sábado, 3 de agosto de 2019

Violencia de Género versus Violencia Doméstica. Una reflexión


“Es imposible para un hombre aprender lo que piensa que ya sabe”.
-Epícteto
“Cuando veo un ave que anda como un pato y nada como un pato y grazna como un pato, yo llamo a ese ave un pato.”
-James Whitcomb Riley, (1849-1916)

Recientemente, la presidenta del Observatorio contra la Violencia Doméstica y de Género del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), Ángeles Carmona, ha realizado unas declaraciones en tono de poseer la verdad absoluta, sobre las diferencias entre la llamada violencia de género y la violencia doméstica en las que da por demostradas y evidentes cosas que no son ciertas según la literatura acerca de la violencia de pareja  ni según lo que sabemos sobre la psicología humana. Carmona básicamente lo que hace es repetir la doctrina feminista sobre la violencia de pareja, el llamado paradigma de género, postura que ha demostrado no estar apoyada por los hechos. Por ello, creo que es conveniente señalar algunas cosas al respecto.

                         I


Una de las afirmaciones de Carmona es la siguiente: “la violencia de género tiene unas raíces completamente diferentes a la “intrafamiliar” y merece un trato diferenciado”. Según la exposición de motivos de la Ley de Medidas de Protección Integral contra la violencia de género, en España se considera que la violencia de género es: “se trata de una violencia que se dirige sobre las mujeres por el hecho mismo de serlo, por ser consideradas por sus agresores carentes de los derechos mínimos de libertad, respeto y capacidad de decisión”. Además, siguiendo a la ONU, la define ampliamente como una manifestación de las relaciones de poder históricamente desiguales entre mujeres y hombres. Esa situación de desigualdad es el patriarcado y la ideología que la sostiene el machismo así que para resumir me referiré a la causa de la violencia de pareja, según el feminismo, como el machismo o el patriarcado y la solución a la misma sería más feminismo, como han repetido líderes políticos hace poco. El planteamiento de esta doctrina feminista es binario: los hombres son los perpetradores de la violencia y las mujeres las víctimas (las mujeres no son agresivas más que en respuesta a la violencia de los hombres).

Se considera por tanto que la violencia que ejercen las mujeres sobre los hombres no es violencia de género y tampoco lo es la que ejercen hombres contra hombres o mujeres contra mujeres en las relaciones entre parejas del mismo sexo. Estas otras formas de violencia están consideradas en España como violencia doméstica. A lo largo de la entrada yo me voy referir a la violencia de pareja y no voy a entrar en la violencia doméstica más amplia a nivel intrafamiliar (violencia de padres a hijos o de hijos a padres o entre otros familiares).

Así que lo que nos está diciendo Carmona es que la violencia que ejercen los hombres contra las mujeres en parejas de distinto sexo tiene unas causas totalmente diferentes a la que ejercen las mujeres contra los hombres en las relaciones entre parejas de distinto sexo y también diferentes a la que ejercen hombres sobre hombres y mujeres sobre mujeres en las relaciones entre parejas del mismo sexo. ¿Es esto cierto? Pues no. Para empezar, hay estudios desde los años 70 del siglo pasado que demuestran que las mujeres son perpetradoras de violencia de pareja con una frecuencia similar a los hombres y que la mayor parte de la violencia de pareja es bidireccional. Citaré dos estudios recientes, uno en Canadá y otro en seis países europeos. El primero concluye que se necesita un esquema que incluya tanto la violencia masculina como femenina y que tratar la violencia de pareja no es un juego de suma cero en el que abordar la violencia que sufren las víctimas masculinas suponga negar atención o recursos para las víctimas femeninas. El segundo concluye: “Los resultados apoyan la necesidad de considerar a hombres y mujeres tanto como víctimas potenciales como perpetradores al abordar la violencia de pareja”.

Pero se ha investigado también cuáles son las motivaciones de hombres y mujeres para cometer la violencia de pareja y lo que se encuentra es que hay más similitudes que diferencias. Por ejemplo, este estudio analiza las motivaciones para la violencia de pareja en hombres y mujeres detenidos por violencia doméstica y derivados a programas para maltratadores. Concluye: “hombres y mujeres refieren similares motivos para la perpetración de las agresiones”. O tenemos este metaanálisis de 580 estudios que compara 60 marcadores de riesgo de violencia de pareja en hombres y mujeres: sólo 3 de los 60 marcadores difieren de forma significativa entre hombres y mujeres. Y son que el consumo de alcohol, sufrir o presenciar maltrato en la infancia y un patrón de relación de pareja llamado de demanda/retirada se asocian más a la violencia en el caso de los hombres. Los autores concluyen: “Nuestros resultados sugieren que hay más semejanzas entre hombres y mujeres que diferencias en los marcadores de riesgo para la perpetración de violencia de pareja”. Por supuesto, hay más estudios, que replican estos resultados, como el estudio PASK pero no vamos a ser exhaustivos (ver también aquí).

Pero vamos a analizar un poco más en profundidad el planteamiento feminista. Lo que este planteamiento nos dice, por ilustrarlo con un ejemplo, sería lo siguiente:

  • cuando un hombre mira el móvil de su pareja a ver si habla con otra persona o qué hace lo está haciendo por el patriarcado, es decir: “por la situación de desigualdad y las relaciones de poder de los hombres sobre las mujeres, etc.”
  • cuando un hombre mira el móvil de su pareja gay no lo estaría haciendo por el patriarcado sino supongo que por la emoción humana conocida como celos, por necesidad de control de su pareja, etc.
  • cuando una mujer mira el móvil de su pareja mujer o el de su pareja hombre entonces también sería por celos u otras causas de la psicología humana.

Es decir, los motivos para una misma acción serían diferentes si los realiza un hombre sobre una mujer que en el resto de casos. ¿Es esto creíble? Pues difícilmente. Para empezar, tenemos datos de que las mujeres son tan controladoras como los hombres, como este estudio de Liz Bates y cols. (ver presentación PowerPoint aquí) y también informan de más agresión física y verbal. Es decir, no se confirma que los hombres sean más controladores (como dice la perspectiva feminista) ni que la conducta de control de la pareja esté ligada a violencia de pareja sólo en los hombres. Los autores concluyen que los datos lo que dicen es que la violencia de pareja no tiene una etiología especial y que se entiende mejor dentro del mismo contexto de otras formas de agresión.

Profundicemos un poco más en lo que la teoría feminista está diciendo implícitamente, aunque no explícitamente, sobre el origen de la violencia. Se supone que todos los seres humanos venimos al mundo con una serie de emociones y mecanismos psicológicos, como los celos, como comentábamos. Estos mecanismos serían los que causan la violencia en todos los casos menos en el de la violencia de los hombres sobre las mujeres. Es decir, en el momento en que el cerebro de un hombre queda infectado por el machismo se vuelve inmune y resistente a un montón de factores que se asocian a la violencia en general y también a la violencia de pareja. A ese cerebro ya no le afectan trastornos mentales como la depresión, la suicidalidad, los trastornos de personalidad, la psicosis, el consumo de alcohol y drogas, la experiencia de abusos infantiles, etc. Ese cerebro sólo actuaría por machismo.

Si fuera verdad, esto sería fascinante porque si descubriéramos el mecanismo por el que el cerebro de un hombre machista se vuelve resistente a todos esos factores (alcohol, psicopatología, etc) podríamos utilizarlo para tratar y disminuir el impacto de los trastornos mentales o el consumo de tóxicos en la población general. Se abriría una línea de investigación muy interesante. El problema es que no tenemos ninguna evidencia de que eso sea así, sino que los datos lo que apoyan es que los factores implicados en la violencia de pareja entre hombres y mujeres de cualquier sexo y orientación sexual son esencialmente los mismos, como venimos comentando y vamos a ver más abajo.

Para cerrar esta primera reflexión sobre las raíces de la violencia de pareja que, según el feminismo, estarían en el “machismo”, recordar que nos encontramos con la paradoja nórdica según la cual, países como Suecia con una igualdad mayor entre los sexos y un nivel de sexismo a nivel social mucho menor resulta que presentan tasas de violencia de pareja más altas que España. Acaba de publicarse un estudio al respecto que concluye: “Nuestros resultados muestran que la mayor prevalencia de violencia de pareja física y sexual contra la mujer en Suecia que en España refleja diferencias reales y no es resultado de un sesgo de medida, apoyando la idea de la ‘Paradoja Nórdica’.

                       II

Dice Ángeles Carmona también que no hay que confundir la violencia de género con la violencia doméstica, que es de Perogrullo. Se refiere a no confundir los conceptos y ya he defendido que esa división planteada por el feminismo no se sostiene. Pero al hilo de esa afirmación, y aunque ya sé que no es a eso exactamente a lo que se refiere Carmona, quería comentar algo que se suele olvidar: que la forma en que se manifiesta la “violencia doméstica” (por ejemplo la de un hombre sobe su pareja hombre o la de una mujer sobre su pareja mujer) es indistinguible de la del hombre sobre la mujer. Si yo describo un caso de violencia de pareja con iniciales es imposible saber si se trata de un caso de violencia de género o doméstica. Me parece interesante insistir en este punto. Voy a poner un ejemplo:

“El 28 de Enero de 2001 F.R. mató a M.D. de un tiro por la espalda y luego se suicidó empleando la misma arma. Junto a su cadáver se encontró el arma del crimen, así como una nota en la que explicaba las razones de su acción. En la carta, F.R. se lamenta de vivir «un amor incomprendido» y advierte a M.D. de que «si no eres para mí, no serás de nadie». Según fuentes policiales, M.D. había comunicado recientemente a F.R. que pensaba romper su relación sentimental”.

Bueno, podemos poner muchos otros ejemplos pero lo esencial es que por lo que las personas hacen o dicen no podemos saber si los hechos se corresponden a la distinción que hace nuestra ley entre violencia de género o doméstica. Si el agresor es un hombre y la víctima una mujer será violencia de género, de cualquier otra manera será doméstica. ¿Por qué? Pues porque hemos decidido de antemano que es así. En este caso concreto las dos personas son hombres. Y nos encontramos con la situación absurda de que si la frase “si no eres mía no serás de nadie” se lo dice un hombre a una mujer la causa de ello es el Patriarcado pero si se lo dice un hombre a un hombre, una mujer a una mujer o una mujer a un hombre entonces la causa es…

Todo esto lo que nos indica es que la llamada violencia de género que supuestamente se dirige contra las mujeres por el mero hecho de serlo no es tal sino que es una violencia que  se dirige contra las parejas, porque puede ocurrir en parejas de todo sexo, orientación e identidad sexual. En este artículo sobre feminicidios cometidos por mujeres se describen varios casos de feminicidios o intento de feminicidio y si el autor fuera un hombre y la víctima una mujer serían indistinguibles de la llamada violencia de género. Los autores del artículo dicen: “en los 9 casos, la violencia física anterior, las conductas de control, los celos, el alcohol y las drogas y terminar la relación fueron antecedentes consistentemente reportados del incidente” o “los factores identificados y  descritos en estos casos de mujeres asesinadas o casi asesinadas por una pareja mujer son sorprendentemente similares a aquellos que ocurren entre mujeres asesinadas por una pareja masculina”.



Conclusiones

La conducta de los demás es un recurso muy importante para nosotros, similar a otros recursos como el alimento o el dinero. Gran parte de nuestro comportamiento va dirigido a conseguir de los demás una conducta que nos venga bien a nosotros, pero esto está contrarrestado por los intentos de las otras personas de conseguir de nosotros una conducta que a ellos les venga bien. En particular, la conducta de la pareja es algo tremendamente importante para la mayoría de las personas (sean del sexo, orientación o identidad sexual que sean). Esta situación genera conflictos en las parejas y otras relaciones, y algunas personas (por razones complejas y multifactoriales) pueden recurrir a la violencia para conseguir sus objetivos. Esto puede pasar en todo tipo de parejas.

Pero el movimiento de la violencia de género es un componente icónico y central del movimiento feminista y el feminismo es un componente central de la estrategia de ciertos partidos políticos. Su planteamiento binario de que los hombres son perpetradores y las mujeres víctimas se ha demostrado erróneo ya desde los años 70 del siglo pasado pero el feminismo ha respondido a la realidad de los datos aparecidos en las últimas décadas con una “estrategia de contención”, de negarse a aceptar la violencia ejercida por las mujeres y que los hombres puedan ser víctimas. También evitan el hecho de que la violencia de pareja es por lo menos igual de frecuente en parejas del mismo sexo porque  esto pone en evidencia que la violencia de pareja no tiene que ver con el género porque ocurre en las parejas de todos los sexos y orientaciones sexuales.

Ha habido planteamientos desde el propio feminismo para abandonar esta estrategia de contención o de enrocamiento y aceptar la violencia ejercida por las mujeres y por hombres sobre hombres y mujeres sobre mujeres, como éste reciente de Jamie Abrams, pero no ha dado ningún fruto y no parece que lo vaya a dar a la corta. Hay mucho miedo a perder fondos para programas, a perder una identidad colectiva que esta ideología de género ha generado y a perder fuerza política para imponer un discurso y una narrativa. El feminismo de género domina el gobierno, las instituciones (como la del CGPJ, según estamos viendo), la acción de los partidos políticos, etc., así que no es probable que abandone una situación de poder. Probablemente, sólo una actuación organizada de colectivos de hombres y de colectivos LGTBI podría ejercer la suficiente presión para que se produzcan cambios pero no parece que nada de eso se encuentre en el horizonte.

@pitiklinov




34 comentarios:

xalabin dijo...

¿El índice de violencia es el mismo entre parejas hombre-mujer, mujer,mujer y hombre-hombre?

Anónimo dijo...

Según un metaestudio que lei hace tiempo, las parejas hombre-hombre son las que tienen el índice más alto, seguidas del resto sin una diferencia estadísticamente significativa.

Anónimo dijo...

¿El porcentaje de violencia en cualquier ámbito se da por igual entre hombres y mujeres? Porque si analizas sólo las diferencias en el ámbito de la pareja ignorando el resto del comportamiento humano lo que estás haciendo es elegir los datos que te interesan para obtener una conclusión que ya has elegido previamente (Falacia de evidencia incompleta)

dm29 dijo...

Tengo entendido que más entre hombre-hombre, seguido por hombre-mujer, y entonces mujer-mujer. Sería demostración de que no es el género lo que motiva estos hechos. O no únicamente

LAGRANOTA.CAT dijo...

Brillante análisis de una lastimosa situación de bloqueo que representa un serio obstáculo para poder hallar vías de solución realmente efectivas. A parte de todo lo que desarrollas en el artículo, que es cierto, quiero resaltar un ingenuo ejercicio de simplificación de la realidad que se da en la polémica del paradigma de género: Si eres hombre eres machista, si hay una mujer asesinada por un hombre deducimos un crimen machista.
Ese tipo de afirmación no es muy diferente de decir:
- Todos los suecos son rubios
- Todos los animales que nadan en el mar son peces
- Todos los valencianos comen paella
O incluso:
- Todos los españoles van a los toros los domingos por la tarde y por el sábado noche al espectáculo flamenco.
Una simplificación de la realidad en toda regla. No querer ver más allá de la nariz.
Un matiz cabría añadir al hilo de razonamiento desarrollado en este magnífico post: la diferencia en el comportamiento agresivo entre hombre y mujer, si bien no es substancial, sí que lo es de matiz. Y no sólo en la especie humana sinó en todo su entorno filogenético, empezando por los primates. Eso es: los hombres son más frecuentemente agresivos que las mujeres. Quizá por ahí encontrarían los feministas un asidero para defender sus estrategias en base a una diferencia cuantitativa, que no cualitativa. Pues bien, no inventemos la sopa de ajo. Hay personas que llevan largos años estudiando comportamientos en humanos y en primates y que han llegado a importantes conclusiones. Y me asombra que todo esto se ignore y pase desapercibido después de tanto derroche de fondos públicos.
La conclusión, de nuevo, es que la realidad no es tan simple como podría parecer o como podría desprenderse de un enunciado de este tipo. Ni siquiera se podría encontrar un soporte científico para la castración de los delincuentes sexuales. La base hormonal es compleja y la testosterona tiene, según se ha visto, funciones ambivalentes en el entorno de la empatía social.
Me permito recomendar el resúmen de R.Sapolsky, para mi un referente:
https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC6306482/

Agustin Salvador dijo...

Leo con interés trabajos como el suyo que, aunque todos tengamos “nuestra escuela”, están abiertos a tratar de enfocar la complejidad del comportamiento humano desde varios ángulos de investigación y no desde el discurso fácil. A mí tampoco me convence el “políticamente correcto” al uso de determinada progresía. Palabrería que se la lleva el viento, sin abordan con rigor las concausas que intervienen en la violencia entre personas, en este caso con una relación “amorosa” (por llamarla de alguna manera). No obstante, estoy bastante seguro de que entre heterosexuales hay un porcentaje mucho mayor de hombres criminales que de mujeres. En el caso de las violaciones con la propia capacidad biológica, sin instrumentos artificiales, lo tengo más claro todavía. En el caso de las víctimas masculinas, habría que ver también cuántas han sido por intermediación de otros hombres. A todos los efectos, sería bueno consultar las estadísticas policiales y judiciales. Por el lado de los homosexuales, no sé si tendría algo que ver el rol masculino o femenino que cada persona pueda asumir en la relación. Es éste un arenal en el que no me voy a meter, sólo lo apunto como objeto de estudio. Que en la balanza criminal pesen demasiado los hombres, sinceramente no me extraña. Son milenios de los varones como artífices hegemónicos de la guerra, la detentación del poder y la propiedad. Y de tomar a la mujer como botín. Esto “hace psique”, que con distintas fórmulas culturales se trasmite generacionalmente. Por supuesto, siempre en estrecha interdependencia con características propias biológicas de la especie, que sepamos aún no han evolucionado como algunas bondadosas utopías desearían. Muy interesante lo del sentido de propiedad, los celos, el honor, y cómo reaccionamos hombres y mujeres llevados por ellos. Aquí probablemente también haya diferentes habilidades a la hora de hacer daño, algunas más físicas. Aunque su artículo no lo toca, está igualmente presente el ¿qué hacer? Con un planteamiento científico y multidisciplinar, que diera pautas para mitigar al máximo posible este tipo de violencias. Que nuestras furias lo sean menos y se puedan canalizar de manera más civilizada. Un cordial saludo.

Luis Tovar dijo...

El estudio que señalas de comparación entre Suecia y España me resulta problemático. El estudio está basado en entrevistas; no en datos objetivos ni en sentencias judiciales. Si realizas el mismo estudio en Arabia Saudí, podría resultar que ese país profundamente machista en su cultura y su legislación —y en el que públicamente se anima a los maridos a castigar a las mujeres que se portan mal— reportaría menor índice de violencia de pareja que España y Suecia. Las mujeres no considerarían como violencia que su marido las golpee o las humille sino que les parece algo normal del matrimonio.

anónimo dijo...

La situación refleja que la única ética que se utiliza es la utilitarista, basada en el número que arrojan las estadísticas convenientemente confeccionadas. Desde un punto de vista ético no utilitarista, que considere el sufrimiento de cada víctima independientemente del maltratador, hay que compadecer a los que sufren malos tratos por parte de las mujeres (niños o ancianos, normalmente) porque nadie los va a escuchar y los hechos van a ser ocultados bajo el término de "trastorno mental".
Me parece completamente inmoral considerar víctimas solo a lo que prescribe una ideología porque acaba siendo algo muy parecido al racismo: con solo una idea simple se juzga a toda la humanidad.

Anónimo dijo...

Este debate sería inviable en la calle, donde algunas que no creemos en este guerra abierta entre hombres y mujeres, somos tachadas de machistas sin que se les mueva un músculo de la cara. Hombres obligados a hacer de mujeres que no son capaces de ponerse en su sitio. Cuando se habla de esto, algunos no se atreven a opinar delante de sus parejas. Luego, cuando no están, dicen que las que pensamos de otra manera tenemos razón. No entendemos que, en hogares donde podría haber empleada de hogar, se "obligue" al hombre a hacer ese papel,mientras el dinero se gasta en otras cosas menos importantes para la paz familiar. Como diría don Quijote, "Amigo Sancho, las mujeres quieren dominar a los hombres para luego despreciarlos". Algo tan cierto que no deja dudas al respecto. Los Alfas, algunos quedan por cierto, para nosotras, los "domados" que se los queden ellas.

Anónimo dijo...

Excelente analisis. Aun asi, subsiste el hecho de que muchas mas mujeres mueren a manos de hombres que a la inversa. En esa diferencia no inciden patrones culturales que refuerzan la idea de la mujer como "propiedad" del varon?

Heyzel dijo...

Excelente comentario👏

Sentei dijo...

Una cosa es no comulgar con el feminismo y otra muy distinta es ser sexista, algo que lamentablemente se deja entrever en su comentario entre expresiones como "macho alfa" o este fragmento de texto tan infame "No entendemos que, en hogares donde podría haber empleada de hogar, se "obligue" al hombre a hacer ese papel,mientras el dinero se gasta en otras cosas menos importantes para la paz familiar."

Puede que esté usted en lo cierto al no comulgar con preceptos feministas pero si es así, en su comentario quedá claro que es por las razones equivocadas.

Marisa dijo...

No he escrito macho alfa, sino Alfa, que puede ser macho o hembra, no se equivoque. En mi caso, adoro los alfa hombres y mujeres y, como tal, me van mal los pusilánimes, hombres y mujeres. Las continuas quejas hacia los hombres que, escuchamos a menudo, los hacen mujeres que quieren tomar el mando sobre ellos eso sí, solamente en lo malo porque, ellos tienen también "bueno". He trabajado, trayendo un sueldo a casa, criado a un hijo lo que me da cierta autoridad moral sobre el asunto. Nunca he conocido a esos hombres de los que hablan las feministas malvados, acosadores y casi enemigos de las mujeres o, si los he conocido, he tratado de no tenerlos muy cerca. Los demás, casi todos, son hombres normales y corrientes; por eso se me hace difícil verlos como los pintan. Algunas personas necesitamos a parejas, amigos o... lo que sea que vayan siempre un paso por delante, en todo. No encuentro otra manera de admirar y necesitar de su compañía. Así que la definición que me atribuyo, con su permiso, es de admiracionista. A ellos y a ellas. Un saludo.

Emilio dijo...

La censura y control social que reina sobre estos temas supone uno de los daños no menores de la ideología de género. Hemos retrocedido centurias porque desde el poder político se impone un dogma que en modo alguno puede ser discutido y, para salvaguardarlo, los procedimientos usados no son muy diferentes a los utilizados en su momento por instituciones hace mucho tiempo superadas. Que la progresía sea su promotora solo añade un motivo más para la pregunta: de qué va esta izquierda. Aunque en este terreno todas las paradojas caben y ahí está la más enorme: en el país del Me too, el Presidente se llama Donald Trump.
Hay un dogma y hay unos anatemas, todo ello apoyado y sostenido con los Presupuestos públicos. Y no se trata ya de que los estudios de campo realizados en condiciones de libertad cuestionen sin réplica lo que este feminismo dice, es que los años pasan, los partida presupuestaria crece año tras año, las campañas de publicidad se multiplican y están por todas partes, se ha modificado el código penal y se han relajado las normas procesales y los supuestos probatorios, se han creado juzgados especializados, cuerpos de policía específicos y se han dado cursos de género a jueces y al personal de los juzgados, y sin embargo las cifras de muertas no disminuyen.
¿No sería esto último motivo suficiente para cuestionare lo que se está haciendo? ¿Ha vuelto el “sostenella y no enmendalla” como política pública? ¿Vuelven a estar en el lugar equivocado quienes con los ojos cerrados se encomiendan al dogma, inmunes a la evidencia y todo lo que sucede a su alrededor? El círculo creado en la Administración, en todas las Administraciones, alrededor de este tema, con reglas y criterios de admisión exclusivos, se mueve empujado por una lógica que no es otra que la de crecer cada año que pasa y si puede ser de forma exponencial mejor. ¿No nos llevará esto a confundir su propia existencia y mantenimiento con el objetivo último de todas estas políticas que evidentemente no puede ser otro que el de salvar vidas?

Güerdol dijo...

Muy buen artículo, a mi juicio se acerca a la esencia del problema, aunque, respetuosamente lo digo, con cierto sesgo del que machaconamente va imponiendo sibilinamente a diario cierta ideología.
Mi punto de vista es que lo que ocurre con esta llamada violencia de género no es diferente que cualquier discusión entre dos seres humanos, en ésta evidentemente hay además una historia, celos etc; una discusión como la que se puede producir en una barra de bar entre dos amigos, o enemigos, o recién conocidos o etc. Dependiendo de muchísimos factores, ambientales, de la relación entre ellos, del temperamento de cada uno, de su agresividad, etc, puede acabar en una reyerta o en una pelea con resultado luctuoso, dónde el más fuerte, o el más ágil, o el más inteligente, o el que tenga menores escrúpulos, puede acabar con la vida del otro, o malherirle.
Lo que sucede es que en el ámbito tan acotado de la llamada violencia de género suele salir perdiendo el más débil o menos agresivo, que generalmente es la mujer. Si alguna de esas mujeres, por ejemplo tuviese un arma en su poder, una militar, policía, etc, el resultado evidentemente sería distinto.
Pretender acabar con este tipo de violencia a golpe de dinero y de violar el derecho a la presunción de inocencia de la mitad de la humanidad, es una ensoñación del mismo tipo que pretender acabar con la violencia que a diario se produce en las calles, mucho mayor por cierto y a nadie le interesa, o pretender acabar con el robo de dinero. Es algo consustancial a la naturaleza humana, mientras existan relaciones personales seguirán surgiendo conflictos que en casos cada vez menores acabarán en muerte. Por mucho que se empeñen los políticos seguirá existiendo la violencia, y confiamos en que siga su tendencia decreciente.
Un saludo

Anónimo dijo...

Si, un hombre, quiere matar a su pareja, antes o después lo hará. Con o sin medidas policiales. Porque alguien que ha decidido semejante barbaridad, le importa nada lo que pase después. Algunos e suicidan,después de la fechoría, otros se entregan, o tratan de escapar. Pero la decisión de matar ( los que aquí comentan seguro que saben de esto mucho más que yo) implica que, las consecuencias, importen poco o nada. Según el Dr. Tobeña, si, se pudiese hibernar a los varones entre quince y treinta y cinco años, la violencia descendería inmediatamente en un porcentaje que no recuerdo, pero muy alto. Esa violencia es ejercida sobre otros hombres, mujeres, niños o ancianos. Así que, sabiendo lo que sabemos, la violencia de género es una entre otras muchas. Por desgracia.

Güerdol dijo...

A mí lo que me resulta preocupante es que se considere infame y sexista las preferencias, en cuanto a su forma de organizar su vida, que dos personas decidan.
Que hasta en el ámbito científico se admita este tipo de agresión en la intimidad de dos personas que deciden organizar su vida libremente como mejor les convenga, como si fuese un atentado a algún principio inmanente contra el patriarcado o la concepción de cómo debe organizar cada uno su casa, me resulta muy preocupante y denota cómo estos sesgos se van introduciendo en todos los ámbitos sin apenas percepción, incluso en eminentes estudiosos del comportamiento humano.
Muestra hasta dónde está llegando el llamado cientificismo al que aludía Hayek o Von Mises.
Pretender demostrar que instituciones humanas creadas de forma evolutiva y espontánea, sin intervención de ninguna mente iluminada planificadora, como la familia, el derecho, el dinero, la moral, etc, han sido creadas por designio de alguien planificadamente rayana en el infantilismo más mediocre.
No, la familia, y cómo cada cual la organice, surgió de forma espontánea, evolutiva, mediante la interacción de millones de personas y durante millones de años, a base de mecanismos como el de prueba/error, en un proceso de descubrimiento, dónde se fue seleccionando aquellos tipos de organización más beneficiosos para la mayoría.
Que la mujer se dedicase a criar a la prole, fue resultado de un proceso evolutivo en el que debido a su falta de fuerza y resistencia física no podía salir a cazar o guerrear, no en vano la mayor parte de muertes violentas eran de hombres. Para lograr sobrevivir siempre fue necesario el concurso de la prole, y solo hasta que se produjo, con el afloramiento del capitalismo y la consiguiente revolución industrial, el reparto del trabajo y la introducción de maquinaria permitió el aumento de la productividad y consiguientemente que ya no fuese requisito imprescindible la fuerza física para generar riqueza. El mismo proceso que retiró a los niños del mercado laboral, el aumento de la productividad derivado del ahorro y la capitalización hizo que lo que producía un solo hombre fuese necesario para mantener a toda la prole. En los países dónde no hay un nivel de capitalización mínimo los niños deben seguir trabajando si no quieren morir de hambre, no por llevar allí a cuatro sindicalistas o iluminados políticos estos niños podrán dejar de trabajar, sí que podrán prohibir que trabajen lo que motivará que se dediquen a la prostitución o similar antes que morir de hambre, como recientemente ha sucedido en el sudeste asiático ante una denuncia de una ONG.
En todo este proceso evolutivo nada tuvo que ver ningún planificador central, al contrario se hizo a pesar de ellos-
La violencia dentro de la pareja, como la de dentro de la familia o la de la sociedad en general, se ha ido reduciendo históricamente antes de que apareciese toda esta ideología supremacista feminista.
Que cuándo aparecieron los Estados modernos se dedicasen a legislar y a imponer sus ocurrencias sobre los permisos que concedían a las mujeres, o si podían votar o no, o si ahora en determinados países teocráticos los Estados impiden a las mujeres conducir, no tiene nada que ver con la forma en que cada hombre y mujer se han ido relacionando a lo largo de la historia. La historia está plagada de mujeres de éxito, Cleopatra o Isabel de Castilla.
Ahora se pretende hacer responsable a la mitad de la humanidad, los hombres, de las diferentes imposiciones que los iluminados políticos o sátrapas de turno fueron imponiendo en el proceso evolutivo espontáneo de creación de esa institución que es la familia.
¿Pero cuál es el delito que yo prefiera gastar mi dinero en una profesional que limpie mi casa y decida tener a mi marido sentado en un trono a diario mientras lo contemplo?
Cualquier cosa que no concuerda con el dogmatismo impuesto se califica de infame.
Recomiendo la lectura de Friedrich A. von Hayek, y su libro EL ORDEN SENSORIAL.o toda su teoría sobre las instituciones sociales.

Marisa dijo...

Usted lo ha explicado mejor que yo.Leeré el libro que recomienda.

Anónimo dijo...

Si, como usted (supongo que irónicamente) propone se pudiese hibernar a los varones entre quince y treinta y cinco años, es posible que descendiera la violencia, pero de lo que no cabe duda es de que descenderían muchísimas otras cosas especialmente valiosas para la humanidad: la mayor parte de las innovaciones (en ciencias, artes o letras) han sido creadas por varones en ese mismo período de edad. Piénsese, sin ir más lejos, en la cantidad de grandes compositores que murieron dentro de esos márgenes de edad: Mozart tenía exactamente 35 años, Schubert 31, Vincenzo Bellini 34, Pergolesi 26, etc. Por otra parte, muchos compositores habían hecho lo fundamental de su obra antes de los 35, y luego apenas compusieron (como Schumann o Rossini). El ejemplo que pongo de los grandes compositores se podría aplicar igualmente a la literatura, el arte o las ciencias.

Anónimo dijo...

No lo propongo yo, lo dice el dr. Tobeña en un estudio sobre la violencia... Quiere decir, entiendo, que esta se sitúa en esas edades, no que esté pensando en hacerlo. En lo demás estamos de acuerdo.

Marisa dijo...

El padre estricto nos enseña que, la vida es difícil y que, la disciplina es fundamental para conseguir nuestros propósitos; esta se sitúa por encima de cualquier otra cosa, el padre estricto es responsable y educa a sus hijos para que también lo sean. Parece siempre coherente y seguro de lo que hace, así, contagia a sus hijos que, interiorizan las mismas sensaciones. Será por esto que, los que así nos criamos, tenemos como héroe a ese padre que nunca se contradecía ( no delante de los hijos) y que parecía que nada podría vencerlo. Siempre estuvimos seguros de su amor, sin que lo expresara jamás verbalmente. Lo queramos o no, somos "prisioneros" de esa primera imagen, para bien y para mal. Los hombres deben ser, en nuestro caso, seguros de sí mismos, fuertes mentalmente y líderes, no solamente en familia, sino entre sus pares. La imagen del padre se nos graba de por vida y, nuestras parejas se le parecen siempre. Obedecemos encantadas a alguien así, sea marido, novio o amigo-a porque nos superan en casi todo. No podemos hacer otra cosa que aprender de ellos y seguirlos al fin del mundo.

Enrique Amorín Rodriguez dijo...

Un Tio Blanco Hetero cita tu blog en su último video.Comenta una propuesta en serio de un senador de Compromis,que exige "un Estado de Excepción contra el terrorismo machista y la tipificacion del delito de" negacionismo del terrorismo machista ".Por algo asi podrían encarcelarte al hacerte eco de los estudios que refutan, estadística en mano los dogmas antiempiricos de la violencia de género. Y también cualquier investigación que se haga en España y contradiga las afirmaciones politicamente adecuadas podtia ser prohibida,revocada du financiacion e inculpados sus autores. A este delirio Orwelliano nos aproximamos alegremente sin que a nadie le parezca importar.Nuestra sociedad está en un grado de ceguera y encanallamiento moral similar al que preludio en el pasado grandes tragedias políticas.

cerato dijo...

Ni en broma aceptaria ser o tener semejante padre, tipo duro y autoritario, que nunca muestra sentimientos. Si le gustan tipos asi de duros y primitivos para que la dominen, se los regalo a usted, yo aborrezco semejante estilo del "ordeno y mando porque lo digo yo" que a usted tanto le gusta.

Marisa dijo...

Lo mismo digo. Para usted el papá "colega" ese que es el último mono de la familia y al que, una mirada de su mujer lo paraliza. Van con ellas de tiendas, al super, juegan a la play y van en patinete. Tienen una edad mental de doce y no maduran nunca. Primitivos no, alfas nada que ver la definición de uno y otro. Y sí, me gustan los tipos duros, con fundamento.

Emilio dijo...

De acuerdo con Enrique Amorín
Pocos creerían que las posiciones de una extremista como Andrea Dworkin tendrían cabida en una sociedad democrática y civilizada, más allá de adhesiones individuales. De hecho el feminismo no hace más que ocultar al personaje y su obra consciente de que básicamente sirve para ahuyentar más que para otra cosa. Pero, lo cierto es que en nuestro país existe una importante línea dentro del feminismo que sigue sus posiciones y en buena medida ha conseguido instalarlas en el entramado jurídico-político y ciertas publicaciones.
En esencia consiste en considerar a la mujer una “survivor”, tratando de equiparar su situación con la de un superviviente de los campos de concentración y exigiendo por ello equiparar el negacionismo del holocausto con lo no adhesión al feminismo más tosco. De hecho su intención siempre fue la de establecer en la legislación algo de ese tenor.
En cualquier caso en nuestra sociedad algo así pelea por cobrar carta de naturaleza. Recordemos que la vicepresidente del Gobierno dijo que a las mujeres hay que creerlas sí o sí, y lo que más se oyó fue un sonoro silencio. O que el ministro de cultura a propósito de la censura de C. Tangana ha declarado: “Aunque creo en la libertad de expresión, al estar relacionado con temas de género, entiendo que haya reticencias". Su filosofía se corresponde con aquella de con la Iglesia hemos topado, aunque en este caso esa iglesia sea el género.

Marisa dijo...

Leyre Khyal : " Los pérdida de empleo no afecta de la misma manera a hombres y mujeres, en los varones tiene efectos devastadores... Trabajo y masculinidad viajan juntos, perder el empleo es, para la mayoría de los hombres, equiparable a la impotencia, de hecho suelen ir unidas" la gran mayoría de mujeres no soporta la carga económica de un hombre, para el hombre ha sido siempre motivo de orgullo mantener a su familia. Los hombres, sigue Khyal, no hablan de los problemas que acarrea ser hombres, los afronta.Según algunos hombres, sería ridículo hablar de esos problemas con alguien, ridículo y, seguramente motivo de burla. No esperan nada de nadie, y asumen los abusos que la sociedad les impone o... los resuelven. Muchas mujeres, sabemos o intuimos que así es en el mundo masculino. Nunca hemos tenido que ponernos tanto del lado de los hombres como ahora ( con todos los problemas y "peleas" que nos hemos dado mutuamente a lo largo de la vida) pero el feminismo rabioso que pulula por ahí a todas horas, no nos ha dejado otra opción que salir en defensa de la mayoría silenciosa, la masculina.

Anónimo dijo...

Solo para seguir esa idea inverosímil de "Hibernación" masculina, me gustaría agregar que, así como efectivamente disminuirían las creaciones por parte de hombres (Obvio), probablemente aumentarían considerablemente las de las mujeres, quienes ocuparían ese lugar que, por cierto, por siglos les fue negado, debiendo ocultar su potencial creativo o que simplemente se vieron negadas a desarrollarlo y que ahora gracias al cambio de paradigma, está saliendo a flote y mostrando su máximo potencial.

Edu dijo...

Es que así como la cantidad de agresiones es equitativa, o incluso levemente mayor de las mujeres hacia los varones, en las parejas, la violencia del varón es más agresiva, siempre hablando en promedios.

Alejandro dijo...

Dejando de lado la crítica a las interpretaciones de los datos por parte del feminismo hegemónico, que comparto, hay una cosa que me chirría: cuando se dice que "las mujeres son perpetradoras de violencia de pareja con una frecuencia similar a los hombres".

Ese dato no me encaja, dado que pensaba que sí estaba claro que los hombres comenten más actos violentos en general, de hecho si nos ceñimos a homicidios en España, no hay dudas (véase el Informe sobre el homicidio de la Secretaría de Estado de Seguridad, por ejemplo) de que los principales perpetradores son varones tanto en homicidios en general, como en homicidios dentro del núcleo familiar.

¿Cómo se explica esa contradicción? ¿Se me está escapando algo?

Anónimo dijo...

La violencia en varones y mujeres es, por lo que dicen las estadísticas, similar. Pero, las agresiones de los hombres son más violentas y, muchas veces con resultado de muerte. De ahí, que, en los medios de comunicación, se resalten tales casos , con razón.No es lo mismo lesiones menores que homicidio. De la violencia contra los hombres, sabemos menos ya que, ellos, no la nombran. Se imagina alguien a un hombre denunciando que su mujer lo agrede? En qué lugar quedaría su dignidad? Ellos matan y, por veces se matan, ellas agreden pero el cuerpo a cuerpo es tan desigual que utilizan otros métodos, como el veneno o la violencia psicológica. Nadie duda que, la muerte a manos de un hombre merece más atención que el daño físico que pueda hacer una mujer a un varón. Difícil solución porque un hombre que decide matar, no se para ante nada, se lleva todo por delante.

Pablo Malo dijo...

Hola Alejandro, lo primero es diferenciar entre violencia de pareja y homicidio de pareja. Estos dos fenómenos se solapan pero no está claro que sean la misma cosa. Sería algo parecido, salvando las distancias pero como ejemplo, a lo que ocurre con los intentos de suicidio y el suicidio. También se solapan pero se admite que no son lo mismo, antes se hablaba de parasuicidio y suicidio. Es decir, hay gente que va a hacer intentos de suicidio y no va a a hacer suicidio, de hecho la mayoría de los que han realizado algún intento de suicidio no acaban suicidándose; o hay gente que se suicida al primer intento sin intentos previos, pero también hay gente que repite intentos de suicidio y alguna vez terminan suicidándose. Si contamos intentos de suicidio, las mujeres hacen más intentos de suicidio pero si contamos suicidios los hombres se suicidan más.

Y luego hay que diferenciar tipos de violencia de pareja. Hay diversas clasificaciones pero se podrían hacer dos grupos principales:
1) una violencia de pareja común, que se llama de diversas maneras. Es la más frecuente y es perpetrada por igual por ambos sexos y suele ser bidireccional
2) una violencia que se ha llamado terrorismo íntimo, o violencia de pareja de tipo psicopático y de otros modos. Es una violencia en la que uno de los miembros controla y es violento contra el otro de forma unidireccional. Esta violencia es mucho menos frecuente y según muchos textos se considera que es perpetrada más por los varones aunque en algunas muestras se han encontrado frecuencias similares.

Si hablamos de violencia de pareja y hablamos globalmente se puede decir que se da con igual frecuencia por ambos sexos, aunque las consecuencias en cuanto a lesiones o heridas pueden ser diferentes según las muestras. Muchos textos encuentran más lesiones en mujeres y ése se podría decir que es el consenso así como más consecuencias psicológicas como miedo o T. por estrés postraumático, pero otros estudios (como el canadiense que enlazo) encuentran consecuencias similares.

Si hablamos de homicidio de pareja está claro que los hombres cometen más homicidios de pareja que las mujeres en prácticamente todos los países del mundo con la excepción de Panamá y Brasil donde las cifras son casi iguales en hombres y mujeres.
El artículo que más se cita que ha estimado la frecuencia de homicidio de pareja en el mundo es éste de Stockl y cols., que está en abierto: https://www.thelancet.com/journals/lancet/article/PIIS0140-6736(13)61030-2/fulltext

Encuentran en total 492.340 homicidios en general en todo el mundo de los que 133.691 son de mujeres y 373.077 son de hombres. El porcentaje de estos homicidios que se deben a homicidios de pareja son el 38,55% de los homicidios de mujeres (es decir el 38% de 133.691) y el 6,28% de los homicidios de hombres (6% de 373.077). Pero de un 20% de los homicidios no tienen el dato de si son pareja o no así que hacen 3 estimaciones: una conservadora, una media y una alta (lo tienes en la tabla y lo explican en el texto)

Si haces las cuentas te saldría esto, aproximadamente y sin contar hasta el último decimal:
Estimación conservadora:
-51.604 mujeres asesinadas por sus parejas
-23.503 hombres asesinados por sus parejas

Estimación media:
-57.086 mujeres asesinadas
-24.996 hombres asesinados

Estimación alta:
-63.370 mujeres asesinadas
-24.175 hombres asesinados

Espero haber contestado por lo menos en parte a tu pregunta.
Un saludo









Alejandro dijo...

En cualquier caso, me parece complicado medir el ejercicio de la violencia si no es peritando los resultados de dicha violencia, y el homicidio es el caso más objetivo. Lo que comentas parecería sugerir que las mujeres intentan matar a sus parejas varones en la misma medida que al contrario, solo que los hombres son más exitosos, y me cuesta verlo.

Además, me sigue chocando también con el hecho de que fuera de la pareja los hombres sean claramente más agresivos que las mujeres (pensaba que eso no estaba en discusión).

De todos modos tengo que pararme con los estudios con más calma.

Muchas gracias por los aportes. Sigo el blog con gran interés.

Efrain Flores Bonifacio dijo...

Es que hay diferentes tipos de violencia, en el ámbito de las relaciones varón-mujer , ya que a muchos les incomoda decir "Violencia de género", el agresor es mayormente varón y la víctima es mayormente mujer, negar ese tipo de violencia y disolverla en el océano de "las violencias" , así sin distinción, también es sesgar los datos que te interesan para obtener una conclusión que ya es elegido previamente, esto es, que el machismo no es importante como componente de la violencia de género y que el feminismo está equivocado.

olbaid dijo...

Muy buen comentario.