Volvemos de nuevo al libro de Nettle Personality para tratar la forma en que las variaciones de personalidad pueden ser debidas al ambiente. En esta entrada voy a decir unas cosas que son contraintuitivas y que estoy seguro que la mayoría de los padres y maestros no se las van a creer. Sin embargo, están bien apoyadas por datos y creo que es muy importante divulgarlas. Conocer lo que voy a comentar a continuación podría aliviar el sufrimiento de muchos padres.
Bien, los estudios de genética de conducta muestran de forma consistente que los rasgos de personalidad tienen un componente hereditario que se sitúa en el 40-60%, según los casos, pero vamos a considerar que es el 50%. Entonces, si las variaciones en rasgos como los cinco grandes que hemos comentado en entradas anteriores están asociados en un 50% a variaciones en el genotipo, esto significa que el otro 50% no lo está. En esta entrada voy a hablar de ese otro 50% o de esa mitad de la variación en rasgos de personalidad que no se debe a los genes sino a cosas como las experiencias tempranas, los amigos, enfermedades, estilo parental, estructura familiar, vida escolar, etc.
Lo primero que hay que decir es que cuando se afirma que el 50% de la influencia en la personalidad es genética la gente se sorprende, es decir, parece que es novedoso que la personalidad se deba a los genes pero asumimos que los efectos del ambiente están muy claros y son conocidos desde siempre. La realidad es que tenemos muy poca idea de la influencia del ambiente en la personalidad y que este campo está lleno de ideas que no están respaldadas por datos. Precisamente, ha sido la genética de conducta la que ha aportado un progreso en este terreno. Los estudios de genética de conducta han descubierto influencias no hereditarias y de eso vamos a hablar enseguida. El caso es que la influencia del ambiente en la personalidad es un problema sin resolver.
Más abajo vamos a tratar posibles factores ambientales candidatos que tienen que pasar tres pruebas:
1- cualquier influencia putativa debe ser consistente con la evidencia disponible por la genética de conducta
2- Las influencias candidatas deben producir una evidencia que no se explique mejor cambiando la flecha de causalidad, es decir, que no sea la personalidad la que da lugar a las diferencias en el ambiente que un individuo experimenta.
3- La evidencia tiene que ser plausible desde el punto de vista evolucionista
La genética de conducta compara hermanos gemelos tanto homocigóticos (100% iguales genéticamente) como dicigóticos (50%). Tanto unos gemelos como otros crecen a la vez compartiendo la misma casa, padres, colegio, por lo que las diferencias entre ellos tienen que deberse a los genes, y esta es una de las fuentes de ese resultado de que los genes influyen en el 50%. Pero si éste fuera el único tipo de estudio esta evidencia sería muy fácil de criticar. La realidad es que existen otros tipos de diseño de estudios que ayudan a triangular los resultados. Por ejemplo, existen casos de gemelos idénticos que han sido adoptados y se han criado en hogares diferentes. Estos gemelos son tan similares entre sí como los que se crían juntos, y los gemelos no-idénticos que se crían por separado son también menos parecidos entre sí que los gemelos idénticos criados por separado.
De la misma manera, niños que no son gemelos y que son adoptados por familias diferentes se parecen a sus hermanos biológicos en personalidad, aunque muchas veces ni les han conocido, y no se parecen a sus hermanos adoptivos, con los que se han criado, más que dos extraños escogidos al azar. La correlación con los hermanos adoptivos es esencialmente cero.
Todo esto es fuerte evidencia a favor de la herencia. Sin embargo, la herencia no es la única influencia porque los gemelos idénticos, que son clones, no tienen exactamente siempre la misma personalidad. Por lo tanto, los estudios de genética de conducta nos dicen que hay algo más. En estos estudios las influencias se dividen en tres tipos que merece la pena conocer:
1- La primera es la herencia, las variantes genéticas que ambos heredan de los padres
2- la segunda es lo que se llama ambiente compartido: padres, casa, barrio, etc.
3- la tercera es el ambiente no compartido: que un hermano pasó el sarampión y casi se muere, que un hermano se hizo budista porque se encontró con un monje budista un día que su hermano estaba en otro sitio, etc.
Los gemelos idénticos comparten 100% de genes y todo el ambiente compartido pero nada del ambiente no compartido. Los gemelos idénticos criados aparte comparten el 100% de los genes pero nada del ambiente compartido y nada del ambiente no compartido. Por lo tanto, las diferencias de personalidad entre gemelos idénticos criados aparte y gemelos idénticos criados juntos es una estimación directa de la influencia del impacto que tiene el ambiente compartido. Este estudio se ha realizado y el resultado de esta influencia es cero. Repito: la influencia del ambiente compartido en la personalidad es cero.
Puedes hacer lo mismo con estudios de adopción. Hermanos normales adoptados comparten 50% de la herencia pero nada del ambiente compartido con sus hermanos biológicos, mientras que comparten el 100% del ambiente compartido con sus hermanos de adopción. De nuevo, podemos medir el impacto del ambiente compartido y de nuevo, vemos que el resultado es cero. Hermanos adoptivos que crecen en la misma casa no son más parecidos en personalidad que dos individuos cualquiera de la misma población escogidos al azar.
Aquí seguro que los padres y los maestros se están enfadando conmigo porque estoy poco menos que diciendo que no influyen para nada en los hijos. Vamos a ver. Si lo que estoy señalando es cierto las conclusiones son que la personalidad de los padres (excepto por vía genética, ojo) no tiene ningún efecto medible en la de los hijos. El estilo parental (en la medida en que sea similar para todos los hijos) tampoco puede tener un impacto en la personalidad del niño. La dieta parental, fumar, el tamaño de la familia, la filosofía de la vida, la orientación sexual, el divorcio, el volverse a casar, etc…nada de todo esto puede tener influencia en la personalidad de los niños. Insisto, si la tuviera hermanos no biológicos criados en la misma familia desde niños deberían ser más parecidos y la realidad es que no se parecen en nada.
Como sé que estáis pensando que esto es increíble, merece la pena hacer un par de precisiones. Primero, es cierto que la conducta familiar y parental tiene efectos, incluso durante toda la vida, dentro de la familia. La forma en que los padres manejan la familia moldea las relaciones entre los miembros. Pero el punto que yo estoy transmitiendo es que estos efectos no se generalizan fuera de la familia, en la forma en que los hermanos tratan al resto del mundo. Segundo, estos estudios en los que se basan las conclusiones que estoy presentando se han realizado en familias “normales”, es decir, con un funcionamiento dentro de un rango de normalidad. Por supuesto, que el padre abuse sexualmente de los hijos puede tener efectos duraderos en la personalidad y por supuesto graves y de aplicación fuera de la familia. Lo que estos estudios nos dicen es que en familias normales el ambiente familiar compartido no tiene efecto en la personalidad del adulto.
Bien, merece la pena que nos paremos a pensar y respiremos hondo. Este hallazgo asombroso es probablemente el descubrimiento más importante en psicología de las últimas décadas y algo que no ha calado en la cultura popular, porque es contraintuitivo y va en contra de creencias muy profundas en nuestra sociedad. Pero entonces, preguntaréis, ¿qué pasa con todos esos estudios que encuentran que los hijos de parejas divorciadas se divorcian con más frecuencia, o que la depresión materna se asocia a depresión en los hijos, o que los hijos que son golpeados de pequeños se convierten en adultos violentos? …- Genes, genes y genes…Lo que estos estudios están recogiendo es la influencia genética. Las personas que puntúan alto en Neuroticismo es más probable que se depriman y divorcien y sus hijos tienen más probabilidades de hacer lo mismo, pero no porque aprendan estas conductas en la infancia, sino porque heredan los genes que hicieron que sus padres fueran como son. Buena parte de la semejanza entre padres e hijos se explica de esta manera.
Vamos a matizar otro aspecto. Para que los factores familiares compartidos marquen la diferencia deberían dar lugar a influencias diferentes en cada hijo. Por ejemplo, un niño reacciona al divorcio de su padres saliendo más y haciéndose más social mientras que el otro hijo se vuelve introvertido y retraído. Estas diferencias son posibles, pero ¿qué es lo que determina que una persona reaccione de forma diferente al mismo ambiente?…el genotipo. Aquí hablamos de interacciones genotipo-ambiente, es decir, que el ambiente saca a la luz diferencias genéticas.
Una explicación alternativa sería pensar en factores que hagan que una persona reaccione de forma diferente al mismo ambiente y que no sean genéticos. Un buen candidato parece la edad. Una crisis parental no afecta igual a un niño de 2 años que a un niño de 7 años. Pero aquí los gemelos idénticos nos dan la pista de nuevo. Hemos dicho que no son más parecidos si se crían juntos que separados y estos gemelos experimentan todos los acontecimientos exactamente a la misma edad. Así que no vemos muchas maneras en que el ambiente compartido pueda influir en la personalidad porque hemos dicho más arriba que los hallazgos deberían ser compatibles con los resultados de la genética de conducta y no encontramos la manera de hacerlo compatibles.
El segundo test que comentábamos más arriba a la hora de valorar las influencias ambientales es que no confundamos causa con consecuencia. Una influencia candidata a caer en este error es la diferente forma de los padres de tratar a cada hijo. Es verdad que los padres tratan de forma diferente a cada hijo, reconocido por ellos, por sus hijos y por observadores independientes. ¿Podría ser que los niños sean diferentes porque los padres les tratan de forma diferente? Podría ser, pero también podría ser al revés: que los padres tratan a los niños de forma diferente porque los niños tienen personalidades diferentes. Existe una técnica que se llama análisis genético multivarianza que permite discriminar las dos posibilidades tratando los datos familiares. Y los resultados son que el diferente tratamiento parental se explica por el genotipo del niño y no al revés. Aunque no sepamos lo que es el análisis genético multivarianza estoy seguro de que los que sois padres de más de un niño sabéis esto por experiencia propia. Cuando tienes el segundo hijo intentas aplicar las mismas cosas que han funcionado con el primero y te das cuenta de que no funcionan, y tienes que tratar al segundo hijo de forma diferente, por la sencilla razón de que es diferente, de que tiene otra personalidad.
Voy a pasar rápidamente sobre un par de posibles influencias ambientales porque la entrada es ya muy larga y quiero mencionar una cosa interesante para acabar. Una influencia a considerar es el ambiente uterino, las influencias prenatales, que es algo que merece ser investigado pero debería verse el efecto en los gemelos y parece que no es así. La otra es el efecto orden del nacimiento sobre el que han corrido ríos de tinta: que la personalidad de los hermanos mayores es diferente de la de los pequeños y de las de los medianos. Tendréis que creerme si os digo que los datos no apoyan para nada esto y las diferencias son muy pequeñas y frágiles. Como apoyo de lo que digo tenéis este estudio de Julio de este año, así como otros que cita Nettle. De nuevo, es verdad que las diferencias entre hermanos se ven dentro de la familia (que al hermano pequeño el mayor le trate de forma dominante), pero no fuera, en el mundo real.
Para acabar, una cuestión interesante. Podría ser que la forma en que respondemos al ambiente dependa de nuestras características físicas y psicológicas, y de forma muy notable de nuestro cuerpo. Parece una perogrullada pero me explico. Por ejemplo, lo neurótico que sea acerca de fuentes de posible daño puede depender de la fuerza de mi sistema inmune; el que tenga conductas de riesgo depende de que sea fuerte y atractivo, si soy fuerte puedo arriesgarme más; el que sea responsable y trabajador puede depender de mi inteligencia: si cojo las cosas al vuelo no necesito estudiar pero si soy menos inteligente tengo que hincar más los codos…Podría poner más ejemplos pero el punto es que la evolución podría haber construido en nosotros la capacidad de modular nuestras personalidades en función de nuestra salud, nuestra inteligencia, nuestro tamaño y nuestro atractivo.
Hay cierta evidencia que apoya esta idea. Los individuos que son más simétricos son más extrovertidos y también la extroversión aumenta con el tamaño corporal en hombres (no en mujeres). Los hombres fuertes y grandes puntúan menos en Agradabilidad y los psicópatas suelen ser de media más grandes. Hay datos de que los hombres más altos tienen mas ingresos y parece que el dato clave es la altura en la adolescencia. Los hombres más altos a la edad de 16 años, más atléticos, se convierten en buscavidas y decididos, individuos que se lanzan a por las cosas. Si el estirón en altura es posterior a esta edad entonces no tiene influencia.
Seguro que algunos de vosotros ya estaréis pensando que todo esto está muy bien pero como la altura, atractivo, inteligencia, etc., son heredables todas estas influencias pertenecen al 50% de los genes y no del ambiente. Esto es verdad en parte pero con un matiz interesante: una manera en que la personalidad podría ser heredada sería por las diferencias genéticas en estatura y salud, y la calibración posterior de la personalidad según estas características, más que por variaciones genéticas que afecten directamente a la personalidad. Es un detalle importante. Además, la herencia, el atractivo y otras características físicas no son heredables 100% (la altura se estima que en un 80%). Es decir, que son influenciadas por el ambiente, por enfermedades infantiles, nutrición, accidentes, etc. La personalidad en desarrollo se ajustará a las consecuencias de estos cambios en el ambiente no compartido.
Creo que de los temas tratados en esta entrada todos podemos sacar enseñanzas con aplicación práctica en nuestro vida, especialmente los padres. Veo con frecuencia en la consulta a padres atormentados por la culpa cuando sus hijos presentan trastornos de conducta, adicciones u otros tipos de problemas. Creen que son los responsables de que sus hijos sean como son y se torturan pensando que han hecho todo mal y que han sido unos malos padres. No suelo tener éxito en convencerles de que su influencia no es tan decisiva en la personalidad de sus hijos como ellos creen. Su intuición y la cultura de nuestra sociedad no me ayudan. Tal vez si los resultados de estos estudios llegan a la cultura popular puedan beneficiarse de ellos.
@pitiklinov
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