sábado, 11 de julio de 2015

El Profeta del Autocontrol y las golosinas

Walter Mischel ha hecho su carrera y la de muchos de sus alumnos con el famoso Test de la Golosina, sobre el que recientemente acaba de escribir un libro traducido al español. Básicamente es un test en el que se le ofrece a unos niños de edad preescolar una golosina pero se les indica que si esperan a comérsela mientras el investigador está fuera, cuando vuelva les dará dos golosinas en vez de una. Mischel encuentra lo siguiente:

1- Lo menos sorprendente es que unas personas son más capaces que otras de resistir  tentaciones. Unos niños se comen la golosina a la primera, otros esperan más tiempo pero se la comen y otros no se la  comen.

2- Más interesante y sorprendente es que estas diferencias se hacen visibles tan tempranamente como en años preescolares, se mantienen estables en la mayoría de las personas, no en todas, y predicen con notable lógica consecuencias psicológicas y biológicas a lo largo de la vida. Cuando se siguió a estos niños hasta la edad adulta los que habían podido esperar habían tenido más éxito en la vida, medido por mayor educación, mejores trabajos y mayores ingresos.

Hasta aquí la cosa suena como que la fuerza de voluntad es un rasgo innato y que no podemos hacer mucho por cambiar este hecho y, lógicamente, no puedes ir a la sociedad americana y contarles estas ideas “deterministas”. Entre otras cosas porque no te van a dar un duro en becas de investigación. Así que no es eso lo que Michel hace. La filosofía de Mischel se caracteriza por:

3- Es falso que no podamos cambiar nuestra fuerza de voluntad. Tanto el autocontrol cognitivo como el emocional puede aprenderse y mejorarse. Con independencia de lo buenos o malos que seamos en autocontrol podemos mejorar nuestras capacidades de autocontrol y ayudar a nuestros hijos a hacer lo mismo. Gracias a este mensaje optimista y positivista su trabajo ha sido muy apreciado y ha llegado a aparecer en Barrio Sésamo y en la Casa Blanca.

También es verdad que en algún sitio del libro señala que es cierto que podemos no conseguir desarrollar esas capacidades y que si se carece de metas y motivación  (y de valores y de apoyo social) puede resultar imposible, pero su mensaje principal a lo largo del libro es el positivo. Y es ese mensaje positivo el que yo creo que tiene muchos problemas que voy a intentar señalar en esta entrada. Una lectura lógica de los experimentos es que el test de la golosina es un indicador de puntuar alto en la dimensión de personalidad llamada responsabilidad. Ya hemos hablado de ello aquí y sabemos que las personas responsables tienen mayor autocontrol y que el autocontrol es absolutamente necesario para triunfar en la escuela, en la universidad, en el trabajo y en las relaciones sociales. Por tanto, a las personas con alta responsabilidad les va a ir bien en la vida. Así que si Mischel se quedara ahí ningún problema, pero Mischel no habla de los Cinco Grandes en su libro ni de dimensiones de personalidad ni prácticamente de personalidad, porque él tiene otra visión de la personalidad y de la naturaleza humana.

La base en la que se apoya Mischel para defender su postura “optimista” es que él observó que los niños que esperaban utilizaban diferentes estrategias que básicamente eran estrategias de distracción: de pensar en otra cosa, de no mirar la golosina, se tapaban los ojos, se giraban para otro lado; otros hablaban consigo mismo y se decían: “espérate para tener dos golosinas”. Los que consiguieron esperar crearon todo tipo de formas de distraerse (hasta inventarse cancioncillas), estrategias que Mischel llama “de enfriamiento”, como pensar que el objeto no es real. Al observar esto, y partiendo de estas dos premisas:
1- hay unos niños que esperan más
2- Los niños que esperan utilizan estrategias de distracción

Mischel llega a la siguiente conclusión en la que se basa todo su trabajo:

Conclusión: vamos a enseñar estrategias de distracción a todos los niños y así todos van a conseguir esperar. Y en el resto del libro nos cuenta experimentos en diversos sitios en los que han utilizado estrategias de enfriamiento desde en niños con trastornos con déficit de atencion e hiperactividad hasta en adicción a las drogas, con buenos resultados, según él.

Bien, parece lógico pero no lo es. De entrada, ya tendríamos solucionados los problemas de obesidad, adicción a las drogas y demás si esto fuera cierto, pero no parece que sea así. ¿Por qué es erróneo este razonamiento?

1- Por un lado porque puede que estemos confundiendo causa con consecuencia. Podría ser que las estrategias de distracción sean consecuencia de poder esperar y no la causa. Igual pensamos que pueden esperar por las técnicas que usan cuando resulta que usan esas técnicas porque pueden esperar.

2- Todos los niños no son iguales. Slash, el guitarrista de Guns and Roses (como cualquier otro virtuoso en cualquier esfera de la vida) tuvo unos años en su vida de tocar la guitarra ocho horas al día o incluso más. Probablemente tendría impulsos de hacer otras cosas y utilizaría estrategias para no dejar la guitarra y seguir practicando. Entonces, vamos a coger las estrategias que utilizó Slash, se las enseñamos a los niños y ya podemos producir muchos Slashs…¿no es creíble, verdad? Todas  las personas no tienen el mismo interés por la comida, o por el sexo, o por la música y que alguien pueda hacer una cosa no quiere decir que todos la puedan hacer. Slash tenía un amor y una pasión por la guitarra y la música que no tienen otras personas. Volvemos al tema de la motivación, y de las metas, cuando alguien tiene la motivación para hacer una cosa probablemente lo consiga. El problema es cómo conseguir esa motivación.

Porque ya que hablamos de Slash tenemos ahí un ejemplo de cómo una persona puede tener un gran autocontrol para practicar con un instrumento pero no lo tiene para no consumir drogas. O tenemos el caso de Bill Clinton que tuvo mucho autocontrol para ir a la Universidad, hacer todo lo que hay que hacer para ser presidente pero no lo tuvo con las becarias. A Tiger Woods tampoco le faltaba autocontrol en el deporte pero no tanto en su vida sexual.

Voy a criticar la visión de Mischel utilizando precisamente al propio  Mischel como caso clínico. Mischel se pone de ejemplo para explicar que las estrategias de enfriamiento funcionan. Resulta que Mischel no es un ejemplo de autocontrol sino que es muy impaciente. Por ejemplo, llama a sus alumnos a la noche para saber los resultados del experimento y cosas así y ha sido un fumador empedernido. En el libro nos cuenta cómo dejó de fumar. Mischel fumó desde la adolescencia y llegó a encender un cigarrillo detrás de otro y hasta a meterse a la ducha con la pipa encendida (fumaba tres cajetillas al día más la pipa). Cuando en 1964 salió el informe del U.S. Surgeon General sobre los riesgos del tabaco eso no le afectó en absoluto. Además todos los profesores de su entorno fumaban tanto como él. 

Un día se cruzó en un pasillo de la escuela de Medicina de Stanford con un paciente oncológico al que iban a radiar con unas marcas verdes en el cuerpo en los lugares donde iba a recibir la radiación. Le impresionó tanto que se asustó. A partir de entonces pone en marcha diferentes estrategias: hace un pacto con una de sus hijas de que si ella deja de chuparse el dedo él deja de fumar, utiliza botes malolientes con colillas para hacer que el tabaco le resulte aversivo, se compromete públicamente con sus colaboradores a no fumar y recuerda deliberadamente la imagen del paciente con cáncer. Al final consigue dejar de fumar.

Aunque no explica todos los detalles personales, vemos que deja de fumar en determinado momento en su vida pero no antes, lo hace cuando consigue la motivación. Probablemente el tener unas hijas pequeñas pesaría algo, tal vez algo de presión familiar, tal vez el entorno social a raíz del informe del ministerio de sanidad había empezado a cambiar y algunos compañeros estaban dejando de fumar, etc. No lo sabemos a ciencia cierta. Y luego está la impresión que le hace ver al enfermo de cáncer, algo que Mischel no controla ni decide. Pero de todas esas hipotéticas causas y cambios que se van produciendo en su vida y su ambiente Mischel atribuye su éxito para dejar de fumar a las técnicas que empleó. Me parece una visión muy miope. Esas técnicas funcionaron en un ambiente y un momento determinado.

Si todo fuera tan sencillo no tendríamos más que explicar las técnicas que usó Mischel para dejar de fumar a todos los fumadores y arreglado el problema del tabaco. Yo tengo pacientes que no quieren tomar la medicación y llega un día, a lo mejor tras varios ingresos hospitalarios, en que su mente cambia y llegan a aceptar la medicación. Pero ha sido necesario todo un camino. Creer que pueden dejar la medicación al principio de ese camino es como creer que Mischel podía dejar de fumar antes del informe del ministerio de sanidad y de ver al paciente con cáncer. Nos falta la motivación en la ecuación y la motivación no nos la dan las técnicas de distracción sino al revés.

Creo que hay una idea que nos ayuda a entender lo que acabo de explicar. Es la idea de lo posible adyacente. Antes de 1964 y de ver al enfermo de cáncer dejar de fumar no se encontraba todavía en lo posible adyacente de Mischel. Lo mismo que hay inventos que no son posible antes de un época, hay decisiones que no se pueden tomar hasta determinado momento en la vida. Y por eso no son aplicables a otras personas, porque no están en lo posible adyacente de esas otras personas. Si intentamos que un paciente deje de fumar o tome la medicación cuando esa conducta no está todavía en su posible adyacente fracasaremos. Y por eso lo que vale para una persona en un determinado momento de su vida no vale para otras.

Pero el enfoque positivista -Mischel habla en el libro de Seligman, el gurú de la psicología positiva- el famoso “tú puedes si te esfuerzas”  es peligroso por dos razones más. Primero, porque no siempre se puede y ser demasiado optimista puede llevarte a la ruina. A la pregunta sobre la posibilidad de éxito en “un negocio como el suyo”, un tercio de los empresarios estadounidenses respondieron que la posibilidad de fracasar era cero. La realidad era que sólo 35% de esos negocios sobreviven a los 5 años. Thomas Asebro estudió la suerte de 1.100 inventos de innovadores ambiciosos y observó que menos del 10% hallaron acceso al mercado, y de estos el 60% sufrieron pérdidas. La mitad de los emprendedores se retiraron después de conocer análisis objetivos que predecían que sus inventos fracasarían con seguridad pero el resto siguió adelante y duplicaron las pérdidas iniciales antes de abandonar. Sólo 6 de los 1.100 inventos tuvieron grandes beneficios. Claro, es de esos triunfadores de los que nos hablan en las películas y no de los muchos que se quedan por el camino. Lo que quiero decir con esto es que psicólogos y psiquiatras tendremos que ayudar a nuestros pacientes a luchar pero otras veces les tendremos que ayudar a abandonar.

Por último hay un problema moral grave con la filosofía del “Tú puedes” y es la visión del mundo según la cual si te esfuerzas lo suficiente triunfas y si no triunfas quiere decir que no te has esforzado lo suficiente y la culpa de lo que te pase es tuya. Es la hipótesis del mundo justo: tienes lo que te mereces. Así que si estas en el paro la culpa no es de la situación económica sino tuya por no hacer lo que tienes que hacer. Y si te mueres de cáncer es porque no ha sido positivo y no has luchado lo suficiente… Es una visión perversa, pero de ella hablaremos en otro momento.

@pitiklinov

Referencia:



Postscript: Walter Mischel tiene un modelo de la mente humana similar al de Kahneman tipo I y tipo II aunque él los llama sistema caliente (al inconsciente, automático) y sistema frío (al racional y consciente: a los frenos). Cuenta que la selección natural inventó primero el caliente y luego el frío. En el tema del autocontrol tenemos una lucha entre el sistema frío y el caliente. Es interesante que en esta lucha interna dentro de nosotros mismos entre dos intereses diferentes tendemos a pensar que somos los frenos, el sistema frío. Pero ¿por qué no pensar que una buena parte de nuestra identidad es nuestro sistema caliente, nuestros deseos, nuestras pasiones?

También es verdad que Mischel dice alguna vez que una vida con demasiado autocontrol puede ser tan insatisfactoria como una con demasiado poco, una vida vivida con demasiada demora de las satisfacciones puede ser tan triste como una vida de satisfacciones inmediatas.


Por último, hay una visión moral detrás del planteamiento de Mischel. Dice varias veces “tener las agallas” de resistir, de esperar, es decir, los que resisten son los “buenos”. Habría mucho que discutir acerca de si en esta sociedad tienen más agallas los que se resisten o los que toman la golosina. ¿Qué crees tú que es lo más difícil?



8 comentarios:

Ana di Zacco dijo...

Es tan obvio que vemos lo que queremos ver (lo que "encaja" con nuestro modelo preconfigurado del mundo "justo") que sólo falta preguntarse por los niños que mueren de inanición o tantas otras cosas "injustas". Esas no las vemos. Ni la predisposición genética (o la que sea que no depende de nuestra voluntad). No creo que ninguno de los niños que resistió comer el marshmallow se dijera "voy a decidir, con mi voluntad, tener voluntad". Buenísimo post, felicidades.

idea21 dijo...

"cuando alguien tiene la motivación para hacer una cosa probablemente lo consiga. El problema es cómo conseguir esa motivación."

Con independencia del temperamento de cada individuo, la mejor forma de conseguir motivación para casi cualquier cosa es organizarlo socialmente. La sociedad debe crear "sistemas de motivación". Nuestra propia naturaleza se basa en principios de empatía, imitación y teoría de la mente. Si el entorno nos motiva de una forma hábil en la cual podamos sentirnos partícipes, entonces muchas más cosas son posibles. Hace ya ochenta años que dos individuos, que no eran profesionales de la psicología siquiera, inventaron el sistema de los "doce pasos" en Alcohólicos Anónimos, que gira precisamente en base a la motivación en comunidad.

Muchas estrategias de motivación pueden ser efectivas (y algunas, como se comenta, enmascarar otras causas de los cambios), pero probablemente la motivación del entorno es la fundamental. Aunque eso, naturalmente, lo dictaminará la evidencia.

Sobre el "pensamiento positivo", lo peor que tiene es que no es una mera estrategia para ayudar a la gente a resolver sus problemas, sino que tiene su propio contenido ideológico de lo más sospechoso...
http://unpocodesabiduria21.blogspot.com.es/2015/06/sonrie-o-muere-2009-barbara-ehrenreich.html

k1000 dijo...

La motivación es fundamental, y estoy absolutamente de acuerdo en que una de las mayores fuentes de la misma es la prescripción social. Sólo comentar que la estrategia de la distracción suele ser una de las más simples, pero también de menor poder en estas situaciones. Por ejemplo, en el tratamiento de las adicciones se recomienda siempre que se reduzca en lo posible la exposición a estímulos de riesgo (ej: bajar al mismo bar donde uno iba a beber). Sin embargo todos sabemos que la capacidad de evitar estímulos o sensaciones indeseables puede ser fácilmente desbordada. En este sentido, desde la perspectiva de algunas terapias conductuales de tercera generación (ACT, Aceptación y Compromiso), precisamente se observa que la evitación es uno de los mecanismos de defensa que suelen irse de madre, dando pie a problemas como el consumo, la dispersión de la atención, etc. Hay una parte que considero muy importante, y trata de nuestra capacidad para aprender a tolerar de forma consciente el malestar, vinculándolo a un premio, que es la motivación. Como se suele decir: "sarna con gusto no pica".

Anónimo dijo...

Rainier: Excelente comentario!

Unknown dijo...

Para este blog hay dos ensayos de interés
1) Evolucion: http://www.montelouro.es/Evolucion_04.html
2) Neurociencias: http://www.montelouro.es/Anatomia%20de%20la%20memoria%20en%20ingles.html

Unknown dijo...

Buenas Tardes Dr Pitiklinov muy interesante lo de la posibilidad adyacente y gracias a dios que usted no es un partidario de la idea "todo lo puedes con empeño"incluso en mi país cuando los niños estan regresando a clases hay una propaganda en la cual promocionan la venta de artículos escolares con un estribillo que dice "tu puedes ser lo que quieras ser" que aunque se que no se hace con una intención mala es falsa y un arma de doble filo decirle eso a un niño a y a sus padres, hay cosas que no serán incluso con todo el pensamiento positivo, optimismo, esfuerzo e inclusive motivación.

Unknown dijo...

Otra pregunta Dr Pitiklinov según aportes de neuropsicología se dice que el desarrollo de la corteza prefrontal culmina a los 25 años y algunas veces un poco más de eso...lo cual da entender que las funciones ejecutivas, cognición y control de impulsos va a ser superior en un joven de 25 en adelante que alguien en sus 18-23 años? Es esto cierto según su experiencia clínica y estudios? Espero su respuesta...saludos!

Pitiklinov dijo...

Gilberto,
es correcto lo que dices. El cerebro de un joven de 25 años pesa menos que el de uno de 18 porque se ha producido una poda de conexiones y neuronas y una maduración de circuitos frontales que tienen que ver con el control de impulsos y la inhibición. Es algo que está admitido que debido a eso los adolescentes tienen tantas conductas de riesgo, etc. Incluso se plantea por algunos que su responsabilidad legal estaría disminuida.
Un saludo