lunes, 25 de febrero de 2013

Trastornos de Alimentación en Animales


Estoy leyendo ahora Zoobiquity. What animals can teach us about being human. La filosofía del libro resumida es preguntarse: “¿tienen los animales...............?”. Es decir, ¿tienen los animales cáncer? ¿tienen los animales enfermedades de transmisión sexual? ¿tienen los animales Trastorno Obsesivo-Compulsivo? ¿tienen los animales depresión? Conocer mejor las enfermedades de los animales puede ayudar a entender y tratar mejor nuestras enfermedades humanas ya que, a fin de cuentas, compartimos un 99% casi de nuestros genes con el chimpancé, y un 90 % con los ratones. Volvemos al tema darwiniano de que hay una continuidad en todo entre los animales y nosotros y la autora, Barbara Natterson ( psiquiatra y cardióloga), reclama una unidad mayor entre veterinarios y médicos porque las enfermedades son transespecie, no se limitan a una especie y saltan de unas a otras, como vemos en el caso del virus VIH, o en la gripe. A nivel psicológico existe esa misma continuidad aunque es todavía más difícil de digerir. Por poner un ejemplo, el miedo y las fobias son transespecie. Los circuitos del miedo con la amígdala a la cabeza son similares en todos los mamíferos y si un psicólogo entiende el miedo en nuestra especie puede entenderlo en otras especies, lógicamente con las peculiaridades propias de cada una. El miedo a los ruidos fuertes, los fuegos artificiales, en perros tendrá muchos puntos en común con las fobias humanas. El libro da un repaso a la mayoría de las enfermedades, pero aquí voy a hablaros de lo que cuenta en el capítulo dedicado a los trastornos de alimentación.
Barbara Natterson

Barbara comienza recordando su rotación como residente de Psiquiatría por el Instituto Neuropsiquiátrico UCLA, y en especial a una chica de 14 años, Amber, enferma de anorexia nerviosa. Recuerda un día sentada a su lado con un plato de comida en el que había un sandwich de pavo y  una manzana roja. Amber miraba y miraba el plato hasta que se vuelve hacia Barbara y con cara de terror le dice: “No puedo hacerlo. Sencillamente no puedo. Tengo pánico a comer esa comida”. “¡Aterrada de comer”, pensó Barbara!, “eso si que es antinatural, un trastorno mental antitético con los principios de la evolución”. En el mundo natural no comer supone la extinción. Pero resulta que aplicando su idea de “¿tienen los animales trastornos de alimentación?” y ponerse a buscar en las bases de datos veterinarias se encontró con que atracones, comer a escondidas, comer de noche y acumular comida son cosas frecuentes en animales. Anorexia nerviosa y bulimia (o algo parecido a ellas) pueden también ocurrir en ciertos animales bajo ciertas condiciones estresantes. La “psicología” de estos trastornos será lógicamente diferente, pero la neurobiología subyacente muestra similitudes. Como Amber, los animales pueden también a veces tener miedo de comer. De hecho, para muchos de ellos cada comida puede sentirse como algo tan peligroso como Amber vivía la suya.
Kathryn Bowers

Comer en la naturaleza nunca es aburrido, requiere concentrarse a vida o muerte en dos cosas: encontrar comida, y evitar convertirse uno mismo en comida. Hay que hacer las dos cosas al mismo tiempo, buscar comida y estar alerta para que no te coman. En la naturaleza comer implica peligro, riesgo, estrés y miedo. El ser humano es ahora el mayor depredador del planeta, pero no siempre ha sido así. Hasta no hace tanto había que enfrentarse a diario a la amenaza de convertirse en la comida de alguien. Por otro lado, compartimos con los demás animales el hecho de que tenemos que comer, y puede que permanezca en nuestro interior -en forma de circuitos y conductas- algún eco de ese estrés, esa tensión de buscar comida. Los científicos que estudian la conducta animal saben que su alimentación depende en buena medida de factores que están completamente fuera de su control. La climatología, la disponibilidad de comida, su orden en la jerarquía, todo ello puede marcar la diferencia entre llenar o no el estómago. Y, en la naturaleza, uno de los mayores determinantes de la dieta es la presencia de depredadores. Los biólogos lo llaman “la ecología del miedo”

La Ecología del Miedo

Unos científicos de Yale realizaron el siguiente experimento. Soltaron saltamontes por una extensión de campo y en unos prados les dejaron vivir en paz, mientras que en otros soltaron arañas depredadoras (con la boca sellada para proteger a los saltamontes). En la zona libre los saltamontes se alimentaron de hierbas ricas en proteinas pero en la zona donde estaban los arácnidos dejaron de comer hierba y pasaron a comer vara de San José (goldenrod), una flor rica en azúcares y carbohidratos. La misma preferencia se observó cuando se repitió el experimento y se dio a escoger a los saltamontes entre barras de proteinas y galletas ricas en azúcares. Es decir, bajo estrés los saltamontes se lanzaban a por azúcares y carbohidratos. La amenaza depredadora acelera el metabolismo de gran número de especies preparándolas para reaccionar al peligro. Para mantener el motor acelerado necesitan gasolina, y los azúcares y carbohidratos cumplen es función perfectamente. Sus enlaces químicos se separan más fácilmente que los de los ácidos grasos de cadena larga de las hojas, o los de las complejas proteinas, y así no se necesita mucho procesamiento en el intestino y el organismo puede utilizar la energía rápidamente. También las proteinas tienen nitrógeno y la energía necesaria para procesar y eliminar el nitrógeno se puede dedicar así a actividades más urgentes.

Los psiquiatras que estudian trastornos de alimentación saben que los pacientes que realizan atracones no suelen comer vegetales ni proteínas, sino que prefieren también azúcares y carbohidratos. El experimento de Yale sugiere un posible contexto para las preferencias humanas y un origen evolucionista. Podría haber un punto común entre las conductas de los animales bajo la ecología del miedo y las de las personas en circunstancias de estrés. Y la ecología del miedo influencia no solo qué come un animal, sino también cuándo lo come. Los ciclos de luz-oscuridad afectan al sentido de seguridad de los animales. En algunos animales la luz inhibe las conductas alimentarias. Los jerbos, por ejemplo, comen más en noches oscuras que en noches con luna llena. Algunos ratones comen la mitad si se les pone luces en las jaulas y pierden peso. A los escorpiones les ocurre lo mismo en noches claras, cuanto más grande la luna, menos comen. También sabemos que la terapia de luz que se emplea a veces en la depresión reduce el craving y los atracones en algunos pacientes bulímicos.

En ciervos ocurre algo parecido. En Boulder, Colorado, observaron una conducta extraña en los ciervos que era que acudían a comer de día a sitios expuestos, e incluso daban a luz  a plena luz del día, cosa que no es habitual. La razón era que sus depredadores, los lobos, habían desaparecido. En Yellowstone ocurrió algo parecido. Durante 50 años desaparecieron los lobos y los alces de Yellowstone empezaron a comer en prados abiertos y en sitios alejados de los bosques y de los árboles, su hábitat natural. Pero en 1995 la situación cambió porque se reintrodujeron veinte lobos. Los alces cambiaron de conducta rápidamente, se volvieron más vigilantes y se marcharon de los prados abiertos a los bosques protegidos. Y en otros animales se ha observado algo parecido. Cuando la amenaza se incrementa los animales restringen dónde, cuándo y qué comen. Cuando la intimidación disminuye, las conductas alimentarias se relajan. Lo que los ecologistas llaman “evitación de encuentros” o “ vigilancia aumentada” podría solaparse parcialmente con lo que los psiquiatras llaman “fobia social” y “perfeccionismo” en pacientes humanos.

Otra cosa que los animales temen es la hambruna y existen muchos ejemplos de almacenamiento de comida en animales. Las aves de presa matan a veces más de “lo necesario” y lo almacenan. Osos, zorros y pumas esconden animales muertos para consumirlos después. Las arañas matan más presas de las necesarias y las envuelven en sus telarañas para consumo posterior, etc. Las conductas de acaparamiento hacen que el animal se sienta seguro. Pero esto mismo hacen algunas personas. Por ejemplo, se ha visto acaparamiento en niños con problemas de apego, adoptados, niños cuyo sentido de seguridad se vio fracturado tempranamente. Incluso la acumulación de cosas que no son alimentos tiene que ver con la ecología del miedo. Algunos humanos acaparan revistas, bolsas de plástico, cartones, que les hacen sentirse seguros. Deshacerse de ellos les provoca ansiedad, inseguridad y miedo. La acumulación compulsiva en humanos se considera un tipo de Trastorno Obsesivo-Compulsivo(TOC). Muchas pacientes con anorexia nerviosa tienen también TOC, trastornos de ansiedad y Fobia Social. La relación entre miedo y comida podría abarcar diferentes especies.

Anorexia en cerdas

En granjas de cerdos, bajo condiciones estresantes sociales, algunas cochinas restringen su ingesta de comida, aunque sus compañeras coman normalmente. Pierden peso progresivamente hasta que se les marcan los huesos y su pelo se vuelve quebradizo e irregular, como ocurre en las anoréxicas humanas, un pelo áspero y largo. Las pacientes humanas anoréxicas muestran amenorrea (técnicamente es un criterio diagnóstico) y las cerdas dejan de entrar en celo. Tanto unas como otras pueden ayunar hasta la muerte. Esta condición en los cerdos se llama “Síndrome de la cerda delgada” (thin sow syndrome). Pero hay otras similitudes. En un artículo titulado “Intriguing links between animal behavior and anorexia nervosa”, la psiquiatra Janet Treasure y el profesor de agricultura John Owen explican que los animales afectados restringen la comida normal pero consumen grandes cantidades de paja. Las anoréxicas humanas también restringen comidas ricas en calorías, pero consumen alimentos que llenan el estómago como lechuga o apio. Otra característica muy interesante es que estas cerdas - al igual que las anoréxicas y los ratones  deprivados de comida- muestran hiperactividad e inquietud moviéndose continuamente alrededor de su corral.

Intentando encontrar una razón a este síndrome de los cerdos, Treasure y Owen encontraron un posible culpable muy intrigante. Resulta que en las últimas décadas los consumidores se están alejando de la carne rica en grasa. Los ganaderos de cerdos no quieren que sus cerdos estén gordos y han empezado a criar cerdos más delgados para que el contenido graso de la carne sea menor. Y aquí es donde parece estar el problema, según dicen Treasure y Owen “ los cerdos, especialmente aquellos que son criados para estar delgados, pueden desarrollar un autoayuno y emaciación”. Lo que ocurre es que una cría selectiva para delgadez pone al descubierto genes que eran recesivos que producen estados extremos. Que estas características salten a primer plano en unas pocas generaciones lleva a Treasure y Owen a sospechar que la anorexia nerviosa puede tener una base genética análoga en cerdos y humanos, e incluso en otros animales, también. Esto indica que secuencias genéticas que codifican para delgadez pueden existir en otros animales, aunque permanecen en el transfondo, inactivas en poblaciones salvajes, donde la cría no está controlada.

En humanos vemos algo similar. La anorexia tiene una heredabilidad alta y la búsqueda del “gen de la anorexia” ha llevado a preguntarse por el origen último de tales genes, por la razón evolucionista de su existencia. Los psicólogos evolucionistas han adelantado diversas teorías. Según Michael Strober, profesor de psiquiatria en UCLA  y editor jefe del International Journal of Eating Disorders, lo más probable es que las secuencias genéticas que las anoréxicas están pasando a su árbol familiar están ligadas a la ansiedad. Ansiedad, estrés elevado y respuestas de miedo son las principales características que Strober ve en las anoréxicas humanas. Las pacientes anoréxicas reaccionan con nerviosismo cuando se enfrentan a cambios o novedades en su entorno. Y el cambio es estresante también para las cerdas. Un dato importante es cuándo son más vulnerables las cerdas a este Síndrome de la cerda delgada, y por qué. Suele ocurrir durante las semanas que van entre dar a luz y el destete de los cerditos. Y el destete es también un momento estresante para los cerditos que a veces desarrollan lo que se llama el síndrome del cerdo desnutrido que afecta tanto a machos como a hembras. Los cerditos rehusan comer y a veces mueren.

Pero hay otro factor importante en este síndrome. Los cerdos viven bajo unas estrictas jerarquías que funcionan bien en estado salvaje pero que conducen a manifestaciones de dominancia en el estado de superpoblación de las granjas en el momento de las comidas. En esos momentos los cerdos pueden morder las orejas y el rabo de los demás para ser el primero en comer. Los que prevalecen engordan y mantienen un estado saludable. En este ambiente los cerdos con genes que expresan más ansiedad, especialmente ansiedad social, son más vulnerables a un fenómeno que vemos en los colegios, el bullying. Los granjeros suelen vigilar sus rebaños porque saben que este “bullying” puede conducir al Síndrome de la cerda delgada.

¿Y cual es el tratamiento del Síndrome de la cerda delgada, si es que lo hay? En un estudio administraron ansiolíticos a los cerditos con el síndrome del cerdito desnutrido y retomaron las ingestas y recobraron peso. Pero en los cerdos adultos los ansiolíticos no funcionan y no hay un tratamiento claro. Pero hay algunas medidas preventivas. Los granjeros recomiendan dar calor a los animales, mantenerles calientes, elevar la temperatura de los corrales y darles más material del que utilizan para hacer sus camas. A las ratas que no paran de dar vueltas en la rueda cuando están desnutridas también las calma subir la temperatura y dejan de estar hiperactivas. Esto a veces revierte incluso la pérdida de peso. La explicación será el efecto de esta medida sobre el hipotálamo, estructura cerebral que regula la temperatura corporal, el metabolismo y la estimulación y supresión del apetito. Lesiones tempranas en el hipotálamo pueden dar lugar a anorexia nerviosa posteriormente en la vida y la anorexia nerviosa puede originar una disfunción hipotalámica. Los granjeros también recomiendan aumentar la ración de comida para todo el rebaño, no solo los animales enfermos. Esta medida busca reducir la competición por la comida y disminuir el estrés y las tensiones en la jerarquía social. ¿Serviría esto para las anoréxicas humanas? parece que lo de aumentar la temperatura no. En un estudio se mantuvo a anoréxicas con unos trajes térmicos tres horas al día pero no tuvo ningún efecto sobre su masa corporal. En cuanto a lo de disminuir el bullying y la competición en el entorno social de la paciente parece una medida razonable.

Regurgitación y Reingestión ( R y R) y Bulimia

Entre gorilas, belugas y delfines existe una conducta que los veterinarios llaman Regurgitación y Reingestión ( R y R) que consiste en el movimiento retrógrado voluntario de comida o fluido desde el estómago o esófago hasta la boca. Un gorila que haga esto se provoca él mismo el vómito. Suele efectuar una serie de maniobras previas como masajearse el estómago, preparan un lugar en el suelo, mueven la cabeza hacia atrás y adelante agarrados a una roca...Después de vomitar suelen reingerir el bolo alimenticio. Lo que es curioso es que esta conducta es contagiosa. Si lo hacen los gorilas viejos, los jóvenes se quedan fascinados y les imitan escupiendo y tragando su propia saliva. Hay que recordar que la anorexia también se contagia y que las pacientes se copian conductas unas a otras, e incluso se utiliza Internet para difundir el estilo Ana de vida. R y R no ocurre en estado salvaje, solo en animales en cautividad y su posible utilización como modelo de la Bulimia se basa en que también tiene relación con el estrés.

Cuando los veterinarios detectan estos comportamientos lo primero que hacen es atender al ambiente social, monitorizan las interacciones para buscar de dónde pueden provenir los factores estresantes y miedos. Otra cosa que hacen es cambiar la dieta. Se ha comprobado que el R y R ocurre más si se administra leche a los animales. Strober señala que hay un producto lácteo que gusta mucho a las anoréxicas: el yogur. Si les preguntáramos cuál es su alimento favorito, muchas dirían que el yogur. Barbara vuelve con lo de la regurgitación a la ecología del miedo. Dice que en muchos animales existe lo que los biólogos llaman “regurgitación defensiva” que es un arma defensiva frente a depredadores ( también la defecación se utiliza a veces como arma defensiva) y plantea que tal vez pensar en la Bulimia como regurgitación defensiva podría ayudar a comprenderla mejor.

Soy consciente de que muchos paralelismos que hace la autora de Zoobiquity entre conductas animales y humanas resultarán muy forzados para los clínicos que tratan trastornos de alimentación, pero he querido recoger todas las ideas que expone en este capítulo por si ayudan a pensar sobre estos trastornos. Para acabar voy a traducir aproximadamente el párrafo con el que concluye Barbara el capítulo:

“ Amber dejó la unidad al de unas semanas y la he visto alguna vez posteriormente, aparentemente en buen estado de salud. Pero si  pudiera volver a aquel momento en el comedor en que tenía miedo de un sandwich y cambiar una cosa, sería ésta. Le ayudaría a entender su miedo a alimentarse como una fisiología protectora que ha descarrilado. Le hablaría de la ecología del miedo y de los alces de Yellowstone. De cómo dejaban de comer cuando había lobos y cómo volvían a comer cuando estos desaparecían. Trabajaríamos juntas para ayudarla a identificar los lobos en su vida, y desenganchar su miedo de su alimentación. Porque Amber se parecía mucho a cualquier criatura vulnerable que se aventura lejos de su nido, cueva o madriguera. La amenaza no proviene de la comida que ella pudiera comer, sino más bien del mundo incierto y peligroso en el que debe consumirla”.

Referencia






sábado, 23 de febrero de 2013

La Crisis de la Investigación en Psicología



La mayor parte de la investigación publicada es falsa
-John Ioannidis

Siguen apareciendo cosas en Twitter en relación a la crisis en Psicología (la Crisis de Replicabilidad), y me he dado cuenta de que el problema es mucho más amplio de lo que pensaba, y que implica a toda la investigación en Psicología, así que voy a ampliar en este post lo que comentaba en el anterior. Que quede claro que me interesa este tema porque afecta a la credibilidad de la Ciencia, y no de la Psicología. No creo que la Psicología sea una oveja negra y que lo que ocurre con ella sea diferente de lo que ocurre con otras disciplinas, aunque tenga sus peculiaridades. Por circunstancias que ahora comentaré es la Psicología la que está en el ojo del huracán y toca hablar de ella, pero creo que el problema es del sistema académico y del funcionamiento de la literatura científica en general. El caso es que la revista Perspectives on Psychological Science dedicó un número entero monográfico a esta cuestión en Noviembre de 2012 ( disponible en abierto), en el que me voy a basar para realizar este post. Entre estos artículos hay uno del propio John Ioannidis.
Diederik Stapel

Bueno, pues resulta que la crisis en Psicología se prolonga ya desde hace unos dos años y tiene diversos desencadenantes. Uno muy importante son varios casos de fraude, el más grave de ellos el del psicólogo social holandés Diederik Stapel, que reconoció haber fabricado los datos de sus estudios durante un montón de años y en todos los sitios donde ha trabajado (Tilburg, Groningen y Amsterdam). Era un hombre conocido internacionalmente y su caso ha tenido mucha repercusión. El comité de investigación de Tilburg habla de 34 publicaciones basadas en datos falsos, el de Groningen de 12, y el de Amsterdam de 7, aunque todavía no son resultados definitivos. El New York Times aborda el caso en Noviembre de 2011, así como muchos blogs y columnas,(por su calidad yo destacaría el blog de Ed Yong) los cuales ponen en duda el rigor científico de la Psicología Social y de las ciencias sociales en general. Hay que decir que no existen datos de que el fraude sea mayor en Psicología que en otros campos. Aunque no hay datos fiables sobre el fraude en la ciencia, según un metaanálisis de 18 encuestas un 2% de los encuestados admite haber fabricado datos, pero la realidad tiene que ser mucho mayor. Según Fanelli (2009) el fraude es mucho más frecuente en las ciencias biomédicas que en otras disciplinas, probablemente porque hay más recompensas financieras en este campo que en otros.

Pero, aunque el fraude sea relativamente raro en ciencia, existen un montón de prácticas que son habituales y que todo el mundo realiza porque se consideran legales, y que ponen en entredicho la calidad de toda la investigación. Lo llaman a veces “masajear” los datos o, según otros, “torturarlos hasta que canten” (es cierto, algunos investigadores enseñan a sus alumnos que hay que torturar los datos hasta que confiesen). Algunas de estas prácticas, que recogen Nosek (2012), y también Simmons (2011), serían:
  • conducir muchos estudios de poca potencia en vez de pocos de más potencia
  • mandar para publicación solamente los estudios positivos y guardar los negativos. Es el llamado Efecto Cajón: hago diez estudios y mando a publicar el que sale bien y guardo los otros nueve en el cajón.
  • los estudios que salen mal eran “estudios piloto” y los estudios piloto que salen bien eran ya “estudios serios”...
  • dejo de coleccionar datos en cuanto me da un resultado positivo o, lo contrario, si todavía no tengo un efecto positivo sigo coleccionando participantes y datos hasta que me salga lo que busco.
  • incluyo muchas variables dependientes e independientes ( sexo, características de personalidad, edad, etc.) y luego solo menciono las que “funcionan”
  • manipulo los métodos de análisis a posteriori , pruebo diferentes análisis estadísticos, moderadores, etc, e informo solo de los que funcionan
  • presento mis hipótesis como anteriores a los datos cuando en realidad vienen después (es decir son hipótesis post-hoc que encajan con los datos)
  • Y , por supuesto, una vez que obtengo un resultado positivo no se me ocurre replicarlo no vaya a ser que la falta de replicación me fastidie un buen artículo...

Pero, además del fraude (hay otros casos como los de Karen Ruggiero o Marc Hauser), otros desencadenantes de la actual crisis han sido sesgos de publicación, falsos positivos como el de Bem sobre los poderes psíquicos de sus sujetos que podían adivinar el futuro, y los fallos de replicación ya comentados. Os extraigo a partir de aquí comentarios e ideas que me han parecido interesantes de este número especial y lo voy a hacer en forma de píldoras para que sea más ágil. Las voy a dividir en una primera sección donde se describe o diagnostica la situación y en una segunda donde se proponen soluciones.


Diagnóstico

  • El éxito profesional de un científico académico depende de publicar, pero hacerlo bien y publicar son a veces dos cosas incompatibles, según plantea Brian Nosek, ya que una cosa es lo que es bueno para los científicos y otra muy distinta lo que es bueno para la ciencia. De publicar depende la seguridad en el trabajo, la autoestima y la calidad de vida. Las publicaciones influencian el puesto laboral que se consigue, el sueldo, las becas que se otorgan, etc. Desde el momento que se prima publicar el interés de los científicos es publicar, e importa menos que los resultados sean ciertos. Si montamos un sistema donde el lema es “publica o perece” pues se publicará, es evidente.
  • Todo el mundo está de acuerdo en que la replicación es el Tribunal Supremo de la Ciencia, el patrón oro.
  • Makel y cols. estudian la frecuencia con la que se replica en Psicología y para ello estudian toda la historia (desde 1900) de las 100 revistas de Psicología de más impacto, y encuentran la palabra replicación en el 1,6%. Luego toman 500 artículos al azar y encuentran que solo el 1% de los trabajos son replicaciones de un trabajo previo.
  • También según Makel y cols, cuando los científicos originales replican un trabajo lo consiguen en el 92% de los casos mientras que si la replicación la llevan a cabo investigadores diferentes sólo se consigue replicar el 65%. Cuando al menos un autor del equipo original participa en la replicación solo 3 de las 167 replicaciones estudiadas fallan. La media de replicaciones, según estos autores, en Psicología es de 1,07%.
  • Los resultados negativos están desapareciendo de la literatura (Fanelli 2011). La Psicología y la Psiquiatría, en concreto, están que se salen, según Fanelli publican cinco veces más resultados positivos que las ciencias del espacio, que se encuentran en el otro extremo.
  • Varios autores en este número (Ioannidis, Nosek...) afirman que eso de que la ciencia se autocorrige es un mito, que los errores entran en la literatura científica y que lo malo es que se quedan ahí muchos años.
  • Sobre el tema de los metaanálisis Ferguson y Heene plantean que dan resultados estadísticamente significativos, aunque estos sean triviales, puramente por su tamaño. Por otro lado, nunca resuelven disputas en la ciencia porque los del bando desfavorecido producen otro metaanálisis con resultados opuestos que les favorecen a ellos. 
  • Como comentaba en el post anterior, la replicación falla en investigación del cáncer (Begley y Ellis,2012) y existe otro trabajo de Bayer Healthcare donde de 67 intentos de replicar hallazgos en cáncer, salud de la mujer y enfermedad cardiovascular, sólo consiguen replicar el 25%


Tratamiento

  • Según algunos no hay mucho que hacer porque aunque el sistema favorece el fraude también promueve la producción de científicos brillantes. Por otro lado hay muchos intereses de científicos, universidades y revistas en el sistema actual, así que parece poco probable que nadie mueva el culo. Otros autores son más tajantes y dicen que la manera en que se publica en psicología debe cambiar.
  • A pesar de lo anterior, comienzo por una de las propuestas más serias y contundentes, basada en lo que propone Ben Goldacre en Bad Science. La idea sería registrar los estudios antes de realizarlos, explicar todo el protocolo, la metodología, así como los análisis que se van a realizar. Si cuando se realiza la investigación no se consiguen resultados y no se publica, el trabajo quedaría invalidado científicamente. Lo mismo ocurriría si lo publicado no se ajusta a lo registrado, en cuyo caso el trabajo quedaría en todo caso como un estudio exploratorio, no como algo firme. De esta manera, se puede decir que el  proceso de peer-review ocurriría en el momento del registro y no después. Esta fórmula se ha empezado a aplicar en investigación biomédica y si se aplicara bien haría innecesarias prácticamente las replicaciones.
  • Proyectos como Open Science Collaboration y el Reproducibility Project, del que ya hablé en el post anterior y que explican en uno de los artículos.
  • Poner en marcha revistas o sitios web que publiquen replicaciones o resultados negativos. Ya existen algunas: Journal of Articles in Support of the Null Hypothesis, Journal of Negative Results, Journal of Null Results, Psychfiledrawer. La mayoría de los autores piensa que no es una buena idea porque serían revistas de baja calidad y nadie tiene interés en publicar en ellas. No se les augura mucho éxito
  • Otra posibilidad sería que se co-publicaran las replicaciones junto con el al artículo original pero que la replicación fuera un archivo digital exclusivamente. Hoy en día muchas revistas ponen en su web apéndices o material añadido y las replicaciones podrían formar parte de este material
  • También se podría co-citar las replicaciones, es decir que los investigadores citaran a la vez que el artículo original un archivo donde constaran todas las replicaciones existentes de ese artículo.
  • Otra opción sería poner en marcha proyectos de colaboración entre equipos y que unos repliquen los trabajos de otros. Por cierto, que alguien señala en este número que los proyectos de colaboración en Psicología entre distintos profesionales para investigar brillan por su ausencia, al contrario de lo que ocurre por ejemplo en Genética.
  • Frank y Saxe proponen que sean los estudiantes los que hagan las replicaciones, como parte de su proceso de formación, y que les cuente para el currículum

Para acabar, una nota de humor en un tema tan serio. Gullo y O´Gorman proponen en plan broma una nueva categoría diagnóstica para el DSM-V dedicada a los científicos deshonestos. La característica esencial del “Publicar Patológico” ( Pathological Publishing) sería la “persistente y recurrente publicación de hallazgos confirmatorios (criterio A) combinado con el frío desdén por los resultados nulos ( criterio B) lo que produce una buena historia (criterio C) llevando a un marcado sufrimiento de los neo-popperianos ( criterio D)”. Habrá que reír por no llorar.

martes, 19 de febrero de 2013

La Polémica del Priming (Primado) en Psicología


El mundo de la Psicología Social lleva un tiempo revuelto con una polémica desatada en el área concreta del Priming (Primado), a raíz de que el trabajo seminal de John Bargh, en el que los sujetos experimentales andaban más despacio después de ser primados con palabras relacionadas con la vejez, no ha podido ser replicado (hablé de esos experimentos en esta entrada sobre el Nuevo Inconsciente). Voy a resumir en este post la cuestión así como plantear algunas reflexiones que la misma me sugiere. Un buen resumen de la misma lo tenéis en este artículo de Tom Bartlett del Chronicle
John Bargh

Como decía, todo se desata cuando este trabajo de Doyen y cols. de PLoS ONE  no replica los hallazgos de Bargh ( luego hablaré de él). Ed Yong publica en su blog un comentario que cabrea especialmente a Bargh porque compara su caso con el del famoso caballo Clever Hans. Según su dueño, este caballo sabía sumar, restar y multiplicar y una comisión de expertos llegó a afirmar que no había truco y que era verdad. Lo que en realidad ocurría , según demostró el Dr. Pfungst, era que el caballo captaba el lenguaje no verbal y otras claves de su dueño para saber cuándo tenía que dejar de patear, y si su dueño no estaba delante era incapaz de acertar las respuestas. El caso es que Bargh responde en su blog Psychology Today citando toda una serie de estudios en que se han replicado los hallazgos del priming. Pero hay otro frente abierto, por lo menos, ya que el Dr. Brian Nosek encabeza un proyecto, llamado the Reproducibility Project, que se va a dedicar a replicar los artículos del año 2008 de estas tres revistas: Psychological Science, the Journal of Personality and Social Paychology y the Journal of Experimental Psychology:Learning, Memory, and Cognition. Hay que añadir a todo lo anterior episodios como la publicación precisamente en el Journal of Personality and Social Psychology de un trabajo de Daryl J Bem diciendo que la percepción extrasensorial es real y que sus sujetos podían predecir el futuro. Este trabajo,por supuesto, no pudo ser replicado y se puso además muchas pegas a los autores que lo habían refutado para publicar sus resultados, cosa que tuvieron que hacer en otra revista. El caso es que la sombra de la duda se extiende a toda la Psicología Social y a la seriedad de la Psicología en general...
Daniel Kahneman

El asunto toma tales proporciones que el premio Nobel Daniel Kanehman interviene con una carta abierta en la que pide a los investigadores del campo del Priming que hagan algo. Les propone que monten un anillo de replicación con cinco grupos de investigación y que cada equipo se dedique a replicar los principales trabajos del otro. Dice que se avecina un choque de trenes  y les urge a actuar rápido, si no quieren que ese área de investigación se desacredite y se abandone, y que los alumnos y profesionales del campo se conviertan en parias sospechosos que no encuentren trabajo en ningún sitio.

He leído el artículo que lo empezó todo (Behavioral Priming: It´s all in the mind, but whose mind?) que consiste en realidad en dos trabajos. El primer trabajo es claro, repiten el procedimiento de Bargh -sustituyendo los relojes manuales para medir el tiempo que los participantes en el estudio tardan en andar un pasillo por células fotoeléctricas- y los sujetos primados con palabras relacionadas con la vejez no andan más despacio que los no primados. Pero el segundo trabajo ya es más difícil de interpretar. Como Doyen y cols. piensan que en realidad todo se debe a las expectativas de los investigadores, lo que hacen es dividir a los investigadores en dos grupos y a unos les dicen que los sujetos van a andar más rápido, y a otros que lo van a hacer más despacio. Y también les dicen que los sensores no son muy fiables y que midan ellos el tiempo manualmente. Conviene señalar que en el estudio inicial de Bargh los sujetos que medían el tiempo con el reloj eran totalmente ciegos al estado del participante en el estudio, es decir, que cuando veían venir al estudiante por el pasillo y le medían el tiempo no sabían si había sido primado con palabras sobre la vejez o no. En este segundo diseño nos encontramos con unos resultados interesantes. Por un lado las mediciones subjetivas no nos sorprenden: los experimentadores que habían sido sugestionados con que los participantes iban a andar más despacio encuentran que andan más despacio, y los que esperaban que iban a ir más rápido encuentran que van más rápido. Explicación: profecía que se  cumple a sí misma, poder de las expectativas..., ningún problema. Pero ¿qué dicen las mediciones objetivas de los sensores? Pues que los sujetos primados con las palabras sobre vejez si andan más despacio que los no primados cuando se les dice a los experimentadores que van a andar más despacio. Pero no hubo diferencia entre los primados y los no primados cuando se les dice a los experimentadores que van a ir más rápido.

Doye y cols. sostienen que lo que explica los resultados es el poder de las expectativas de los investigadores. De manera inconsciente, los experimentadores pueden transmitir sus expectativas a los participantes de la misma manera que el dueño de Clever Hans se las transmitía a su caballo. Los sujetos experimentales imitarían la conducta de los experimentadores basándose en sutiles claves automáticas. Es decir, al esperar que los sujetos andarían más despacio, los experimentadores expresarían en su cuerpo lentitud, esta lentitud sería captada por los participantes y al final andarían más despacio...No sé, pero creo que esto no explica que no funcionara cuando esperaban que andaran más rápido. Y por otro lado, es una demostración clara de la influencia de factores inconscientes en la conducta aunque el factor que influye no sean claves semánticas sino expresiones corporales ( lo cual concedo que es bastante diferente). Resumiendo, los resultados me parecen algo confusos y nada contundentes.
Clever Hans

Pero todo este debate me suscita dos reflexiones. La primera tiene que ver con el papel tremendamente importante  que juega la replicación en la ciencia, y la poca importancia que se le da. Ahora están surgiendo revistas que publican resultados nulos, y proyectos de replicación, pero hasta ahora nadie se ha preocupado de replicar. Los trabajos se citan y se citan durante años hasta que alguien los replica y se ve que son erróneos. Estamos hablando de psicología pero Glen Begley sólo pudo replicar 6 de 53 trabajos de referencia sobre el cáncer, y eso que habían sido publicados en revistas de máximo nivel y realizados por laboratorios prestigiosos. Así que no es extraño el desánimo y el escepticismo sobre la ciencia en general. El artículo más bajado en PLoS Medicine es uno de John Ioannidis , de 2005, donde dice que el 90% de los estudios son erróneos o exageran los resultados. Hay que asumir que, si bien el 90% puede ser exagerado, una gran parte de la investigación es errónea y no se va a sostener, pero como nadie hace el esfuerzo de replicarla podemos creer que es verdad durante décadas. Recomiendo este artículo sobre el problema de la replicación en ciencia a los que estéis interesados. Replicar no aporta nada a un investigador porque si replica los resultados está en realidad trabajando para el equipo investigador que realizo la investigación original, y puede que esté colaborando  a que les den el premio Nobel. Los investigadores están presionados para emprender su propia investigación y publicar resultados interesantes si quieren que les renueven el contrato, o subir en el escalafón. Pero, por otro lado, las revistas científicas no están interesadas en publicar resultados nulos, lo que ellas quieren son resultados “sexys”, que se comenten en prensa y de los que hable todo el mundo.

La otra reflexión tiene que ver con la forma en que funciona la ciencia y la investigación, algo que lleva encima la etiqueta de lo “objetivo” y de lo “desinteresado”, pero que la llevan a cabo personas con intereses propios. Publicar es un fin en sí mismo, en lugar de un medio. Se publica para engordar currículum y conseguir puntos en una oposición, para mantener o conseguir un puesto en una Universidad o departamento, por intereses de la Big Pharma , o de otros lobbies no necesariamente industriales... La mayoría de la gente que publica no tiene en realidad nada que decir, no tiene preguntas propias, y lo único que conseguimos es ahogarnos todos en un mar de información que nadie puede manejar, con más de dos millones de artículos de Medicina al año en más de 30.000 revistas médicas...una auténtica locura. Cada vez aparecen más metabuscadores de buscadores que nos intentan filtrar esa auténtica montaña de investigación basura de la que probablemente solo un 1% sea relevante. También habría que añadir , como dice un lector del Chronicle, el dominio que tanto de la Psicología Social , como de otras disciplinas, tienen determinadas élites. En USA está la llamada Liga de la Hiedra ( Ivy League), donde un grupo de individuos de las 8 principales universidades norteamericanas controlan las revistas, se revisan entre ellos, citan los artículos de los otros, entrenan a los estudiantes de los otros, y reparten los puestos universitarios y de investigación entre los mejores, es decir, entre los nuestros, los que son como nosotros...Y en todos los lugares ocurre algo parecido, o más grave que en USA.
John Ioannidis

Por último, señalar otro problema tan evidente que pasa desapercibido. Hemos hablado del poder de las expectativas y de los sesgos de la naturaleza humana, pero la realidad es que vivimos en un mundo donde dejamos a la Big Pharma que nos convenza con estudios de la utilidad de sus fármacos. Y los estudios les salen positivos...Y dejamos a los psicólogos cognitivos que nos convenzan de la utilidad de la terapia cognitiva...y curiosamente los resultados les salen también positivos... No nos damos cuenta del llamado sesgo de afiliación, de que esto es lo mismo que poner al lobo a cuidar las ovejas. Los estudios se montan para confirmar unos resultados y no para desafiarlos. Tal vez tendría más lógica que los estudios de fármacos los llevaran a cabo los psicólogos cognitivos, y los estudios de terapia cognitiva la Big Pharma. Pero esa es otra historia.

Referencia:

Bargh JA, Chen M, Burrows L (1996) Automaticity of social behavior: direct effects of trait construct and stereotype-activation on action. Journal of Personality and Social Psychology 71: 230–244.

domingo, 17 de febrero de 2013

Darwin, el psicólogo más grande que ha existido



“En el futuro lejano la Psicología se basará en un nuevo fundamento, el de la necesaria adquisición gradual de cada capacidad y poder mental”
-Charles Darwin

Me ha parecido muy interesante y significativo este articulo de Allen Frances donde dice que, sin ninguna duda, Darwin es el psicólogo más grande que ha existido, por lo que lo voy a traducir de forma resumida. Hay que tener en cuenta que Allen Frances fue el presidente del grupo de trabajo para la creación del DSM-IV, un “pope” de la psiquiatría norteamericana, y la defensa que hace de la importancia de Darwin  creo que significa que la Psiquiatría -y la Psicología- empiezan a darse cuenta de la trascendencia de la teoría de la evolución para la comprensión de la mente humana y de sus formas de enfermar. Vamos a ver los argumentos de Frances.

Según Frances, Darwin cambió nuestra visión de la naturaleza humana y sus conclusiones fundamentales serían:
- Somos animales, una parte del cuadro de la vida, no su finalidad.
  • Nuestros instintos, emociones e intelecto evolucionaron a partir de un ancestro común con los primates, exactamente igual que nuestra forma corporal.
  • Podemos entendernos mejor a nosotros mismos estudiando los pasos físicos y psicológicos de esta evolución.
  • Nuestra psicología es el producto de la selección natural y sexual de variaciones surgidas al azar que fueron reproductivamente adaptativas, y no fue planeada o inspirada por una intervención divina.
  • La mente y la conciencia son producto del funcionamiento cerebral de una manera no esencialmente diferente a que la digestión es la función del intestino.
  • La Psicología puede ser estudiada con los mismos métodos experimentales y observacionales que son estándar en la ciencia.
  • Todos los seres humanos, a pesar de las diferencias culturales, son hermanos dentro de una misma especie y comparten las mismas capacidades emocionales e intelectuales.
  • “El niño es el padre del hombre”: podemos aprender  acerca de la psicología individual y de la evolución de la especie estudiando la maduración de las conductas en niños y bebés.
  • Los instintos no están absolutamente fijados sino que interactúan con el ambiente.
  • Fuerzas inconscientes juegan un enorme papel en influenciar nuestra conducta.
Darwin estableció también nuevos métodos de estudio psicológico que se han convertido en estándares en el campo:
  • Su afirmación de que podemos aprender más acerca de nosotros mismos estudiando los mandriles que leyendo a los grandes filósofos creó el campo de la psicología evolucionista, y nos proporcionó profundos descubrimientos sobre la motivación y la conducta humana
  • Su “Biographical Sketch of an infant” en el que detalla minuto a minuto las observaciones naturalistas del desarrollo intelectual, moral y emocional de su hijo mayor crearon el campo de la psicología del desarrollo infantil.
  • El método de Darwin de estudiar las emociones y las expresiones faciales usando fotografías que encargó con este propósito es todavía una herramienta de investigación muy fructífera.
  • Darwin llevó a cabo la primera encuesta en Psicología, por medio de misioneros y científicos, para mostrar la universalidad de las emociones humanas por todo el mundo.
  • Darwin también fue pionero de la introspección subjetiva, incluyendo el autoanálisis de los propios sueños.
Dice Frances que Darwin realizó sus descubrimientos psicológicos antes de los 30 años, antes incluso de descubrir que la selección natural es el mecanismo de la evolución. Guardó sus descubrimientos en un cajón por un lado porque era muy meticuloso, pero, por otro, porque se daba cuenta de que el mundo no estaba preparado para una visión materialista del hombre. Dice también que Freud se apoyó en los hombros de Darwin. El paso adelante más importante en el conocimiento de la psicología humana fue la comprensión de que gran parte de la vida mental es automática, inconsciente, fuera del control de nuestra razón o voluntad. Muchos filósofos, científicos y escritores habían explorado este campo del inconsciente antes y después de Darwin. Pero Darwin fue el más importante porque conectando la mente humana con nuestro pasado primate fue capaz de rellenar muchos de los vacíos existentes y explicar por qué hacemos lo que hacemos y  por qué sentimos como sentimos.

Parece que el mensaje de la Psicología Evolucionista empieza a calar en el mundo de la Psicología y de la Psiquiatría, y cada vez más profesionales empiezan a darse cuenta de que el futuro de la Psicología, como dijo Darwin ya hace más de 150 años, pasa por la teoría de la evolución.

lunes, 11 de febrero de 2013

¿Por qué no se acepta la teoría de la Evolución?


en este día 12 de Febrero que se cumplen 204 años del nacimiento de Darwin quería comentar este artículo de Patrick Clarkin, porque a mi modo de ver pone el dedo en la llaga de una de las principales razones de que después de tantos años la teoría de la evolución siga generando ampollas. Ya hemos hablado aquí de algunas de las razones de este rechazo, como que la ciencia es contraintuitiva, o que la mente humana es esencialista, creemos que las cosas tienen una esencia y la evolución nos dice que no, que unas cosas se transforman en otras, razón a la que Ernst Mayr atribuía el rechazo de la evolución. Pero la razón principal de la no aceptación de la evolución no es intelectual, sino emocional, moral.

Clarkin comienza el artículo con un crudo párrafo de Richard Dawkins, de su libro River out of Eden:
“La cantidad total de sufrimiento anual en el mundo natural está más allá de toda medida decente. Durante el minuto que me lleva componer esta frase, miles de animales están siendo comidos vivos, muchos otros corren para salvar su vida, gimoteando de miedo, otros están siendo comidos desde dentro por ásperos parásitos, miles de todas clases mueren de hambre, sed o enfermedad. Debe ser así. Si llega un tiempo de prosperidad, este mismo hecho lleva automáticamente a un aumento de la población, hasta que se restaura el estado de hambre y miseria. En un universo de electrones y genes egoistas, fuerzas físicas ciegas y replicación genética, alguna gente sufrirá, otra tendrá suerte, pero tú no encontrarás ninguna razón ni rima en todo ello, ninguna justicia. El universo que observamos tiene precisamente las propiedades que esperaríamos si en el fondo no hubiera ningún diseño, ningún propósito, ni bien ni mal, nada más que despiadada indiferencia.”

Y Clarkin critica esto, dice que esta visión de la naturaleza es una de las principales razones por la que la gente huye de la idea de la evolución. Para algunos esta noción de una naturaleza indiferente, donde los organismos se reducen a programas genéticos con la misión de sobrevivir y reproducirse es muy sombría. Por ejemplo Eugenie Scott, director del Centro Nacional para Educación de la Ciencia, dice que para muchos no biólogos la noción de que la evolución no está guiada, que son fríos procesos mecánicos, implica que “la vida no tiene sentido”. El microbiólogo Kenneth Miller, un defensor de la evolución, dice que en su experiencia lo que preocupa a los anti-evolucionistas no es la ciencia, sino las implicaciones de la evolución, que sienten que amenaza el orden moral. Por ejemplo, Miller cita a Rick Santorum, que fue candidato a la presidencia y senador por Pennsylvania, que dice: “ La evolución tiene enormes consecuencias para la sociedad. Es de dónde venimos, ¿tiene el hombre un sentido? ¿hay un sentido para nuestras vidas? O somos simplemente resultado del azar. Si somos resultado del azar, un simple error de la naturaleza, entonces esto supone una diferente demanda moral para nosotros - de hecho no nos pone ninguna demanda moral- que si de hecho somos una creación de un ser que tiene demandas morales”.

Entonces Clarkin dice que no merece la pena confrontar estas ideas y que es mejor evitar este engorroso asunto, que con esto enfadamos a la gente y que vendemos mal la evolución. Y la parte final del artículo la dedica a decir que la naturaleza no es siempre “sangre en los dientes y las uñas” , como en la cruda visión de Dawkins, sino que también existe la cooperación y el altruismo, y nos pone al final varios ejemplos de empatía y altruismo en animales, como que unas ballenas una vez adoptaron un delfín, que una vez unas ovejas adoptaron a un ciervo en Suffolk y cosas así, más del tipo de Walt Disney y más agradables para la gente.

Me parecen muy bien esos ejemplos, de los que ya he puesto algunos también en este blog, pero ese no es el tema. El tema no es si también hay cosas más agradables o “bonitas” para nuestro gusto moral y estético, que las hay. El tema es que lo que dice Dawkins es verdad, que el mundo biológico es amoral, que la moralidad y la agresividad el bien y el mal - “nuestro bien y mal”- nacen del mismo sitio, de su capacidad para dejar más copias de genes en las generaciones futuras. La moralidad es una ayuda a la reproducción y existe precisamente por eso, igual que la agresividad o la violencia. Si fuéramos mantis religiosas nuestro código moral diría que está bien que la hembra le arranque la cabeza al macho durante la cópula, este es el problema, que nuestra moral es la que es, pero podría haber sido totalmente diferente si nuestra evolución hubiese ido por otros derroteros, que no hay un absoluto en el que anclarla, que es relativa. Es como con los colores, nosotros los necesitamos para vivir, pero la ciencia nos dice que no hay colores ahí fuera. Nosotros somos criaturas morales, la moralidad forma parte de la naturaleza humana, como la visión tricolor, y la necesitamos para vivir, pero la evolución nos dice que no hay moral ahí fuera.

Como dice Jorge Wagensberg en Las Raíces Triviales de lo Fundamental, el creacionismo no se mete con la cosmología  que cuenta la evolución del universo desde el Big-Bang hasta hoy mismo, ni le interesa la teoría sobre la que descansa el psicoanálisis, ni la física cuántica, ni la mecánica estadística, ni ataca la biología molecular, ni la nanotecnología. Su diana es la evolución y está claro que no es por razones científicas. Y aquí seguimos, siglo y medio después del Origen de las Especies, sin poder digerir las implicaciones de la obra de Darwin, viviendo en un mundo predarwiniano porque dar ese paso de aceptar la realidad asusta, porque supone un salto al abismo, porque pone toda nuestra sociedad en solfa y nos obliga a repensarnos completamente, desde el principio.

sábado, 9 de febrero de 2013

La Ilusión de Introspección


La ilusión de introspección consiste en el fuerte sentimiento que tiene la gente de que puede acceder a los procesos subyacentes a sus estados mentales. Pero, como ya hemos comentado aquí antes, la mayoría de los procesos mentales son inaccesibles a una interpretación consciente. Os voy a comentar en este post unos experimentos del equipo sueco de Petter Johansson, absolutamente contraintuitivos, que desafían nuestro sentido común.

El estudio principal, publicado en Science en 2005 consiste en lo siguiente. Se muestra a 120 participantes ( 70 de ellos mujeres) un par de fotografías de mujeres y se les pide que elijan la fotografía cuya cara les resulte más atractiva. En unos casos se les pide a continuación que expliquen las razones de su elección, sin más. Pero en un porcentaje de los casos los investigadores hacen trampa, una especie de juego de manos que veis en la figura. Cuando el sujeto señala la foto que prefiere, el investigador le da en realidad la foto que no ha elegido, y esconde la que el sujeto había elegido con la manga. Y aquí viene ya una primera sorpresa. Los investigadores dejan diferentes tiempos a los sujetos para pensar: 2 segundos, 5 segundos y tiempo indefinido. En la situación de tiempo indefinido... ¡sólo el 27% de los participantes notan el cambio! La tasa de detección , además, no guarda relación con el parecido entre las caras. Pero nos falta todavía lo más interesante. Se pregunta luego a los sujetos que expliquen la razón de su preferencia. Uno podría pensar que tendría que ser diferente las explicaciones que diera la gente en el caso de que no haya habido manipulación comparado con los casos en que se ha manipulado la elección del participante. ¡A fin de cuentas le estamos pidiendo al sujeto en la situación manipulada que nos explique las razones de una elección que no ha hecho! Pues no es eso lo que ocurre...

Los investigadores clasificaron los informes de los participantes en varias categorías que potencialmente podrían diferenciar las comunicaciones verbales de los casos manipulados de los no manipulados y utilizaron evaluadores ciegos. Diferenciaron tres dimensiones: emocionalidad, especificidad y  certeza.  Y resulta que los sujetos manipulados daban sus explicaciones con la misma confianza y el mismo nivel de detalle y de emocionalidad que los no manipulados. Un sujeto explicaba por ejemplo que había elegido la foto de la chica sonriente que llevaba joyas porque estaba radiante, y que se habría acercado a ella en un bar porque le gustan los pendientes. ¡La realidad era que el señor no había elegido a la chica radiante de los pendientes! También es llamativo que al final del experimento les preguntaron a los sujetos engañados: “si usted participara en un estudio donde la foto que usted ha elegido fuera cambiada subrepticiamente, ¿notaría usted el cambio?”. Pues bien, el 84% dijeron que creían que detectarían fácilmente el cambio...

Los investigadores parafrasearon un fenómeno ya conocido que es la ceguera al cambio (change blindness) y llamaron a este nuevo fenómeno ceguera de elección (choice blindness). Para demostrar que el fenómeno de la ceguera de elección no era específico de la elección de caras se fueron a un supermercado y montaron un stand. Daban a la gente a elegir dos tipos de mermeladas, y después de que el sujeto había elegido le daban una segunda muestra y le pedían que explicara las razones de su preferencia. El truco estaba en que cada jarra de mermelada estaba dividida internamente en dos compartimentos y ,aunque el sujeto veía que le daban la segunda muestra de la misma jarra, en realidad era una mermelada diferente, en algunos casos de sabores totalmente alejados uno de otro. Los resultados mostraron que no pasaban de un tercio los que detectaban el cambio y que sus informes eran igual de confiados y seguros que en el estudio anterior. Hay trabajos parecidos en los que los participantes elegían entre teléfonos móviles con resultados similares.

A inventar historias para rellenar lagunas de memoria se le llama confabular y es algo supuestamente patológico que ocurre en cuadros cerebrales orgánicos, por el ejemplo en el Síndrome de Korsakoff. Pero lo que hacen los participantes engañados en estos experimentos es precisamente eso, confabular, inventar historias a posteriori para explicar  decisiones que no han tomado, aunque no lo hacen por un problema de memoria. Si los relatos de los sujetos manipulados son inventados se nos plantea la duda de si los relatos de los sujetos no manipulados son también puras invenciones, es decir, estos estudios plantean que nuestro estado natural basal es el de confabular, ir inventando historias sobre la marcha para explicar nuestras acciones. Buscamos una explicación verosímil y cuando la encontramos dejamos de buscar. Este fenómeno se parece mucho también al intérprete del hemisferio izquierdo, un concepto de Michael Gazzaniga, procedente de sus estudios con sujetos con hemisferios cerebrales separados entre sí. La teoría de Gazzaniga es que el cerebro humano (el hemisferio izquierdo, para ser exactos) contiene un intérprete, un grupo de redes neuronales especializado en dotar de sentido a la actividad incesante de nuestro propio cerebro, inconsciente y automática en su inmensa mayoría.

Resumiendo, nuestro sentido común nos dice que a la hora de tomar decisiones detectamos los desajustes entre intención y resultado, y que ajustamos nuestra conducta a la vista de un error y nos adaptamos a las circunstancias cambiantes. En estos experimentos vemos que los participantes no detectan esos graves desajustes entre su elección voluntaria y el resultado que se les presenta. Pero , a pesar de ello, dan tranquilamente las razones de por qué hicieron algo que en realidad no hicieron. Como en la vida real no suele haber estos desajustes entre intenciones y resultados, vamos por la vida pensando que accedemos a los procesos subyacentes que motivan nuestras acciones, que tenemos capacidad de introspección, pero estos y otros datos confluyen para transmitirnos la inquietante idea de que en realidad vamos por la vida confabulando, inventando historias que rellenen los huecos que necesitamos rellenar. Vamos por ahí creyendo y contando cosas que en realidad no sabemos.

Referencias: