sábado, 11 de agosto de 2012

Biología de las escalas musicales


Esta entrada es un comentario dirigido a aficionados a la música de un trabajo de reciente aparición. El artículo me ha resultado endiabladamente difícil de leer y no he entendido ni el uno por ciento pero el tema de la relación entre la música y el cerebro es fascinante y voy a intentar extraer alguna idea clave por si puede ser de utilidad para algún lector interesado en este tema.

Las escalas más utilizadas en la música occidental son la pentatónica mayor y menor y las escalas heptatónicas. Las mismas escalas de 5 y 7 notas son también prevalentes en la música tradicional china, árabe o india. Esto plantea la siguiente pregunta o rompecabezas. Si el oído humano puede distinguir 240 tonos diferentes en una octava, lo cual da una cifra de millones de millones de formas de dividir una octava en intervalos de 5 o 7 notas, ¿por qué se utilizan principalmente unas pocas escalas?

El grado de similitud entre una combinación de dos tonos (diada o intervalo) y una serie armónica se expresa como el porcentaje de frecuencias armónicas que el intervalo tiene en común con la serie armónica definido por el máximo común denominador de las frecuencias armónicas en el intervalo. En la figura 2 vemos cómo una tercera mayor comprende 8 de las 20 frecuencias de la serie armónica.

Los autores proponen que las escalas más utilizadas son las que tienen una similitud espectral global con una serie armónica. Estos hallazgos sugieren que los humanos prefieren las combinaciones de tonos ( intervalos) que reflejan las características espectrales del habla humana, de las vocalizaciones de nuestros semejantes. La habilidad humana de percibir tonos se supone que ha evolucionado por su utilidad biológica. En la naturaleza, los sonidos ocurren como series armónicas que producen los objetos cuando resuenan al ser movidos por una fuerza, por ejemplo cuando el viento o el agua hacen circular aire por un agujero o accidentes similares. También muchos animales emiten sonidos y vocalizaciones pero, aunque todos esos estímulos están presentes en el ambiente auditivo humano, las vocalizaciones de otros humanos son las frecuencias probablemente más relevantes para nosotros. En consecuencia la presencia de una serie armónica es una característica de las vocalizaciones humanas esencial para nuestra facultad del lenguaje. Se deduce por tanto que la similitud de los intervalos musicales a esas series armónicas aporta una explicación plausible de nuestra preferencia por un número relativamente pequeño de escalas.

En apoyo de esta idea tenemos el hecho de que la mayoría de la música, incluida la instrumental, se compone dentro del rango de frecuencias de la voz humana y muchos instrumentos, como el violín, tienen una resonancia tímbrica similar a la voz humana. Además en muchos estilos se utilizan técnicas como el glisando, el bending en la guitarra de blues, o variaciones microtonales en los ragas indios, que son embellecimientos que reflejan las continuas variaciones del habla y la voz humana.

Otro punto a tener en cuenta sería que algunas escalas se eligieron en función de los instrumentos utilizados para ejecutarlas. Por ejemplo, una explicación para la temprana adopción del modo Eólico en lugar de otro modo menor ( p.ej. el Dórico) fue facilitar la ejecución en determinados instrumentos y con determinadas afinaciones. Una escala que merece un comentario especial es la Locria, que está reconocida en la música occidental pero se usa muy poco. Aunque se han dado otras explicaciones, los autores dicen que sus intervalos no se ajustan a los intervalos de una serie armónica ( propios del habla humana) y que por eso es menos deseable y utilizada esta escala

En cuanto a la causa de que las escalas preferidas tengan cinco o siete tonos los autores plantean que cuando el número de tonos disminuye, la similitud  de la escala con la serie armónica aumenta. Por esto no se escogerían escalas de más tonos. Pero esto no explica por qué no se escogen escalas de menos de 5 tonos. Según ellos, la explicación sería que distancias entre notas tan largas serían difíciles de cantar y de ejecutar en los intrumentos. Por último, matizan que las escalas de 6 tonos en realidad se usan mucho ya que la misma escala de blues es una variación de la pentatóncia y en las pentatónicas se utilizan muchas veces notas de paso.


3 comentarios:

Ana di Zacco dijo...

Muy bueno, e interesante para los que amamos la música. Me encantaría saber si algún científico se ha dedicado a etudiar el grado de armonía entre el canto de un pájaro y el que le replica.

Pitiklinov dijo...

Que yo sepa no. Un autor que estudia cerebro y música es Daniel Levitin( según él mismo dice habrá unos 200 investigadoes que se dedican a esto), por ejemplo en este libro: El cerebro y la Musica http://www.ojosdepapel.com/Index.aspx?article=2958
Lo que sí es curioso es que los cantos de los pájaros se pueden utilizar para diferenciar especies con tanta precisión o más que las características físicas. Los ornitólogos graban cantos de una población y se la ponen a otra. Si no ponen mucho interés podemos asumir que son otra especie y que tampoco son capaces de tener descendencia si se encontraran en la naturaleza. Es decir, los que cantan juntos se acuestan juntos...y los que no cantan juntos, pues no hay nada que hacer...

Unknown dijo...

240 tonos... seguramente pueden escucharse en una 8va, pero no sé si distinguirse. Ya se tienen por dotados los que pueden escuchar el 4to o 5to armónico de una nota :-S