sábado, 6 de junio de 2015

La Violencia Virtuosa

Virtous Violence es un libro de Alan Page Fiske y Tage Shakti Rai donde exponen una tesis que a muchos lectores les puede parecer insólita; el libro muestra que la gente, la mayoría de las veces, es violenta porque siente genuinamente que la violencia es lo correcto, lo que deben hacer. Según los perpetradores de la violencia, la violencia es moralmente necesaria y es la manera correcta de regular unas relaciones sociales según lo que mandan los preceptos y normas culturales. Detrás de la violencia habría ideales culturales que la motivan. Probablemente me voy a repetir en este comentario dandole vueltas a la misma idea pero creo que el tema lo merece: la mayoría de los actores violentos no son patológicos o ni siquiera actúan en su propio interés, sino que están convencidos de que actúan al servicio de un bien moral más alto.

Ya sé que esto suena totalmente contraintuitivo. El modelo predominante de entender la violencia es el modelo del mal: la gente buena hace cosas buenas y la gente mala hace cosas malas. Pero son muchos autores los que nos vienen avisando ya hace tiempo (como Baumeister en el enlace anterior) de que es la gente buena la que comete las mayores barbaridades. La gente cree que la violencia es una expresión de nuestra naturaleza animal y que aparece cuando las normas morales culturales fallan. Según la visión al uso, la violencia es mala, sería la esencia de la inmoralidad. Pero cuando analizamos los actos violentos lo que vemos es justo lo contrario. Cuando la gente hace daño o mata a alguien lo hacen porque creen que es lo correcto moralmente y que es obligatorio incluso ser violento. La violencia, además, surge de las relaciones entre perpetrador y víctima o entre perpetrador y otras personas y la persona que comete actos violentos busca corregir una relación personal, hacer que sea correcta. Según Fiske y Rai la mayor parte de la violencia es motivada por razones morales. La moralidad trata de regular las relaciones sociales y la violencia es una forma de regular esas relaciones.

Fiske y Rai definen violencia para los efectos del libro como acciones en las que el actor considera que infligir dolor, sufrimiento, miedo, heridas, o la muerte es un medio necesario y deseable para los fines que se buscan. Son muchos los autores que han señalado que el ser humano tiene una aversión a ser violento en circunstancias normales. La violencia es virtuosa cuando el sujeto, su grupo de referencia, o la audiencia, consideran que el acto es lo que hay que hacer aunque sea difícil y duro llevarlo a cabo. La moralidad consiste en la regulación de las relaciones, en la realización de unos ideales de lo que deben ser las relaciones. Por ejemplo, si un padre castiga a a un hijo por no hacer lo que debe, o por alguna mala acción que haya cometido, el padre cree que está haciendo lo que debe hacer según sus normas morales. Lo mismo ocurre en el caso de los asesinatos por honor en muchos países del mundo.

Es conocido y aceptado que las normas morales son relativas y diferentes en cada lugar del mundo o en cada cultura. Por eso, cuando estamos diciendo  que la persona violenta actúa moralmente lo estamos afirmando desde su visión moral. Por supuesto que personas de otra cultura pueden no estar de acuerdo. Aquí tendríamos el problema -que Fiske y Rai no explican explícitamente- de que nos encontramos con el choque de dos círculos morales diferentes, según la terminología de Peter Singer. Un padre de determinada cultura que mata a su hija porque ha tenido una relación sexual y eso supone la deshonra de toda su familia está actuando moralmente, aunque desde nuestra cultura nos parezca que es un acto inmoral. Ese padre y nosotros estamos en círculos morales diferentes. Es fuerte pero la gente mata porque cree que la víctima merece morir. 

Como decíamos, la gente mata para regular las relaciones y Fiske y Rai tienen un modelo de cuáles son las relaciones sociales básicas, la Teoría de los Modelos de Relación. Según este modelo, hay cuatro relaciones básicas: unidad, jerarquía o autoridad, igualdad y proporcionalidad; estos son los cuatro motivos fundamentales que subyace en todo juicio, emoción y conducta moral:

1- Unidad, compartir comunalmente. Usamos este modelo de relación cuando percibimos a determinadas personas dentro de nuestro mismo grupo y a otras fuera: familias, equipos, hermandades, nacionalidades, etnias, etc. El motivo moral en esta relación es la unidad, mantener la integridad del grupo. Es evidente que mandamientos como el “No matarás” quiere en realidad decir “No matarás a alguien de tu grupo” o “No matarás a alguien con el que tienes relaciones importantes”, es decir al que pertenece al “Nosotros” . Pero este mandamiento no incluye al enemigo, al otro, al que forma parte de “Ellos” (recordad lo de grupos morales diferentes). En las guerras no sólo es lícito matar sino que es alabado y está incluso premiado. De esto hablan Fiske y Rai cuando dicen que la mayoría de la violencia es moral, la de las guerras o los genocidios, por ejemplo. Cuando nuestro grupo ha sido amenazado o agredido es lícito actuar violentamente.

2- Jerarquía, la autoridad. Cuando colocamos a las personas según una dimensión estamos usando un modelo de autoridad: adultos y niños, militares y subordinados, jefes y empleados, maestros y alumnos, etc. Según este modelo, se considera legítimo que un superior cometa violencia contra un subordinado para instruir o castigar (caso de los padres o de los profesores).

3- Igualdad. Usamos este modelo cuando llevamos la cuenta de lo que uno debe a otro, lo usamos cuando repartimos turnos, en colas, en decisiones lanzando una moneda, etc. Este motivo moral de la igualdad es el que nos mueve a reciprocar, a invitar a nuestra casa a alguien que nos ha invitado, pero también a pagar ojo por ojo y diente por diente al que nos ha hecho daño.

4- Proporcionalidad, el precio de mercado. Usamos este modelo en las relaciones económicas en un mercado, costes y beneficios de las decisiones sociales, o cuando nos guiamos por la utilidad en un asunto moral. El motivo guía es la proporcionalidad. La violación fundamental de la proporcionalidad es la que comete el aprovechado, el que engaña, el que recoge los beneficios pero no da un palo al agua. Dentro de este esquema de la proporcionalidad es correcto infligir daño cuando los beneficios superan los costes (visión utilitarista). Por ejemplo, En la II Guerra Mundial el presidente Truman habría usado este principio cuando le aconsejaron que lanzar bombas sobre Hiroshima y Nagasaki era moralmente necesario según el análisis coste-beneficio que decía que así se ganaría la guerra con el menor número de víctimas norteamericanas. 

Habría que señalar otro aspecto dentro de este esquema, que ya he mencionado de pasada. La violencia tiene que ver no sólo con la relación entre el actor y la víctima sino con las relaciones del actor con otras personas o miembros de su grupo. Por ejemplo, la violencia de un combatiente refuerza la relación del combatiente con sus amigos, amantes, fans, compañeros, etc. El combatiente está motivado pro su afán de gloria, de amor y de lealtad. Si lucha bien atraerá amantes, será admirado y envidiado y será honrado. Nada de esto tiene que ver directamente con la víctima, es decir, las relaciones que trata de regular la violencia en este caso no es la relación perpetrador-víctima sino  la relación del perpetrador con otras personas.
Alan Fiske y Tage Rai

Con esta base teórica que he intentado resumir el resto del libro se dedica a analizar diferentes tipos de violencia y a demostrar que la base de esa violencia es moral y analiza también cuál es el tipo de relación que intentar regular. Se analiza la violencia étnica y el genocidio, los asesinatos por honor, la guerra, la venganza, el castigo, el castigo corporal de los niños, la violencia dentro del mundo militar, la violencia religiosa, la violencia ordenada por los dioses, los caballeros en la edad media, las bandas callejeras, los deportes, el terrorismo, los ritos de iniciación como la circuncisión o las mutilaciones de los genitales de las niñas, la tortura, el homicidio, e incluso la violencia de las relaciones íntimas o la violación. En todos ellos, la argumentación de Fiske y Rai es muy sólida y convincente y creo que defienden muy bien su tesis.

En los últimos capítulos analizan las repercusiones legales, filosóficas, evolucionistas y psicológicas de esta nueva visión de la violencia dejando en el aire importantes preguntas. Por ejemplo, muchos sistemas legales consideran que para condenar a una persona el acusado debe tener la capacidad, en el momento del acto, de conocer que lo que hace está mal…¿pero que ocurre si el sujeto cree que está haciendo el bien? No podemos esperar que se arrepienta o sienta culpa si cree que está obrando correctamente. Dicho de otra manera, el criminal según nuestro sistema actual pensaría algo así: “esto está mal, pero lo voy a hacer de todas las maneras”. Si las cosas son como venimos comentando en esta entrada, esto no es lo que hay en la mente de la mayoría de las personas que cometen actos violentos, así que ya podemos ir llamando a Houston porque tenemos un problema…Si una persona sana cree firmemente que el acto violento es lo que debía hacer, ¿eso es exculpatorio? A nivel filosófico más fundamental: ¿cuál es el propósito de castigar legalmente a una persona que cree que hace sinceramente lo que debe? ¿tiene sentido castigar a las personas por actuar según sus convicciones morales?

Dejando todos estos interrogantes a un lado, nos interesaría poder responder a la pregunta más importante de todas: ¿Cómo terminamos con la violencia? Y aquí una enseñanza muy clara de este libro es ésta: para reducir la violencia debemos conseguir convertirla en inmoral. Si la gente viera la violencia a todos los niveles como algo inmoral sería muy difícil que la llevara a cabo. Siempre quedarían psicópatas (obviamente la violencia de los psicópatas no está motivada moralmente) o gente que tuviera que matar para comer o cosas por el estilo, pero sería una minoría. El problema es cómo conseguimos hacer que gente de diferentes culturas y círculos morales llegue a consensuar una moral común y ese problema no lo tenemos resuelto. Pero hay motivos para el optimismo. La violencia sirve para regular las relaciones pero no es la única manera. Si buscamos alternativas, ésta no será necesaria. 

Por último, hay otra enseñanza muy importante de este libro: lo profundamente importante que son las relaciones sociales para las personas. La moralidad consiste en la regulación de las relaciones sociales, en una especie de código de circulación de las relaciones personales. La gente mata o muere para hacer que sus relaciones sociales sean como deben ser. Las relaciones de la gente son muchas veces más importantes para ellos que su cuerpo o que su propia vida. Muchas veces, para que sus relaciones sean como ellos creen que deben ser las persona sacrifican sus cuerpos o sus propias vidas, o las vidas de sus esposas/os, amigos o vecinos. Algo que debemos tener muy en cuenta.

@pitiklinov

Referencia:






14 comentarios:

idea21 dijo...

"el resto del libro se dedica a analizar diferentes tipos de violencia y a demostrar que la base de esa violencia es moral y analiza también cuál es el tipo de relación que intentar regular."

Como todavía no he podido leer el libro, no me queda muy clara la visión de la violencia. Ateniéndonos a esta reseña -que imagino que será buena, como todas las que aparecen en este espacio- se dice que el origen de la violencia estaría en el deseo de establecer un cierto orden social. El problema es que la violencia no la hemos inventado los humanos. Es algo que nos viene de nuestros antepasadísimos (el "cerebro reptiliano"). Puesto que el ser humano, al cabo de su propia evolución genética, va creando su propio esquema de organización social, parece lógico que se adapte la agresividad animal a ese tipo de funciones.

"la gente buena hace cosas buenas y la gente mala hace cosas malas"

Desde un punto de vista puramente racional, la violencia no sirve para nada. Es un lastre para la cooperación inteligente, por lo tanto, siempre será "mala". Pero hasta que se desarrollen sistemas psicológicos eficientes para fomentar el autocontrol de la agresividad, siempre será bueno que las justificaciones de la violencia ("a todo crimen se encuentra justificación") sean lo más elaboradas posible.

Así, a bote pronto, me parece un error que se intente justificar la violencia científicamente. Es como un abogado que inventa argumentos para provecho de su defendido.

http://albalearning.com/audiolibros/esopo/fab-060.html

Pitiklinov dijo...

Lo primero que quede claro que Fiske y Rai no justifican la violencia. No caigamos en el error de siempre de que describir una cosa o analizar o explicar una cosa es apoyarla o justificarla.Nada más lejos del ánimo de Fiske y Rai y del mío.
Dicho esto, es evidente que la violencia es adaptativa (si no, no existiría) y los animales también la usan para conseguir recursos y para regular relaciones sociales, como entre los primates. De Waal mismo dice que " la conducta agresiva no es por definición antisocial y maladaptativa".
Evidentemente lo que tenemos que crear es culturas y sociedades donde ser violento no de frutos. Probablemente por eso se ha ido reduciendo la violencia en el mundo (si es que Pinker tienen razón), si puedo conseguir las cosas sin violencia no la voy a usar, pero si no me queda otra alternativa antes de morirme de hambre, por ejemplo, recurriré a la violencia.

idea21 dijo...

"La moralidad consiste en la regulación de las relaciones sociales, en una especie de código de circulación de las relaciones personales. La gente mata o muere para hacer que sus relaciones sociales sean como deben ser. "
"para reducir la violencia debemos conseguir convertirla en inmoral. Si la gente viera la violencia a todos los niveles como algo inmoral sería muy difícil que la llevara a cabo. "

"Lo primero que quede claro que Fiske y Rai no justifican la violencia. No caigamos en el error de siempre de que describir una cosa o analizar o explicar una cosa es apoyarla o justificarla"

Yo no sé cómo hacer para que la gente "vea" la violencia como algo inmoral "a todos los niveles", al mismo tiempo que se dice que el sentido de la violencia es apoyar el orden moral. Puede que eso describa o analice algo (si acaso...), pero no hace que la gente lo "vea". El marxismo también pretendía alcanzar la paz y hermandad universales (y daba para ello muchas descripciones y explicaciones), pero lo que la gente "veía" era la lucha de clases y que el fin justifica los medios.

Esto me recuerda lo de Jonathan Haidt y su justificación de la "autoridad" y la "lealtad": puesto que los seres humanos siempre han mostrado este tipo de conductas y en el pasado han hechos aportaciones al avance social, hemos de "tenerlas en cuenta" hoy.

Una explicación racional a todos los fenómenos del comportamiento humano tiene que ayudarnos sin duda a hallar buenas soluciones, pero en estas cuestiones tan complejas resulta difícil argumentar evidencias suficientes, de modo que resulta inevitable que muchas conclusiones provisionales parezcan tendenciosas. Las justificaciones de Pinker a la pena de muerte son absurdas, tanto como las de Haidt a justificar la "autoridad" y la "lealtad".

Si partimos de la idea de que

"el criminal según nuestro sistema actual pensaría algo así: “esto está mal, pero lo voy a hacer de todas las maneras”. Si las cosas son como venimos comentando en esta entrada, esto no es lo que hay en la mente de la mayoría de las personas que cometen actos violentos"

entonces estamos considerando que, como toda violencia es esencialmente justiciera, lo que tenemos que hacer es perfeccionar esta cualidad genuina de la violencia justiciera (a lo Charles Bronson) y en absoluta erradicarla.

A mí todavía no me han convencido de que lo que el criminal hace es seguir su interés particular ("selección individual" darwiniana) y DESPUÉS le encuentra una justificación para satisfacer su moralidad internalizada. No es muy diferente a otros mecanismos ilusorios del comportamiento humano, como los que nos dan una percepción de libre albedrío o de unidad biográfica.

Pero, bueno, no he leído el libro, si bien sigo encontrándolo -desde aquí- altamente sospechoso (y, por tanto, también interesante...).

Pitiklinov dijo...

idea21,
vamos a poner un par de ejemplo prácticos por poner los pies en el suelo.
Pensemos en las torturas de la Inquisición. ¿Qué crees que pensaba un inquisidor? ¿pensaba: "esto que voy a hacer está mal pero me conviene" hacerlo? ¿o pensaba que lo que iba a hacer estaba bien, es lo que manda el Vaticano y sirve al mantenimiento y la extensión de la fe católica? Yo creo que pensaba lo segundo y eso es violencia virtuosa.

Piensa ahora en una persona de las que nosotros llamamos terroristas islámicos suicidas (ellos se llaman a sí mismos mártires así que eso ya te dice mucho sobre que va de violencia virtuosa). ¿Tú crees que piensa "hacerme explotar en este supermercado está mal pero lo voy a hacer", o que su Dios, su Libro, ( o cierta interpretación de él) y sus líderes morales le piden que lo haga y le van a recompensar en la otra vida? Yo creo que lo segundo, él se ve actuando por el bien de sus hermanos musulmanes , de su fe y de su religión.
Si dejara de ser bueno moralmente hacerse explotar con bombas esas personas dejarían de hacerlo. Si sus líderes morales condenaran esos actos como malos dejarían de hacerlo...
¿Cómo hacemos que una violencia moral pase a inmoral?
esa es la pregunta del millón...:)

idea21 dijo...

Se trata de dos ejemplos relacionados con la violencia política, es decir, de la conducta violenta que un individuo realiza como resultado de estar integrado en una estructura pública de jerarquía social. Las motivaciones individuales en ambos casos tienen que ver con los vínculos emocionales con el resto del grupo. En el caso del torturador de la Inquisición no tiene ninguna duda de que su tarea está respaldada por la estructura social de jerarquía en la que se integra. Lo mismo se puede decir del terrorista suicida: ha gozado del refuerzo moral del grupo en el momento de dar el paso al frente (después ya no puede echarse atrás...). Esto son casos de "situacionismo" http://unpocodesabiduria21.blogspot.com.es/2013/06/aquellos-hombres-grises-1991.html

Cuando yo mencionaba la "selección individual" darwiniana, lógicamente me refería más a los crímenes por interés privado, en los cuales el actor también se justifica (sobre todo a posteriori). Pero en cuanto a cómo hacer que la violencia moral pase a inmoral (que son casos "situacionistas"), la única solución está en expandir alternativas culturales no-violentas. Y eso es difícil si vivimos en una cultura que justifica la violencia ("desgraciadamente necesaria"). Yo conozco mucha gente (son mayoría en muchas comarcas...) que se indigna si un policía golpea a un detenido, pero que justifica perfectamente (o que no justifica, pero que lo "explica"... y en ningún caso es partidario de que el asesino sea encarcelado) que se asesine a un político de un partido con el que no simpatiza "porque se trata de un problema político que requiere una solución política, no policial". Y eso no se da en Afganistán, sino en la península ibérica ahora mismo.

Para que se desarrollen ese tipo de justificaciones de la violencia es preciso que hayamos internalizado planteamientos situacionistas. La violencia no es tabú, no está "sacralizada", como sí lo está el canibalismo o la violación de niñas (en Afganistán sí se puede violar niñas tranquilamente, y en la gran civilización mexica el canibalismo estaba al orden del día...).

Supongo que lo que proponen Fiske y Rai se refiere a cómo neutralizar algunos casos específicos de violencia (he estado mirando algunas cosas en Internet, los diagramas y eso). A veces podrás convencer a alguien de que puede obtener sus fines morales de forma menos violenta o no violenta, pero eso no se aplicaría a los esquemas situacionales, en los cuales la violencia es una forma de integrarse en un grupo, ni se aplicaría a los casos en los que la violencia expresa la agresividad individual (no solo los sádicos patológicos son agresivos).

La solución: construir una estructura cultural con un contenido determinado que "sacralice" la no violencia, y en la cual los individuos se vean emocionalmente compensados por desarrollar conductas de autocontrol de la agresividad.

Anónimo dijo...

La realidad de algo por y en si misma no es ni moral ni inmoral.

En los ejemplo de Pitiklinov, una conducta violenta en sí misma no es inmoral por el mero de ser violenta. La violencia, como bien dice puede ser bien vista moralmente hablando. En nuestra sociedad por ejemplo, el uso de la violencia está considerada como una conducta legítima (piensese en la guerras, o en la legitima violencia que puede utilizar la policia...).

Todo hecho en sí mismo no es ni innoral ni moral, la violencia tampoco escapa a eso. Eso es lo que establece la conocida y mal llamada falacia naturalista.
La moralidad es algo respectivo al modo como se evaluan las conductas a fines dentro de una perspectiva social e histórica. Evaluar conductas a fines requiere de una capacidad cognitiva superior, de manera que los animales que son incapaces de hacerlo, no los consideraremos inmorales aun que sean violentos. También exculpamos de moralidad a aquellas conductas violentas que responden a actuacciones donde su finalidad no ha podido pasar por el tamiz evaluativo de la persona que las ha cometido, y ese es un trabajo propio de los psiquiatras, y que ha buen seguro Pitiklinov bien sabe.
El caso es que automaticamente moralizamos acerca de nuestras conductas, las violentas también. Pero creo que es un error decir: el hecho A es inmoral o es moral, sin decir respecto a qué consideraciones humanas refiere. Así la violencia que usaba la inquisición es inmoral desde nuestro punto de vista porque las verdades propias de la Santa Inquisición no son ya las nuestras; sin embargo obligar (y lo que de acción violenta ello conlleva) a los niños a tener educación escolar obligatoria, nos parece moral. Encerrar a un grupo de personas obligatoriamente y obligarles a aprender la ecuación de segundo grado lo consideramos moral, y sin embargo obligar a esos mismos niños a realizar trabajos forzados lo consideramos inmoral. La moralidad no es el hecho X, sino el hecho X al entrar en respectividad a la realidad moralizante y humana que lo envuelve lo evalua, y lo relaciona a fines.

idea21,

" La solución: construir una estructura cultural con un contenido determinado que "sacralice" la no violencia, y en la cual los individuos se vean emocionalmente compensados por desarrollar conductas de autocontrol de la agresividad.

Eso no haría inmoral la violencia, sólo eliminaría su existencia social si fuese eficaz, que lo dudo mucho.

La moralidad no consiste en eliminar o reforzar conductas constituyendo en las personas un autocontrol desde compesaciones psicológicas y emocionales. Eso en mi pueblo se llama crear un secta.
¿Es moral eliminar la violencia innata en aras a tener una sociedad sacralizando las conductas autocontroladas que la inhiben? Y si la respuesta fuera sí. ¿Qué conductas y cuales no y en función de qué y para qué, deben ser compensadas emocionalmente y sacralizadas? ¿Respondiendo a qué interes,? ¿Quién lo haría? ¿En manos de quién estaría ese poder? ¿Tener compensaciones emocionales y sacrilizaciones X es moralmente necesario imponerlo socialmente? ¿quién decide que creer en Dios se debe inhibir, por ejemplo? ¿Quién establece que el islamista debe ser sometido a compensaciones emocionales y cambiar de sacralización? ¿Es licito compesar a una mujer emocionalmente, haciendola sumisa, obediente y poco violenta, consiguiendo que sacralice en ella la necesidad de llevar el Burka? Si eso no es lícito...¿Quién y como decide el qué o no es lícito ?....

un saludo.


idea21 dijo...

Quiero aprovechar la ocasión para amplia algo la posibilidad de "sacralizar" la no-violencia, que no sé si se ha comprendido, y que creo que tiene algo que ver con esto de la "violencia virtuosa".

Lo que es moral o inmoral lo determina el entorno social, y siempre será relativo. Para un ciudadano mexica del siglo XV matar y devorar a un prisionero inocente era perfectamente moral, incluso sagrado. Para un iraní también es moral casarse con una niña de 9 años, como hizo el mismo profeta Mahoma. Para un texano es moral aplicar la pena de muerte a un delincuente juzgado ante un tribunal. Para nosotros es moral poner en la calle a una familia y dejarlos sin dinero porque ya no tienen trabajo para pagar su hipoteca.

"¿Es moral eliminar la violencia innata en aras a tener una sociedad sacralizando las conductas autocontroladas que la inhiben? Y si la respuesta fuera sí. ¿Qué conductas y cuales no y en función de qué y para qué, deben ser compensadas emocionalmente y sacralizadas? ¿Respondiendo a qué interes,? ¿Quién lo haría? ¿En manos de quién estaría ese poder? ¿Tener compensaciones emocionales y sacrilizaciones X es moralmente necesario imponerlo socialmente? "

Sería moral, creo yo, eliminar (o controlar, en lo posible) la violencia innata ofreciendo la posibilidad de someterse a un aprendizaje emocional a ese respecto. Las conductas que serían objeto de "tratamiento" serían todas las que no promuevan la confianza y que favorezcan la cooperación (es decir, las conductas antisociales). El interés sería el bien común y la elección informada del sujeto. Es decir, el mismo interés por el que los mexicas sacrificaban y devoraban a sus víctimas (también era el bien común y los ejecutores -no las víctimas- estaban supuestamente bien informados acerca de la naturaleza de lo sagrado de acuerdo con su cultura).

¿Quién decide? Estamos en mano de la evolución cultural y -espero- del proceso civilizatorio. Todo lo que podemos decir es que somos hijos de nuestro tiempo, y en nuestro tiempo parece haber una tendencia a incrementar las conductas que generan confianza en la interactuación social (altruismo, empatía, antiagresividad...). El objetivo parece ser favorecer con ello la cooperación económica eficiente... Si eliminamos la agresividad en lo posible y promovemos la confianza, sin duda alcanzaremos muchos más altos niveles de cooperación económica eficiente. Actualmente, utilizamos para ello métodos políticos (hacer cumplir las leyes prosociales) y educativos (centros de enseñanza, publicidad...). Lo que no se usan, y eso es lo que echo en falta, son métodos "religiosos" como los que he descrito, para promover la interiorización de pautas de conducta prosociales mediante el autocontrol, algo que, creo, podría hacerse siguiendo una metodología psicológica por el estilo del monasticismo o incluso los "Alcohólicos Anónimos" (se pueden poner muchos más ejemplos). En todos estos casos "el truco" consiste en proporcionar compensaciones emocionales de tipo afectivo dentro de una red social. Me sigue asombrando que nadie siquiera hable de esta posibilidad. Y sospecho que sé por qué es: porque una iniciativa semejante sería muy prosocial, sin duda, pero sería no convencional y generaría ruptura. Por eso Enric lo llama "crear una secta". En otros tiempos se le llamaba "herejía". Sin embargo, las herejías son una consecuencia necesaria del desarrollo doctrinal de cualquier planteamiento filosófico prosocial. Cuando se inventaron las escuelas de teología ya se puso la semilla de la herejía. Ni Lutero ni Calvino se hubieran convertido en herejes de no haber sido tan buenos alumnos en los centros de erudición de la ortodoxia...

Anónimo dijo...

Idea21,

El asunto que intento poner sobre la mesa es si podemos imponer principios morales sin violencia, sea dicha violencia realizada bajo compensación emocional, educación llena de pretensiones empáticas y altruistas, o pura “violencia metafísica” por usar nomenclatura de G. Vattimo.

Le repito, pues no veo contestación de ello en su respuesta anterior: ¿Quién dice y bajo qué moral, que la empatía, la antiagresividad o el altruismo de los que usted habla deben ser compensados emocionalmente y no otros aspectos constitutivos del estar natural del hombre, como la violencia, el egoísmo, o el temor al otro? Por ejemplo, si Y trabaja más que X, ¿Debe ser Y altruista con X o egoísta? ¿Es mejor fundamentar la sociedad en el altruismo o en el egoísmo, en qué grado y sobre qué contenidos?. Lo que yo le pregunto es acerca del USO MORAL que usted hace de las compensaciones emotivas y “sacrilizadoras” que continuamente propone.
Además, cuestiono su eficacia y una aparente pretensión de creer saber en qué consiste la plenitud de la existencia humana. Pretensión que entiendo posible dentro del ámbito religioso, pero que me parece inadmisible dentro del ámbito secular, donde creo usted se sitúa.

En todos estos casos "el truco" consiste en proporcionar compensaciones emocionales de tipo afectivo dentro de una red social

¿Se diferencia mucho al "soma" del mundo feliz huxleyano esto que propone? El Estado repartía esa sustancia, en la novela, a fin de controlar las emociones sentidas por los miembros de la comunidad, y conseguía así que estuvieran "compensados emocionalmente", salvaguardando la estabilidad del funcionamiento social (la Metrópolis). ¿Quien y para qué se regula el soma y sus dosis?

Yo noto en su utópica "sacralización" de ciertos aspectos morales, una pretensión de monopolio interpretativo y de configuración global de la existencia de todos, lo cual me parece lógico, repito, para las pretensiones religiosas de los que creen y cuya base epistemológica se escapa de la racionalidad secular. Pero no entiendo, espero usted sí, de qué modo puede hacerse compatible esos principios que subyacen implícitamente en su propuesta, y la pluralidad democrática, más propia de la secularización.

Además usted parece asegurar que podemos pretender saber aquello que la religión se presenta sabiendo, sin necesidad de aspectos básicos de lo religioso. Usted cree que es posible una especie de “religión científica”. En este sentido, permítame hacerle unas preguntas:

¿Usted cree que la idea cristiana de que somos a imagen y semejanza de Dios, por ejemplo, es traducible en sentido pleno a la idea de igual dignidad y derechos de todos los hombres? ¿Usted cree posible que la "compensación " de sentirse hijos de Dios desde la fe (sea lo que sea esa compensación) es equivalente a la compensación que podemos sentir al dignificar igualitariamente nuestra existencia, sin Dios alguno detrás, por compensación emocional ? ¿Cree que la fe en Dios que tiene un cristiano es totalmente equivalente a tener una compensación emocional comunitaria?
Piense que la fe para el cristiano, es sentida de manera sobrenatural, y las compensaciones emocionales, psicológico-sociales, son aspectos sentidos de manera muy pero que muy inmanente.

¿No le parece que la existencia humana tiene en su seno un prius religioso, que desborda los meros aspectos psicológicos y sociológicos que la acompañan y que usted parece exclusivamente considerar, para poder hacer inmanente lo que de transcendente tiene el hecho religioso?

Un saludo.

idea21 dijo...

"Le repito, pues no veo contestación de ello en su respuesta anterior: ¿Quién dice y bajo qué moral, que la empatía, la antiagresividad o el altruismo de los que usted habla deben ser compensados emocionalmente y no otros aspectos constitutivos del estar natural del hombre, como la violencia, el egoísmo, o el temor al otro? Por ejemplo, si Y trabaja más que X, ¿Debe ser Y altruista con X o egoísta? ¿Es mejor fundamentar la sociedad en el altruismo o en el egoísmo, en qué grado y sobre qué contenidos?. Lo que yo le pregunto es acerca del USO MORAL que usted hace de las compensaciones emotivas y “sacrilizadoras” que continuamente propone."

Es que encuentro un poco difícil identificar cuál es su duda. Creo que ya le he expresado que hay unos cambios culturales, en los cuales unos valores son defendidos en lugar de otros a lo largo del proceso ("proceso civilizatorio"). No, no hay ninguna autoridad (si es que se refiere a eso) que nos diga cuáles son los valores a elegir (digamos, elegir entre un bloque como "altruismo, empatía, antiagresividad" y otro como "reciprocidad, solidaridad, justicia"). Como mero observador del comportamiento humano e hijo de mi época, creo, como le he dicho, que hay una tendencia hacia la prosocialidad. La fórmula que a mí se me ocurre, solo puedo decir que es nueva, que no se ha probado nunca y que a MÍ me parece coherente. Puede que jamás interese a nadie. Como individuo, no puedo hacer afirmación categórica alguna. Si sería eficaz, o no, imposible saberlo. Nunca se ha probado. Y nunca se probará si a nadie le resulta atrayente el intentarlo...

"¿Se diferencia mucho al "soma" del mundo feliz huxleyano esto que propone?"

Hombre, pues me alegro que me haga esa pregunta, porque me parece que entre los muchos temas que el doctor Pitiklinov aún no ha tratado en este blog (y ha tratado muchos, y muy buenos todos) me parece que no ha entrado todavía la especulación que se está haciendo en algunos sitios sobre el uso de la biotecnología con fines morales http://blog.practicalethics.ox.ac.uk/2013/09/ethical-enhancement/ Eso sí sería algo parecido a lo que se proponía en "Brave New World".

Pero estamos muy lejos de conseguir resultados apreciables a ese nivel, y es muy probable que las personas prefieran elegir libremente las consecuencias de su "mejora ética" y participar directamente, paso a paso, en sus propios cambios. El modelo que yo propongo se parece mucho más a la terapia cognitivo-conductual, donde paciente y terapeuta participarían juntos en el proceso de cambio de las estrategias de actuación y de los pensamientos nucleares.

Cuando yo hablo de "compensaciones emocionales" no me refiero a que éstas lleguen mediante fármacos (aunque eso, como le digo, no es en absoluto impensable) sino a las compensaciones afectivas propias de las relaciones humanas. Pienso -y me parece que todo el mundo estará de acuerdo- que es a lo que más aspiramos todos -sentirnos queridos, apoyados, informados- y pienso, además, que es muchísimo más barato que producir bienes económicos (o sexuales) para hacer un gran reparto socialista.

idea21 dijo...


"¿Usted cree posible que la "compensación " de sentirse hijos de Dios desde la fe (sea lo que sea esa compensación) es equivalente a la compensación que podemos sentir al dignificar igualitariamente nuestra existencia, sin Dios alguno detrás, por compensación emocional ? "

Sí que lo creo. Porque, por mucho Dios del que se hable, lo que buscan las personas cuando participan en las congregaciones teístas, no es tanto experiencias sobrenaturales (que, en mi opinión, son ilusorias), sino integrarse en redes sociales donde lo que fluyen, precisamente, son experiencias emocionales. El triunfo del cristianismo tuvo que ver precisamente con eso: la ideología cristiana ofreció un ideal de fraternidad y apoyo mutuo que ninguna otra de las religiones de su época ofrecía.

http://unpocodesabiduria21.blogspot.com.es/2014/07/el-triunfo-del-cristianismo-1996-rodney.html

Sin duda que hay personas que logran experiencias afectivas solitarias mediante la autosugestión (yo me he leído la "imitación de Cristo" y los "ejercicios espirituales" de Loyola), pero en la mayor parte de los casos se crearon instituciones como la confesión o la guía espiritual. Lo que yo quiero es que esas herramientas psicológicas que han tenido un éxito parcial a lo largo del desarrollo de la tradición se utilicen hoy racionalmente. Eso sería la "religihttp://unpocodesabiduria21.blogspot.com.es/2013/03/vida-de-jesus-1863-ernest-renan.htmlón pura" de la que hablaba Ernest Renan:

Hoy por hoy, nadie va ya a dar la espalda a la racionalidad, y las "experiencias sobrenaturales" tampoco tienen futuro. La religión sí que podría tenerlo.

http://unpocodesabiduria21.blogspot.com.es/2015/04/la-catedral-de-darwin-2002-david-sloan.html

http://unpocodesabiduria21.blogspot.com.es/2013/04/la-religion-no-es-acerca-de-dios-2005.html

Anónimo dijo...

idea21,

"lo que buscan las personas cuando participan en las congregaciones teístas, no es tanto experiencias sobrenaturales (que, en mi opinión, son ilusorias), sino integrarse en redes sociales donde lo que fluyen, precisamente, son experiencias emocionales."

Pues no pensamos igual. No es el momento aquí ni ahora discutirlo.

Sólo decirle que yo creo que el sentido sagrado de lo religioso se articula obviamente y como todo, de forma, psicológica y social, pero no es eso ya y exclusivamente el hecho religioso. No es mera psicología, ni mera antropología social.

El hombre, creo yo, no es religioso porque venera lo sagrado, sino que venera lo sagrado porque es religioso. Del mismo modo, la institucionalización social de lo religioso, es posible sólo porque el hombre es un animal que transciende en su estar en la realidad la realidad en la que precisamente se siente estar; realidad de la que depende y desde la que se realiza. La razón radical, última y necesaria que da sentido al hecho religioso no es el tener compensaciones emocionales de tipo intersubjetivo y comunitario (¡Compensaciones que no niego!, pero que no me parecen suficientemente radicales respecto a entender el origen de lo religioso y el prius radical en el que se fundamenta su existencia).

Por otro lado sigue sin contestarme lo que le pregunto, y me parece bien sencillo que le estoy preguntándome. Me da la sensación de que marea la perdiz. Pregunto:

¿Cual es el fundamento moral previo en el que fundamentarse para poder utilizar esa especie de terapia cognitiva de la que habla, en aras de su utópica y personal visión de lo que necesita el ser humano?

Entiendo, por ejemplo, que es lo que hace que un monje se sienta compensado al pertenecer y realizarse en la institución monástica desde un fundamento religioso que siente transcendente al mero estar en un monasterio con compañeros y rutinas. Transcendencia que usted considera ilusorias, pero el monje no. (¿Es lícito quitarle de la cabeza esas para usted ilusiones y poner en su lugar compensaciones emocionales fundamentadas "cientifisticamente"? ¿Qué moral utiliza usted para establecer que todos deberíamos hacer de la realidad social una especie de "vida monacal" sin Dios?

Un saludo

idea21 dijo...

"¿Cual es el fundamento moral previo en el que fundamentarse para poder utilizar esa especie de terapia cognitiva de la que habla, en aras de su utópica y personal visión de lo que necesita el ser humano? "

A ver si acierto esta vez con la respuesta (el acertijo ya me parece apasionante). Yo parto de la idea de que ya contamos con precedentes de experiencias emocionales de tipo religioso no teístas, como por ejemplo, la militancia en ciertos grupos políticos (marxistas, sobre todo). El fundamento moral propio de los individuos que participaban en estas experiencias se denominaba a veces "humanismo" o "lucha por la dignidad humana". Tenía la capacidad de conmover al individuo mediante su contenido simbólico y de hacerles compartir esta emoción a nivel de grupo. El resultado, como siempre en la dimensión religiosa, suponía una modificación del comportamiento ético en el que se afirmaban pautas "de sacralización" ("esto es socialista", "esto es burgués"...). Leyendo libros sobre este tipo de experiencias se encontraban testimonios de personas que afirmaban públicamente que "ser comunista" daba significado a sus vidas y transformaba su comportamiento ético. Esto, creo, es comportamiento religioso: expresión simbólica ("Jesús", comunismo...), experiencia emocional subjetiva y compartida, red social y transformación ética del comportamiento.

Me gusta el ejemplo del monje, pues yo ando pensando precisamente en fórmulas de tipo monástico (Centros de Alto Rendimiento de la Conducta). El "monje racional y prosocial" se verá compensado por encontrarse en un entorno humano afectivo, profundamente empático e intelectualmente rico. Lo de las "rutinas" es relativo: lo que necesita el monje (teísta, budista o "futurista") son estrategias psicológicas que le permitan desarrollar su vida emocional y social en el sentido que ha elegido. Hay budistas Zen (y cartujos) que se golpean (mortificación), otros utilizan una rutina de tipo hipnótica. Yo preferiría sesiones de terapia de grupo en las cuales se profundice el proceso de interiorización de valores prosociales no mediante el mero adoctrinamiento (de eso ya tenemos "educación para la ciudadanía" y cosas similares, que dan poco resultado) sino también mediante el aprendizaje conductual. Las estrategias se elegirían, obviamente, por proceso de "prueba y error".

idea21 dijo...

"¿Qué moral utiliza usted para establecer que todos deberíamos hacer de la realidad social una especie de "vida monacal" sin Dios?"

La moral que utilizo es meramente utilitarista en el sentido de una comprensión del ser humano como necesitado de experiencias interpersonales de empatía, mutua benevolencia y control de la agresividad. No me parece que sea muy diferente de la moral ilustrada laica. Aunque tampoco me parece que fuera igual. Cada moral tiene su propio desarrollo doctrinal.

A mí personalmente, me parece un error del Humanismo Ilustrado clásico el que se vea al individuo como un ser que tiene que llegar a un equilibrio de oferta-demanda en su disputa por los bienes que supuestamente precisa.

Quizá le sorprenda pero me atraen mucho más los valores evangélicos de Caridad, Misericordia y Humildad, que los neoclásicos de Justicia, Solidaridad, Igualdad que en el fondo me parecen agresivos. Hace poco leí un libro en el que se comparaba la psicología de Freud y la de John Bowlby (el creador de la "Teoría del Apego"). Para Freud, el individuo tiene que disputar a todos los demás los placeres y bienes que necesita para su propia satisfacción. Bowlby, en cambio, concebía la vivencia del ser humano como basada en relaciones afectivas, comenzando por la experiencia de la maternidad (relación madre-hijo) y prolongándola toda su vida en el resto de relaciones personales. La sociedad actual no está construida en base a esto, sino más bien en los ideales de "Libertad", "Igualdad", "Dignidad" en la cual la plenitud se debería realizar afirmando nuestra independencia con respecto a los otros. Un ideal humanista de estrecha vinculación afectiva a nivel planetario me parecería más apropiado para la naturaleza humana. Pero exigiría enormes modificaciones de nuestro estilo de vida, sería no convencional y requeriría de lo que a mí me parece una "experiencia religiosa".

Y, por cierto, si la violencia fue alguna vez virtuosa, el resultado de haberla ejercido a lo largo de un proceso evolutivo prolongado, habría sido una idea de virtud en la cual la violencia acabaría siendo un obstáculo.

Anónimo dijo...

idea21,

Me queda clara su posición y siento no poder decirle nada más que lo que he tratado de decir, me temo que sólo haría que repetirme. Pero he tomado "Nota" de sus comentarios y los he leido con placer. A buen seguro volveremos sobre el tema desde otros angulos y siempre es bueno ir conociendo las posturas de contertulios como usted para futuros dialogos

Un saludo.