domingo, 31 de mayo de 2015

Las promesas incumplidas de la Genética


La ciencia del Genoma revolucionará el diagnóstico y tratamiento de la mayoría, sino todas, las enfermedades humanas -Bill Clinton, al anunciar el primer borrador del Genoma Humano en 2000

La historia de la Genética es una historia de promesas
- Nathaniel Comfort

El periodista David Dobbs acaba de publicar un artículo que merece la pena reseñar porque se cuestiona lo que la Genética nos está ofreciendo realmente en la práctica. Han pasado 15 años del proyecto Genoma Humano y los resultados que se anunciaban a la hora de curar enfermedades, de realizar una medicina personal, etc., no se han materializado. Ha llegado tal vez el momento de reflexionar pero la gente, los científicos, no lo hacen y nos siguen vendiendo promesas que, probablemente, nunca se cumplirán, como las anteriores. Seguimos inmersos en un ciclo de grandes esperanzas, grandes anuncios y grandes decepciones.

La realidad en el mundo de la genética, como dice Steve Jones, es que cuanto más aprendemos, menos entendemos y que apenas sabemos nada de Genética. Pero sí vamos sabiendo algunas cosas. Por ejemplo: si la variante de un gen juega un gran papel en una enfermedad, entonces la variante de la enfermedad que ese gen origina va a ser muy rara, porque sus portadores tienden a morir y no dejar descendencia. Y lo que nos estamos encontrando en la mayoría de enfermedades comunes es que se deben a muchos genes cada uno de los cuales tiene un pequeño efecto en la enfermedad. Dobbs lo llama MAGOTS: Muchos genes diversos de pequeña significancia (Many Assorted Genes of Tiny Significance). Esto se aplica a rasgos y características heredables. Por ejemplo, la altura, cuya heredabilidad sabemos que es mayor del 80%. Los estudios más modernos encuentran 424 regiones genéticas (locus) implicadas y casi 700 variantes genéticas, pero estas variantes explican por ahora sólo el 20% de la heredabilidad de la altura, es decir que hay todavía muchos más genes implicados. Y los datos dicen también que tenemos solamente unos 20.000 genes. Así que aplicando una sencilla regla de tres y sumando nos encontramos con que los 20.000 genes que tenemos tienen que estar pluriempleados y tienen que estar asociados a gran número de enfermedades y rasgos, desde la diabetes, a la altura, o las enfermedades mentales.

Tomemos el caso de la esquizofrenia. Se estima también que la heredabilidad de la esquizofrenia es del 80%. Pues bien, el estudio más grande realizado hasta la fecha encuentra 128 regiones genéticas asociadas a la esquizofrenia que explican sólo el 7% del riesgo de padecerla. Es decir, que las variantes genéticas implicadas serán, de nuevo, muchísimas más. Todos aquellos sueños de sustituir el gen defectuoso por el gen adecuado en un gran número de enfermedades, no sólo en las psiquiátricas, tienen que ser abandonados y deberíamos ser más humildes, pero se siguen realizando promesas e invirtiendo miles de millones que tal vez deberían invertirse en otros lados.

Pero la cosa es más grave porque incluso en las enfermedades en las que un único gen está implicado los resultados no están siendo los esperados. Dobbs inicia el artículo hablando de un caso de ceguera que se trató en 2008 sustituyendo los genes defectuosos por unos sanos, lo que se anunció en prensa a bombo y platillo, pero resulta que cinco años después  dos de los tres equipos que realizaron las terapias han informado que la ceguera ha reaparecido.

No podemos negar que la Genética (la Big Genomics, que dice Dobbs) ha conseguido algunos logros importantes y algunas enfermedades raras pueden ser ahora diagnosticadas y prevenidas, pero en las características y enfermedades que más nos importan (inteligencia, cáncer, depresión, esquizofrenia…) está ofreciendo resultados muy por debajo de lo esperado. Tal vez el error fue pensar que toda la biología se reducía a los genes.

@pitiklinov

Referencia:

Dabid Dobbs. Weighing the promises of Big Genomics







2 comentarios:

idea21 dijo...

Lo de las promesa -y las expectativas- que no se cumplen es algo bastante común en todas las ciencias. Recuerdo a Mariano Barbacid confesando su decepción de que más de veinte años después de sus descubrimientos sobre el "oncogen" no se habían alcanzado grandes logros en la lucha contra el cáncer a partir de ello. También la ciencia informática esperaba que para el año 2000 contaríamos con computadores capaces de equiparar la capacidad cognitiva humana.

Recordar la frustración de estas expectativas nos beneficia con ese don tan valioso que es la humildad...

Ivan de Entusiasmado.com dijo...

El problema como casi siempre son los incentivos. Se hacen promesas, supongo, para conseguir financiación. Si quince años después no hay resultados, bueno eso ya se verá.
Un artículo muy interesante. Gracias.