Colaboración de Juan Medrano
El verano que está a punto de
terminar ha sido denso en emociones futboleras. Cambio de ciclo, que se dice,
en la selección, por una parte; radicales remodelaciones en las plantillas de
los equipos punteros, por otra; y por si fuera poco, conflictos sobre la
composición de la segunda división o sobre los permisos para fichar nuevos
jugadores, ya sea por cuestiones económicas, ya sea por no respetar fair-plays
a caballo entre lo competitivo y lo financiero.
El
fútbol es tan importante y arrastra tantas pasiones que los hinchas pueden
sufrir graves secuelas psicológicas si el devenir de sus equipos resulta ser
desfavorable. En un artículo
publicado hace ya cerca de 15 años, dos investigadores británicos pasaron la
llamada escala de impacto de sucesos, a los seguidores de dos equipos que
perdieron la categoría al final de la Premier League inglesa de 1997-1998. Su
muestra incluía a 65 personas (44 varones) que completaron la escala en las dos
semanas posteriores al descenso de categoría. Las puntuaciones globales eran
similares a las obtenidas en personas expuestas a amenazas para la integridad
física o a desastres naturales, lo que da idea de la entidad del descenso de la
categoría de tu equipo como suceso traumático. Más de la mitad de la muestra
presentó puntuaciones que según el instrumento reflejan una intensidad
clínicamente significativa, y nada menos que el 11% sufrían un “malestar psicológico grave”.
No
es extraño que con estos antecedentes un despacho de abogados de Murcia haya
puesto en marcha una denominada “Demanda
de los Socios del Real Murcia contra la Liga y sus dirigentes” en reacción
a la decisión de la Liga de Fútbol Profesional de descender al Murcia a 2ªB por
una cuestión económica, tal y como informa
Dioni García en La Opinión. El despacho alega que “el gran daño que le está haciendo pasar la
liga y sus dirigentes a la afición de nuestro Real Murcia”, hace que no
puedan quedarse “de brazos cruzados”,
por lo que están preparando una demanda por los daños morales ocasionados en
este proceso a los seguidores del equipo pimentonero.
Más
enérgica es la decisión de un abogado colombiano de presentar en un juzgado de
Cali una demanda contra la FIFA y contra el árbitro español Velasco Carballo
por anular el gol del jugador de su selección Yepes en el Brasil-Colombia del
pasado Mundial. Según informa
Deportes, el
letrado reclama una indemnización de mil millones de euros por una decisión que
considera errónea y que “afectó a la
moral de 47 millones de colombianos”. En su demanda precisa también que “Velasco Carballo impuso una tarjeta amarilla
injustificada a James Rodríguez, con lo cual demostró y se configuró su culpa”
en la derrota de Colombia. Como testigos, el abogado propone al propio James
Rodríguez, al guardameta David Ospina y al autor del gol, Mario Alberto Yepes.
Además de la FIFA, en la persona de su presidente, Joseph Blatter, y el árbitro
español Velasco Carballo, la demanda se dirige contra el presidente de la
Federación Colombiana, Luis Bedoya, “por
guardar un silencio cómplice” ante la anulación de un gol que según ocho
árbitros consultados por el demandantes (se supone que en calidad de peritos)
era a todas luces legal.
Bill Shankly (1913-1981) |
Uno de los acontecimientos más
destacados del Mundial, junto con el fracaso de la anfitriona y el no tan
trágico, pero no menos inesperado, de la excampeona del mundo, ha sido el
destacado papel de los porteros, sobre todo a la hora de parar penaltis. Grecia
fue eliminada por penaltis por una Costa Rica en la que deslumbró su portero.
Costa Rica fue eliminada por Holanda, con una actuación estelar de su segundo
portero, que saltó al campo en una desconcertante decisión de su seleccionador,
quien lo considera un especialista. Holanda fue eliminada por penaltis por
Argentina, cuyo portero también se lució en la suerte (contaba además con un
enigmático papelito talismán). Y de no ser porque a falta de unos pocos minutos
Götze marcó el gol que decantó el partido a favor de Alemania, tal vez
Argentina hubiera perdido el campeonato por penaltis con actuación memorable de
Neuer, el guardameta germano, que no en vano es un porterazo. Pero esto es
fútbol – ficción. Lo cierto es que los porteros de Costa Rica, Holanda,
Argentina, junto con el de Brasil (selección que eliminó a Chile también por
penaltis) pasarán a la historia de este mundial como especialistas en la suerte
de parar penas máximas.
José Ángel Iribar parando un penalty |
Porteros parapenaltis siempre
los ha habido. Uno de los más significados fue, en su momento, Gregorio Blasco,
guardameta del Athletic de Bilbao multicampeón de liga y copa en los años 30,
cuya calidad como cancerbero quedó eclipsada al tener la poca fortuna de que su
carrera profesional discurrió en paralelo a la del gran Ricardo Zamora. Blasco,
quien debía tener unas manos especialmente dotadas (se decía que para hacerle
un par de guantes sería necesaria la carpa de un circo) se jactaba en los
últimos años de su vida en México, donde se había establecido, de que tenía un
arma secreta para parar penaltis, un truco que solo revelaría a los técnicos
del Athletic para su difusión y aprendizaje entre los porteros del equipo. La
habitual torpeza de los cancerberos de San Mamés en las últimas décadas a la
hora de parar penaltis hace pensar en que alguna lumbrera del staff técnico
desechó el ofrecimiento del legendario Blasco y tras su fallecimiento hace más
de 30 años, el secreto pudo haberse perdido para siempre.
Gregorio Blasco (1909-1983) |
Pero afortunadamente, vamos
conociendo los intrígulis científicos del lanzamiento de penalties.
Comentaremos dos investigaciones que contribuyen a mejorar nuetro conocimiento
en esta área, que se deben a un mismo equipo de entusiastas investigadores. En uno
de sus trabajos van del Kamp y Masters estudiaron el papel de la
Ilusión de Müller-Lyer, y la postura del portero. La citada ilusión, que debe
su nombre al de su descubridor, consiste en que dos o
más segmentos de igual tamaño parecen más grandes o más pequeños
dependiendo de que las puntas de flecha añadidos en sus extremos
apunten hacia adentro o hacia afuera. Es algo que como se aprecia en la imagen
adjunta ha engañado y sorprendido a la vez a todo el mundo.
Ilusión de Müller-Lyer según la explicación de Wikipedia |
Pues bien, nuestros
investigadores investigaron si la colocación del portero, en cuatro posiciones
diferentes (brazos en alto, brazos en cruz, brazos hacia abajo, brazos pegados
al cuerpo). Aunque la estatura del cancerbero es la misma, las posturas,
reproduciendo el esquema de la ilusión de Müller-Lyer, dan la impresión de ser
diferentes, según comprobaron los investigadores pidiendo a sus probandos que
las estimasen. Concretamente, el portero parece más alto cuando está con los
brazos en alto, seguido de cuando está con los brazos en cruz. Cuando dispone
los brazos hacia abajo parece algo más bajo y su estatura parece aún menor
cuando tiene los brazos pegados al cuerpo. Y de forma totalmente congruente,
los probandos, en situación experimental disparan el balón tanto más lejos del
portero cuanto más alto lo perciben. Dicho de otra manera: cuando el portero
tiene los brazos levantados el lanzador tenderá a colocar el balón lo más lejos
posible de su cuerpo, y cuando los tiene pegados al cuerpo lo colocará más
cerca del portero que cuando este adopte cualquier otra posición.
Los mismos investigadores
estudiaron tiempo después en
otra investigación si la ubicación del cancerbero en la portería
determinaba el lugar al que lanzaría el ejecutor de la pena máxima. Encontraron
que una mínima desviación de la figura de portero hacia un lado de modo que no
se colocase en el exacto centro de la portería, provocaba dos fenómenos
curiosos. El primero, que el lanzador era incapaz de apreciar que los espacios
a ambos lados del portero no tenían la misma superficie; el segundo, que a
pesar de ello, el lanzador dirigía el balón hacia el espacio más amplio, aunque
no lo percibiera como tal. En otros términos: si un portero que tiene marcado
el centro de su línea de gol se colocase un poco, unos escasos centímetros
hacia un lado, condicionaría al lanzador a disparar hacia el otro lado, sin que
la decisión fuera consciente ni mucho menos voluntaria.
Así pues, es posible que la
fórmula de Gregorio Blasco consistiera en esperar al lanzador mínimamente
ladeado hacia una mitad de su portería y con los brazos caídos. De esa manera
podía esperar un lanzamiento cercano a su cuerpo y orientado hacia el lugar que
él determinase con su colocación, lo cual, sin ser una garantía de detener el
penalti en el 100% de las ocasiones sí que mejora mucho la probabilidad de
detener un balón que salvo gansadas tipo Panenka o paradinha suele lanzarse a más de 100 km/h y puede colarse en el
inmenso espacio delimitado por un marco de 7,32 metros de ancho por 2,44
de alto (ocho yardas de largo por ocho pies de alto, en el original métrico
británico). Si además el gran Blasco tenía unas manos tan grandes como le
atribuye la leyenda, todavía le sería más sencillo llegar al balón, pero eso,
claro, ya es un atributo más personal que por el momento Masters y van der Kamp
no han introducido en sus estudios.
Fuentes:
Banyard P, Shevlin M. Responses of football fans to
relegation of their team from the English Premier League: PTS? Ir J Psych Med
2001; 18: 66-67 [Abstract]
Masters RS, van der Kamp J, Jackson RC. Imperceptibly off-center goalkeepers
influence penalty-kick direction in soccer. Psychol Sci 2007; 18: 222-3 [Texto completo].
van der Kamp J, Masters RS. The human Müller-Lyer illusion in goalkeeping. Perception 2008; 37: 951-4 [Texto completo].
Ricardo Zamora. Y su gorra.
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