lunes, 23 de julio de 2012

Una curiosidad de la Selección Sexual

La Selección Sexual , la gran idea de Darwin, es la hermanita pobre de la Selección Natural, mucho menos estudiada y una gran desconocida. Su funcionamiento sigue siendo un misterio. Por ejemplo, uno de los debates es si las hembras eligen cualquier característica en los machos o si su elección está determinada . A un lado tenemos las ideas de Ronald Fisher que propuso la idea de la Selección desbocada (Runaway Selection) según la cual el gusto inicial femenino es arbitrario, pongamos que les gusta una mancha roja en el pecho de los machos porque sí. Los machos con mancha roja se van a reproducir más y las hembras que eligen machos con mancha roja van a tener hijos con manchas rojas, que también se van a  reproducir más. En las siguientes generaciones aumentarán los genes para tener mancha roja en los machos y también los genes para la preferencia por la mancha roja en las hembras. Se entra así en un círculo de potenciación que hace que los cambios debidos a selección sexual sean muy marcados en pocas generaciones. Al otro lado, están las hipótesis que plantean que las características elegidas por las hembras indican buenos genes en general. Por ejemplo, la famosa cola del pavo real indicaría que el pavo real está muy sano, es muy fuerte y no tiene parásitos.

En definitiva, la cuestión es si las hembras son libres de elegir cualquier característica o no. Y los datos apoyan las dos teorías. Por un lado existen observaciones de que las hembras pueden elegir cualquier cosa. Por ejemplo, los ornitólogos a veces ponen aros o señales de identificación a los pájaros y se ha visto que luego las hembras prefieren a estos machos marcados ( ¿atracción por la novedad?). Evidentemente los aros no indican buenos genes. También se ha visto que las hembras prefieren a los machos que son populares. En experimentos en pájaros y peces se ponía a un macho que había sido rechazado por una hembra en compañía de otras hembras y entonces la hembra que lo había rechazado lo aceptaba. ( "¿si gusta a las otras será que algo tiene?"). Por un lado la aceptación por otras hembras puede indicar que el macho ha pasado un control de calidad, por así decirlo, pero hay que tener en cuenta que las hembras son las que deciden lo que "se va a llevar" en las próximas generaciones, así que se esté o no de acuerdo con ellas más vale seguir la moda. En otras ocasiones, sin embargo, las hembras sí eligen a los machos con mejores genes.

Pero de lo que quería hablar es del caso de los mallards, un pato en el que se ha observado que las hembras que se aparean con machos "guapos" ponen huevos más grandes que las que se aparean con machos "feos". Que el huevo sea grande es crucial para la supervivencia del pollito. Pero aquí viene lo interesante: ¡el tamaño de los huevos depende exclusivamente de la hembra! Quizás las hembras de machos sexys ponen  más esfuerzo en esa descendencia porque saben que serán también sexys el día de mañana.

El asunto resulta sorprendente y da para un sin fin de reflexiones. Ahí va una: el efecto del macho es un efecto indirecto, a distancia. Tiene elementos en común con el efecto placebo, o con la profecía que se cumple a sí misma. Cuando estamos enfermos y un médico nos da una pastilla que en realidad no tiene un principio activo lo que está haciendo es movilizar nuestra propia capacidad de curación. Nosotros no lo podemos hacer, se necesita una intervención desde el exterior que ponga en marcha ese potencial. En este caso estaríamos ante algo parecido. Otra: la belleza supone una manipulación de la mente y el cuerpo, de la hembra en este caso, o de los individuos de alrededor. Una más: cría fama y échate a dormir...Lo decía Henry Kissinger, una ventaja de la fama es que si en un cóctel resultas aburrido la otra persona pensará que la culpa es suya...La última: ¿será verdad que la belleza está en el ojo del que mira?
Referencia: Dr. Tatiana´s sex advice to all creation. Olivia Judson.Vintage 2003




2 comentarios:

Meltxor dijo...

Interesante lo de "las pájaras" eligiendo "pajarracos" anillados. Por eso se entiende el mostrar las orejas anilladas, como señal de vigor, aventura y fuerza; aunque no se sepa lo de doblar el Cabo de Buenaesperanza o atravesar el Cabo de Hornos...
Aunque para anillos, los de boda. Siempre precedidos de las ARRAS, auténtico signo de poder. Podero caballero es dindon dondin. Meltxor

Ricardo Mena dijo...

Yo aquí sigo a Geoffrey Miller: sexual selection es la fuerza
principal de toda la selección natural. Se ignoró porque no
podría ser que las hembras determinaran a los hombres a
actuar. Pero es la gloria de Darwin haber sabido ver que
la selección sexual es tan importante como la natural.
En el caso de Miller, más aún, pues la reproducción es el
acto fundamental de la existencia.

Aún no he terminado de leer su otra obra, Spent.
Es un poco chulo en su forma de hablar (tiene inclinaciones
Nietzschenianas), y puede resultar molesto a la hora de leerlo.
Puede que eso sea por qué no he terminado sus libros.
Tiene otro en colaboración, Mating Intelligence, que tampoco
he terminado. Las formas son tan importantes como el
contenido a la hora de explicar las cosas.