domingo, 16 de abril de 2017

Colas de pavo real políticas

Geoffrey Miller es un psicólogo evolucionista principalmente conocido por su libro The Mating Mind donde defiende que las principales capacidades de la mente humana (lenguaje, moral, la creatividad y las capacidades artísticas…) evolucionaron por selección sexual, esa teoría de Darwin olvidada hasta los años 80 del siglo pasado y luego vuelta a olvidar. En esta entrada comento un articulo de Miller de 1996 donde plantea la hipótesis de que la publicidad que damos  a nuestra ideología política funciona como una demostración para atraer parejas sexuales, de forma análoga a como funciona la cola del pavo real o la canción de un ruiseñor.

En la primavera de 1986 cientos de estudiantes de la Universidad de Columbia  ocuparon el edificio de la administración del campus y exigieron que la universidad vendiera todos los stocks de acciones de compañías que hicieran negocios con Sudáfrica. Como estudiante de psicología, Miller estaba sorprendido de la espontaneidad, ardor y unanimidad con la que  los estudiantes realizaban sus demandas. ¿Por qué iban unos estudiantes -en su mayoría blancos y de clases medias norteamericanas- a perder sus clases, arriesgarse incluso a ir a la cárcel y ocupar unas oficinas durante dos semanas en apoyo de la libertad política de unos pobres negros que vivían a  miles de kilómetros? El periódico conservador del campus sacó un cómic en el que pintaba la protesta como un ritual de emparejamiento de primavera, como una fiesta dionísica puntuada por los eslóganes políticos arbitrarios de ese año. En su momento, a Miller el cómic le pareció de mal gusto y condescendiente pero cuando escribe el artículo cree que tiene parte de razón. Las protestas sirvieron para que contactaran hombres y mujeres jóvenes que manifestaban compartir la misma ideología. Casi todos los conocidos de Miller empezaron a salir con gente que habían conocido en las protestas. En muchos casos, el compromiso político desapareció y todo el mundo se puso a estudiar para los exámenes pero las relaciones sexuales que las protestas pusieron en marcha continuaron durante años.

La teoría de la selección sexual es la más original de Darwin ya que no hay que olvidar que la de la selección natural se le ocurrió también a Alfred Russell Wallace. Darwin observó que muchos animales, especialmente las hembras, eran muy exigentes a la hora de escoger pareja y se preguntaba qué sentido tenia rechazar una pareja, lo cual requiere tiempo, energía e inteligencia. La explicación es que escoger pareja al azar es una técnica estúpida de emparejamiento. En una especie con reproducción sexual compensa ser exigente a la hora de elegir pareja porque la calidad genética de la pareja va a determinar la mitad de la calidad genética de tus hijos. Parejas feas, tontas o de mala salud van a dar lugar, normalmente, a hijos feos, tontos o de mala salud. Formando pareja con alguien sano, atractivo y de alta calidad uno va a tener más probabilidades de pasar sus genes a la siguiente generación y a la posterior. La elección de pareja es sencillamente el mejor procedimiento de cribado genético que una hembra puede realizar sin otro equipo que sus sentidos y su cerebro.

Pero la teoría de Darwin fue rechazada por el propio Wallace y por la sociedad victoriana de la época. Ellos decían que las que se adornan en humanos son las mujeres y eso no encaja con el planteamiento de Darwin. Pero esto es cierto si nos fijamos sólo en el físico. Las mujeres se adornan con más ropas y joyas pero los hombres se adornan con los libros que escriben, los cuadros que pintan, las poesías que escriben, las sinfonías que componen, el dinero que consiguen o las casas que se compran. En cualquier caso, no se le ha dado tal vez la importancia debida a la selección sexual en la evolución humana.

Pero volvamos a la arriesgada hipótesis de Miller. Lo que Miller plantea es que los réditos que paga la ideología en general y las ideas policial en particular son principalmente reproductivos. Las capacidades mentales heredables que están detrás de la cultura, el lenguaje, la música, el arte, etc., evolucionaron tanto en hombres como en mujeres por mutua selección sexual. Los beneficios tecnológicos o de otro tipo que esas capacidades hayan podido producir serían subproductos o efectos colaterales siendo adaptaciones diseñadas originalmente para el cortejo. 

El lenguaje es clave hablando de exhibiciones ideológicas. El lenguaje da a los humanos la cosa más parecida a la telepatía que existe en la naturaleza: la capacidad de transmitir complejas ideas de una cabeza a otra por medio de la sintaxis y la semántica. Como el cortejo humano se basa en el lenguaje, la elección de pareja se centró en las ideas que el lenguaje expresaba. Las presiones de selección no se limitaron a si alguien era buen cazador  sino a si las ideas de esa persona eran lo suficientemente interesantes para provocar una atracción sexual. Un efecto problemático de esta elección sexual es que estas capacidades ideológicas estuvieron bajo la presión selectiva de ser nuevas e interesantes y atrayentes para otras mentes y no tanto para representar el mundo exterior de una manera fiel.
Geoffrey Miller

La mayoría de la gente en el mundo moderno no tiene prácticamente poder político pero a pesar de ello muestra fuertes convicciones políticas que transmiten insistente, frecuente y ostentosamente (sólo hay que asomarse por Twitter). Esta conducta es sorprendente para los economistas que ven un gasto de tiempo y energía enorme sin beneficio político para el individuo. La explicación de Miller es que los beneficios de expresar la ideología política no son políticos sino sociales y sexuales. Esta sencilla idea ayuda a resolver, según Miller, un montón de puzzles que son difíciles de explicar sin ella: ¿Por qué cientos de cuestionarios muestran que los hombres son más autoritarios, conservadores, de derechas y menos orientados a la empatía que las mujeres? ¿Por qué la gente se hace más conservadora a medida que pasa de la juventud a la edad media? ¿Por qué más hombres se dedican a la política? ¿Por que la mayoría de las revoluciones ideológicas han sido iniciadas por hombres jóvenes solteros?

Ninguno de estos fenómenos tiene sentido si la ideología política fuera un reflejo del auto-interés político. En términos políticos, económicos y psicológicos todo el mundo tiene los mismo intereses por lo que todo el mundo debería producir la misma cantidad de ideología política. Pero, si estudiamos la selección sexual sabemos que no todo el mundo tiene los mismos intereses reproductivos. Los machos tienen más que ganar de cada acto sexual que las mujeres porque invierten menos en cada gameto. Los machos jóvenes son los que más tiene que ganar y por eso son los que deberían mostrar más conductas de riesgo en el cortejo (y en general) como efectivamente ocurre.  Por eso, los hombres tienen más que ganar si se convierten en un revolucionario político. Estas predicciones son obvias conociendo la selección sexual. 

Hay estudios que encuentran que tratamos la orientación política de una persona como un indicador de sus rasgos de personalidad. El conservadurismo indica una personalidad ambiciosa y auto interesada que va ser buena protegiendo y aprovisionando a sus hijos. El liberalismo (a la americana) indica una persona que se preocupa de los demás, empática, y que por tanto va a destacar en las relaciones con los hijos y construyendo redes sociales. Por tanto, no sorprende que los hombres prefieran mujeres que expresan ideologías liberales y las mujeres hombres más conservadores. Los hombres expresarían por medio de su ideología conservadora  su dominancia económica y social y las mujeres con sus ideas liberales sus capacidades maternales y cuidadoras. El cambio en ideología política en la edad mediana reflejaría un aumento en poder y capacidad de generar recursos y ganancias importante para una pareja y no sólo un cambio en los propios intereses.

Hay un detalle más sutil en este enfoque de la ideología política como una señal de nuestro valor como pareja para los demás. El atractivo de una conducta depende de lo que estén haciendo los demás. Esto explica que, de repente, en una universidad americana todos se preocupen por lo que ocurre en un país lejano cuando el año anterior no les importaba. El terreno de juego del cortejo cambia caprichosamente de un tema a otro pero si un número suficiente de gente decide que la posición con respecto al apartheid es el test para saber si el corazón de uno está en el lugar adecuado ya es imposible mantenerse al margen de ese tema. Este proceso se llama selección dependiente de la frecuencia y es típico de los procesos de selección sexual.

Unido a lo anterior, en los procesos de selección sexual ocurre con frecuencia un fenómeno que se llama selección desbocada (runaway selection) por el que un rasgo que es atractivo sexualmente se va exagerando hasta extremos grotescos. Es lo que ocurre con la misma cola del pavo real u otros atributos de los machos. Mientras en los machos se transmite el rasgo físico en las hembras se transmite la preferencia por ese rasgo lo que hace que en cada generación el tamaño del rasgo aumente. El tope en ese proceso lo marca el nivel a partir del cual ese aumento de tamaño puede ser negativo para la supervivencia y se dice, por ejemplo, que la extinción del ciervo gigante o alce irlandés se debió al exagerado aumento de los cuernos (aunque igual no es verdad).

A donde quiero llegar es a que creo que en el campo moral sí estamos asistiendo a un fenómeno de selección desbocada donde surgen continuamente nuevas normas morales que hay que cumplir si quieres ser cool y estar a la última. La velocidad a la que se están moralizando fenómenos creo que es cada vez mayor y la universidad americana que es un poco el laboratorio del que surgen las novedades es un hervidero de lo que se llama virtue signalling o señalamiento de la virtud moral, parece que todo el mundo está compitiendo a ver quién es el más virtuoso y santo y surgen continuamente nuevas formas de señalar la virtud: no comer carne, el altruismo efectivo, condena de la apropiación cultural, etc. Creo que si seguimos a Miller y entendemos la moralidad como una enorme cola de pavo real estos fenómenos son más fáciles de entender.

Puede que Miller tenga razón pero es también probable que no la tenga. Es verdad que cualquier capacidad mental humana puede ser utilizada como ornamentación sexual para conseguir pareja. Usamos la ropa o la casa como ornamentación sexual pero eso no quiere decir que la ropa o las casas surgieron para el cortejo sexual. La cosa podría ser al revés, que capacidades que aparecieron para algo útil desde el punto de vista adaptativo se utilizan secundariamente para ligar, dicho coloquialmente.

Pero hay algo de lo que sí podemos estar seguros. Cuando se proclamó que Dios había muerto muchos pensaron que iba a desaparecer la moral y que el mundo se iba a convertir en una Sodoma y Gomorra a gran escala. Se pensaba entonces que la religión era el origen de la moral y que sin la religión la moral iba a desaparecer. Creo que la evolución que han seguido las cosas indica claramente que es la moral la causa de la religión y no al revés. El ser humano no puede evitar producir normas morales sin parar. Nuestro cerebro produce religiones como el hígado produce bilis. Muchos de los movimientos a los que estamos asistiendo actualmente, sea la corrección política de las universidades (Jonathan Haidt la llama la Religión de la Justicia Social), la ideología de género o el altruismo efectivo tienen características de las religiones con sus dogmas, tabúes y demás. Todo indica que no vamos a sufrir escasez de religiones en el futuro, más bien todo lo contrario.

@ pitiklinov

Referencia:


Geoffrey Miller tiene cuenta en Twitter: https://twitter.com/primalpoly


4 comentarios:

Anónimo dijo...

El novelista Juan Marsé, que en su momento fue militante comunista, publicó en 1966 la novela "Últimas tardes con Teresa" donde se deja ver claramente qué es, en el fondo, el cacareado "compromiso político" de los universitarios españoles de la época: un recurso para "ligar" que le resulta muy cómodo y emocionante a los niños bien de la privilegiada burguesía.

(Athini Glaucopis)

idea21 dijo...

"Muchos de los movimientos a los que estamos asistiendo actualmente, sea la corrección política de las universidades (Jonathan Haidt la llama la Religión de la Justicia Social), la ideología de género o el altruismo efectivo tienen características de las religiones con sus dogmas, tabúes y demás. Todo indica que no vamos a sufrir escasez de religiones en el futuro, más bien todo lo contrario."

Identificar "religión" con "ideología moral" no parece correcto... aunque es un avance con respecto a quienes identifican "religión" con "creencia en seres sobrenaturales". Para que una ideología sea "religión" debe tener la capacidad para asignar categoría de "sagrado", esto es, la capacidad de hacer que un conjunto coherente de unidades simbólicas (¿"memes"?) sea interiorizado por el individuo dentro de un marco social dado. De ahí los tabús, los dogmas, como se dice acertadamente.

Por ejemplo, el Holocausto es sagrado y los occidentales de hoy adoramos a Anna Frank como santa y mártir. Hasta ahí, bien, pero la ideología de la justicia social no es un conjunto coherente al nivel de la religión. ¿Puede alguien "convertirse" a la ideología de la justicia social?, ¿puede alguien "renacer" en esta religión?, ¿existen procesos psicológicos de conversión?, ¿hay una visión del mundo de lo "políticamente correcto"?, ¿da "sentido a la vida" de quienes creen en ello?

Faltando el elemento emocional propio de las religiones ideológicas (las religiones de los cazadores-recolectores no tienen contenido ideológico y también son religiones), no se puede decir que sean religiones. El marxismo soviético sí era religión porque cumplía las características emocionales señaladas (uno podía afirmar "¡soy comunista!" y hasta dar la vida como consecuencia de ello), el fascismo italiano no las cumplía, el nazismo alemán sí, el franquismo español no era religión, porque la religión del franquismo era el catolicismo.

Para que los "derechos humanos" pudieran dar lugar a una religión, para empezar, tendría que perder su carácter político, porque los ideales humanitarios son incompatibles con lo político cuando se llevan al extremo (y en la religión, todo se lleva a lo extremo). Religión política de los derechos humanos ya la tuvimos: el republicanismo revolucionario francés y su secuela el marxismo.

Espero que Pitiklinov acierte y no nos falten religiones en el futuro, porque la evolución de la religión no tiene por qué detenerse, ya que "el trabajo" de la religión no está terminado...

Discúlpenme ustedes por la extensión de mi comentario, pero me encanta hablar de la naturaleza y posibilidades de la religión...

http://unpocodesabiduria21.blogspot.com.es/2015/04/la-catedral-de-darwin-2002-david-sloan.html

http://unpocodesabiduria21.blogspot.com.es/2016/02/grandes-dioses-2013-ara-norenzayan.html

Anónimo dijo...

Tu blog es de lo mejor que he leido en años en la red. No deja de sorprenderme la facilidad con que explicas temas de tremenda complejidad

Hernán de Argentina

Pitiklinov dijo...

Muchas gracias Hernán, gracias por tus palabras
Un saludo