En cualquier cultura, en un momento determinado, existe un consenso acerca de las actividades que caen dentro del dominio de la moral y las que caen fuera. Pero esta dicotomía no es estable o inamovible, sino que el estado moral de una actividad fluye y cambia con el tiempo. La Moralización es el proceso por el que una actividad que previamente se consideraba fuera del campo moral entra dentro del mismo. Es un proceso muy común tanto en la evolución cultural como en la evolución individual, pero también es verdad que no se le ha hecho demasiado caso. Es un fenómeno muy importante en el campo de la salud, desde luego, y que ocurre continuamente incluso en esta sociedad laica en la que vivimos. Por citar un ejemplo, en USA se está moralizando el consumo de carne roja, es decir, va aumentando la creencia de que comer carne roja es inmoral.
Paul Rozin define la Moralización como la adquisición de cualidades morales por parte de objetos y actividades que previamente eran moralmente neutras. Ejemplos de este proceso a nivel cultural podrían ser la moralización de la esclavitud en los siglos XVIII y XIX, y la moralización del consumo de tabaco en el siglo XX. Pero como hemos comentado que se trata de un proceso dinámico y cambiante debe existir también el proceso inverso, es decir, que un objeto o actividad considerada moral salga del dominio moral. A este proceso Rozin lo denomina Amoralización. Un ejemplo podría ser el cambio en las actitudes hacia la homosexualidad en muchos grupos e individuos de la sociedad americana a lo largo del siglo XX. Una forma especial de Amoralización es la llamada Medicalización. En este caso, una enfermedad que previamente se ligaba con fallos morales por parte del individuo pasa a ser considerada como dominio exclusivo de la Medicina. Muchos aspectos de la enfermedad mental, incluyendo el alcoholismo, han hecho parte de este viaje también a lo largo del siglo XX.
Para entendernos, algo está en el dominio moral cuando le podemos aplicar los términos “Se debe” o “No se debe”. Otro matiz es que si algo está en el campo moral para la persona A, entonces A se preocupa de que otra gente mantenga y se comporte de acuerdo con la posición de A. Este criterio lo podemos observar en el contraste entre los dos tipos de vegetarianos que podemos llamar “vegetarianos morales o ecológicos” y los “vegetarianos por salud”. Los vegetarianos morales puros evitan comer carne por las implicaciones morales ( matar animales, despilfarro de recursos...) mientras que los vegetarianos por salud evitan la carne simplemente porque no es saludable. Pues bien, a diferencia de los vegetarianos por salud, los vegetarianos morales adosan una etiqueta de “Se debe” a evitar la carne y les preocupa que otros coman carne. Podríamos decir que para los vegetarianos morales comer carne entra dentro del campo de los valores mientras que para los vegetarianos por salud es un caso de mera preferencia. Esta distinción no es exacta, por supuesto pero es un hecho claro que los temas de salud implican un componente moral, como es evidente con el tema del SIDA, el tabaco, la Obesidad, etc.
También parece claro que cuando algo es moral no se deja al criterio de cada uno, sino que tiende a regularse, o a conformarse socialmente. Esta es una de las consecuencias más importantes de la Moralización. Una vez de que ocurre el proceso de Moralización en una parte importante de la población o en segmentos influyentes de la misma, las fuerzas del Gobierno y de las Instituciones entran en juego y aceleran el ritmo hacia una mayor moralización; es decir, ocurre un proceso de movilización institucional: los medios de comunicación, las leyes, los tribunales, las instituciones de caridad, las Universidades, y hasta los científicos, entran en juego promoviendo la Moralización como hemos podido comprobar recientemente con el tema del tabaco. Toda esa presión hace que ahora se puede abordar y censurar a un fumador de una forma que hace veinte años era impensable. Moralización e Internalización van unidas también: los valores morales se internalizan, se convierten en parte del yo. Es razonable suponer que preferencias y conductas que se unen a valores internalizados se internalizan también. Es decir, un objeto o actividad en línea con un valor moral nos gustará pero uno que viola esos valores no nos gustará y provocará rechazo.
En este sentido conviene recordar la relación entre Moral y Asco, de la que ya hablamos en la entrada sobre la Psicología del Asco y en la de las Tres Grandes de la Moralidad. El asco es una emoción ligada al código de la divinidad, de ahí que, en culturas donde el código de la divinidad está activo, el asco se convierte en una emoción moral. El asco tiene que ver con violaciones del código de pureza/ contaminación y por ello está muy relacionada con la moral y con los temas de salud, también. Por lo tanto, la Moralización puede promover el asco. Por ejemplo, los vegetarianos morales muestran más asco hacia la carne que los vegetarianos por salud. Y aunque nosotros pensemos que en esta sociedad nuestra los códigos de la divinidad no están activos, con la moralización del tabaco vemos un aumento de las respuestas de asco a los cigarros, la cenizas de cigarrillo y a los propios fumadores, con respecto a épocas anteriores.
No es casualidad que estemos hablando de los vegetarianos para ilustrar el tema de la Moralización. El dominio de la comida y el dominio del sexo muestra una predisposición especial a ser moralizados. En muchas culturas la dieta se liga a la salud y la salud a la moralidad ( casi todas las religiones tienen prescripciones dietéticas). Pero también en la historia de la cultura occidental han existido tendencias a ver los aspectos animales/biológicos de la naturaleza humana, y la experiencia del placer como actividades inmorales. Tanto el sexo, como la comida, son fuentes de placer que compartimos con los animales y Rozin siempre ha propuesto que todo lo que nos recuerda nuestra naturaleza animal ( la muerte, el sexo inapropiado, violaciones de los límites corporales...) disparan el asco. Nuestra interacción con la comida implica tomar algo externo y transformarlo en algo propio, convertirlo en nuestro propio yo, y esto explica los fuertes sentimientos con la comida. La creencia “eres lo que comes” está muy extendida en muchas culturas, incluidas la nuestra, y muchos pueblos han creído que comer la carne de un animal implicaba adquirir no solo sus cualidades físicas, sino también morales o intelectuales. En un estudio tan reciente como 1989, los estudiantes universitarios americanos seguían pensando que comer animales nos hace más animales y que las propiedades de los animales ingeridos se transmiten a la persona que los come. También hay que tener en cuenta que la comida se comparte en los humanos y que comer es una actividad pública en la especie humana ( al contrario que tener relaciones sexuales, que siempre ha sido algo privado en nuestra especie, a pesar de que , probablemente, comer en público
-sobre todo en tiempos prehistóricos, con la mano y a dentelladas- era un espectáculo más asqueroso y sangriento que el sexo...). Esto implica una cadena alimentaria en la que intervienen muchas personas y el origen de la comida pasa a ser importante. Ejemplos de ello serían la no aceptación en la tradición hindú de comidas que han entrado en contacto con castas inferiores, el rechazo en la historia europea al azúcar porque se ligaba con la esclavitud, o el repudio actual a comidas que implican matar animales o condiciones o prácticas laborales inmorales. Resumiendo, la comida es una “sustancia biomoral condensada”, como la denomina Appadurai.
Como decía más arriba, tal vez tendemos a pensar que nuestra sociedad occidental avanzada y laica se ha alejado de estas cuestiones morales en relación a la comida y la salud, pero tenemos muy reciente la creencia en muchas capas de la sociedad americana y europea de que el SIDA era un castigo divino. La mayoría de los americanos no vestirían un suéter que hubiera llevado antes una persona con SIDA, ( ni siquiera después de esterilizarlo). Podemos citar también un experimento realizado en estudiantes para ilustrar esta relación entre comidas saludables y moralidad. Se les presentaba una viñetas con dos sujetos con personalidades exactamente iguales, A y B, pero a A se le describía como comedor regular de carne, hamburguesas, patatas fritas, donuts, y helados, mientras que a B se le presentaba como comedor de fruta, ensaladas, pan integral hecho en casa, y pollo. Los sujetos que comía “alimentos sanos” eran valorados con mejores puntuaciones en escalas de moralidad, como más éticos, virtuosos y considerados.
Algunos autores señalan que existen periodos vulnerables o épocas en las que es más probable que se de el fenómeno de la Moralización. En concreto, los tiempos caóticos, o de crisis cultural, promoverían la Moralización. Se propone que en tiempos de caos aumenta el deseo de control individual sobre el cuerpo, y que en tiempos de cambio sociopolítico rápido, o de debilidad de las instituciones, el individuo se preocupa de su propio bienestar, se vuelve hacia su interior. Se ha sugerido en este sentido que el aumento de los trastornos de alimentación en USA implica el deseo de controlar algo ( la comida) en una vida que está mayormente fuera de nuestro control.
Por último, el declive de la religión a mediados del siglo XX coincidió con el auge de la Ciencia moderna y ,en particular, de la Epidemiología. Katz dice que la Epidemiología ha dado lugar a una moralidad secular. Todo el discurso de los factores de riesgo de esta disciplina se ha hecho público y favorece la Moralización, ya que se supone que todos esos factores están bajo nuestro control, como hablábamos en otro post. En cualquier caso, la realidad es que estamos siendo testigos de importantes procesos de moralización en nuestra época, primero con el tabaco, y ahora con la carne o con la Obesidad, por ejemplo.
Referencia:
3 comentarios:
Para mi el prceso de moralización que estamos viendo con respecto a las campañas de defensa de los animales es un sustituto de otras morales relacionadas con la "pureza" de las que habla haidt. hay por ahi un articulo que habla de que la defensa de los animales puede ser un trastorno vinculado con el vegetarianismo y los trastornos alimentarios.
La campaña por los derechos de los animales creo que es un ejemplo de ampliación del círculo moral en terminología del filósofo Peter Singer (gran defensor él mismo de estos derechos). Nuestro círculo moral no incluye a todos los individuos de la raza humana, sino a los de nuestro grupo. Por ejemplo, los creyentes musulmanes no otorgan los mismos derechos a un creyente que a un infiel, ni los norteamericanos a los que no tienen la ciudadanía norteamericana. En nuestro mundo actual vemos una fuerte tendencia a ampliar el círculo moral a toda la humanidad, aunque persisten también fuerzas centrífugas que nos separan por etnia, sexo, religión, o ideas políticas.
Pero históricamente somos testigos de cómo el círculo moral se ha ido ampliando a lo largo de los siglos. De forma sucesiva, subgrupos que previamente no estaban incluidos en ese círculo moral, como los esclavos, las mujeres, o los negros en el caso de Norteamérica, han sido incluidos progresivamente. En mi opinión el círculo moral no se va a parar ahí, ya está llegando a los grandes primates, y no sé hasta dónde podrá llegar pero no me extrañaría que incluya en un futuro a los animales con un Sistema Nervioso Central capaz de hacerles sufrir y tener emociones.
Y creo que tienes razón cuando relacionas esta moralización, este avance del círculo moral, con la ética de la pureza o de la divinidad, de Haidt y de Shweder,ya que como comentábamos en el post sobre las Tres Grandes de la Moralidad:
"En cuanto a la ética de divinidad, la idea básica es que la materia ( orgánica e inorgánica) y todas las otras formas -jerarquías sociales ( padre, hijo, marido, mujer), las escalas tonales de música ( raga), las palabras (mantra)- están infundidos de espíritu y divinidad. Una visión de este tipo niega la separación entre lo secular y lo sagrado dado que la divinidad es inmanente en todas las cosas. Los temas asociados son orden sagrado, santidad, tradición y ley natural. La ley natural y la sagrada serían la misma cosa, a ambas se le puede llamar “dharma” en la sociedad hindú".
Esta ética hace un énfasis especial, a mi modo de ver, en la unión del ser humano con el resto de la Naturaleza
Hola, Pitiklinov. Soy Daniela, candidata a Doctora en Letras. Busco en la páginas algún dato tuyo para contactarte, pero no encuentro nada. Podrías darme alguno? (si es que no es tienes alguna razón para el anonimato?). Me interesaría contactar contigo para mi investigación.
Te dejo mi email: drenjel@uc.cl.
Desde ya gracias!
Publicar un comentario