jueves, 14 de agosto de 2014

Psicología Fetal

Peter Hepper
Durante 38 semanas de nuestras vidas vivimos bajo el agua, en una relativa oscuridad, calentitos, incluso cómodos. Nos desarrollamos más rápido que en cualquier otra edad, experimentamos olores y ruidos y hacemos ejercicio regularmente. En ese tiempo ocurren muchas cosas que tendrán una gran importancia para el futuro de nuestras vidas, pero no tenemos recuerdos de toda esa época. Es más, tal es el desprecio que tenemos por esa etapa que es justamente cuando acaba cuando consideramos que empieza nuestra edad oficial.

Sin embargo, esas 38 semanas son claves y el estudio de la psicología fetal está empezando a aclarar la trascendencia de la etapa prenatal y sus conductas para nuestro desarrollo. Este conocimiento puede servir para mejorar la salud del feto. Vamos a ver algunas de las conductas del feto.

Aunque las embarazadas dicen que el feto se empieza a mover a las 16-20 semanas de gestación, los ultrasonidos dicen que, en realidad, éste se empieza a mover a las 7-8 semanas. Empieza por la columna vertebral con movimientos de la espalda y poco a poco estos movimientos se van extendiendo y a las 14-15 semanas ya ha aparecido todo el repertorio. Al final del embarazo hay cuatro estados conductuales en el feto: quieto dormido, activo dormido, quieto despierto y activo despierto, que son los precursores de los estados conductuales que vemos en el recién nacido. Una curiosidad es que la preferencia manual se observa ya a las 10 semanas pero no se ha informado de diferencias hemisféricas a esa edad, lo que sugiere que son los movimientos diferenciales derechos e izquierdos los que conducen a una lateralización pero no al revés. Movimientos oculares rápidos REM se observan en el último trimestre de embarazo.

A nivel sensorial, el único sentido que prácticamente no se estimula en el útero es la visión y el tacto es el primero en desarrollarse. A las 8 semanas el feto responde a tocamientos alrededor de los labios y la mejilla. A las 14 semanas todo el cuerpo, excepto la espalda y la parte alta de la cabeza, responde al tacto. El feto toca su propia cara desde las 10-11 semanas.

Aromas y sabores de la dieta de la madre pasan al líquido amniótico por lo que cuando el feto empieza a tragar el líquido amniótico -alrededor de la 12ª semana- puede experimentar los sabores de la dieta de su madre. Para las semanas 15-16 el feto responde al sabor del líquido amniótico y traga más si es dulce que si es más “amargo”. 

El feto responde a sonidos desde la semana 22-24. Al principio sólo oye las frecuencias bajas ( 250-500Hz) pero luego se va ampliando y al final del embarazo puede diferenciar voces y sonidos. El ambiente uterino es ruidoso: el latido cardiaco de la madre, el flujo de sangre, el aparato digestivo, todos ellos contribuyen al ruido ambiental. Se oyen también los sonidos del mundo exterior, aunque algo atenuados. Es interesante que hay muy poca atenuación en el rango de frecuencias 125-250Hz, que es el de la voz humana.

Un asunto que se debate y no está aclarado es el de la sensibilidad al dolor. En niños prematuros se ve que hay respuestas de dolor a las 24-26 semanas y en analítica se ven respuestas de estrés a pinchazos a las 23 semanas. Sin embargo, dado que el dolor es un fenómeno subjetivo no podemos llegar más allá por ahora.

Otra cuestión es si el feto puede aprender. Hay estudios de los años 30-40 del siglo pasado que demuestran condicionamiento clásico al final del embarazo y recientemente se ha demostrado habituación a estímulos auditivos a las 22-24 semanas. Los recién nacidos prefieren la voz de su madre a la de otra mujer y se cree que esta preferencia se adquiere prenatalmente. Los recién nacidos prefieren también música que han oído antes de nacer que música que no han oído nunca. Estas preferencias se observan a las 36 semanas pero no a la 30ª semana, lo que quiere decir que el aprendizaje de canciones y voces ocurre después de las 30 semanas.

El feto también aprende acerca de sabores y olores. Por ejemplo, si la madre come ajo durante el embarazo, el recién nacido tiene menos aversión al ajo que niños cuya madre no ha comido ajo. Los recién nacidos también tienen una preferencia por el olor de su madre que el de otra mujer.

Lo que no se sabe es si el aprendizaje prenatal puede dar lugar a preferencias duraderas en el tiempo. Parece que si no hay nuevos estímulos, las preferencias musicales se pierden a las 3 semanas. Lo que no está demostrado es que programas de estimulación prenatal tengan un influencia en el desarrollo del feto. Ese tipo de programas no tiene base científica.

¿Por qué se mueve, siente su ambiente y aprende el feto?. Es posible que  la conducta y experiencias del feto sean meros subproductos del proceso de maduración, pero las investigaciones sugieren que la conducta del feto es importante para su desarrollo tanto antes como después del parto. Por ejemplo, practicar movimientos respiratorios no tiene sentido en el útero pero aparecen ya a las 9-10 semanas y ocurren un 30% del tiempo a las 30 semanas. Aunque no hay aire en el útero estos movimientos ayudan al desarrollo de los circuitos neuronales responsables de la respiración asegurando que todo funcione bien cuando nazca.

Los movimientos del feto son también esenciales para la formación de las articulaciones y del tono muscular. Al principio, las articulaciones son unas superficies bastas pero a medida que el feto se mueve se van refinando y modelando hasta permitir una movilidad completa. La ausencia de movimientos en las articulaciones puede conducir a malformaciones. 

El aprendizaje prenatal olfativo puede ayudar a facilitar el amamantamiento. Los mismos procesos que hemos comentado antes que dan sabor al líquido amniótico dan también sabor a la leche materna, por lo que el feto puede aprender acerca del sabor de la leche tragando líquido amniótico. En este sentido es mejor que la madre no varíe la dieta tras el parto para que el bebe coja bien el pecho. Por supuesto, todos estos procesos de aprendizaje de olores y sabores son muy importantes también para el proceso del apego, para que el bebé y la madre se vinculen bien, al favorecer el reconocimiento de la madre. Aunque el bebé no pueda ver bien a la madre, o ella se encuentre lejos, la puede oír y oler. 

A un nivel más general, las experiencias fetales ayudan al desarrollo en general y especialmente estimulan el desarrollo del cerebro. El periodo fetal es el de más rápido desarrollo del cerebro. En el momento cumbre se están produciendo 250.000 células cerebrales por minuto. El ambiente normal prenatal produce la estimulación necesaria para la maduración del SNC.

Resumiendo, las primeras semanas de nuestro desarrollo son todavía un misterio pero la incipiente ciencia de la psicología fetal está empezando a revelar la importancia de este periodo para el resto de nuestras vidas.

@pitiklinov

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