sábado, 29 de septiembre de 2012

Cómo nos cambia la excitación sexual (por lo menos a los hombres)


Dan Ariely cuenta en su libro Predictably Irrational un interesante y atrevido experimento que realizó con su colaborador George Loewenstein. Querían entender hasta qué grado gente inteligente y racional puede predecir cómo cambiarán sus actitudes cuando se encuentren en un estado de excitación sexual, porque este tema es muy importante desde el punto de vista social: SIDA, embarazos en adolescentes...Decidieron hacer el estudio solo con varones heterosexuales mayores de 18 años porque en opinión de los investigadores el cableado sexual del hombre es mucho más simple que el de la mujer ( en el equipo investigador había hombres y mujeres) y también cuenta algunos problemillas que tuvieron para que el estudio fuera aprobado por la comisión ética.

El experimento constaba de dos fases. Se les daba a los sujetos ( brillantes universitarios varones) un portátil y en la primera fase tenían que imaginarse que se encontraban en un estado de excitación sexual y entonces el ordenador empezaba a hacerles preguntas primero sobres sus gustos, del tipo: “¿ disfrutarías del sexo con alguien que odias?”,  “¿ te resultan atractivos los zapatos de mujer?” “¿te sentirías atraído por una mujer de 50 años?” ...Después les hacía otro grupo de preguntas relacionadas con conductas inmorales como violación en una cita ( date rape)...”¿dirías a una mujer que la quieres para aumentar las probabilidades de tener sexo con ella?” “¿animarías a una mujer a beber para tener sexo con ella?” “¿drogarías a una mujer para poder tener relaciones sexuales con ella?” “insistiría en tener sexo después de que la chica con la que has quedado dijera que no?” Y el último grupo de preguntas trataba sobre el sexo inseguro: “¿disminuye un preservativo el placer sexual? “¿usarías siempre un condón?”

Unos días después de realizar este cuestionario “en frío” los estudiantes realizaban el mismo cuestionario pero “en caliente”. Es decir, en esta ocasión utilizando unas imágenes tenían que masturbarse y llegar a un punto de excitación sexual, pero sin eyacular ( es gracioso que los portátiles, unos IBook de Apple estaban forrados por un plástico para esta fase, por si acaso...) Las conclusiones del estudio son muy claras, terriblemente claras. En el estado de calentón los sujetos respondieron las preguntas de forma totalmente diferente a cuando tenían la “cabeza” fría. Por ejemplo, en el tema de enfrascarse en actividades bizarras, el sexo con animales era una de las preguntas, el deseo de hacerlo aumentó más del doble ( 136% más) Lo mismo ocurrió con la posibilidad de pasar del uso del preservativo. Los resultados mostraban que cuando los estudiantes estaban en su estado frío y racional ( y pone como ejemplo a Roy un chico inteligente y sensible) respetaban a las mujeres, no se sentían atraídos por actividades bizarras, tenían muy en cuenta la moral ,y esperaban usar siempre el preservativo. Pensaban que se conocían a sí mismos, sus preferencias y de lo que eran capaces, pero en realidad subestimaron sus reacciones, pero además por un largo margen. Los datos cantan que no sabían en lo que se convertirían una vez excitados...sencillamente la prevención, la protección, el conservadurismo, y la moral desaparecían de la pantalla del radar. Sencillamente fueron incapaces de predecir hasta qué punto les cambiaría la pasión. En palabras de Ariely, era un cambio similar al del Dr. Jekyll y Mr Hide. Incluso la persona más brillante y racional, en el calor del momento, se divorcia completamente de la persona que creía que era. No solo es que hagan malas predicciones acerca de sí mismo, sino que el margen de error es muy grande ( pongo los datos al final para los que estén interesados)

La mayor parte del tiempo Roy y el resto de estudiantes son decentes, razonables, amables y fiables, los polos frontales les funcionan bien y controlan su conducta. Pero en el estado de excitación el cerebro reptiliano toma el mando y se vuelven irreconocibles. Durante el calentón se borran los límites entre el bien y el mal, se atreverían a arriesgarse a sufrir una enfermedad de transmisión sexual o un embarazo. 

¿Podemos hacer algo al respecto? Ariely da algunos consejos con respecto a algunos temas. En lo que respecta al sexo seguro dice que muchos padres creen que la mera promesa de abstinencia- lo que se conoce como “Just say no”, ver post anterior con respecto a las drogas o a la decisión de seguir dieta o hacer ejercicio- es suficiente para protegerse de enfermedades sexuales y embarazos. Los abogados del “Just say no” no ven necesidad de llevar encima un condón, por ejemplo, pero los resultados del estudio muestran que en el calor del momento los jóvenes ( y no tan jóvenes, claro) pasarán del “Just say no” al “Yes”, y si no hay un preservativo disponible tirarán para adelante a pesar de los peligros. ¿qué sugiere el estudio? Primero, que la disponibilidad de preservativos es esencial. Que no deberíamos decidir en “frío” si vamos a llevar un preservativo, deben estar ahí por lo que pueda pasar. Segundo, no vamos a ser capaces de predecir nuestra transformación y , por ello, Ariely sugiere que la educación sexual a teenagers debería hacer menos énfasis en la fisiología y biología del aparato reproductor y más en las estrategias para manejar las emociones que acompañan la excitación sexual. Tercero, a pesar de todo tenemos que admitir que llevar condones y entender la tormenta emocional de la excitación sexual puede no ser suficiente, tal es la fuerza de ese estado.

Habrá muchas situaciones en las que los teenagers no van a ser capaces de lidiar con sus emociones. Sería mejor mantenerse alejados del fuego de la pasión, antes de que se acerquen tanto como para ser engullidos por él, pero este consejo es muy difícil de seguir. A pesar de ello, el estudio sugiere que es más fácil combatir la tentación antes de que surja que vencerla una vez que ha empezado a encantarnos. En otras palabras, evitar por completo la tentación es más fácil que vencerla.

En parte, parece que este último consejo coincide con lo que dicen los partidarios del “Just say no” pero  los primeros asumen que se puede desconectar la pasión a voluntad mientras que Ariely plantea que ese supuesto es totalmente falso. Si queremos ayudar a los jóvenes tenemos dos opciones: o les enseñamos a decir no antes de que aparezca cualquier tentación, antes de que una situación sea imposible de resistir, o, como alternativa, les preparamos para las consecuencias de decir Sí en el calor del momento ( llevando encima preservativos, por ejemplo).

Todo esto que estamos hablando tiene implicaciones para el tema de la conducción segura y accidentes de tráfico ( Ariely es partidario de limitaciones electrónicas en lo coches que se puedan activar en el estado “frío”, como limitaciones de velocidad ya programadas previamente que el adolescente no pueda saltarse en caliente), pero también en muchos otros temas como el testamento vital o la decisión de usar anestesia en el parto. No tiene sentido tomar decisiones sobre lo que haremos en un estado determinado sin habernos encontrado nunca en él. Ariely pone como ejemplo la decisión de su mujer de no utilizar epidural en el parto, que era una decisión tomada en frío. Dice que su matrona le pidió hacer la prueba de meter las manos en agua helada durante 2 minutos ( lo que según ella le produciría un dolor similar al del parto) y decidir después. Tras hacer la prueba la mujer de Ariely decidió utilizar la epidural.

Otro caso es el testamento vital. Es imposible predecir las ganas de vivir o las decisiones que vamos a tomar cuando se nos diagnostique por ejemplo un tumor. Mirar desde un estado emocional a otro es muy difícil. Para tomar decisiones informadas, necesitamos experimentar y entender el estado emocional en el que estaremos en el otro lado de la experiencia. Aprender a rellenar ese hueco es esencial para tomar algunas de las decisiones más importantes de nuestra vida.

¿Qué nos sugieren en el fondo estos experimentos? Pues que hay que repensar los  modelos  que tenemos acerca de la conducta humana. Tal vez no existe tal cosa como un ser humano completamente integrado. Podríamos ser en realidad una aglomeración de múltiples “yos”. Como decía W.D. Hamilton, tal vez seamos embajadores enviados al exterior por una frágil coalición de facciones enfrentadas entre sí, de un imperio dividido. En nuestro interior corren procesos paralelos y contradictorios que tenemos que conciliar, tenemos que actuar en el mundo real, dar una respuesta, y darla rápido. Pero no somos una unidad, somos una mezcla de hombre con mujer, de padre con hijo, albergamos muy dentro de nosotros segmentos diferentes de cromosomas que se han entrelazado durante millones de años, cada uno de los cuales tiene su propia agenda, sus propios intereses.

2 comentarios:

Ana di Zacco dijo...

"evitar por completo la tentación es más fácil que vencerla." El refranero, ese compendio de sabiduría, ya lo dice "Quien evita la ocasión, evita al ladrón". Pero los ladrones (ladrones de razón) andan por todas partes. Me recuerda un poco a lo de matar al mandarín de Balzac (http://trozosdenada.blogspot.com.es/2007/06/matar-al-mandarn.html)
Me encantó eso de los múltiples yos y las contradicciones que debemos ir sorteando, como obstáculos de esta carrera que parece ser la vida.
Creo que a los niños y adolescentes debería formárseles en (1) dietética básica, (2) psicología básica, y (3) sexología básica.
Muy buena entrada, enhorabuena!

Irantzu dijo...

Me lo creo de sobra, pero, ¿se podrían generalizar resultados a situaciones con otras emociones intensas?
Interesante