domingo, 13 de octubre de 2013

El problema Micro-Macro y la conducta de masas

Duncan Watts cuenta en su libro Everything is obvious once you know the answer un experimento mental muy interesante. Watts está hablando de lo que en Sociología se conoce como el problema Micro-Macro, que consiste en que los resultados que los sociólogos tratan de explicar son en esencia “macro”, es decir, que implican a gran número de personas, o a grupos de gente. El éxito de un libro , la popularidad de una canción, el comportamiento de los mercados, empresas, gobiernos, etc., todo ello requiere grandes números de individuos. Pero, a la vez, es evidente que todos esos resultados están producidos por acciones “micro” de individuos humanos concretos, que están tomando sus decisiones sobre qué canción oír o qué acciones comprar, o lo que sea.
Duncan Watts

Este problema ocurre en otros campos de la ciencia, donde se le conoce por el nombre de “emergencia”. Un conjunto de átomos da lugar a una molécula, un conjunto de moléculas da lugar a un aminoácido, un conjunto de aminoácidos y otras sustancias químicas da lugar a la célula, y así sucesivamente. Generalmente no es posible derivar las leyes que rigen a una escala a partir de las leyes que rigen en la escala inferior. En genética, se está viendo que los genes interactúan con otros genes en complejas cadenas de activación e inhibición para expresar unos rasgos fenotípicos y que no se puede reducir ese fenotipo a las propiedades de un solo gen. De la misma manera, en temas sociales, los individuos son influídos por lo que otra gente está vistiendo, haciendo o diciendo.

La solución que se suele dar a este problema en el campo social es utilizar “actores sociales”, colectivos, como familias, mercados, partidos políticos, estados-nación, etc. Las familias “deciden” dónde ir de vacaciones, las empresas “deciden” entre diferentes estrategias comerciales o los partidos políticos “persiguen” sus agendas. Pero todo el mundo reconoce que ni las corporaciones, ni los partidos políticos ni incluso las familias  tienen sentimientos, creencias, o imaginan el futuro de la misma manera que lo hacen las personas individuales (sólo hay que pensar lo complicado que es decidir dónde ir de vacaciones en una familia, y que cada individuo tiene fuertes convicciones al respecto :))

En este contexto explica un modelo de Mark Granovetter sobre la producción de disturbios en las ciudades que tiene su gracia, aunque no deja de ser un modelo matemático basado en unos supuestos muy simples, y no hay que tomarlo al pie de la letra. 

Pongamos que tenemos cien estudiantes que se han reunido en la plaza de la ciudad protestando por el incremento de las tasas universitarias por parte del gobierno. Los estudiantes están enfadados y frustrados por su falta de influencia en el proceso político y hay un riesgo de que la situación se descontrole. Pero, a la vez, son gente civilizada y educada que entiende que es preferible el diálogo y la razón a la violencia. Cada individuo de la masa se ve arrastrado por dos instintos diferentes: uno de romper y quemar cosas para que se le escuche, y otro de mantener la calma y protestar pacíficamente. Cada uno tiene que tomar una decisión entre estas dos opciones. Pero no están tomando esa decisión independientemente, sino que la están realizando, por lo menos en parte, en respuesta a lo que otros individuos están, a su vez, haciendo. Cuantos más individuos generen un disturbio, más posibilidades hay  de que el gobierno se de por enterado del descontento y también más riesgo  de que se altere nuestra percepción del riesgo, menos riesgo de que un individuo concreto sea detenido, más posibilidades de que toda la masa se vuelva loca y  se destruyan cosas. En definitiva, cuanta más gente participe más riesgo de que un individuo concreto se sume al tumulto.

Sin embargo, en la masa, como en todo en la vida, cada individuo tiene una tendencia diferente a la violencia. Tal vez los que tienen menos problemas económicos van a verse menos afectados por las medidas, otros pueden pensar que la violencia tiene utilidad política, otros pueden estar en contra de la policía o de los políticos, o lo que sea. Es decir, que podemos ver a cada individuo de la masa como que tiene un umbral, un punto, a partir del cual se uniría a la revuelta. Este umbral representa la susceptibilidad a la influencia por parte de otras personas. Y aquí podemos tener desde un “loco” que provocaría disturbios aunque nadie los provocara hasta un “ghandi” que no provocaría disturbios aunque todo el mundo los provocara. Para ilustrar lo que podría pasar vamos a suponer que cada individuo de la masa tiene un umbral diferente. Un sujeto tiene un umbral de cero, mientras otro tiene un umbral de una persona para añadirse a la revuelta; un tercero tiene un umbral de dos individuos que se sumen previamente para embarcarse él, etc., hasta llegar  a la persona más conservadora que sólo se uniría a la revuelta si los otros 99 lo han hecho.

¿Qué pasaría? Bueno, el señor “loco” - el del umbral cero- empezaría a romper cosas y lanzar objetos a propósito de nada. Entonces se le uniría el del umbral uno y juntos harían que se les sumara una tercera persona, etc. Al final, la masa en su conjunto entraría en la revuelta y se generaría el caos, intervención policial incluida y demás. Pero imaginemos ahora que en la ciudad de al lado se ha convocado una manifestación exactamente igual, del mismo número, cien estudiantes. Pero en este caso no hay ninguna persona que tenga un umbral 3, aunque sí existen dos personas que tienen un umbral 4. Para un observador exterior la diferencia es tan diminuta que sería inobservable. ¿Qué pasaría en esta ciudad? Bien, el señor “loco” empezaría exactamente igual que en la otra a romper cosas, se le uniría un segundo, y luego un tercero. Pero, al no haber nadie con un umbral de 3 la revuelta se pararía ahí justo nada más empezar.

Ahora imaginemos lo que unos observadores exteriores en estas ciudades observarían. En la ciudad A  verían unos disturbios gordísimos, con cristales de establecimientos rotos, coches quemados, etc. En la ciudad B verían una masa ordenada, civilizada. Y se preguntarían que es lo que había de diferente en la gente, o en las circunstancias, para que el resultado fuera tan diferente. Tal vez los estudiantes de la ciudad A estaban más enfadados o desesperados que los de la B. Tal vez las tiendas estaban menos protegidas o la policía fue más agresiva, o tal vez la masa de la ciudad A tuvo un portavoz más convincente que encendió sus ánimos de manera más eficaz. Estas son el tipo de explicaciones que el sentido común generaría, obviamente algo tiene que ser diferente o no  podríamos explicar las divergencias. Pero nosotros sabemos que , aparte del nivel del umbral de un solo individuo, no había ninguna otra circunstancia diferente entre la gente.

Para entender los diferentes resultados tienes que tener en cuenta las interacciones entre los individuos, lo que requiere que sigas la cadena completa de decisiones individuales. Este es el problema Micro-Macro. En el momento que intentas saltarte  esa secuencia micro y la sustituyes por un agente para la conducta de todo el colectivo estamos perdiéndonos la esencia de lo que ha ocurrido realmente, independientemente de lo que asumas acerca del agente colectivo. 

Se trata de un planteamiento simplista y seguro que hasta erróneo, pero ilustra muy bien la dificultad de entender los fenómenos sociales y las diferencias según nos situemos a escala individual o colectiva. La mayoría de las veces va a ser necesario que tengamos en cuenta la configuración de la red total de personas y las interacciones entre todas ellas, más que las características o propiedades de cada individuo concreto.

@pitiklinov en Twitter

Referencias:



5 comentarios:

k1000 dijo...

Un compañero psiquiatra interesado en sociología me recomendó leer a Bruno Latour, quien critica la tendencia de muchos autores al emplear los colectivos humanos (La Sociedad) o las instituciones como Deus ex machina capaz de ejercer cualquier efecto necesario a fin de orquestar una teoría congruente. Latour habla de la necesidad de desarrollar una "sociología de las asociaciones", en la cual no perdamos de vista ninguno de los pasos de esa larga cadena desde lo micro hasta lo macro. Un proyecto tan digno como ambicioso. Obviamente necesitaremos herramientas matemáticas que puedan rastrear los fundamentos de estos sistemas complejos, y es fantástico encontrar modelos como el que aquí se presenta. Aunque hoy en día sean claramente ingenuos por simples, ya nos acercan un poco más a lo que puede estar pasando. Estupenda entrada.

http://anabasint.blogspot.com.es/

Pitiklinov dijo...

Pues habrá que leer a Bruno Latour. Muchas gracias por tu comentario

Niña dijo...

Hola Pitiklinov. Hace un tiempito que te leo, y ahora he empezado un blog...que no tiene nada que ver con esto, pero en el que me gustaria mencionar el tuyo porque forma parte de mis intereses. No tengo mucha experiencia...y no se los protocolos "sociales" de internet...pero creo adecuado pedirte permiso para citar tu blog. Asi que si te parece bien, me encantaria. Me gusta mucho como lo explicas todo y los interesantes temas que tratas. :)

Pitiklinov dijo...

Encantado de que me cites, un honor. Te deseo mucha suerte con tu blog y con tu sueño. Seguro que la tendrás.

Niña dijo...

Muchísimas gracias. Todavia no se cuando lo escribiré que ese post aun está "en proceso" pero perfecto. Que honor que me hayas contestado...sabia que te admiraba, pero me he sorprendido de la ilusión que me ha hecho tu respuesta. :) Te leo.