El mito que Matt Ridley intenta combatir en su libro The Evolution of Everything es que el mundo es un lugar organizado y planeado donde las cosas ocurren de arriba abajo, es decir, producidas por los que mandan o los que están arriba (visión top-down). Lo que Ridley defiende es que las cosas ocurren de abajo arriba (bottom-up) y que no están para nada pensadas ni planificadas previamente.
Confundimos causa con consecuencia. Si una batalla es ganada tiene que haber un general que la ha ganado; si un niño aprende es que un profesor le ha enseñado; si se ha inventado algo es que un inventor lo ha inventado. Siempre describiremos el mundo como si la gente y las instituciones lo estuvieran controlando y supieran lo que se hacen. Pero, tomando como modelo la evolución biológica en la que sabemos que se produce diseño sin un diseñador, Ridley revisa la evolución de todo (la moral, las lenguas, la economía, la religión, la educación, etc.) y nos muestra cómo efectivamente las cosas ocurren de abajo arriba, sin un plan preconcebido, y no de arriba abajo.
En esta entrada voy a hablar de la evolución de la tecnología porque en el capítulo dedicado a ella nos aporta datos y reflexiones francamente interesantes y muy contrarios a la que suele ser la opinión generalizada. Nos enseñan que la tecnología fue inventada por grandes genios como Edison, Whittle, Oppenheimer o Shockley. Pero la realidad es que se conocen por lo menos 23 personas que merecen el reconocimiento de haber inventado algún tipo de lámpara incandescente. Elisha Gray y Alexander Graham Bell pidieron la patente del teléfono el mismo día. Conocemos seis inventores diferentes del termómetro, tres de la aguja hipodérmica, cuatro de las vacunas, cinco del telégrafo eléctrico, cuatro de la fotografía, tres de los logaritmos, cinco del barco a vapor, seis del ferrocarril eléctrico, dos del cálculo (Newton y Leibniz), dos de la selección natural (Darwin y Wallace)…El gen supresor de tumores p53 fue descubierto de forma independiente por cuatro laboratorios en Londres, Paris, Nueva Jersey y Nueva York en 1979…
Lo que Ridley defiende es que la invención es un fenómeno evolucionista, es algo colectivo y no individual, casi todos los descubrimientos e invenciones se les han ocurrido a la vez a diferentes personas. Kevin Kelly en su libro What Technology Wants (2010) recoge muchos ejemplos de la publicación simultánea de libros con el mismo argumento o de películas con la misma trama. Se puede hablar de un concepto que se usa en biología que es la evolución convergente, que es la aparición simultánea en diferentes lugares de la solución al mismo problema. A nivel cultural tenemos más ejemplos: los aborígenes australianos y los antiguos egipcios descubrieron de forma independiente el boomerang; la “invención” en diferentes lugares y épocas de la agricultura; los cazadores recolectores del Amazonas y de Borneo descubrieron la cerbatana y los dardos venenosos para cazar pájaros y monos. Y lo que es más interesante, tanto en el Amazonas como en Borneo descubrieron la contraintuitiva idea de que para tener más puntería es mejor sujetar la cerbatana con las dos manos delante de la cara y girarla en pequeños círculos en lugar de mantenerla perfectamente quieta.
La tecnología, al igual que la evolución biológica procede expandiéndose al posible adyacente, potente idea del físico Stuart Kauffman. No se pueden dar saltos hacia el futuro. Eso pasó con la genética de Mendel. En la década de 1860 Mendel había demostrado y publicado que las partículas de la herencia (lo que luego se llamaría genes) eran unidades individualizadas pero la idea se adelantaba a su tiempo y ahí se quedó hasta que en 1900 tres autores independientes la reinventaron. Esto parece indicar que la genética no estaba lista para echar a andar en 1860 pero sí en 1900. Es como si no pudieras hacer que las cosas ocurran hasta que están en el posible adyacente y cuando ya están en él es a su vez imposible impedir que ocurran. Si no es una persona, otra lo hará. Si Watson y Crick no descubren el ADN no nos habríamos quedado sin él, otro grupo lo habría descubierto y además en el plazo de muy pocos meses.
Si las cosas son como dice Ridley, y los argumentos son persuasivos, lo que podemos deducir es que las patentes y los premios Nobel son cosas injustas. Cuando se otorga el premio Nobel a una idea o a un descubrimiento la realidad suele ser que para llegar a él se ha producido una cadena causal con muchos eslabones. Elegir de entre todos ellos uno solo y darle el premio Nobel es algo totalmente arbitrario. De ahí que haya problemas con muchos de los premios Nobel empezando por el mismo de Watson y Crick que hemos mencionado.
La tecnología se crea a sí misma, la tecnología encuentra a sus inventores y no al revés. Como dice el filósofo Emile Chartier:
“Todo bote es copiado a partir de otro bote…Razonemos como sigue al estilo de Darwin. Es claro que un barco mal hecho acabará en el fondo del mar tras uno o dos viajes y no será copiado… Uno podría por tanto decir, con completo rigor, que es el mar el que diseña los botes, escogiendo aquellos que funcionan y destruyendo los otros”.
@pitiklinov
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5 comentarios:
Hola, me ha gustado mucho este articulo, ha sido muy explicativo, también os recomiendo un blog muy interesante que se llama Blog - Emotion Research Lab, http://www.emotionresearchlab.com/es/blog/que-es-y-como-medir-la-experiencia-de-usuario/
Os ayudara mucho a entender mejor el comportamiento de los consumidores.
Un saludoo.../
Muy buen articulo!
Muy buen articulo!
"Cuando se otorga el premio Nobel a una idea o a un descubrimiento la realidad suele ser que para llegar a él se ha producido una cadena causal con muchos eslabones. Elegir de entre todos ellos uno solo y darle el premio Nobel es algo totalmente arbitrario."
Aunque es totalmente cierto que los grandes descubrimientos en tecnología son fruto de complejas redes de intercambio (voluntario o no), no cabe duda de que cada individuo hace su aportación fuertemente motivado, y que los premios y reconocimientos ayudan a la motivación. Los premios Nobel de ciencias suelen darse a dos o tres tipos a la vez, lo que ya ayuda a promover la cooperación. En lo demás, se esperaría que los científicos fueran más psicológicamente maduros y que aceptaran con deportividad que los jurados de los premios no pueden ser exactos al cien por cien. Lo importante es mantener el incentivo. Aunque a muchos no les sea necesario, a otros probablemente sí. Y la ciencia los necesita a todos.
Hola!
La evolucion es impresionante, especialmente la revolucion tecnologica, que esta marcando claramente el inicio de siglo. El internet de las cosas para mi es de lo mas importante, extendido y versatil...
Gracias por tu blog y consejos!!
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