domingo, 20 de agosto de 2017

Cómo la gente normal se convierte en genocida

Ojalá existiera la gente mala en un sitio cometiendo  malas acciones , y solo fuera necesario separarles del resto de nosotros y destruirles. Pero la linea que divide el bien del mal corta por el medio del corazón de cada ser humano. ¿Y quién quiere destruir una parte de su propio corazón?
--Aleksandr Solzhenitsyn (1974) The Gulag Archipelago 1918-1956

Este es el libro que lo empezó todo, al menos para mí. Intentando entender la violencia en el País Vasco mi amigo Juan Medrano me pasó Becoming Evil, de James Waller,  y allí encontré el universal Ellos/Nosotros, la Psicología Evolucionista, la muerte social de la víctima, etc., y cambió mi concepción de la naturaleza humana y del mundo alrededor. Así que no podía ser que no figurara en este blog donde la Psicología moral y la necesidad de entender el Mal es uno de sus hilos constitutivos. Por ello, lo acabo de releer para hacer una pequeña síntesis del mismo. 

El libro que voy a comentar, Becoming Evil, (Convirtiéndose en el Mal) lleva el subtítulo. “Cómo la gente normal comete genocidio y asesinatos de masas. Se trata de un tema de actualidad por los sucesos de Charlottesville en EEUU y el atentado terrorista en Barcelona pero, desgraciadamente, siempre es de actualidad en muchos lugares del mundo y lo ha sido históricamente. Si miramos simplemente al siglo pasado, al que se ha llamado “la Era del Genocidio” nos encontramos, por citar sólo algunos casos, con Armenia, el Holocausto, Bangladesh, Unión Soviética, Burundi, Timor Oriental, Camboya, Ruanda…unos 60 millones de hombres, mujeres y niños víctimas de genocidio y asesinatos de masas. Así que si hay un problema de obligado estudio debería ser éste.

Como siempre, hay que empezar por definir el tema de estudio y, como siempre, esto es problemático. Etimológicamente, genocidio vendría de juntar la raíz griega -genos (familia, tribu, raza) y la latina -cidio (cidere), matar. La definición sería: “actos cometidos con la intención de destruir, total o parcialmente, un grupo étnico, nacional, racial o religioso”. Pero hay muchas cuestiones no resueltas en las que no voy a entrar: ¿cuántas muertes califican para que un acto sea considerado genocidio? ¿Tiene que ser cometido por un estado o gobierno o actos privados también cuentan? ¿Cómo decidimos si una venganza por una ofensa anterior es sólo un acto de guerra o retaliación o es un genocidio? Para lo que se intenta en el libro que es entender desde el punto de vista psicológico cómo se producen los asesinatos de masas y el genocidio creo que no necesitamos entrar en estos debates de orden más legal o político. El objetivo del libro es intentar entender el Mal para, en base a esa comprensión, ofrecer posibles soluciones. También necesitaríamos definir qué es el Mal y Waller lo define como el daño deliberado de humanos por otros humanos (cuando en adelante me refiera al Mal quiero decir genocidios y asesinatos en masa). Preciso por mi parte que cuando me refiera a moral o moralidad me estoy refiriendo a la capacidad humana de distinguir entre el bien y el mal, al instinto humano que diferencia entre cosas buenas y malas. 

Bien, la tesis principal del libro, que puede sorprender a muchos es que son los individuos normales, como tú o como yo, los que cometen actos de Mal extraordinario. Los autores de un Mal extraordinario son extraordinarios por lo que han hecho no por lo que son. Así que vamos a hablar en esta entrada de la naturaleza humana y de problemas que nos afectan a todos. En vez de mirar a otra gente y preguntarnos ¿cómo hace esta gente esas cosas? se trataría de mirarnos a nosotros mismos y preguntarnos: ¿quién soy yo y de qué soy capaz? ¿podría yo ser capaz de  actos de brutal inhumanidad? Una primera matización que no debería ser necesaria, pero que en estos tiempos lo es, es que por supuesto intentar comprender psicológicamente una cosa no es justificarla. Y también hay que defender su estudio porque es un tema tan desagradable y terrible que mucha gente puede pensar que es mejor condenarlo y alejarnos de él. Pero rechazar entender el Mal humano sería huir del estudio de nuestra naturaleza humana y facilitar la continuación y la perpetuación de estos actos monstruosos.

El libro está estructurado básicamente en tres partes. En la primera parte revisa las explicaciones que se han dado previamente al problema del Mal para rechazarlas, por lo menos parcialmente, aunque eso no quiere decir que algunas de ellas no tengan su importancia. En la segunda parte explica los factores o fuerzas que Waller cree que llevan al Mal y en la última parte se extraen conclusiones y se plantean posibles vías de solución. Hay que decir que el esquema de Waller es un punto de partida, no de llegada. Waller lo plantea como un borrador a discutir y a elaborar porque evidentemente acepta que hay muchas cosas que no sabemos y que el tema no está cerrado.


Una explicación que se ha dado para explicar el Mal es el poder de la masa, del grupo. Se dice que cuando el individuo pasa a formar parte de una masa, se pierde la individualidad, se ve uno protegido por el anonimato, se difumina la responsabilidad, se produce una polarización y una radicalización de posturas, etc., y estos factores favorecen los actos de violencia y maldad. Todo esto es verdad y hablaremos de ello en la última parte de la entrada pero  el grupo sería un amplificador de tendencias, amplificaría lo que se meta en él por un proceso de potenciación colectiva. Es decir, hay estudios en los que se ve que si a una persona se le incluye en un grupo de altruistas acaba siendo más altruista de lo que sería él de forma individual. Por lo tanto, el grupo puede amplificar tanto lo bueno como lo malo que metamos en él por lo que esta explicación por si sola no es suficiente.

Otra explicación es que el Mal se debe a la influencia de una extraordinaria ideología. En este apartado Waller combate principalmente la hipótesis de Daniel Golhagen de que el Holocausto se debió a la ideología antisemita. No vamos a entrar en ello, Waller argumenta que otros países eran tan antisemitas como Alemania y que la gente llana en Alemania no lo era tanto en realidad (no así sus líderes). Yo personalmente estoy de acuerdo con Waller en este ejemplo concreto referido al Holocausto pero creo que Waller subestima el papel de la ideología. Sí creo que hay ideologías con más tendencia que otras a deslizarse cuesta abajo hacia el Mal y la violencia, y que la ideología juega también un papel muy importante a la hora de definir la identidad, de dividirnos en Ellos y Nosotros, un tema que sí es realmente importante en el origen del Mal y del que luego hablaremos. Pero Waller está también de acuerdo con esto en parte. Lo que él dice es que si los genocidios o asesinatos se debieran sólo a una ideologías extraordinarias, como el antisemitismo, no serían tan frecuentes. El genocidio es un fenómeno universal que trasciende la cultura e ideología de Alemania en el siglo XX y el Holocausto. Por otro lado, la cultura y la ideología pueden ser muchas veces un pretexto para racionalizar un deseo de dominar o de destruir que es previo. 

Vamos con una tercera explicación de los genocidios: la psicopatología…estas cosas las hacen unos psicópatas locos (la hipótesis del nazi loco, “mad nazi”). Claramente, algunos de los responsables de las barbaridades nazis eran personajes muy patológicos pero en los genocidios en general participa mucha gente y gente del pueblo llano y no se puede sostener que todos ellos sean unos psicópatas. En este apartado dedica mucho tiempo al caso Eichman y al análisis que de él hizo la filósofa Hanna Arendt que acuñó famosa frase la “banalidad del mal”. Eichman era un tipo vulgar que cumplía órdenes y no era un alienígena  monstruoso diferente a nosotros. También hay estudios de personalidad de los nazis y, en general, no son diferentes a las personas normales. Pero recurrir a la explicación psicopatológica tiene la ventaja  de que nos tranquiliza, nos hace pensar que estas cosas las hacen demonios o lunáticos y nos permite distanciarnos psicológicamente de ellos y considerar que pertenecen a otra especie. Gente normal puede verse metida en un contexto social determinado y seguir a sus líderes por el camino de la masacre.

Vistas muy a la carrera las explicaciones descartadas por Waller, aunque todas contienen una parte de razón, vamos a ver el modelo que él plantea. Lo tenéis en la Figura 1 y básicamente agrupa tres tipos de factores causales: factores relacionado con el autor, factores relacionados con la situación o el contexto en que se encuentra el autor y factores que tienen que ver con la definición de la víctima o diana de los actos. Vamos a ir viendo con algo más de detalle cada uno de ellos.

1- Factores relacionados con el Autor del Mal.

Aquí nos metemos en las aguas turbulentas de la naturaleza humana, de si existe y en qué consiste. En esta parte del libro es donde Waller describe la Psicología Evolucionista y donde acepta sus tesis (con reservas) frente a las de la teoría de que somos tablas rasas, libros en blanco que se empiezan a escribir después de nacer. La llamada Teoría Estándar de las Ciencias Sociales (feminismo de género, postmodernismo, gran parte de la sociología, etc) plantea que todos los humanos tienen el mismo potencial y que lo único que les separa es la cultura, no la biología. Waller, sin embargo, reconoce que existen predisposiciones en nuestra naturaleza para el etnocentrismo, la xenofobia y el deseo de dominación social. A lo largo de nuestra historia evolutiva hemos vivido en grupos de cazadores recolectores de 100-200 personas en competición con otros grupos. Todo ello ha dado lugar a unos instintos cooperativos y altruistas dirigidos principalmente a los miembros de nuestro grupo pero también a unos instintos agresivos contra los miembros de los otros grupos. Nuestra mente tiene muchos sesgos cognitivos, muchísimos, y uno de ellos es nuestra tendencia a dividir el mundo en Ellos y Nosotros (US/THEM). Esto es algo natural en nosotros y lo aprendemos con una gran facilidad.

Como he hablado de instintos y predisposiciones algunos ya estaréis pensando en el determinismo genético y que la psicología evolucionista dice que todo está en los genes, el viejo debate entre nature y nurture. Esto es falso. La dicotomía real está entre la Teoría de las ciencias sociales que dice que todo es cultura y la Psicología Evolucionista que dice que todo es cultura y ambiente. Es la Teoría Estándar de las ciencias sociales la que niega por completo ningún papel a la biología. Luego voy a continuar hablando de factores culturales, por supuesto. Lo que Waller explica en este apartado son las causas últimas de nuestra conducta, luego hay causas proximales. Cometemos genocidios porque podemos cometerlos, porque es una parte de nuestro bagaje, Waller lo llama nuestra “sombra ancestral”. Pero esto no quiere decir que sea inevitable cometer genocidios. Sólo una pequeña parte de las personas lo hace por lo que tiene que haber factores que pongan en marcha estas predisposiciones y hay factores que permiten bloquear esas predisposiciones y promover la cooperación y la prosocialidad. Por eso es importante estudiar con rigor el tema.

Es importante descartar la visión fatalista que mucha gente tiene de los genes y de la Psicología Evolucionista. Que exista una adaptación o un mecanismo psicológico que ha evolucionado en repuesta a ciertas presiones evolutivas no quiere decir que ese mecanismo se va a expresar queramos o no. Las adaptaciones existen porque son favorables en ciertos ambientes y podemos cambiar el ambiente. Tenemos adaptaciones para ponernos morenos cuando nos da el sol produciendo melanina, etc. Pero si cuando voy a la playa uso una gorra o una sombrilla no me pondré moreno. Es importante entender esto. Los mecanismo adaptativos suelen se del tipo “si ocurre A…hacer B”. Por lo tanto, si hacemos que no ocurra A no ocurrirá B. Pero si no estudiamos el problema y seguimos dejando que ocurra A seguirá ocurriendo B.

Decíamos que dos de las tendencia innatas de la naturaleza humana producidas por la evolución son la xenofobia y el etnocentrismo. Las mentes humanas tienen una tendencia definir los límites de la tribu. Un grupo de los !Kung San del Kalahari se llaman a sí mismos algo que quiere decir literalmente “la gente real” y en su idioma las palabras para malo y extranjero son la misma. Otro ejemplo: los habitantes caníbales del área de Irian, en Nueva Guinea se llaman a sí mismos los Asmat, que quiere decir “la gente”, “los seres humanos”. A los forasteros los llaman Manowe, “los que se pueden comer”. El etnocentrismo es la tendencia a centrase en el grupo propio como “bueno”.

La tendencia a dividir el mundo en Ellos y Nosotros es uno de los llamados universales humanos, es algo que se ha hecho y se hace en todas las épocas y lugares. Hay experimento en los que se observa que aparece desde edades muy tempranas y en cientos de experimentos de psicología social se ha demostrado que se puede dividir a la gente en Ellos y Nosotros en base a la mayor tontería. Es algo aprendido, pero es algo que se aprende muy fácil y en ello está la mano de la evolución: en la predisposición a aprender unas cosas mejor que otras. Se ha dividido a la gente dándoles camisetas de colores diferentes, dándoles un papel con un nombre, en base a que  sobreestimaban los puntos en una pantalla y otros los subestimaban o en base simplemente a lanzar una moneda. Henri Tajfel es famoso por esos experimentos. Uno de los más pintorescos es que se pidió a los sujetos su opinión sombre unas pinturas abstractas de autores de los que no habían oído hablar en la vida y luego se les adjudicó al azar al grupo “Estilo Paul Klee” y “Estilo Kandinsky”. Enfrentar a la gente es muy fácil. Un experimento famoso es el de Robber´s Cave donde se dividió a los estudiantes de un campamento en dos grupos, los Rattlers y los Eagles, cada uno con su territorio (habitaciones separadas) y sus distintivos lo que llevó a una hostilidad y enfrentamiento entre ellos.

Definir el endogrupo (lo que somos) implica definir también lo que no somos. Como dicen Tajfel y Forgas: “somos lo que somos porque ellos no son lo que somos”. Matt Ridely dice que la xenofobia es un subproducto de la sociedad cooperativa. El lado oscuro de la sociabilidad y cooperación en le grupo es la intolerancia par los extraños. La evolución de la sociabilidad y el altruismo va de la mano de la hostilidad hacia los extraños (ver esta entrada sobre el lado oscuro de la selección de grupo).

Con respecto a la dominancia social, hay que tener en cuenta que la principal fuerza hostil que encuentra el ser humano  en la naturaleza son los otros seres humanos. Las diferencias en status y jerarquía son evidentes en todos los animales y los humanos también compiten con los individuos de su especie por los recursos: comida, parejas, territorio, etc. En esta lucha la agresión y la violencia es una de las posibles herramientas a utilizar.

Hemos visto hasta ahora  las explicaciones distales que permiten que hagamos el Mal. Estas capacidades son comunes en mayor o menor medida en todos nosotros. Pero no explican por qué sólo algunos de nosotros cometen actos de genocidio u homicidio masivo. Para entender esto hay que investigar los factores proximales que actúan sobre los anteriores. Pasamos ahora a ver quienes son los asesinos, otros factores situacionales y sociales que activan nuestra capacidad subyacente para el Mal. 

Aquí entrarían los sistemas de creencias culturales de los que Waller trata algunos. Uno de ellos es nuestra actitud ante la autoridad. Por ejemplo, se ha estudiado que persona religiosas aceptan más las órdenes de una autoridad. La religión tiene una cara oscura y a veces es sólo un epifenómeno, algo que envuelve problemas étnicos y nacionales de fondo pero otras veces la religión sí es el problema por su capacidad para generar un “ellos” y un “nosotros”. Obviamente la ideología nacionalista se basa en el Ellos/Nosotros y la fusión de ambas, que ha ocurrido con frecuencia, agrava el problema. Pero, en cualquier caso, las creencias religiosas no matan gente directamente. Es la gente que es religiosa la que mata a otra gente en el nombre de la religión. 

Pero la religión no es la única creencia que modela nuestra repuesto a la autoridad. Hay personas predispuestas a ver el mundo según su posición en la jerarquía y a obedecer a la autoridad superior y maltratar a los inferiores. Muchos autores han señalado el gran respeto a la autoridad y a la obediencia en la cultura alemana. Parece que ocurría lo mismo en la Turquía Otomana y también en Ruanda. Otro factor que afecta a la respuesta a la autoridad y a la capacidad para hacer el Mal es el compromiso ideológico, claramente hay unas personas más comprometida que otros con una ideología particular. Aunque al principio Waller ha descartado que la única explicación del Mal sea la ideología, hay ideologías que conducen al antagonismo, ideologías de “odio”. Estas ideologías suelen utilizar la propaganda y llegar a un punto en que el odio busque aniquilar al enemigo. Esto ocurrió en Alemania o en Ruanda con la cadena RTLMC.

Otro aspecto importante es la desconexión emocional. Nuestros valores morales pueden ser desactivados y no actuar. ¿Cómo se consigue esto? Básicamente vistiendo la inmoralidad como si fuera moralidad. La gente no comete el Mal si no se ha justificado a sí misma la moralidad de sus acciones. Es decir, la gente que hace el Mal cree estar haciendo el bien (ver la entrada sobre violencia  virtuosa). Esto se hace autoconvenciéndose de que matar al otro es necesario para la seguridad del grupo propio, lo consideran una necesidad…Los autores del Mal lo justifican como una autodefensa, como un servicio social al grupo, a su comunidad. Sea combatir a los opresores, preservar la paz y la estabilidad, salvar a la humanidad…, siempre habrá un digno motivo. Esto puede tener una base real por una victimización pasada pero en muchos casos es una autojustificación de nuestra mente para vernos como víctimas o potenciales víctimas. 

El psicólogo social Robert Zajonc cree que los imperativos morales son la clave para movilizar a un colectivo para realizar acciones extraordinariamente malas. Los imperativos moral suden ser generados por fuerzas políticas, circunstancias económicas, ideologías nacionalistas, fervor religioso, presiones ecológicas, condiciones de salud, políticas de bienestar e incontables razones. Pero estos imperativos morales especifican lo que es bueno y lo que es malo, lo que está bien y lo que es peligroso. Una vez que los imperativos morales han aparecido pueden provocar que una colectividad haga cosas  virtuosas y maravillosas o atrocidades sin nombre. Los imperativos morales son llamadas a la acción, acción que es vista como correcta, necesaria y que sirve a un propósito superior. Esta es una de las claves en lo que estamos tratando, que la moral es un arma de doble filo, sirve para hacer el bien y para hacer el Mal. Zajonc dice que no ha encontrado un solo caso de masacre que no fuera precedido de un desarrollo extenso de imperativos morales.

Otra característica que favorece la comisión de actos de maldad es etiquetar de forma eufemística las aciones malvadas. Los nazis son un ejemplo con su “solución final”, “tratamiento especial” “instalaciones especiales”, etc. Raul Hilberg, que examinó decenas de miles de documentos nazis, dice que no encontró ningún caso de aparición de la palabra matar (killing); después de muchos años parece que llegó a encontrar un caso y era en un documento que hablaba de perros. Los autores del Mal saben en el fondo lo que cubren los eufemismos pero estas palabras les permite tener un discurso en el que el Mal  no aparece, o no es percibido, como Mal.

Por último, tampoco hay que descartar los intereses personales. Aparte de ideologías e imperativos morales las personas también  buscan dinero, riqueza, subir en el escalafón, es decir, que las personas también se mueven por intereses personales y profesionales. En muchos casos los autores de matanzas son militares o paramilitares y puede haber un deseo de poder, de ascensos y ventajas personales por lo que no siempre los motivos son tan altruistas o abstractos.

2- Factores relacionados con el  contexto de la acción

Hasta ahora hemos visto los factores de la naturaleza humana (la sombra ancestral) que posibilitan la realización del Mal así como otras disposiciones relacionadas con el autor del Mal. Ahora vamos a hablar del contexto, del poder de la situación. La psicología social ha defendido desde hace mucho que lo que importa no es quién eres sino dónde estás y que cualquiera de nosotros en la situación adecuada podría hacer las mayores barbaridades. La característica principal de la situación que conduce al Mal es crear una Cultura de la Crueldad. De alguna manera, la capacidad para realizar el Mal se puede enseñar, se puede socializar.

Una forma de hacerlo es con un compromiso escalonado. La senda que lleva al Mal se suele caracterizar por una secuencia de pequeños pasos cuya maldad se va incrementando gradualmente. Es lo que se suele llamar la técnica del pie en la puerta. Se trata del fenómeno psicológico por el que una vez que has conseguido que una persona acepte una petición o solicitud es más fácil que acepte luego sucesivas demandas. Hay también datos de que una vez que empiezas a matar se produce una desensibilización por la que es más fácil matar la quinta vez que la primera. La primera vez se sienten náuseas y pesadillas pero al final se acaba disfrutando y deseando la próxima acción. Casi podríamos hablar de una adicción a cometer atrocidades. Otros recurren al alcohol, como muchos miembros de los Einsatzkommandos.

En la primera parte Waller ha descartado la influencia de la masa o grupo como factor único  determinante del Mal pero la dinámica de grupos sí ayuda a la comisión de asesinatos y genocidios. Por un lado se produce una difusión de responsabilidad. Aunque actúa la persona sus aciones son vistas como llevadas a cabo por el grupo por lo que los miembros del grupo comparten la responsabilidad. También se produce una desindividuación , concepto que se refiere al estado de relativo anonimato en el que una persona en un grupo no puede ser identificada como sujeto individual sino como miembro del grupo. El anonimato favorece la aparición de lo peor de nosotros y hay ciertos datos de que cuanto mayor es la masa de gente, mayor es la atrocidad de sus actos. También existe en los grupos una necesidad de ceder a las presiones de los iguales. Nadie quiere ser un cobarde, un traidor o menos que los demás.

Otro fenómeno que lleva al Mal es la fusión entre el rol y la persona. Las acciones que realiza una persona la van moldeando y cambiando. Una organización malvada cambia a la persona. Es verdad que cambios en nuestros valores llevaba cambios en nuestras acciones pero cambios en nuestras acciones también llevan a cambiar nuestros valores. Actos iniciales que llevan a un daño pequeño dan lugar a cambios psicológicos que hacen posible un daño cada vez mayor y más destructivo.

La conclusión de todo este apartado referido al contexto es que las personas pueden verse inmersas en una “situación total” o  una institución tal que producen una transformación de quiénes son  y desafían la estabilidad, carácter y moralidad de la persona. La reacción normal a una situación anormal es una conducta anormal; realmente, una conducta normal sería una reacción anormal en una situación anormal.

3- La muerte social de las víctimas

Hay estudios, como los de Dave Grossman que ha examinado la disposición a matar de los sujetos según la distancia con la víctima, desde la máxima distancia hasta el cara a cara. La máxima distancia se refiere  a un alcance en el que el que el sujeto no puede percibir a las víctimas. En esa distancia máxima Geoswsman no ha encontrado un solo individuo que rechace matar ni ha visto un solo caso de trauma psiquiátrico asociado a este tipo de asesinato. A medida que la distancia con la víctima disminuye y aumenta la cercanía cada vez es más difícil matar. 

Pero es más fácil matar cara a cara cuando la víctima ha ha sufrido una “muerte social”. Cuando se produce una sanción moral, o una exclusión, el resultado es la muerte social de la víctima. La socióloga Helen Fein dice que una condición necesaria, aunque no suficiente para el genocidio, es la definición de la víctima como fuera del universo moral del agresor. Hay tres mecanismos que llevan a la muerte social de la víctima: A) el pensamiento Ellos/ Nosotros B) la deshumanización de las víctimas y C) culpar a las víctimas

  1. El Pensamiento Ellos/Nosotros

Ya hemos hablado de este fenómeno más arriba. Los psicólogos sociales creen que este proceso comienza con la categorización social, que es algo que nuestra mente hace  de forma tan natural como respirar es natural para los pulmones. Dividimos el mundo en un “endogrupo” (nosotros) y un exogrupo (ellos) y creemos que los miembros del endogrupo son más similares a nosotros que los del exogrupo. También creemos que todos los miembros del exogrupo son iguales. Si sabemos algo de un miembro del grupo exterior ya sabemos todo sobre los demás. Y sobreestimamos las diferencias entre nosotros y ellos. ¿Cuál es el peligro de este pensamiento? Pues es evidente. Estas distorsiones no se hacen por malicia, son sesgos que en principio podrían ser neutros. Pero, desgraciadamente, esta categorización casi nunca es neutral. Nos gusta la gente que pensamos que es similar a nosotros y no nos gustan los que percibimos como diferentes. Así que el mero hecho de hacer la división en grupos crea un sesgo a favor del endogrupo y en contra del exogrupo y una discriminación que favorece al endogrupo

Antes hemos hablado de Tajfel. Lo curioso es que Tajfel empezó sus experimentos pensando que la exclusión social se debía a algún prejuicio o hostilidad que se desarrollaba entre los grupos. Pero se sorprendieron al ver que la mera categorización en grupos daba lugar a hostilidad sin que hubiera ninguna historia previa entre las personas de esos grupos. De hecho, Tajfel hizo esas divisiones tan mínimas, por sorteo o por cualquier tontería porque pensaba que eso no tendría consecuencias y a partir de ahí pensaba ir complicando la relación en el grupo hasta que apareciera la hostilidad. Pero se encontró con que hasta la mera división al azar o por la tontería más mínima generaba discriminación. Tajfel pensó que la causa de este sesgo a favor del endogrupo era la autoestima. El grupo serviría para mejora la autoestima del individuo pero para ello el individuo debe creer que su grupo es superior a otros grupos (no tiene mucho sentido estar en el grupo inferior). 

En teoría, la discriminación a favor del endogrupo y en contra del exogrupo no deberían ser dos caras de la misma moneda. El grupo exterior nos podría producir indiferencia  o hasta admiración, pero eso es más probable si no hay ningún tipo de competencia por medio o si el grupo es lejano y no tenemos contacto con él. Con un grupo vecino es muy raro. 

Un aspecto de este pensamiento dicotómico es el moral: nuestro grupo es superior moralmente al grupo exterior. Nosotros somos buenos, ellos son malos. Nuestra causa es sagrada, la de ellos es el Mal. Nosotros somos justos, ellos son injustos. Nosotros somos inocentes, ellos son culpables. Nosotros somos las víctimas, ellos son los victimarios

B) La Deshumanización de las víctimas

¿Cómo es posible que no reconozcamos al otro? ¿Cómo podemos llegar a considerar que el otro no es un ser humano? Erik Erikson avanzó un concepto muy interesante, el de la “pseudoespeciación” aunque nos referimos a él como deshumanización de las víctimas. El ser humano se ha dividido a sí mismo a lo largo de la historia en diversos grupos territoriales, culturales o políticos que se han considerado a sí mismos como la verdadera especie humana (más arriba hablaremos de los !Kung del Kalahari) y todos los demás son considerados menos que humanos. Más adelante, Erikson definió la pseudoespeciación como el proceso por el que la gente pierde el sentido de ser una sola especie y considera a los otros tipos de personas como no humanos, como menos que humanos. Y puedes matarlos sin sentir que has matado a alguien de tu especie.

Una vez que excluimos a alguien de la familia humana lo excluimos del universo moral de los seres humanos y de las obligaciones que ese universo moral contiene. Esto remueve todas las restricciones morales que impiden la agresión.

La deshumanización de la víctima, su exclusión de la especie humana, se refleja en el lenguaje. Los nazis hablaban de los judíos como bacilos, parásitos, plaga, cáncer, gusanos, excrementos, etc. Los Hutu llamaban a los Tutsi insectos o cucarachas…La deshumanización lingüística ha ocurrido en todas partes. Los nazis en los campos de exterminio mantenían a los internos en condiciones inhumanas como vivir entre orina y heces o hacer sus necesidades como los animales lo que ayudaba a que los vieran realmente como animales y no como personas. La deshumanización provoca una distancia psicológica que permite asesinar en distancias cortas.

Pero hay que tener en cuenta que por mucha potencia que tenga la deshumanización no es necesaria para cometer el Mal. En los experimentos de Milgram la víctima no estaba deshumanizada, era un hombre similar a los sujetos del experimento. Si la víctima hubiera sido deshumanizada el nivel de obediencia habría sido mucho mayor, como se ha comprobado en otros experimentos.

C) Culpar a las Víctimas

La categorización social en Ellos/Nosotros y la deshumanización convierten a las víctimas en un grupo  subhumano, pero también implican que las víctimas se merecen, o incluso requieren, ser victimizadas. Hay un fenómeno psicológico que se conoce como la creencia en un mundo justo. La mayoría de las personas necesita creer que el mundo es justo, lo necesitamos para salir al mundo y para mandar a él a nuestros hijos. Pensar que el mundo no es justo nos desorienta y deprime. Culpar a la víctima (“algo habrán hecho", que se decía en Euskadi) reduce el sentido de culpa del agresor y mantiene la creencia de todos en que el mundo es justo. Cuando vemos a otros sufrir la mejor manera de protegernos es pensar que la víctima ha hecho algo para que le ocurra lo que le está ocurriendo. Así nosotros nos mantenemos a salvo y en control de nuestro mundo y tranquilos de que no nos puede pasar lo mismo. 


Conclusiones

Son muchas cosas las que hemos tratado pero yo destacaría una que me parece fundamental: no nos movemos todos en el mismo universo moral. El ser humano divide el mundo en Ellos y Nosotros y esto da lugar a dos marcos morales, uno para Ellos y otro para Nosotros. La división Ellos/Nosotros deshumaniza a los otros lo que significa que la ley Moral ya no se aplica a Ellos. De esa manera, incluso gente normal y con valores morales puede hacer las cosas más horribles con una clara conciencia de lo que está haciendo.

Es decir, nuestro instinto moral es tremendamente peligroso porque nos permite castigar y castigar es hacer daño y generar sufrimiento. Esto es necesario para que una sociedad funcione pero cuando los imperativos morales entran en funcionamiento pueden desbocarse y producir dolor y destrucción sin límite. Cada vez que condenamos moralmente tenemos que estar alerta, cada vez que un imperativo moral nos empuja a actuar contra un individuo o un grupo tenemos que mirar hacia dentro porque estamos emprendiendo un camino que nos puede llevar a lugares a muy oscuros. 

Soluciones

Waller acaba su libro con una visión pesimista en parte, no es de esperar que los genocidios y asesinatos de masas vayan a desaparecer en el futuro cercano. Tenemos una disposición en nuestra naturaleza para hacer el Mal y la cultura y las instituciones pueden reforzar esa tendencia. Pero tenemos también una disposición par la cooperación y la colaboración lo que nos hace tener esperanza.

Hemos hablado de pasada del experimento del campamento de Robber´s Cave para señalar lo fácil que fue enfrentar a los estudiantes al dividirlos en dos grupos, los Rattles y los Eagles. Pero el final de ese experimento fue muy positivo. Al final de la estancia los profesores pusieron a los estudiantes a trabajar para arreglar el sistema de suministro de agua y así se consiguió restablecer la armonía. Al compartir objetivos se redefinieron los límites de los grupos y se fundieron en un grupo mayor. “Ellos” pasó a ser parte del “Nosotros”. Al final de las tres semanas se crearon amistades entre grupos distintos y la hostilidad disminuyó. 

Hay otros estudios como este de Kurzban y cols. que van en la misma línea. Cuando gente de diferentes razas o grupos trabajan juntos por un objetivo común las diferencias se borran. Si estamos todos remando juntos en el mismo barco y en la misma dirección no puedo considerar al otro como un extraño o como un enemigo.

También, entender los mecanismos por los que se produce el Mal nos puede ayudar a controlarlo o disminuirlo. Si humanizamos a los que no piensan como nosotros, si descategorizamos, vamos a poner frenos al Mal. Es difícil maltratar a una persona que tiene identidad, de carne y hueso y con una familia, sin que suframos un malestar personal y una culpa. Es importante por ello entender las condiciones bajo las que podemos ser transformados en máquinas de matar.

@pitiklinov

Referencia:

James Waller. Becoming Evil. How ordinary people commit genocide and mass killing. Oxford University Press 2002























30 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy interesante, ¡gracias!

plazaeme dijo...

Sí, yo también me apunto a interesante, y a agradecimiento.

Tal vez me llama la atención la nota pesimista. Los aspectos de "naturaleza humana" eran obvios antes del estudio formal. Los podía dar por descontados. Todo lo que es más o menos universal, es más o menos "naturaleza humana". Pero una vez estudiado, quedan claros los elementos que favorecen y los que dificultan el horror. Tienes herramientas. Si no para acabar con ello, al menos sí para pensar en disminuirlo. Eso debería llevar al optimismo, y a intentar algunas estrategias. Creo.

Pitiklinov dijo...

Gracias a los dos!
sólo es parcialmente pesimista en el sentido de que no parece que vaya a desaparecer en breve pero Waller es positivo en que se pueden hacer cosas y trabaja para ello. Sigue en la brecha :)

Anónimo dijo...

Hola!
He leído completa (sí, completa) tu entrada, y me pareció excelente. He tomado notas, he ido pensando a la par que leía y escribía.

Qué notable eso de que a los Rattles e Eagles al ponerles un objetivo en común, redefinieran su pertenencia y cesaran la discriminación.

También eso que tenemos necesidad de formar grupo (bueno, somos intrínsecamente sociales) pero cómo eso rápidamente (o muy fácilmente) genera un exogrupo, como un mecanismo para fortalecer el endogrupo. Tal como lo planteas parece que la tendencia "natural" es al egoísmo y no al altruísmo. Es doloroso, pero creo que es realista, y hasta primitivo -en el sentido de constitutivo-, tanto que algo tan antiguo como las religiones monoteístas lo han formulado: el "pecado original" y similares.

También me quedé pensando en eso de cómo nuestras acciones terminan influyendo sobre nuestros valores. Me vino aquel antiguo refrán: "El que no vive como piensa, termina pensando como vive".

Podría seguir. He escrito siete cuartillas de notas. Te agradezco el que en una mañana de domingo me hayas hecho leer sobre un tema que no es de los más bonitos, pero me fui enganchando y llegué -con gusto- hasta el final. Muchas gracias de nuevo.

Horacio
horacioantoni1928@gmail.com

PD Me quedo pensando, después de los atentados recientes en Europa... ¿cómo categorizamos al resto de los musulmanes -no fanáticos, no violentos-?
¿Lo seguimos considerando como potencialmente violentos? ¿Los incluímos en el endogrupo, o empezamos a poner distancia, esa distancia que tú mencionas que finalmente genera discriminación (y violencia de algún tipo)?.

Me voy con mis notas a reflexionar en esta tarde de domingo. Me has dado buenos argumentos para buenas conversaciones. Muchas gracias de nuevo.

Unknown dijo...

Muy interesante, aleccionador sobre nosotros mismos y ellos que son exactamente igual que nosotros, a pesar se que su religión,ideología sea otra, en definitiva es lo que nos lleva a tener razón, la nuestra a nivel individual, y compartida en el endogrupo, toma fuerza, ahí comienzan las atrocidades........

idea21 dijo...

"Dividimos el mundo en un “endogrupo” (nosotros) y un exogrupo (ellos) y creemos que los miembros del endogrupo son más similares a nosotros que los del exogrupo. (...)el mero hecho de hacer la división en grupos crea un sesgo a favor del endogrupo y en contra del exogrupo y una discriminación que favorece al endogrupo."

Esto implica que TODO NACIONALISMO ES ANTISOCIAL. Y sin embargo, en las escuelas se adoctrina a los niños a favor del nacionalismo. Está bien que, por ejemplo, se defienda acabar con los espectáculos taurinos puesto que -obviamente- entran dentro del ámbito del maltrato a los animales, pero es mucho más grave que se gasten grandes cantidades de dinero en seguir promoviendo el nacionalismo.

Muy buena y extensa entrada en este blog...

Unknown dijo...

Lo que entendí es que no se puede dividir ellos y nosotros, si se pudiera ver en el mundo que todos somos humanos, si pudieramos ir en la misma dirección y pudieramos hacer trabajos juntos sería un pensamiento muy optimista. Como son las cosas, como actúa occidente, como se les paga a los del football, como gana el monopolio, como todo está enfocado en hacer dinero no da salida. Occidente es prácticamente una máquina que invierte mucho tiempo es destruir la naturaleza humana, entonces ser budista sería la única salida.....no, entonces cual sería la posibilidad real de que occidente invierta en lo que necesitamos todos los seres humanos?

Unknown dijo...

Tampoco entiendo tanta energía gastada en acabar con los espectáculos taurinos y que pasa con todos los animales mal tratados que comemos todos los días, eso es un verdadero crimen y pasa como si nada.

idea21 dijo...

Supongo que la diferencia está en que en los espectáculos taurinos se trata del espectáculo de la crueldad. También hay campañas a favor de no maltratar al ganado, en general. O, mejor aún, no criar animales para el consumo.

En cualquier caso, me parece mucho más grave el fomento del "sesgo endogrupal".

ebruner dijo...

Pablo, qué bueno! Este articulo debería de ser lectura obligada en escuelas y universidades … hay que distribuirlo por lo menos en todos los bares de España: prohibido comentar sobre este tema si no se ha leído antes este articulo!!!

Claro, de aquí a miles de comentarios … has abierto las puertas de un océano … Está clarísimo que estamos hablando de algo que no tiene una sola causa o unos pocos factores … Ponemos en la misma olla mecanismos muy pero que muy distintos, porque las consecuencias a bote pronto parecen parecidas. Yo mismo escribí hace tiempo un post distinguiendo lo que a veces se esconde detrás de la palabra “terrorista” … hay gente oprimida a que los opresores les ponen la etiqueta de terrorismo para seguir jodiéndole la vida sin dar más explicaciones … Hay criminales verdaderos, gente que saca dinero de la barbarie, son los que a menudo no arriesgan su vida y manipulan las vidas ajenas … Luego hay la ignorancia, el desconocimiento, de los procesos y de uno mismo, desconocimiento que genera monstruos … Y finalmente hay quien busca una escusa cualquiera, trastorno y desequilibrio, violencia al servicio de una perturbación cognitiva. Y luego todo esto se mezcla … Confieso que en mi opinión el término “terrorista” debería de limitarse a los segundos, a los que lucran … Y también creo probable que en cambio los que finalmente meten mano al asunto (bombas y matanzas) sean sobre todo personas que sufren un trastorno serio, que habrían acabado matando a alguien a palizas en una discoteca o acuchillando a un familiar, y que en cambio han encontrado una escusa con la que se sienten hasta justificados (cómplices culpables el periodismo y los medios de comunicación, que les brinda colosales homenajes y los celebras reforzando su motivación – y a esto habría que poner seriamente un freno y resolver el problema de forma contundente).

Sobre los diferentes factores que mencionas me limito a comentar tres puntos …
(sigue)

Anónimo dijo...

me espero al dvd

Kapov dijo...

Esclarecedora y reveladora entrada. Gracias por alumbrar a un profano en materia de psicología/psiquiatría.
Ayer precisamente vi un vídeo de Galeano que hablaba en el sentido de acabar con el ellos/nosotros y con la justificación de la existencia por el desprecio del otro. Y este artículo ha desarrollado magistralmente la idea.
Enhorabuena.

ebruner dijo...

Sigue el comentario con los tres puntos ...

El “pesimismo evolutivo” … en realidad es un crudo realismo … evidencia etológica … nuestra especie lleva 200.000 años dedicándose a matar, a conquistar, a violar, a saquear … somos primates violentos, posesivos, y asesinos. La calidad de vida europea de las últimas décadas es una excepción, en el tiempo (200.000 años) y en el espacio (en el resto del planeta la violencia sigue siendo un estándar). Así que la perspectiva a largo plazo no es pesimista, solo estadísticamente realista. Nuestra Europa es una increíble excepción, y como todas las excepciones, por definición, durará lo que durará!

El contexto … la importancia del contexto no solamente como trasfondo para entender causas y mecanismos, sino también para evaluar y “clasificar” las responsabilidades individuales. Quiero decir, los tiempos cambian y cambian las reglas y los estándares, así que el contexto a veces es causa, a veces no lo es. Y, si no es causa, entonces apunta a responsabilidades individuales. No es lo mismo cometer atrocidades en una condición extrema o en una situación donde el contexto no aporta una influencia patente. El contexto como “factor por substraer” … si resto su influencia y descubro que no llega a explicar, entonces queda la responsabilidad individual. Así que creo que habría que separar las situaciones donde hay una mezcla de factores, y las situaciones que en cambio tienen una fuerte componente personal. Es posible que, aunque habrá escala de grises, hacer esta separación no sea tan difícil como puede parecer. Y claro, si la situación es compleja, ahí abrimos a debates de todos tipos … Pero habrá situaciones más lineales, donde la responsabilidad personal lo explica casi todo y, en este caso, hay poco que hablar … solo es necesario ser sinceros y realistas. Esto es importante no solo para entender, sino también para actuar. Por ejemplo, si restamos el contexto y descubrimos que el trastorno mental es crucial en atentados masivos, entonces esto tiene que considerarse a la hora de planificar estrategias. No es lo mismo enfrentarse a criminales o a trastornados, y aplicar la misma estrategia sería un fracaso.

Sobre los instintos … los instintos explican el mecanismo bioquímico, no el comportamiento. Esto creo sea un grave error de las aproximaciones evolucionistas … se piensa que invocar un instinto te pueda explicar el comportamiento … Pero esto vale para un jabalí, no para un ser humano … Los demás hombres sienten una atracción sexual hacia las mujeres, pero no para esto llegan a violar o a intentar aparearse cada cien metros … Y hasta uno puede desear matar a alguien tras un conflicto, pero aún así los demás ni se lo plantean. Así que no hay que confundir el instinto (una carga bioquímica que viene de alguna adaptación atávica) con el comportamiento (que conlleva capacidad de control, capacidad de previsión y de autonomía, capacidad de decisión). Según Fred Coolidge y Tom Wynn una de las grandes ventajas de una “potenciada” memoria de trabajo es la capacidad de inhibición. No puede existir una sociedad compleja sin capacidad de inhibición. Es un sello de nuestra especie que, aunque actúa con dificultad a nivel de grupo, suele funcionar muy bien a nivel individual. Pasar de instintos. No ser capaz de hacerlo indica un serio problema cognitivo. También en este caso hay escala de grises, pero las situaciones más escandalosas en cambio son bastante indudables.

Cierro con una breve nota sobre los pueblos que utilizan la misma palabra para indicar a ellos mismos y para definir “los humanos” … son muchos … en general son nativos, pero hay uno en particular que es contemporáneo … son los colonizadores más agresivos y, a pesar de ocupar solo una parte de un continente enorme, se llaman a ellos mismos con el nombre de todo el continente: “americanos”!!!

Bueno, siento la extensión de este comentario, pero el articulo merece desarrollo y celebración!!! Gracias Pablo, un gran estímulo!!!

emi

Pitiklinov dijo...

Bueno, estoy de acuerdo con todo lo que comentas y son tantos factores que abordarlos todos sería my largo. Pero creo que la idea de que nos dividimos en Ellos y Nosotros y que eso crea dos universos morales y que cuando la víctima queda fuera de nuestro universo moral se deshumaniza y podemos matarla con más facilidad es un comienzo muy interesante para entender las cosas.
A partir de ahí queda mucha tela que cortar pero empezamos a entender cosas y salimos un podo de la oscuridad
Gracias por comentar

Justo S. dijo...

Dos observaciones marginales. Nuestra tendencia a la formación de grupo no es una cualidad adquirida en el proceso de socialización ,que todos sufrimos; esa tendencia está firmemente anclada en nuestra herencia genética, y todo intento de ocultarla está condenado al fracaso.
Otro punto delicado atañe a las definiciones del “bien” y del “mal”. En otras épocas lo teníamos más fácil, el cura de la parroqia nos decía desde el púlpito quiénes eran los buenos y quiénes los malos; qué debíamos hacer o dejar de hacer. Hoy en día la Iglesia ha dejado de ser la última instancia ético-moral en nuestra sociedad, y, ante el asombro y cachondeo general, políticos y medios de información intentan ocupar esas posiciones abandonadas por la Iglesia.
¿Qué referencias ético-morales pueden, hoy, orientar al individuo? Ninguna, toda definición del “bien” o del “mal” tendrá que partir de un principio arbitrario,indemostrable.
Tomemos como ejemplo hechos de nuestra historia más reciente. Desde nuestra perspectiva actual nadie duda en considerar la barbarie nazi como uno de los episodios más abominables de la historia de la humanidad, pero, desde su perspectiva, ellos se consideraban a sí mismos seres eminentemente éticos, con un altruismo que les podía impulsar a inmolarse por la comunidad o por sus perversas fantasias racistas.

Luis Tovar dijo...

Pienso que este análisis podría servir también para explicar cómo la gente normal se convierte en explotadores de animales, es decir, cómo es posible que diariamente participemos en la explotación y matanza de animales —quienes, al igual que nosotros, sienten y sufren y desean evitar el daño— sin tener apenas remordimiento de ello. A veces ni siquiera tenemos conciencia de lo que hacemos, porque estamos habituados a consumir productos de origen animal desde la infancia y lo asimilamos como algo "normal". Del mismo modo, mucha gente en el pasado asimiló que fenómenos como la esclavitud, el racismo, o el sexismo, eran "normales".

No necesitamos explotar a los animales más de lo que necesitamos explotar a seres humanos. Es obvio que al explotarlos podemos obtener un beneficio de ello, pero esto no equivale a que sea moralmente aceptable o a que sea necesario para vivir. Hacemos daño a los animales sólo porque obtenemos un placer de ello, una diversión, o nos resulta cómodo; pero no es algo que se puede excusar apelando a la necesidad ni tampoco se puede justificar éticamente. Hacer daño a otros individuos debería tener una razón suficiente que lo justificara; pero que esos otros individuos sean vacas, perros, gallinas o peces no es algo que sea relevante, puesto que ellos igualmente experimentan el daño, aunque no sean humanos.

Si no somos psicópatas, ni sádicos, entonces nuestra explotación de animales sólo se puede explicar apelando a la inercia de la tradición, a unos hábitos adquiridos culturalmente, y a una ideología especista que discrimina entre humanos y otros animales —cosificando a los animales no humanos como objetos para el beneficio humano. Estos esencialmente son los mismos factores que explicarían nuestra participación socializada y masiva en la esclavitud y la matanza de seres humanos.

Pitiklinov dijo...

Aquí creo que se está dando el fenómeno opuesto, Luis.
De un Ellos/Nosotros original porque era la forma de sobrevivir y había dos universos morales (el nuestro y el de los animales), estamos pasando a fusionar esos dos marcos morales en uno solo. Es decir, estamos incluyendo el marco moral de Ellos dentro del Nosotros y por eso ocurre que matar animales cada vez nos parece más inmoral. Es una ampliación del marco moral o una fusión
saludos

malabarista infernal dijo...

Interesantisimo post, muy necesario en los tiempos que corren...gracias

Luis Tovar dijo...

Pablo, pienso que lo que tú describes sería más bien la intención o el propósito de quienes quieren incluir a los demás animales en la comunidad moral. Pero la situación actual establecida no es la que describes. La situación actual es que los animales son discriminados y cosificados por no ser humanos. Los animales no humanos son considerados propiedades de los humanos. A los otros animales no se les reconoce que tengan otro valor que no sea el valor instrumental para los humanos. No se les reconoce un valor intrínseco, por lo que su individualidad y sus intereses pueden ser sacrificados forzadamente si así lo acordamos para obtener algún beneficio. Ellos están supeditados a los intereses humanos. Es decir, la situación actual de los animales a nivel social y legal es la de la esclavitud. Los animales no humanos son esclavos de los humanos.

Pitiklinov dijo...

no digo que esté completado el proceso pero el animalismo y la defensa de los derechos animales, la creciente preocupación por sus condiciones de vida, el Proyecto Gran simio, la declaración de los simios como personas no humanas...todo eso es una ampliación de nuestro círculo moral para que incluya a los animales, hace 100 años todo eso era impensable...

idea21 dijo...

"Nuestra tendencia a la formación de grupo no es una cualidad adquirida en el proceso de socialización ,que todos sufrimos; esa tendencia está firmemente anclada en nuestra herencia genética, y todo intento de ocultarla está condenado al fracaso."

No se trataría de ocultarla, sino precisamente de hacerla evidente. Tenemos los instintos de los cazadores-recolectores, para los cuales la agresividad, el sesgo endogrupal, la discriminación sexual y a lo peor hasta el canibalismo y la pederastia contribuían al bienestar del grupo en un medio muy hostil. Ahora, gracias a la cultura, vivimos en un mundo mejor... y esos instintos nos resultan contraproducentes. "Hacer cultura" o "hacer civilización" consiste en diseñar estrategias que contrapesen estos instintos que hoy resultan antisociales. Lo último que debemos hacer es ignorarlos.

"¿Qué referencias ético-morales pueden, hoy, orientar al individuo? Ninguna, toda definición del “bien” o del “mal” tendrá que partir de un principio arbitrario,indemostrable."

No necesariamente: "Bien" podría ser todo lo que promueva la cooperación, es decir, un modelo de vida prosocial, basado en la confianza, el altruismo y el desarrollo intelectual (racionalidad).

El nazismo, en tanto que era agresivo (dentro del grupo y contra otros grupos) podríamos decir que era "malo". El marxismo, en tanto que se basaba en el principio de "el fin justifica los medios", también era "malo".

Toda idea nacionalista o racista, que diferencia a los individuos en base a su nacimiento es "malo" también, puesto que no genera confianza, frena el altruismo y es irracional. Lo mismo en lo que se refiere a creencias en seres sobrenaturales.

Etc...

idea21 dijo...

"Si no somos psicópatas, ni sádicos, entonces nuestra explotación de animales sólo se puede explicar apelando a la inercia de la tradición, a unos hábitos adquiridos culturalmente, y a una ideología especista que discrimina entre humanos y otros animales —cosificando a los animales no humanos como objetos para el beneficio humano."

En realidad, la explotación de unos animales por otros es la norma en el ecosistema. Los homínidos (y los lobos, y los delfines, y los gatos) son cazadores, siempre han explotado a otros animales para obtener alimento.

Totalmente de acuerdo con Pitiklinov, sin embargo, en que estas tendencias animalistas de hoy son positivas, en tanto que muestran la ampliación del "círculo moral" http://unpocodesabiduria21.blogspot.com.es/2014/06/el-circulo-expansivo-1981-peter-singer.html

Pero resulta un tanto extraño que no discriminar entre "seres sintientes" atraiga tanta atención cuando todavia tenemos una cultura humana en la que seguimos porporcionándonos un sufrimiento mutuo injustificado entre nosotros. Da la impresión de que en el animalismo hay una jerarquía humanos-grandes simios-mamíferos-y el resto... En base a esta jerarquía se distribuyen los "costos de oportunidad" (nuestra capacidad y voluntad para actuar)... y no siempre de forma coherente.
http://unpocodesabiduria21.blogspot.com.es/2015/01/la-fiesta-de-los-herejes-1996-colin.html

Pedro Vázquez dijo...

Felicidades y gracias por el artículo, ya estoy esperando el siguiente.

Pero, por poner una nota discordante decir que lo que no me ha gustado es el párrafo en que habla del fatalismo. Dice que no se debe caer en el fatalismo a base de evitar situaciones tales que, si se cae en ellas, estamos abocados al fatalismo. Creo que se ha olvidado de la voluntad, aunque estemos en esas situaciones clave, la evolución nos ha predispuesto, pero no nos obliga. La naturaleza humana como una inclinación, no un determinismo.

Jorge dijo...

El problema es que la "maldad" como concepto es muy amplia. No es un trastorno mental y por tanto no hay test que la pueda detectar.
Ante noticias tan tremendas como el atentado terrorista de Barcelona se busca la patología mental como excusa de un comportamiento anómalo de una sociedad, porque amenaza la seguridad y el bienestar de los "normales", entre los que por supuesto nos incluimos. Los "otros" frente a "nosotros" como dicotomía social que refuerza la exclusión y el estigma.
Hoy será el extranjero o el que practica otra religión. Mañana quién sabe, igual mandamos al ostracismo a la mujer, al que tenga una orientación sexual diferente o al zurdo, según toque.
Un tema, como tantos otros en esta sociedad, que debemos afrontar desde varios frentes: educación, medios de comunicación, política. Un problema de educación en valores a todos los niveles de esta tribu global en que convivimos.

Luis Tovar dijo...

Bueno, a mi modo de ver, el proceso de ampliación del círculo moral no sólo estaría lejos de ser completado sino que apenas está comenzado. Los ejemplos que señalas entiendo que denotan ese sesgo antropocéntrico que lleva a preocuparnos sólo porque aquellos animales que se parecen más a los humanos en aspecto y capacidades cognitivas. Yo considero que todos los seres conscientes deberían ser sujetos de consideración moral; sin importar si se parecen o no a nosotros. Por supuesto, no niego que hay un aumento en nuestra sociedad de la sensibilidad hacia los demás animales y de una preocupación moral por nuestra relación con ellos; pero todavía es muy incipiente y a menudo está distorsionada por la creencia de que regulando las condiciones en que los explotamos ya estaríamos satisfaciendo nuestra obligación moral, cuando en realidad lo único que conseguimos así es reformar la manera en que continuamos haciendo algo que está mal.

Franklin Padilla dijo...

Muy interesante tu entrada. Creo que partiendo de otras disciplinas es conveniente tomar en cuenta los aportes de Hanna Arendt y su concepto de "banalidad del mal" al referirse al Holocausto y concretamente al caso del "Juicio en Jerusalén" de Adolf Eichmann. En mi blog publiqué una entrada sobre la figura de Arendt, sobre todo a partir del film de Margarethe von Trotta. Si les interesa lo encontrarán en: http://micolchaderetazos.blogspot.com/2013/12/hanna-arendt-o-la-ineluctable-pasion-de.html

LONAR dijo...

Muy interesante. Desde esta perspectiva se entiende muy bien lo que pasa en zonas como Cataluña: utilización del idioma y creación continua de falsedades históricas para fomentar el "ellos-nosotros"...

Teacher dijo...

Buenas tardes.
He llegado a este maravilloso artículo a través de un link de Jot down. Me ha encantado, me ha hecho pensar y quedo con la necesidad de leer más sobre el tema en cuestión...
Una pregunta, he estado buscando el libro en español pero no hay manera. Alguien sabe si está traducido o solo está en inglés?
Agradecería si alguien puede responderme.
Un saludo

Pitiklinov dijo...

Desgraciadamente el libro no está traducido

Aura dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.