sábado, 9 de junio de 2018

La fantasía sexual de los cuernos

La fantasía sexual en la que un hombre se siente excitado por el acto de que su pareja tenga relaciones sexuales con otro hombre es muy frecuente y han aparecido varios artículos en prensa general últimamente tratando este  intrigante fenómeno. Lo que ha despertado la atención de la prensa es que esta fantasía es muy frecuente, el término “cuckold porn” (cuckold y cuckolding son las palabras inglesas para cuernos y poner los cuernos) es el segundo término más buscado después de “youth”. El equivalente femenino de cuckold es cuckquean y de cuckolding cuckqueaning y al fenómeno en general en el que alguien se excita por ver a su pareja tener sexo con otra persona se le ha dado en llamar troilismo, termino que parece provenir del francés trois. Según la encuesta referida en ese artículo, un 35% de las mujeres refieren fantasías de troilismo frente a un 49% de los hombres. En esta entrada yo voy a hablar del caso de los hombres.

Como nos cuentan aquí, existe toda una terminología  al respecto. Al hombre que realiza su fantasía se le llama Stag, a la mujer Vixen y al invitado Bull y en este mismo artículo nos cuentan el caso de un pareja casada, con trabajo e hijos, que ha hecho de esta práctica sexual el eje de su vida sexual y tienen una cuenta en Twitter muy visitada. Por otro lado, como nos dice Justin Lehmiller en esta entrada, estas fantasías no son un invento moderno sino que están ya recogidas en los escritos de Freud y otras fuentes.

El problema es que desde una perspectiva evolucionista esta fantasía sexual es contraria a los comportamientos habituales de los machos, y de los hombres en particular. En animales en los que las hembras presentan fertilización interna los machos tienen el problema de que no pueden estar seguros de que son ellos los que han fertilizado a la hembra, es decir no tienen certeza de paternidad, y sabemos de muchas conductas de los machos como el control de la pareja (mate guarding), o los celos sexuales, que van dirigidos a evitar precisamente que la pareja tenga relaciones con otros machos. Históricamente sabemos que los hombres han realizado grandes esfuerzos para evitar ser engañados y ahí tenemos el caso de los famosos cinturones de castidad y la violencia incluso en el caso de infidelidad. Así que la cuestión es de dónde pueden salir estas fantasías.

Pues es muy conocido que en muchas especies diferentes el macho residente, es decir el que controla un determinado territorio, copule con su hembra cuando otro macho realiza una incursión en su territorio. Esto tiene sentido biológico ya que el intruso puede venir buscando oportunidades sexuales, o puede haberlas encontrado, y al copular el macho tiene más oportunidades de asegurar su paternidad. El caso es que en animales monógamos sociales la posibilidad de que la hembra pueda tener sexo fuera de la pareja parece tener un efecto estimulante o afrodisíaco. En el caso de unos pájaros llamados orioles los machos copulan inmediatamente con la hembra si escuchan la grabación del canto de otro oriol. El significado evolutivo es que si un macho está cantando en las cercanías es posible que haya copulado con la hembra. 

David Barash ha trabajado con patos y ha observado que algunos machos que no tienen pareja realizan copulaciones forzadas de hembras que ya tienen pareja y cuando esto ocurre, el macho de la pareja intenta evitar la copulación atacando y alejando al macho forastero pero poco después fuerza él mismo una copulación de su pareja. Busca contrarrestar la situación al intentar que sea su semen el que fertilice a la hembra (en muchos pájaros, no siempre, el último que copula suele tener una ventaja a la hora de fertilizar a la hembra). El caso del halcón de las Galápagos es inusual porque es una especie con poliandria en la que hasta cinco machos se emparejan, social y sexualmente, con una hembra. En cuanto un macho copula con la hembra inmediatamente los demás se ponen en fila para hacer lo mismo. El objetivo es interferir con el semen de los otros machos y a este fenómenos se le llama competencia espermática.

Los mamíferos no son inmunes a este tipo de prácticas. En ratas, los machos copulan con una hembra tan rápido como sea posible después de que ella haya terminado de copular con otro macho.  También se ha observado por lo menos en un tipo de rata que cuando un macho ha copulado con una hembra el intervalo de tiempo hasta que vuelve a copular con esa misma hembra se acorta si la observa copular con otro macho. En primates, los machos también copulan con una hembra que ha copulado recientemente. La atracción de ver copular no tiene nada de extraño en humanos tampoco porque es precisamente la base de la pornografía y el voyerismo (¿neuronas espejo?) y tiene lógica evolutiva en el sentido de que la existencia de actividad sexual alrededor de un macho indica que hay una hembra receptiva. También se ha propuesto que existe esta competición espermática de la que estamos hablando en humanos, aunque las pruebas que se han dado no son concluyentes.

Así que todos estos ejemplos y esta historia filogenética nos plantean la provocativa posibilidad de que los hombres (en general los machos) puedan estar “cableados” para encontrar los escenarios de infidelidad, o de actividadad sexual en general, como excitantes porque promueven conductas que buscan conseguir que sea su esperma el que gane en la carrera por fertilizar a la hembra.

Evidentemente, no podemos pretender que esta sea la explicación de estas fantasías ni mucho menos que sea la única. Es muy probable que diferentes fantasías tengan diferentes motivaciones y que tengamos que tener en cuenta otros factores psicológicos y sociales, si es que, como parece, estas fantasías han aumentado en las últimas décadas. Tampoco nos explica la competición espermática el caso de las fantasías en hembras. Así que quedan muchos interrogantes sobre este interesante fenómeno.

Referencia:

David Barash y Judith Eve Lipton . The myth of monogamy Holt Paperbacks 2001 (pp 38-40)




4 comentarios:

Anónimo dijo...

Es sabido, de siempre, que a un hombre joven y sano, le "pone" todo, a todas horas.

Amanda | Terapia de pareja en Madrid dijo...

Buenos dias!! Todos en algun momento de nuestra vida hemos sido infieles, pero yo creo que en esta vida siempre aprendemos de los errores, y cosas asi no se vuelven a repetir. Tambien hay que tener claro que no todos somos iguales, pero siempre hay que confiar.
Me a gustado mucho el articulo ENHORABUENA!!
Un saludo

Anónimo dijo...

Bueno, toda la explicación es "antropológica y biológica" pero por lo último que he leido, la cosa va por otro lado. Se llama escena primigenia y ya está planteada en Freud. No digo que sea la explicación correcta, digo que es una potente hipótesis de trabajo. La Escena Primigenia es la Fantasia de ver copular (o imaginar que copulan) a los padres, en este caso del niño que todos llevamos dentro. Asi "ver copular al compañero del sexo opuesto"... es... sigan el hilo, sigan el razonamiento. No es tan dificil. Ya lo menciono Freud, haber descubierto (o imaginar) a los padres teniendo sexo. Sucede, claro, que esta explicación es perturbadora... mucho.

3L-FANTACIAS dijo...

https://3lmecanico.blogspot.com/2021/08/mi-fantacia.html?m=1