socialización como causa de las diferencias es: ¿por qué es siempre el varón el que es visto como dominante y el que es socializado en la  manera en que puede conseguir la dominancia en todas las sociedades sin excepción? 

Al atribuir a la socialización un factor causal estamos confundiendo causa con consecuencia. Es como proponer que las mujeres no son las mejores boxeadoras porque desde pequeñas se les inculca que boxear no es propio de chicas.  Al socializar, no sólo transmitimos valores sino que los padres preparan a los hijos para el mundo en el que van a vivir, es decir, les están transmitiendo una experiencia y una observación del mundo a sus hijos y hay buenas razones para que la socialización se ajuste al mundo de ahí fuera y no lo malinterprete. Si decimos a los niños que tienen que tener más miedo a los conejos que a los lobos no van a llegar a viejos. Pasa lo mismo que con los estereotipos, los estereotipos no crean la realidad sino que la reflejan y tampoco son arbitrarios, no existe el estereotipo de que los judíos son buenos boxeadores…En definitiva, la socialización parece reforzar algo que ya existe.

Disponemos de un experimento natural cuyos resultados nos ayuda a entender el papel de la socialización, un experimento que los partidarios de la importancia del ambiente y la socialización no suelen mencionar porque los resultados no apoyan su posición. Lo trata Goldberg de pasada y es la experiencia socialista de los kibutz de Israel. Lo he tratado en cuatro entradas en el blog pero resumiendo: a pesar de una socialización igualitaria los puestos jerárquicos los kibutz de Israel siguieron siendo ocupados por hombres y la división del trabajo por ocupaciones y carreras siguió las mismas líneas que en las sociedades tradicionales. Por supuesto, todas las sociedades socialistas ha sido patriarcales y los hombres han ocupado los puestos jerárquicos más importantes.

Así que el argumento central del libro es que las diferencias en los sistemas neuroendocrinológicos de hombres y mujeres es tal que la presencia de los estímulos ambientales de jerarquía, estatus y miembros del otro sexo van a hacer surgir en el varón una mayor tendencia a dejar de lado todo lo que haga falta (tiempo, placer, salud, seguridad física, afecto, relajación…) para conseguir la posición jerárquica más alta, el estatus  y la dominancia en las relaciones. 

Uno puede conceptualizar la mayor tendencia a la dominancia como a) un menor umbral de los hombres para la conducta dominante, b) una mayor necesidad de los hombres de dominancia, c) un mayor impulso hacia la dominancia, d) una mayor disposición o propensión del hombre para aprender la conducta dominante, e) una mayor necesidad de estatus, f) un ego más débil en los hombres que necesita afirmarse con la dominancia frente a un ego más fuerte de las mujeres, etc., etc. Sea cual sea la conceptualización o paradigma que prefiramos el punto esencial es que hay una diferencia en esa tendencia entre hombres y mujeres y que esta diferencia está enraizada en las diferencias neuroendocrinológicas. Es importante señalar que existe una gran variabilidad en las cualidades y conductas que las sociedades esperan y recompensan en sus líderes. En tiempos ancestrales podía recompensarse el ser buen cazador y ahora el ser un buen broker financiero. Las conductas específicas cambian y pueden ser dictadas culturalmente pero la tendencia fisiológica a hacer lo que sea necesario para conseguir estatus no. No es posible predecir cuál será la conducta necesaria para conseguir estatus en una sociedad porque depende de factores sociales, pero sea la que sea se manifestará con mayor frecuencia en varones.

Y ya sólo nos faltaría para completar la explicación fisiológica de la tendencia a la dominancia de los hombres decir algo sobre el mecanismo causal concreto. El mecanismo no es otro que la masculinización debida a las hormonas sexuales de las estructuras cerebrales durante su maduración, los efectos organizativos de la testosterona sobre los circuitos cerebrales. Estos efectos organizadores dejan al cerebro hipersensible a la acción posterior de las hormonas sexuales las cuales darían lugar a las conductas y emociones de dominancia en respuesta a los estímulos ambientales.

Ahora voy a añadir de mi cosecha un punto de vista evolucionista a lo que plantea Goldberg. Goldberg toca de pasada en su argumentación el punto de si las mujeres están “cableadas”, es decir si tienen una tendencia, para preferir a los hombres que muestran dominancia y estatus. Dice que hay datos que sugieren que puede ser así pero que no necesita asumir eso para que su teoría sea cierta. Y tiene toda la razón, con el “cableado” o tendencia de los hombres tiene suficiente. En lo que Goldberg se está centrando es en lo que en términos evolucionistas se llaman causas próximas. Goldberg no necesita entrar para defender su teoría en las llamadas causas últimas. Goldberg no necesita -ni quiere- entrar a responder la pregunta de por qué hombres y mujeres han evolucionado de la manera en la que lo han hecho o qué función puede haber cumplido la tendencia masculina a la dominancia.

Sin embargo, creo que podemos decir algunas cosas razonablemente sensatas sobre estas causas últimas que complementan la teoría de Goldberg. Todo parece indicar que, efectivamente, las mujeres prefieren hombres con poder y estatus como pareja y que esta preferencia femenina puede ser la causa última de la motivación masculina. Los hombres que consiguieron más estatus consiguieron las mejores parejas así como más recursos (comida, territorio, etc) y en definitiva una mayor descendencia, que es de lo que trata la evolución. Esto habría dado lugar a la competición entre los hombres por los puestos de mayor estatus en la jerarquía. No parece arriesgado decir que la causa última de la tendencia a la dominancia masculina es la selección sexual, la competición intrasexual. Los hombres luchan por el estatus porque las mujeres prefieren hombres con estatus. Ésa sería la causa última y la organización por la testosterona del sistema nervioso central sería la causa próxima. A modo de experimento mental podríamos imaginar qué pasaría si las mujeres, todas las mujeres, incluidas las más atractivas, las Scarlet Johansson, Charlize Theron o Angelinas Jolies, decidieran casarse con hombres en paro o con hombres que ganaran menos de 700€…¿Qué harían los hombres? ¿seguirían compitiendo por ser los CEOs de las principales empresas? No sé…tampoco sé si una sociedad así sería factible…


                 III

Expuesta la teoría de Steven Goldberg, para acabar vamos a hablar del presente y del futuro. Concedamos que en tiempos pasados el patriarcado no ha existido, ¿quiere esto decir que es inevitable? ¿están condenados al fracaso nuestros esfuerzos por conseguir una igualdad en los puestos más altos de la jerarquía? ¿no estamos viendo que cada vez hay más juezas, políticas y médicas? ¿qué predicciones podemos hacer con la teoría de Goldberg de cara al futuro?

Una predicción muy clara es que si construimos una sociedad donde los hombres y las mujeres estén segregados, donde no haya valores y donde no existan jerarquías entonces no existiría patriarcado a pesar de la predisposición fisiológica de los hombres (y también de las mujeres) ya que no existirían los estímulos ambientales. Vale, pero esto parece una utopía o una distopía que no parece ni fácil ni deseable de conseguir.

Volvamos al mundo en el que hombres y mujeres viven juntos y hay jerarquías. Pues si yo interpreto bien la teoría de Goldberg, lo que él dice es que mientras estemos constituidos fisiológicamente como lo estamos, las motivaciones y tendencias de hombres y mujeres van a ser diferentes y esto va a poner unos límites y dar una dirección a las instituciones sociales. Esto no quiere decir que el resultado final va a ser siempre el mismo, pero para obtener un resultado distinto habría que activar mecanismos de compensación o barreras a las tendencias naturales de hombres y mujeres ¿Qué valoración podemos hacer de lo que estamos viviendo en la actualidad? Creo que depende de la tendencia de cada uno a ver la botella medio llena o medio vacía. Parece que hay muchas evidencias que apuntan a que Goldberg tiene razón. En la misma Suecia, por citar un país muy comprometido con la igualdad entre sexos la mayoría de enfermeras siguen siendo mujeres y la mayoría de ingenieros hombres. Es verdad que a nivel político la presencia de políticas diputadas y ministras es muy importante (en 2016 el 43,6% de los parlamentarios eran mujeres y el 54% de los ministros) pero en el sector privado el porcentaje de mujeres en posiciones de dirección ejecutiva es del 13%

¿Se podría dar la paradoja de que los puestos políticos pierdan el estatus que lleva asociado? Quiero decir, en la URSS había un alto porcentaje de mujeres médicas pero la medicina no tenia ni de lejos el estatus que tenía en USA, por ejemplo, en la misma época. Igual estoy rizando el rizo pero no sabemos cómo pueden afectar medidas como las listas “cremallera” en la política o la obligación por ley de que los consejos directivos de las empresas tenga un determinado porcentaje de mujeres al estatus que la población atribuye a esas ocupaciones. Es decir, ser diputado por listas cremallera podría ser una ocupación de bajo estatus. Y tampoco sabemos si en algún momento esas medidas podrían ser retiradas sin que los puestos jerárquicos más altos vuelvan a ser ocupados por hombres. 

En fin, hay otras muchas cosas interesantes en el libro de Goldberg, el cual sigue una lógica y unas argumentaciones muy rigurosas en todo momento pero no podemos tratarlas todas. El caso es que se nos quedan muchas preguntas en el aire, preguntas a las que tal vez en dos o tres generaciones vamos a tener las respuestas. Una pena que no estaremos aquí para conocer la solución al rompecabezas.

@pitiklinov

Referencias:


Para los que no podáis conseguir el libro tenéis un resumen del autor así como una respuesta a las criticas en su página web