viernes, 31 de mayo de 2019

El Suicidio Moralista

Normalmente hablamos del suicidio, en singular, como si nos refiriéramos a un fenómeno claramente delimitado. Pero tal vez sería más correcto hablar de “los suicidios”, en plural, para referirnos a una variedad de fenómenos cada uno con sus causas y mecanismos diferenciados. Aunque Durkheim en su obra de 1897 ya distinguía cuatro tipos de suicidios (altruista, egoísta anómico y fatalista), la concepción predominante hoy en día del suicido es la individualista y médica. Al oír hablar del suicidio pensamos en una persona que sufre -bien por un dolor físico pero, sobre todo, por un dolor psicológico (un trastorno mental, sobre todo una depresión)- y que busca un escape, una salida, a ese sufrimiento. En esta entrada voy a hablar de un tipo de suicidio que reúne unas características muy concretas y que podemos llamar suicidio moralista.

Frente a ese suicidio personal que comentaba (relacionado fundamentalmente con la depresión), están descritos en la literatura desde hace mucho tiempo otros tipos de suicidio que tienen que ver con otras emociones diferentes a la depresión. En estos otros tipos de suicidios, la conducta del sujeto tiene una “función social”, es decir, por medio de ella el individuo busca actuar o tener un efecto en su medio social y, habitualmente, su conducta es una respuesta a una ofensa moral, bien cometida por otros o bien cometida por él mismo. Usando la teoría de Donald Black, de la que hemos hablado en entradas anteriores, ambos tipos de suicidios (el cometido por el ofendido moralmente y el cometido por el ofensor moral) serían un tipo de control social (recordad que control social, según Black, es cualquier proceso por el que la gente define y responde a la conducta desviada). En el primer caso la conducta desviada la han cometido otros y en el segundo la conducta desviada es la del propio sujeto. Vamos a ver con un poco más de detalle estos dos tipos de suicido moralista, es decir, el tipo de suicidio en el que el sujeto es la víctima de una ofensa moral y responde a un mal o daño moral producido contra él, o el caso en que el sujeto es el ofensor moral, el que produce el daño a otros.

Suicidio del ofendido

Está descrito en la literatura un tipo de suicidio al que se le han dado diferentes nombres: suicidio por venganza o suicidio Sansónico (morir matando), el suicidio agresivo o el suicidio con intención hostil, del que ya hablamos en otra entrada. En la cultura Truk/Chuuk lo llaman Amwunumwun, la conducta suicida por medio de la que se muestra que uno ha sido herido (en este cultura suele ser por algún familiar con mayor autoridad: padres, tíos). La emoción predominante en este suicidio no es la depresión sino la ira, la venganza o la rabia. Para entender mejor de lo que estamos hablando, voy a transcribir un caso real de este tipo de suicidio extraído del artículo de Zhang que cito en la bibliografía:

“La señora Y, una joven madre con un niño pequeño, vivía en el pueblo de la familia de su marido, aunque su marido tenia un trabajo en la ciudad y estaba con frecuencia ausente. Ella se encargaba del cuidado de su hijo y de sus suegros y su vida diaria era rutinaria. Se quejaba ocasionalmente de que tenia menos tiempo para pasar con sus amigos que el que tenia antes de casarse, aunque entendía que el papel de una mujer casada está en el hogar. Con el marido fuera de casa, comprendía que era su responsabilidad mostrar piedad filial hacia sus suegros. Los paisanos comentaban que la señora Y era una joven y feliz mujer, un modelo de nuera en el pueblo.

Un día, la vecina de la casa de al lado vino y la acusó de haber robado unos huevos de su gallinero. La señora Y se indignó y negó airadamente la acusación. Pero la vecina insistió afirmando que nadie más podía haber robado los huevos. La disputa rápidamente atrajo a un grupo de vecinos. Se fue haciendo cada vez más difícil para la señora Y defender su inocencia, “salir limpia de la acusación”. La pelea acabó con la señora Y corriendo hacia casa y llorando. Mientras la multitud se dispersaba, la señora Y cogió una botella de pesticida, guardada tras la puerta de la casa, y tragó una gran cantidad de líquido. Sus últimas palabras fueron: “No lo hice. Un árbol no puede sobrevivir sin su corteza y una persona no puede vivir sin reputación. Moriré para probar que no robé esos huevos”. Los vecinos cogieron una tractor para llevarla al hospital más cercano para que le hicieran un lavado gástrico pero la señora Y murió antes de llegar.”

El mecanismo causal de este suicidio lo expresa muy bien la señora Y: la pérdida del estatus social, del prestigio, de la respetabilidad o de la reputación. Somos una especie social y la integración, la pertenencia y aprobación por parte de los demás es fundamental. El rechazo y el ostracismo, por contra, son letales. Además, esta pérdida en el caso de la señora Y, y en otros muchos casos, ocurre en un corto espacio de tiempo, es una caída muy rápida. La respuesta del sujeto puede ser impulsiva y fulminante. 

Suicidio del ofensor

En este suicido el autor es el que ha ofendido o hecho algo malo. Las emociones predominantes son la culpa, la vergüenza o el miedo a las consecuencias de una mala acción. En la cultura Trek de la que hablábamos antes, se llama  Amwunumwun inverso y el sujeto reconoce que ha hecho algo malo que rompe la familia, o que supone una vergüenza no para él sino para toda la familia. Por ejemplo, un joven había gritado la noche anterior e insultado a la gente mientras estaba borracho. A la mañana siguiente dio instrucciones a su madre de que pidiera perdón a todo el mundo y se ahorcó.

Este tipo de suicidio acaba de ser descrito recientemente en la literatura occidental por Kristen Syme y Edward Hagen como el Modelo de la Disculpa Costosa (Costly Apology Model). Según este modelo, la conducta suicida sería una “señal” (término que se usa en biología) una forma costosa de pedir perdón. Han estudiado su existencia en diversas culturas y encuentran apoyo para este tipo de suicidio tras haber cometido algún tipo de transgresión. En los hombres la conducta suicida se asocia a la comisión de un homicidio y en las mujeres a transgresiones sexuales. 

Vistos los dos tipos de este suicido moralista (o de suicidio como control social que diría Black) que no está bien reflejado y/o tratado en la literatura sobre el suicidio en general, ¿tiene importancia este tipo de suicidio? Pues creo que en estos tiempos de “calentamiento moral global” que estamos viviendo, con el fenómeno de los linchamientos morales en las redes sociales ocurriendo de una forma ininterrumpida, estamos asistiendo a un gran número de suicidios moralistas. Por mencionar sólo algunos:

  • El suicidio de Austen Heinz. Este joven y visionario emprendedor creó la compañía Cambrian Genomics, de ingeniería genética que creó cosas como plantas con genes de luciérnaga que brillaban de noche. Por una serie de razones que no voy a detallar y podéis leer en el enlace, fue víctima de un linchamiento moral y acabó suicidándose.
  • El suicidio del músico Armando Vega, bajista del grupo de rock mexicano Botellita de Jerez. Fue acusado de abusos sexuales a través de una cuenta de Twitter y se suicidó dejando una nota explicando las razones.
  • el suicido de una empleada de IVECO hace unos días tras difundirse un vídeo de contenido sexual por redes sociales.

Hay muchos ejemplos de casos similares. Desde la distancia y sin un conocimiento detallado de los casos no podemos hablar con seguridad de los factores que han influido de forma causal en cada caso y el suicidio no se puede atribuir a una sola razón. Pero no podemos subestimar la enorme trascendencia que el golpe a la reputación y dignidad de una persona tiene como factor de riesgo para la conducta suicida.

Resumiendo, hemos visto un tipo de suicidio al que hemos llamado moralista cuya raíz no es la depresión o una enfermedad mental sino un conflicto interpersonal en el que alguien recibe o causa un daño moral. Están implicadas emociones irresistibles que no son la depresión sino la ira, la venganza, el deseo de castigar o la vergüenza. En estos casos, bien por ser víctima o por ser el ofensor, la reputación y estatus de la persona se ve destruido, en muchos casos de un plumazo, produciéndose la aniquilación y la muerte social de la persona. La muerte física sigue desgraciadamente a la social en muchos casos.

@pitiklinov

Referencias

Zhang y cols. (2010) Mental disorders and suicide among young rural chinese: a case-control psychological autopsy study. Am J Psychiatry 167(7): 773-781






domingo, 26 de mayo de 2019

La Violencia y el Crimen como control social

Vuelvo en esta entrada a las ideas de Donald Black que ya traté en una entrada anterior. Como veíamos, Black plantea que el espacio social tiene varias dimensiones: la horizontal (el grado de intimidad en las relaciones y de integración), la vertical (la desigualdad, el estatus, la estratificación), la organización (el grado en que hay corporaciones u organizaciones implicadas), la cultural (las diferencias en lenguaje, religión, cultura…). Y por último la dimensión normativa, lo que Black llama control social. De eso nos vamos a ocupar aquí.

Black tiene una tipología de la violencia y una concepción heterodoxa del crimen que se aleja de forma radical de la de la criminología tradicional. Para Black, la mayor parte de la conducta que se clasifica en las sociedades modernas como crimen o delito es control social, una violencia moralista. Más que una violación intencional de la ley, de una prohibición, la mayor parte del crimen es moralista y en realidad implica la búsqueda de justicia. Black define control social como : “cualquier proceso por el que la gente define y responde a la conducta desviada”. Se trata de una categoría muy amplia que incluye desde fruncir el ceño, a dar un azote a un niño porque se ha portado mal, a la expulsión de una organización, al ingreso en un hospital psiquiátrico, a la propia ley con sus arrestos, condenas, etc., a una revuelta social o al cotilleo. En este sentido gran parte de los delitos o crímenes responden a una conducta previa que el perpetrador considera desviada o injusta y su crimen es una forma de respuesta a esa conducta, una forma de control social. (Black utiliza también como sinónimo de control social la expresión manejo de conflicto -conflict management-). 

Hay que decir que Black divide la violencia en dos tipos principales: violencia moralista y violencia predatoria. En la violencia moralista hay una conducta previa desviada del que luego va a ser la víctima: un acto de infidelidad, no pagar una deuda, una afrenta al honor, una acusación falsa, un acto previo de violencia, etc. O sea, la raíz de la violencia moralista es un conflicto. Por  contra, la raíz de la violencia predatoria es la explotación, el interés. Ejemplos de violencia predatoria serían robos, allanamientos de morada, violaciones, etc. Normalmente, la violencia moralista se da entre gente que tiene una relación más intima o que se conocen y la violencia predatoria entre extraños. Por supuesto, puede haber casos mixtos como alguien que mate para robar o alguien que robe a otro como venganza por algo que le haya hecho previamente.

Si estudiamos sociedades primitivas o tradicionales, sin un sistema judicial desarrollado como el nuestro, vemos que gran parte de lo que ahora consideramos crímenes se considera autodefensa en esas sociedades. Black utiliza self-help, que yo voy a traducir más por autodefensa que autoayuda, para referirse a la expresión de una afrenta por medio de violencia unilateral. Por ejemplo, la mayoría de homicidios se consideran una reacción a un crimen, no un crimen. Casi siempre hay una pelea o un conflicto, o la persona asesinada había cometido alguna afrenta a la que responde el asesino y en muchas culturas esto está aceptado como la forma correcta de manejar los conflictos, por ejemplo como respuesta ante un adulterio. 

Pero gran parte del crimen de sociedades modernas se parece mucho a esa forma de manejar los conflictos de las sociedades primitivas, es decir, a tomar la ley en sus propias manos. Mucha de esta violencia lo que busca es castigar algo que el homicida considera injusto y, de hecho, en la mayoría de homicidios hay algún conflicto o disputa o agravio: afrentas al honor, insultos, deudas, y cuestiones que tiene que ver con el bien y el mal. Son formas de autodefensa y el autor del crimen cree estar haciendo lo justo o lo correcto y que la víctima  es la que ha cometido algo malo que necesita ser corregido y castigado. 

Cuando un crimen moralista es juzgado en un tribunal la definición del tribunal es radicalmente diferente de la que da el acusado. En el caso de un marido que ha disparado al amante de su mujer, por ejemplo, la definición de quién es el perpetrador y quién es la víctima es inversa. El sistema judicial considera al amante de la mujer como víctima pero el marido se considera a sí mismo como víctima y que su conducta es vengar una ofensa que el amante había cometido contra él. En muchas sociedades tradicionales esto habría sido visto como aceptable y apropiado. Lo que se deduce de estos crímenes que siguen ocurriendo en nuestro sociedad es que el estado ha conseguido sólo teóricamente el monopolio sobre el ejercicio de la violencia y que mucha gente la sigue ejerciendo como en otros tiempos. Es decir, que la lucha entre la ley y la autodefensa o justicia por cuenta propia no ha terminado. 

Es más, en las sociedades modernas con estado hay lugares en los que virtualmente no hay estado. La gente integrada, de alto estatus, ricos, educados, convencionales, de mayorías culturales, tienden a estar protegidos por la ley y a utilizarla. Pero la gente que se mueve en ambientes marginales como mafias, prostitución ilegal, etc., no pueden recurrir a la ley. En esos ambientes lo que sigue funcionando es la autodefensa. Pero mucha gente que no pertenece a estos ambientes marginales cree que es su obligación manejar sus propios problemas y no recurrir a la policía o la ley y aplican la justicia con sus propias manos. Están determinados a conseguir justicia, aunque esto implique que sean considerados criminales. Observamos claramente esto cuando muchos homicidas se muestran totalmente resignados a ser detenidos y aceptar lo que la ley haga con ellos. Muchos no intentan escapar siquiera y esperan a que llegue la policía, o son ellos mismos los que van a denunciar su crimen. Hacen lo que creen que está bien y aceptan las consecuencias. Parece, por tanto, que en la medida en que la gente se cree moralmente obligada a cometer sus crímenes es más difícil poder prevenirlos o evitarlos. Parece que los homicidios cometidos como una forma de pena capital serían más difíciles de impedir que los que se comenten persiguiendo un beneficio personal. Aunque esto no quiere decir que no puedan ser reducidos.

Terrorismo y control social

Hasta ahora hemos estado hablando de la violencia individual como una forma de control social pero también la violencia colectiva puede ser una forma de control social, por ejemplo un linchamiento (tanto los clásicos como los modernos vía redes sociales). Una turba de gente se toma la justicia por su mano y castiga la conducta desviada de un individuo o individuos. Un tipo concreto de violencia colectiva que Black ha estudiado (en su artículo la Geometría del Terrorismo)  es el caso del terrorismo.

La definición de terrorismo de Black es autodefensa ejercida por civiles organizados que infligen violencia en masa contra otros civiles. El terrorismo es control social (una respuesta a una conducta desviada), es autodefensa (el manejo de un agravio con violencia)  y conlleva una responsabilidad colectiva. Esto no lo hemos mencionado más arriba pero en muchas sociedades primitivas en los crímenes individuales existe una responsabilidad colectiva en el sentido, por ejemplo, de que toda la familia de un individuo es responsable de la conducta de ese individuo y las vendettas se amplían a los familiares y se eternizan a través de generaciones. En el caso del terrorismo todo el grupo étnico, religioso o nacional es considerado responsable y, por lo tanto, objetivo o diana de los ataques. Es también una forma de casi-guerra por su organización pero sus objetivos son civiles más que militares. Tampoco hay reglas, como ocurre en la guerra: todo vale.

Así que Black plantea que el terrorismo es altamente moralista, que pertenece a la misma familia que la ley y el control social, son civiles que se organizan ante un agravio para cometer violencia en masa contra otros civiles. Típicamente demandan la restauración de una situación previa como la independencia política, un territorio perdido, etc. Una vez iniciado suele atraer otro tipo de control social que es el contraterrorismo y se suele iniciar una escalada entre ambos en la que se responde a la agresión con más agresión y el proceso se cronifica durante años. Los terroristas representan a una colectividad agraviada (como una etnia o religión) y atacan civiles asociados con otra colectividad (otra etnia, religión o nación-estado). El terrorismo tiene una dirección ascendente contra un superior social y sería una forma de control social desde abajo.

Black analiza la geometría social del terrorismo de la que voy a decir sólo algunas cosas generales para mencionar la importancia de la tecnología y los cambios sociales para que el terrorismo haya aparecido en tiempos recientes y no antes y os remito para más detalles a su artículo . El terrorismo surgiría cuando hay un alto grado de distancia cultural, desigualdad e independencia funcional. Por ejemplo, una excelente “localización social” (terminología de Black) para el terrorismo sería un agravio de un estado-nación poderoso contra un pueblo indígena en una situación colonial. Pero en estas situaciones no había una proximidad física para que el pueblo agraviado pudiera infligir violencia en masa contra civiles de la nación opresora, el terrorismo precisa contacto, si no hay contacto no hay terrorismo. Por poner un ejemplo, los ciudadanos indígenas de imperios coloniales (Gran Bretaña, Francia Holanda…) no podían atacar de forma masiva a civiles europeos porque pocos civiles vivían en las colonias, sólo podían atacar al ejército, policía o a la administración del estado colonial.

Para el terrorismo se necesitaría proximidad física pero distancia cultural. Por eso, el terrorismo ha sido raro en la historia y es un fenómeno reciente, porque los civiles agraviados no han tenido acceso a los civiles enemigos. Dicho en terminología de Black: el terrorismo sólo surge cuando el agravio tiene una geometría social lo suficientemente distante y una geometría física lo bastante cercana como para permitir violencia en masa contra civiles. Pero en el siglo XX esto cambia y ahora es posible coger aviones e ir a atacar a los civiles enemigos. Pero también predice Black que esta misma tecnología que crea las condiciones para el terrorismo, a la larga (y no sabemos a la larga cuanto tiempo quiere decir) también crea las condiciones para acabar con la posibilidad del terrorismo porque hace que nos mezclemos culturalmente y que la distancia social y cultural disminuya. 



Conclusiones

Black nos plantea una visión del crimen bastante alejada de la tradicional y en cierta medida inquietante. La violencia como control social es muy parecida a la violencia de la ley (bueno, la ley es control social) y, en cierto sentido, las dos son formas de justicia. El crimen a menudo expresa una afrenta y esto implica que muchos crímenes pertenecen a la misma familia que el cotilleo, el ridículo, la venganza, el castigo y la propia ley. En todo esto coincide con otro libro que ya hemos comentado aquí, el de la Violencia Virtuosa en que gran parte de la violencia que ocurre en el mundo es violencia moralista, es decir, que la comete gente que cree que esta haciendo lo correcto, que está haciendo lo que debe hacer.


@pitiklinov

Sobre este tema ver también:




Referencias:











jueves, 23 de mayo de 2019

¿Por qué persisten los trastornos neuropsiquiátricos?

Mucha gente ha especulado acerca de la causa de que trastornos como el Autismo, la Esquizofrenia o el Trastorno Bipolar persistan en las poblaciones. Creen que su presencia continua requiere una explicación, en particular una explicación evolucionista, y se han avanzado una serie de hipótesis que proponen la existencia de algún tipo de ventaja que contrapese la selección negativa de los mismos (como que los genes asociados a estos trastornos favorezcan la creatividad en familiares).

Pero, según Kevin Mitchell en su libro Innate, estas teorías están ofreciendo soluciones a problemas que no existen. El error está en deducir que como estas condiciones persisten en la población en una tasa constante (alrededor del 1% en la esquizofrenia y el autismo), las variantes genéticas que los causan deben también persistir.  Si esto fuera verdad requeriría una explicación, pero no lo es. Lo que ocurre es que están surgiendo continuamente mutaciones que confieren un riesgo para estos trastornos que, a la vez, son eliminadas de la población por selección negativa. La condición persiste porque nuevas mutaciones son generadas continuamente. El resultado es que se produce un equilibrio entre la mutación y la selección con una tasa de prevalencia constante.

El nivel de prevalencia viene marcado por la “diana mutacional”, es decir, el número de genes existentes cuya mutación puede resultar en dicha condición. En este tipo de trastornos del neurodesarrollo, este número es superior a 1.000. Pero, entonces, esto requiere una explicación. ¿Por qué es el cerebro tan delicado? ¿Por qué no ha articulado la selección natural un programa genético de neurodesarrollo que sea más robusto? La respuesta es especulativa pero puede ser que el proceso desbocado que condujo al aumento de la complejidad de nuestro cerebro y de nuestra inteligencia conllevara pagar un precio en forma de una mayor vulnerabilidad a las mutaciones. A fin de cuentas, cuanto más sofisticada es una maquinaria, más formas hay de que se rompa. La selección natural no hace las cosas pensando en el futuro y en las mutaciones desventajosas que puedan aparecer en el futuro. Si los beneficios de aumentar en complejidad son grandes, la selección natural lo hará, aunque esto se haga a costa de una pequeña proporción de individuos en el futuro. Es como si fuéramos usuarios tempranos de un sistema operativo más avanzado pero que está un poco en versión de prueba o beta.

Pero hay un problema más interesante. Que existan tantos genes para construir un cerebro humano explica que ocurra una tasa constante de trastornos del neurodesarrollo, de acuerdo, pero esto no explica por qué estos trastornos tienen la forma que tienen, es decir, que se manifiesten en la extraña forma en que lo hacen. Si estas mutaciones causaran un deterioro global en el rendimiento, por ejemplo que dieran lugar a una discapacidad intelectual, la cosa sería fácil de entender. Pero es que no es así. Los síntomas de la esquizofrenia o del autismo no son simplemente disminuciones del funcionamiento normal, son cualitativamente estados diferentes. En el autismo hay un estrechamiento de intereses, conductas motoras estereotípicas, un pobre funcionamiento social, etc. Y la pregunta es ¿Por qué estos síntomas y no otros? ¿Por qué en la psicosis se observan ideas referenciales y paranoides y se oyen cosas que no existen? Así que lo que deberíamos preguntarnos es por qué emergen estos síntomas en vez de las miles de cosas que podrían ir mal. Existe una llamativa convergencia en un número relativamente pequeño de racimos de síntomas. ¿Por qué las mutaciones de cientos de genes tan diferentes convergen en unos síntomas específicos?

Para intentar responder a esta pregunta tenemos que entender primero la relación que existe entre los genes y las enfermedades y tenemos que entender que los genes no producen enfermedades, que no existen los genes “para” una enfermedad. Cuando hablamos de rasgos que se definen a nivel celular, ese enfoque puede tener sentido. Por ejemplo, las diferencias en el color de ojos sí se deben a mutaciones que codifican enzimas que producen un pigmento en las células del iris. Así que sí existen genes “para” el color de ojos, ese es el trabajo de esas proteínas. De forma similar, las mutaciones que causan cáncer, donde las células proliferan sin control, afectan a proteínas que directamente controlan la proliferación celular. Estos son ejemplos en los que hay una relación directa entre la variación genética y la función y esto tiene sentido si miramos efectos a nivel celular. Pero esto no tiene sentido cuando hablamos de funciones emergentes de complejos sistemas multicelulares como los del cerebro.

Los genes implicados en condiciones como el autismo o la esquizofrenia no son genes para la cognición social  o para regular la ansiedad, ni son genes para ver cosas que no existen o para mantener un curso del pensamiento coherente; en su mayor parte son genes para construir un cerebro. Los efectos psicológicos que surgen cuando mutan estos genes son emergentes, no un resultado directo de la ausencia de la función de estos genes. Es más, en muchos casos los síntomas surgen no porque el gen no esté funcionando correctamente actualmente sino porque no funcionó correctamente mientras el cerebro se estaba desarrollando.

Una determinada mutación puede tener efectos en procesos celulares específicos como la migración de tipos específicos de neuronas, o la formación de conexiones sinápticas específicas, o la regulación de la plasticidad sináptica de los circuitos en desarrollo. Pero, debido a la naturaleza auto-organizada y contingente del desarrollo cerebral, estos defectos primarios tendrán un efecto en cascada sobre procesos subsiguientes. Si las conexiones iniciales no se forman adecuadamente, los patrones de actividad que originan la elaboración de los circuitos neurales se alterarán. Cualquier desorganización en etapas tempranas alterará la circuitería de áreas interconectadas por todo el cerebro. Esto puede conducir a la emergencia de estados patológicos, incluso cualitativamente nuevos.

Por poner un ejemplo, las manipulaciones que afectan al desarrollo del hipocampo, si se hacen en una etapa muy temprana de la vida de la rata (dentro de la semana tras el nacimiento) harán que esta estructura se vuelva hiperactiva. Como resultado esto impulsará un desarrollo más intenso de cerebro medial en desarrollo en una región que libera dopamina. Esto, a su vez, conduce a cambios en el estriado y en el cortex prefrontal (diana de estas neuronas dopaminérgicas) y a la emergencia de un estado que se parece a la psicosis en humanos. Pero si las manipulaciones del hipocampo se hacen más tarde en la vida de la rata, después de que estos circuitos ya se han cableado, entonces no se produce este efecto. Es decir, este efecto es una propiedad emergente de un cerebro en desarrollo.

Cuando ocurre un insulto, las propiedades auto-organizadas que normalmente canalizan los sistemas neurales hacia un resultado típico pueden canalizar el cerebro  hacia algún estado estable alternativo. Que sólo existan un número limitado de estos estados estables (o formas de fallar),  puede no ser sorprendente -según Mitchell, aunque a mí me lo sigue pareciendo- si consideramos las muchas interacciones no lineares, contingencias y circuitos retro-alimentados que caracterizan al cerebro en desarrollo.

Esto nos lleva al tema de las causas ambientales de estos trastornos (seguimos hablando de esquizofrenia y autismo). Sabemos que son altamente heredables (alrededor del 80%) pero no al 100%, lo que hace pensar que existe un componente ambiental. Una explicación alternativa es que mientras que los individuos heredan una una cierta probabilidad de desarrollar una condición, si realmente lo hacen o no depende de sucesos aleatorios que ocurren durante el desarrollo, que pueden ser amplificados por procesos de auto-reforzamiento del desarrollo neural para canalizar un fenotipo individual por un camino o por otro. 

Los efectos en cascada pueden continuar en el curso posterior del desarrollo cognitivo, alterando las primeras experiencias de la persona (tanto objetivas como subjetivas) de forma que se amplifican diferencias iniciales pequeñas. Por ejemplo, un niño con autismo puede empezar en la vida con un interés menor en los ojos de los demás y esto puede hacer que se pierda pistas sociales que se transmiten por la mirada compartida y que son importantes para el desarrollo del lenguaje y de la comunicación. Esto puede llevar a déficits en la cognición social o el lenguaje, aunque los sistemas del lenguaje no estaban afectados por la mutación causal.

Así que, según Mitchell, aunque faltan por conocerse los detalles, la explicación a por qué los fenotipos observados en los trastornos del neurodesarrollo convergen en un número limitado de estados concretos es probable que se encuentre en las propiedades del cerebro en desarrollo más que en la funciones moleculares o celulares de los genes implicados. A mí me sigue intrigando la cuestión.

@pitiklinov



















sábado, 18 de mayo de 2019

El aborto no va de género, va de moral.

Hay problemas que son eternos y por lo tanto recurrentes. Uno de ellos es el aborto y la reciente decisión del estado de Alabama de prohibir todo tipo de abortos incluidos los casos de violación o incesto lo ha vuelto a poner sobre la mesa, aunque nunca se había ido. El hecho de que los que han firmado la ley sean 25 hombres republicanos blancos ha generado reacciones en Twitter y Facebook y en otros medios en el sentido de considerar que estamos ante un problema de género. Ha vuelto a aparecer la famosa frase de Gloria Steinem que decía: “si los hombres pudieran quedarse embarazos el aborto sería un sacramento” y cosas por el estilo. En esta entrada lo que pretendo es ayudar a pensar mejor sobre el problema, un problema que no tiene solución, porque es un problema moral, no de género.

Para ello voy a utilizar algunos datos de esta entrada de Quillette  que defiende que el aborto no va de Patriarcado pero sobre todo voy a apoyarme en la opinión de Steven Goldberg, que a mí me parece muy bien fundamentada, expresada en su libro When Wish replace thought. Why so much of what you believe is false.

Para empezar, a pesar de constantes afirmaciones de lo contrario, no es cierto que el problema del aborto desaparecería si se dejara en manos de las mujeres. Las encuestas reflejan tanto ahora como desde hace tiempo que el apoyo y la oposición al aborto es similar en hombres y mujeres. En USA, las mujeres demócratas están más ligeramente a favor de la postura pro-choice (a favor del aborto) pero también las mujeres republicanas son las más pro-life (contrarias al aborto). Así que este argumento no funciona.

¿Y de qué va el aborto? Pues, evidentemente, de moral. Voy a referir sin más rodeos la posición de Goldberg:

“Ningún análisis lógico o científico podrá decirnos nunca si el aborto es moralmente aceptable o inaceptable porque el estatus moral del aborto es totalmente una función de la definición del feto (o embrión) como una “persona” o una “no-persona”.

“Algunos sienten que el feto es una “persona” y que terminar su vida es “asesinato”. Otros sienten que es absurdo considerar que el feto es una “persona” y que terminar su vida es “asesinato”.

“Asumiendo, por el momento, que nadie es partidario de matar personas normales, inocentes, es claro que si uno define al feto como “persona”, entonces no hay nada más que decir. Si el feto se define de esa manera, el aborto es una exterminación de personas que es indiferenciable del infanticidio a gran escala o del genocidio.

Sin embargo, es igualmente claro que si uno define al feto como “no-persona” entonces tampoco hay nada más que decir. Si el feto se define de esa manera, el aborto es puramente un acto personal similar a una intervención de cirugía cosmética. No se necesita ninguna defensa del aborto (al menos no más defensa que la afirmación de derechos en los cuales todos estamos de acuerdo)

El asunto no puede zanjarse en base a que una prohibición (uno debe no abortar un feto) toma prioridad sobre un derecho (uno puede abortar un feto). La supremacía de una prohibición sobre un derecho vale si hay acuerdo sobre la definición y estado moral del acto en cuestión. El punto central aquí es que no hay tal acuerdo”

Goldberg explica que si la ley define al feto como persona, que es lo que dice Terri Collins, la legisladora republicana que es la ponente de la ley: “un no-nacido es una persona que merece amor y protección”, entonces tenemos cuatro consecuencias lógicas:

1- Una ley que prohiba el aborto no es una ley en contra de un “tema de religión” en mayor medida que una ley contra el homicidio es lo mismo que el mandamiento religioso “No matarás”. Un acto es “materia de religión” sólo en la medida en que no es “tema de ley”.

2- Una ley que define al feto como “persona” y prohibe el aborto no es una ley contra una “libertad de elección” en mayor medida que una ley que defina a los negros como personas y prohiba la esclavitud es una ley contra la “libertad de elección” de los esclavistas. O que una ley que defina a los niños como personas y prohiba el infanticidio.

3- Una ley contra el aborto no es una ley contra un “tema de conciencia”. Desde un punto de vista legal, una cuestión es “materia  de conciencia” en la medida en que no es “materia de ley”.

4- Una ley contra el aborto no infringe el “derecho de una mujer a su propio cuerpo” porque la definición legal del feto como persona inherentemente niega ese derecho.

Conviene desarrollar un poco este cuarto punto porque lo del derecho de la mujer “a hacer lo que quiera con su cuerpo” es un argumento que se sigue utilizando mucho y que falla por lo menos por dos razones:

  • Por un lado: si se define al feto como “no-persona” ese supuesto derecho sobra, no es necesario. Y si se define al feto como “persona” ese derecho es insuficiente. Es decir, si consideramos al feto como “no-persona” no existe ninguna necesidad de justificar el aborto en base a nada, como dice Goldberg, no es necesario defender esa decisión porque sería como hacer una intervención estética o sacarse una muela. Pero si definimos al feto como “persona” entonces ese supuesto derecho de la mujer queda en posición jerárquica legal y moral inferior  con respecto a la vida del feto y es insuficiente para justificar el aborto. De hecho, las personas que defienden este derecho de la mujer a su propio cuerpo lo asocian con la concepción de que el feto no es una persona. No creo que nadie defiende que el feto es una persona pero que el derecho de la madre al uso de su cuerpo prevalece sobre la vida de esa persona.

  • Por otro lado, es absolutamente claro desde el punto de vista biológico que el cuerpo del feto o embrión no es el mismo cuerpo que el de la madre. Un simple análisis genético nos dice que el feto tiene una identidad biológica y genética diferente, que es otro organismo distinto al de la madre. Por lo tanto, el argumento “derecho a hacer con el propio cuerpo” habría que reformularlo como “derecho a hacer con lo que hay dentro de tu propio cuerpo”…o algo similar.

Es también muy importante comprender que la ciencia no puede sacarnos del atolladero. La ciencia pude decirnos cuándo tiene lugar la concepción, cuando comienza la actividad cerebral, cuándo puede sentir dolor el feto, cuándo puede vivir de forma independiente o cosas similares. Pero la ciencia no puede decirnos cuándo una determinada propiedad cumple los criterios (inherentemente arbitrarios) de “persona”.

Esto ocurre con todas las cuestiones morales, que la respuesta es humana, subjetiva, y la naturaleza no puede ayudarnos aquí. La cuestión del aborto no puede ser solucionada. Puede meramente ser  decidida, bien por la fuerza bruta o por su equivalente moderno el voto democrático y las decisiones judiciales.


@pitiklinov

Referencia:

Steven Goldberg. When Logic and Science are not enough. The question of Abortion. En When Wish replaces thought. Why so much of what you believe is false. Prometheus Books. 1991.



Donald Black y la Sociología Pura

Esta entrada pretende ser una presentación o llamada de atención sobre la obra de Donald Black, sociólogo y profesor universitario de la Facultad de Ciencias Sociales de Virginia. Black sacó su doctorado en la Universidad de Michigan y luego estuvo en Yale y Harvard hasta el año 1985 en que se convierte en profesor de Sociología en la Universidad de Virginia. Yo todavía estoy en proceso de decidir si Black es un charlatán narcisista o un genio - o ambas cosas- pero creo que su teoría es original, atrevida y merecedora de ser conocida, aunque una vez conocida el lector decida descartarla. No soy ningún experto en Sociología Pura sino que voy a extraer de algunos artículos que he ido leyendo las principales ideas de Black y a partir de ahí vosotros decidiréis. Mi puerta de entrada a sus ideas fueron estos dos artículos de Jason Manning relacionados con el suicidio:  Suicide as Social Control y The Social Structure of Homicide-Suicide.

La conducta de la Ley

Me parece que para hincar el diente a la teoría de Black lo mejor va a ser empezar por resumir las ideas de su libro The Behavior of Law, de 1976. Su teoría ha sufrido nuevos desarrollos desde entonces -de los que hablaremos luego- pero creo que para hacernos una idea del rupturista planteamiento de Black va a ser mejor empezar por el principio. Vamos allá.

Bien, la visión “tradicional” con respecto a la ley es que la ley es universal y que la ley es la misma para todos los casos del mismo tipo (sea un homicidio o un robo). Se asume que la ley es un proceso lógico en el que las mismas reglas y las mismas evidencias producen el mismo resultado, por ejemplo, si un caso va a juicio o lo que pasa luego cuando es juzgado. Sin embargo, según lo que podríamos llamar la teoría de la relatividad legal de Black la ley varía, es situacional más que universal. La ley de los homicidios o de las violaciones no es la misma para todos los homicidios o violaciones. Diferentes personas tienen diferente ley y diferentes casos tienen diferente ley, entendiendo por ello que homicidios similares tienen diferentes consecuencias legales. Esta variación procede, según Black, de la diferente ubicación o localización en el espacio social de los actores del caso. Solamente cuando los casos tiene la misma geometría social es cuando las reglas de la ley dan lugar a los mismos resultados.

Y aquí ya hemos introducido uno de los conceptos clave de Black, el de la geometría social. Vamos a profundizar un poco en ello ahora pero esta idea de la geometría social de los conflictos es la que luego puede ser aplicada a otros muchos fenómenos muy diferentes de la ley: al terrorismo, al suicidio, a un linchamiento, etc. Según Black, el espacio social es multidimensional y la ley varía de acuerdo con él, la estructura social de un caso legal predice cuánta ley atraerá. Black define ley como control social gubernamental y cuando habla de que una determinada geometría social atrae más ley que otra se refiere a llamadas a la policía, denuncias, juicios, condenas, gravedad de las condenas, cantidad de las compensaciones monetarias, etc.

Una primera dimensión del espacio social sería vertical, la elevación social, estratificación o estatus. Por ejemplo, casos de gente de más estatus social contra gente de menos estatus atraen más ley que casos en la dirección opuesta. Black lo expresa con el principio: La ley descendente es mayor que la ley ascendente. Es decir, en USA los negros condenados por matar a un blanco es mucho más probable que reciban la pena de muerte que blancos condenados por matar a un negro. De lo segundo prácticamente no hay ejemplos, mientras que los negros que matan a un blanco tienen una mayor probabilidad de ser ejecutados que los blancos que matan a un negro o que los negros que matan a otro negro. También, los casos entre gente de más estatus social atraen más ley que casos entre gente de bajo estatus social: La ley varía directamente con el estatus social. Un caso entre dos corporaciones o empresas o entre dos personas de gran estatus atraerá más ley que uno entre sujetos de bajo estatus. Este principio predeciría también que blancos acusados de matar a un blanco recibirían la pena de muerte con mayor probabilidad que negros acusados de matar a un negro. Así que la elevación social y la dirección social de la queja -ascendente, descendente o lateral (entre sujetos del mismo estatus)- predice el resultado legal.

Otra dimensión sería la morfología social que considera la distancia relacional, división del trabajo, redes sociales, intimidada e integración. La distancia relacional es la intimidad, la interdependencia o implicación de una persona en la vida de otra: La ley es una fusión curvilínea de la distancia relacional. Es decir, los asesinos de extraños es más probable que reciben la pena de muerte o condenas más largas que los asesinos de amigos o familiares (como efectivamente ocurre en USA, los asesinatos entre familiares son inmunes a la pena capital). Esta variación tiene forma de U invertida de forma que los casos entre muy íntimos y muy extraños atraerían menos ley y la distancia relacional intermedia sería la que atrae más ley. Es decir, hay menos ley entre España y Nueva Zelanda que entre España y Francia. Pero dentro de una misma sociedad a más distancia más ley. No sólo en homicidios. Las violaciones entre extraños son más graves que entre cercanos en el sentido de que es más probable que se denuncien a la policía, resulten en detención y en condena y reciban un castigo más duro. Con respecto a la integración, por ejemplo, una persona integrada va a atraer más ley que una no integrada (por ejemplo, un homeless).

No vamos a analizar en detalle todas las dimensiones que trata Black, como la distancia cultural, diferencias en lengua, religión, etc que hacen que en sociedades con mayor diversidad cultural exista más ley; la dimensión corporativa o de organización, la pertenencia a un grupo: si la organización aumenta, aumenta la ley (por ejemplo, es más probable que una organización denuncie a un individuo que al revés), o la dimensión de control social de la que probablemente hablaré en otra entrada. Creo que con lo tratado ya nos hacemos una idea de lo que es la geometría social y la ubicación de los casos en el espacio social. Pero la geometría social de un caso incluye también no solamente a los adversarios sino a las terceras partes: policías, jueces, abogados, testigos y jurados. Por ejemplo, un juez o un jurado más cercano a una de las partes en conflicto supondría una ventaja para esa parte. Un ejemplo dramático de esto son los dos primeros juicios contra O. J. Simpson. En el juicio penal con un jurado de mayoría afroamericana fue absuelto y en el posterior juicio civil, con mayoría blanca en el jurado, fue condenado a pagar 33,5 millones de dólares.

Sociología Pura

Black denomina Sociología Pura a la sociología que él hace. ¿Qué quiere decir con esto? Básicamente Sociología Pura quiere decir 3 cosas:
1-una sociología sin psicología
2-una sociología sin teleología
3-una sociología sin personas

Al menos desde Durkheim los sociólogos han dicho que la sociología es la ciencia de la vida social, que la vida social no reside en la mente de los individuos sino que debe ser entendida en sus propios términos y que la sociología no es psicología. Que la realidad social no es la realidad psicológica y que no se localiza en las cabezas humanas. Pero, según Black, tanto Durkheim como la sociología tradicional lo que hacen es psicología social. Además no es una disciplina científica y confunde hechos con valores, algo que Black ataca mucho. Black lo que intenta es conseguir ese sueño nunca alcanzado de una sociología pura y científica: la psicología desaparece totalmente de la sociología.

La sociología de Black, como decíamos, es radical en el sentido de que elimina el individuo, es una sociología sin gente. Si examinamos el principio que he comentado previamente de que “La ley varía directamente con la distancia relacional”, (luego adaptado a de forma curvilínea) ese principio no tiene en cuenta la mente humana, los deseos. las intenciones o los objetivos de las personas (por eso no hay teleología). Si os fijáis en el propio título del libro The Behavior of Law, de lo que trata es de “la conducta de la Ley”, no de la conducta de las personas. Que ocurra una llamada a la policía o una condena no depende de la voluntad de una persona sino de la geometría de un conflicto o fenómeno, de su ubicación en espacio. La geometría es la que explica el fenómeno, no la psicología de las personas. La conducta de la ley incluye lo que antes se consideraban conductas de personas, policías, jueces, etc. En un determinado punto en el espacio aumentan las denuncias o las llamadas a la policía (o disminuyen) y eso depende de la geometría espacial, no de la subjetividad humana. Esto es realmente radical y llevado al extremo se podría aplicar a cualquier vida social, no solo de humanos. No lo dice Black, pero intuyo que podríamos sustituir a los humanos por otros individuos (orangutanes o robots) y la sociología pura debería ser igual de aplicable. No creo que esto sea así.

A riesgo de repetirme voy a volver a expresar este punto de otra manera porque creo que es la esencia de la teoría de Black. Black explica la conducta humana con la forma de su espacio social. La forma del espacio social se define y mide por las características sociales de todos los implicados en un ejemplo de conducta humana. Todo ejemplo de conducta humana tiene su propia localización multidimensional y su dirección en el espacio social (ascendente, descendente o lateral). Cada conflicto tiene su geometría. Una demanda de un individuo integrado (casado, con empleo, etc.) contra un individuo no integrado, marginal, tiene una dirección hacia afuera, mientras que el caso contrario sería hacia dentro. Y esta estructura social predice el resultado. Algunas estructura atraen más ley que otras. Pero vuelvo a lo que decía antes, la teoría de Black que se inicia con el estudio de ley es aplicable prácticamente a cualquier fenómeno humano y el principios el mismo: ciertas estructuras atraen más terapia que otras o más violencia, o más ciencia…o lo que sea. Y mucha atención: el paradigma de Black dice que no hay personas litigantes o violentas, lo que hay son estructuras violentas. No son las personas, son las estructuras, las geometrías, las que son violentas o las que atraen ley o lo que sea. Las personas no son litigantes o violentas en todas las situaciones, sólo lo son en determinados contextos.

Normalmente explicamos, y la sociología tradicional también, la conducta de la gente como un medio para un fin (teleología), es decir en base a las preferencias y objetivos de las personas. Asumimos que los objetivos o deseos de las personas explican su conducta. Black rompe con esto y nos plantea que es la ubicación en el espacio, dentro de determinada geometría, lo que explica la conducta que vemos. La sociología pura no tiene en cuenta los deseos, intereses, intenciones, motivos, propósitos, etc, ni de las personas ni de las corporaciones, ni de nadie. La sociología pura predice lo que ocurre , cómo se comporta la vida social y cómo funciona. Por ejemplo, la teoría de Black sobre la ley predice la conducta de la ley y eso es todo, punto. No dice nada acerca de los fines de la ley, los intereses que promueve o las preferencias de los implicados en determinado acto legal. No dice nada acerca de la eficacia de la ley. No dice nada acerca de la justicia o no de la ley. Carece por completo de teleología. Para Black la teleología es mala ciencia porque no podemos observar los objetivos y preferencias de la gente. En palabras del propio Black:

“Ahora, tras perder para siempre su lugar en el centro del universo físico y biológico, la humanidad se aferra a una última vanidad: que es el centro del universo social. Pero esto se va a acabar. Otra revolución ha empezado. Mi paradigma quita a la gente del centro del universo social. Priva a la gente de su importancia explicativa. Muestra que la fuente de la conducta humana es la forma del espacio social, ubicaciones y direcciones concretas, estructuras particulares más que personas, sociedades o grupos particulares. Degrada a la gente a meros agentes de la vida social, una forma de vida que obedece sus propios principios de conducta. Ignora lo que la gente piensa y siente. Ignora sus objetivos y preferencias. Ignora sus intenciones. Quita a los humanos de su conducta humana.”


Tiempo moral o Tiempo social

Hasta ahora hemos visto, creo yo, lo esencial del pensamiento de Black. Pero en 2011 Black le da una vuelta de tuerca más a su teoría con la publicación del libro Moral Time. La idea central del libro es que la causa de los conflictos es el movimiento del tiempo social. El tiempo social es la fluctuación del espacio social. Digamos que lo que hace Black en este libro es coger su idea previa de una geometría, de un espacio y añadir el tiempo, la dimensión temporal, es decir, estudiar los movimientos de ese espacio, ponerlo en movimiento. Por ejemplo: ¿por qué causa una violación un conflicto? Según Black, porque es un drástico aumento de intimidad, un rápido y radical movimiento del espacio social. También es un movimiento del tiempo relacional. Los movimientos de las otras dimensiones que hemos estudiado antes también crearían conflictos. Sin embargo no voy a entrar en esta evolución más reciente de su teoría y voy a concluir con una pequeña valoración personal de la Sociología Pura.

En el lado positivo, creo que el trabajo teórico de Black es realmente flipante y original o así me lo parece a mí y todo lo que nos abra a nuevas formas de pensar acerca de las cosas es interesante y enriquecedor. Por otro parte, la teoría de Black es totalmente científica y fasificable. Hay que decir que Black tiene un conocimiento antropológico e histórico de gran nivel. Se ha leído las etnografías y todo lo relacionado con las leyes -y las costumbres en general- de casi todas las sociedades y tribus del planeta. No se ha limitado para nada a la cultura occidental, cosa que desaconseja, por supuesto. Sus principios permiten hacer predicciones y podemos comprobar si se ajustan al a realidad o no. Muchas de las predicciones que hace es claro que tienen datos que las apoyan, aunque eso no quiere decir que esos datos no puedan explicados por otras teorías. Lo que mas conoce sin duda es el tema de la ley y a todas las personas interesadas en el campo del derecho, la ley, y la violencia a todos los niveles les recomiendo que lo lean. Al final estarán o no de acuerdo pero va a aprender cosas y les va a aportar otro ángulo para observar su disciplina.

En el lado negativo, creo que ignorar la psicología, la biología y la evolución es demasiado radical y condena a su teoría al fracaso en cuanto a poder explicar la vida social por completo. Creo que no podemos entender la vida social humana sin la psicología primate que nos caracteriza y que la vida social de otras criaturas sociales es diferente a la nuestra. Dimensiones como la elevación social que él usa, o el control social no se pueden entender sin conceptos como el estatus o la moral que son características de unas determinadas entidades biológicas que somos nosotros. Pero sí creo que la sociología de Black puede complementar otros enfoques más biológicos y psicológicos y que es una aportación interesante, es decir que no puede sustituir, como él pretende, pero sí tal vez complementar. 

En temas concretos creo también que sus principios no se cumplen. Por citar sólo uno, Black predice que las relaciones intimas atraen poca ley. Lo que estamos viviendo ahora con la llamada violencia de género es que las relaciones íntimas atraen cantidad de ley: llamadas a la policía, denuncias, encarcelamientos, sentencias e incluso leyes creadas ex-profeso, como la Ley de Violencia de Género. Tal vez cuando se escribió The Behavior of Law, 1976, el principio de Black se cumplía pero creo que actualmente no es así. No sé si Black tiene alguna manera de explicar esta disonancia entre su teoría y los hechos.

Para finalizar, os pongo el final de su artículo The Epistemiology of Pure Sociology: The Death of the Person (el tono profético, mesiánico, poético o zaratustriano no es representativo de otros de sus escritos):



@pitiklinov


Referencias:

Aparte de los libros, en Research Gate y Google tenéis los principales artículos que ha publicado. Os recomiendo especialmente dos entrevistas que le han realizado así como una entrevista que se hace él a sí mismo…Donald Black es Donald Black :):