domingo, 7 de septiembre de 2014

De penalti

Colaboración de Juan Medrano

El verano que está a punto de terminar ha sido denso en emociones futboleras. Cambio de ciclo, que se dice, en la selección, por una parte; radicales remodelaciones en las plantillas de los equipos punteros, por otra; y por si fuera poco, conflictos sobre la composición de la segunda división o sobre los permisos para fichar nuevos jugadores, ya sea por cuestiones económicas, ya sea por no respetar fair-plays a caballo entre lo competitivo y lo financiero.


El fútbol es tan importante y arrastra tantas pasiones que los hinchas pueden sufrir graves secuelas psicológicas si el devenir de sus equipos resulta ser desfavorable. En un artículo publicado hace ya cerca de 15 años, dos investigadores británicos pasaron la llamada escala de impacto de sucesos, a los seguidores de dos equipos que perdieron la categoría al final de la Premier League inglesa de 1997-1998. Su muestra incluía a 65 personas (44 varones) que completaron la escala en las dos semanas posteriores al descenso de categoría. Las puntuaciones globales eran similares a las obtenidas en personas expuestas a amenazas para la integridad física o a desastres naturales, lo que da idea de la entidad del descenso de la categoría de tu equipo como suceso traumático. Más de la mitad de la muestra presentó puntuaciones que según el instrumento reflejan una intensidad clínicamente significativa, y nada menos que el 11% sufrían un “malestar psicológico grave”.

No es extraño que con estos antecedentes un despacho de abogados de Murcia haya puesto en marcha una denominada “Demanda de los Socios del Real Murcia contra la Liga y sus dirigentes” en reacción a la decisión de la Liga de Fútbol Profesional de descender al Murcia a 2ªB por una cuestión económica, tal y como informa Dioni García en La Opinión. El despacho alega que “el gran daño que le está haciendo pasar la liga y sus dirigentes a la afición de nuestro Real Murcia”, hace que no puedan quedarse “de brazos cruzados”, por lo que están preparando una demanda por los daños morales ocasionados en este proceso a los seguidores del equipo pimentonero. 


Más enérgica es la decisión de un abogado colombiano de presentar en un juzgado de Cali una demanda contra la FIFA y contra el árbitro español Velasco Carballo por anular el gol del jugador de su selección Yepes en el Brasil-Colombia del pasado Mundial. Según informa Deportes, el letrado reclama una indemnización de mil millones de euros por una decisión que considera errónea y que “afectó a la moral de 47 millones de colombianos”. En su demanda precisa también que “Velasco Carballo impuso una tarjeta amarilla injustificada a James Rodríguez, con lo cual demostró y se configuró su culpa” en la derrota de Colombia. Como testigos, el abogado propone al propio James Rodríguez, al guardameta David Ospina y al autor del gol, Mario Alberto Yepes. Además de la FIFA, en la persona de su presidente, Joseph Blatter, y el árbitro español Velasco Carballo, la demanda se dirige contra el presidente de la Federación Colombiana, Luis Bedoya, “por guardar un silencio cómplice” ante la anulación de un gol que según ocho árbitros consultados por el demandantes (se supone que en calidad de peritos) era a todas luces legal.

 Desconocemos si prosperará la demanda, pero no debemos olvidar que en ese mismo partido se lesionó una superestrella brasileña en una aparatosa entrada de un defensa colombiano, lo que algunos creen que influyó en el desastroso devenir ulterior de la selección canarinha. El lance se resolvió sin siquiera una tarjeta amarilla para el causante de la lesión. Si se entra en una guerra de demandas, el pobre árbitro del encuentro no va a encontrar cómo indemnizar a quienes lo acusan de haber anulado un gol o a los que podrían acusarlo de no haber protegido debidamente a su estrella. Para que digan que ser designado árbitro en un Mundial es un honor. Dicho sea de paso, aunque estas cuestiones parezcan pintorescas no hacen sino demostrar la importancia vital y emocional del fútbol y lo certero que estuvo Bill Shanckly, el afamado entrenador del Liverpool, cuando afirmó tajante que "algunos creen que el fútbol es solo una cuestión de vida o muerte, pero es algo mucho más importante que eso".

Bill Shankly (1913-1981)

Uno de los acontecimientos más destacados del Mundial, junto con el fracaso de la anfitriona y el no tan trágico, pero no menos inesperado, de la excampeona del mundo, ha sido el destacado papel de los porteros, sobre todo a la hora de parar penaltis. Grecia fue eliminada por penaltis por una Costa Rica en la que deslumbró su portero. Costa Rica fue eliminada por Holanda, con una actuación estelar de su segundo portero, que saltó al campo en una desconcertante decisión de su seleccionador, quien lo considera un especialista. Holanda fue eliminada por penaltis por Argentina, cuyo portero también se lució en la suerte (contaba además con un enigmático papelito talismán). Y de no ser porque a falta de unos pocos minutos Götze marcó el gol que decantó el partido a favor de Alemania, tal vez Argentina hubiera perdido el campeonato por penaltis con actuación memorable de Neuer, el guardameta germano, que no en vano es un porterazo. Pero esto es fútbol – ficción. Lo cierto es que los porteros de Costa Rica, Holanda, Argentina, junto con el de Brasil (selección que eliminó a Chile también por penaltis) pasarán a la historia de este mundial como especialistas en la suerte de parar penas máximas.
José Ángel Iribar parando un penalty

Porteros parapenaltis siempre los ha habido. Uno de los más significados fue, en su momento, Gregorio Blasco, guardameta del Athletic de Bilbao multicampeón de liga y copa en los años 30, cuya calidad como cancerbero quedó eclipsada al tener la poca fortuna de que su carrera profesional discurrió en paralelo a la del gran Ricardo Zamora. Blasco, quien debía tener unas manos especialmente dotadas (se decía que para hacerle un par de guantes sería necesaria la carpa de un circo) se jactaba en los últimos años de su vida en México, donde se había establecido, de que tenía un arma secreta para parar penaltis, un truco que solo revelaría a los técnicos del Athletic para su difusión y aprendizaje entre los porteros del equipo. La habitual torpeza de los cancerberos de San Mamés en las últimas décadas a la hora de parar penaltis hace pensar en que alguna lumbrera del staff técnico desechó el ofrecimiento del legendario Blasco y tras su fallecimiento hace más de 30 años, el secreto pudo haberse perdido para siempre.

Gregorio Blasco (1909-1983)
Pero afortunadamente, vamos conociendo los intrígulis científicos del lanzamiento de penalties. Comentaremos dos investigaciones que contribuyen a mejorar nuetro conocimiento en esta área, que se deben a un mismo equipo de entusiastas investigadores. En uno de sus trabajos van del Kamp y Masters estudiaron el papel de la Ilusión de Müller-Lyer, y la postura del portero. La citada ilusión, que debe su nombre al de su descubridor, consiste en que dos o más segmentos de igual tamaño parecen más grandes o más pequeños dependiendo de que las puntas de flecha añadidos en sus extremos apunten hacia adentro o hacia afuera. Es algo que como se aprecia en la imagen adjunta ha engañado y sorprendido a la vez a todo el mundo.
Ilusión de Müller-Lyer según la explicación de Wikipedia
Pues bien, nuestros investigadores investigaron si la colocación del portero, en cuatro posiciones diferentes (brazos en alto, brazos en cruz, brazos hacia abajo, brazos pegados al cuerpo). Aunque la estatura del cancerbero es la misma, las posturas, reproduciendo el esquema de la ilusión de Müller-Lyer, dan la impresión de ser diferentes, según comprobaron los investigadores pidiendo a sus probandos que las estimasen. Concretamente, el portero parece más alto cuando está con los brazos en alto, seguido de cuando está con los brazos en cruz. Cuando dispone los brazos hacia abajo parece algo más bajo y su estatura parece aún menor cuando tiene los brazos pegados al cuerpo. Y de forma totalmente congruente, los probandos, en situación experimental disparan el balón tanto más lejos del portero cuanto más alto lo perciben. Dicho de otra manera: cuando el portero tiene los brazos levantados el lanzador tenderá a colocar el balón lo más lejos posible de su cuerpo, y cuando los tiene pegados al cuerpo lo colocará más cerca del portero que cuando este adopte cualquier otra posición.

Los mismos investigadores estudiaron tiempo después en otra investigación si la ubicación del cancerbero en la portería determinaba el lugar al que lanzaría el ejecutor de la pena máxima. Encontraron que una mínima desviación de la figura de portero hacia un lado de modo que no se colocase en el exacto centro de la portería, provocaba dos fenómenos curiosos. El primero, que el lanzador era incapaz de apreciar que los espacios a ambos lados del portero no tenían la misma superficie; el segundo, que a pesar de ello, el lanzador dirigía el balón hacia el espacio más amplio, aunque no lo percibiera como tal. En otros términos: si un portero que tiene marcado el centro de su línea de gol se colocase un poco, unos escasos centímetros hacia un lado, condicionaría al lanzador a disparar hacia el otro lado, sin que la decisión fuera consciente ni mucho menos voluntaria.
Así pues, es posible que la fórmula de Gregorio Blasco consistiera en esperar al lanzador mínimamente ladeado hacia una mitad de su portería y con los brazos caídos. De esa manera podía esperar un lanzamiento cercano a su cuerpo y orientado hacia el lugar que él determinase con su colocación, lo cual, sin ser una garantía de detener el penalti en el 100% de las ocasiones sí que mejora mucho la probabilidad de detener un balón que salvo gansadas tipo Panenka o paradinha suele lanzarse a más de 100 km/h y puede colarse en el inmenso espacio delimitado por un marco de  7,32 metros de ancho por 2,44 de alto (ocho yardas de largo por ocho pies de alto, en el original métrico británico). Si además el gran Blasco tenía unas manos tan grandes como le atribuye la leyenda, todavía le sería más sencillo llegar al balón, pero eso, claro, ya es un atributo más personal que por el momento Masters y van der Kamp no han introducido en sus estudios.

Fuentes:
Banyard P, Shevlin M. Responses of football fans to relegation of their team from the English Premier League: PTS? Ir J Psych Med 2001; 18: 66-67 [Abstract]
Masters RS, van der Kamp J, Jackson RC. Imperceptibly off-center goalkeepers influence penalty-kick direction in soccer. Psychol Sci 2007; 18: 222-3 [Texto completo].
van der Kamp J, Masters RS. The human Müller-Lyer illusion in goalkeeping. Perception 2008; 37: 951-4 [Texto completo].

Ricardo Zamora. Y su gorra.


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