Los estudios que voy a comentar en esta entrada son ya muy viejos y la mayoría los conoceréis pero me los he encontrado leyendo a Lionel Tiger y he pensado que merecía la pena comentarlos y volver sobre ellos. La enseñanza que transmiten creo que es de mucho valor y que no está de más recordarla. Tengo que comentar que a mí me impactó mucho cuando leí acerca de estos experimentos y cambió mi manera de pensar acerca de muchas cosas.
Serotonina |
Pero hay más. Los investigadores encerraron al macho dominante en una caja con un espejo de una única dirección de manera que los miembros del grupo no le veían a él. El mono hacía sus cargas sin ningún efecto y tampoco podía recibir las conductas de sumisión que un líder recibe de los dominados. En estas circunstancias, sus niveles de serotonina bajaron al nivel de los monos normales. También ocurría lo mismo si al líder lo encerraban sólo con hembras, sin los machos contra los que luchaba por el estatus. Hay que decir que todos estos hallazgos de estatus y serotonina se refieren a machos y no se aplican a hembras. Las hembras tienen también una jerarquía pero en ellas todo funciona de otra manera menos dramática y aparente, pero más compleja, y creo que no está tan estudiado. En cualquier caso hay luchas de poder entre ellas y la colaboración de las hembras en muchos primates es fundamental para que los machos puedan conservar su poder.
Vervet Monkey |
Estos estudios en monos se han replicado en humanos y se ha visto que en diferentes ámbitos los líderes y jefes tienen niveles de serotonina más elevados. Pero el equipo de McGuire, rizando el rizo, llevó a cabo otro experimento. En la isla caribeña de Saint Kitts dividieron los animales en doce grupos conteniendo cada uno de ellos tres machos adultos, tres hembras adultas y sus crías. Una vez que la jerarquía se establecía medían la serotonina basal de todos ellos. Entonces retiraban al macho dominante y a los otros dos les daban de forma aleatoria un fármaco que aumentaba la actividad serotoninérgica a uno y un fármaco que disminuía la actividad serotoninérgica al otro. El resultado fue que , en todos los casos, el que recibía el reforzador serotoninérgico se convertía en dominante y el otro en subdominante. Y cuando el líder original se reintroducía en el grupo volvía a convertirse en dominante, aunque los otros dos ya habían aprendido lo que era ser líderes.
Los individuos con altos niveles de serotonina son menos agresivos, se implican en más conductas sociales y en más acicalamientos. También eran capaces de asegurarse el apoyo y cooperación de las hembras de más rango que, como hemos comentado, son decisivas para mantener el poder. El tema del poder tiene muchas derivaciones: el poder es placentero, garantiza el acceso a las hembras y a los recursos, y el poder es saludable. Hay estudios tanto en primates no humanos como en humanos donde se aprecia que los sujetos más altos en el escalafón tienen mejor salud. Pero en definitiva, el hallazgo clave es que la conducta del grupo producía la fisiología interna de los machos.
Pero quedaría un misterio sin resolver: ¿por qué un determinado mono -y no otro- toma el poder? Si partimos de una situación en la que los dos monos tienen una serotonina baja qué hace que sea uno de ellos el que triunfa y no el otro. La respuesta no se conoce pero aquí parece que la flecha va de dentro a fuera, es decir, las enzimas implicadas en la síntesis y degradación de serotonina están bajo control genético y es posible que ciertos individuos tengan una ventaja inicial porque aunque no tengan la serotonina más elevada tienen una capacidad mayor para segregar serotonina. Conductualmente, estas diferencias fisiológicas se pueden traducir en que el individuo en cuestión tolere mejor la presión y el caos (nervios de acero) de un sistema sin líder, mantenga mejor la calma y que , hasta incluso, disfrute de la confusión y la anarquía. Este individuo transmitiría tranquilidad o sensación de control a sus compañeros y esto le llevaría al poder. O, quizás, también hay componentes desconocidos que van de fuera a dentro, tal vez son mejores haciendo coaliciones, tienen una personalidad más atrayente y por eso prosperan políticamente. No sabemos.
Pero la enseñanza de estos trabajos que me parece importante es que el que alguien nos mire, o no nos mire, cambia nuestra biología; que alguien nos valore, o no nos valore, cambia nuestra biología; que alguien nos quiera, o no nos quiera, cambia nuestra biología. Nuestra biología no está solo en nuestro interior, separada del mundo por nuestra piel. Lo que hay dentro de nosotros depende de lo que hay fuera, es una continuidad con lo que hay fuera. Formamos parte de un ecosistema social, de una red, de un grupo. Cuando vimos la teoría del sociómetro de la autoestima, comentábamos que la autoestima es un marcador de nuestra aceptación social. No es un fenómeno exclusivamente interno o individual y, por lo tanto, no tiene sentido trabajar la autoestima a un nivel individual. Aquí vemos que nuestra bioquímica tampoco es una isla, que nuestra biología no es solo nuestra.No es nada nuevo. Mucha gente ha expresado estas ideas de muchas formas pero fue cuando leí acerca de estos experimentos cuando se me encendió la bombilla, como se suele decir, porque creo que ilustran perfectamente esta visión del ser humano (bueno, de todo animal social).
Otra moraleja que podemos sacar de estos experimentos es que administrar un recaptador de serotonina puede cambiar el sistema político :-)
@pitiklinov en Twitter
Referencias
Michael McGuire, Michael Raleigh and Gary Brammer, “Sociopharmacology”, Annual Review of Pharmacology and Toxicology 22(1982):643-661
Douglas Madsen, “A biochemical property relating to power-seeking in humans” American Political Science Review, 79(1985):448-457
Michael McGuire and Michael Raleigh, “Beahvioral and physiological correlates of ostracism” in Ostracism: A social and Biological phenomenon, ed. Margarte Gruter and Roger Masters, (New York: Elsevier,1986)
Raleigh M,McGuire M, Brammer GL, Pollack DB,Yuwiler A, Serotonergic Mechanisms promote dominance acquisition in adult male vervet monkeys” Brain Res 1991Sep 20; 559(2):181-90
Muy interesante. En los humanos no hay un aspecto medio maníaco en los líderes? Eso no está más relacionado con la dopamina? Incluso los estimulantes a veces funcionan mejor que los SSRI en las fobias sociales, no es así?
ResponderEliminarBueno, ten en cuenta que lo que cuento aquí es una parte del cuadro, no es toda la historia. Además de la serotonina, como señalas, intervienen otros neurotransmisores y hormonas. Una que está también estudiada es la testosterona. En caso de que un mono gane una pelea además de la serotonina le sube la testosterona. En humanos también. Recuerdo haber leído un trabajo que se hizo en una final de un mundial de fútbol en el que Italia ganó a Brasil. No sólo le subió la testosterona a los jugadores sino también ¡a los hinchas italianos!
Eliminarasí que estarán otras sustancias implicadas pero no están por ahora tan estudiadas
"Otra moraleja que podemos sacar de estos experimentos es que administrar un recaptador de serotonina puede cambiar el sistema político :-)"
ResponderEliminarQue alguien le de a Rajoy algo que le disminuya su actividad serotoninérgica, por favor; nos está jodiendo a todos. A ver si nos quitan a este mono dominante de encima...
Fuera de bromas, estupendo artículo Pitiklinov.
Por cierto, desde mi ignorancia sobre el tema: ¿Cuál es la correcta representación de un macho alfa en el hombre (si tal concepto es aplicable)? ¿Siempre suele haber en un grupo humano un macho alfa como en otros primates? ¿Cómo se diferencia al macho alfa en humanos? ¿Hay estudios sobre esto que comento?
¡Un saludo!
Nuestra biología es exactamente igual que la del resto de los primates, con algunas variaciones. Todo el tema del estatus es biológica y conductualmente muy similar en humanos. Sólo hay que leer a Frans de Waal, por ejemplo su Política de los Chimpancés, para darse cuenta de que todos los comportamientos, alianzas, revanchas etc, de un grupo de chimpancés es un calco de la que puede ocurre en un ayuntamiento, o el congreso. Por ejemplo la conducta de besar niños, eso que hacen los candidatos a presidente en todos los sitios de coger un niño pequeño y besarlo cuando están en campaña, lo hacen también los chimpancés. Es fascinante. Y el correlato neurobiológico es el mismo. Todo el juego de serotonina, testosterona, etc., es muy similar. Los estudios también que asocian estatus más alto con mejor salud son ciertos en humanos y en primates. Robert Sapolsky lo ha estudiado en mandriles. Leyendo a de Waal entiendes mucho mejor los grupos humanos.
ResponderEliminarUn saludo Samuel
En ello estoy, tengo pendiente leerme para empezar: Primates y filósofos. La verdad es que este autor me parece muy, muy interesante.
ResponderEliminar"Nuestra biología no está solo en nuestro interior, separada del mundo por nuestra piel. Lo que hay dentro de nosotros depende de lo que hay fuera, es una continuidad con lo que hay fuera"
ResponderEliminarEsta reflexión me parece decisiva, sumamente interesante. Hasta el punto que a mi me lleva a hacerle una enmienda a la totalidad a la llamada psicología evolutiva, que más o menos reduce comportamiento a genes, instintos, a producto de la biología. Pero es que la biología es también producto del comportamiento, tanto a escala filogenética como ontogenética. Lo cual nos obliga a plantear una idea de conducta que ha de considerar los objetos percibidos con los que interactuamos en su distalidad, es decir, que no cabe reducir a cómputos, a algoritmos, al modo mecanicista.
Lo de que la Psicología Evolucionista reduce todo a genes e instintos es una afirmación muchas veces de los críticos de la Psicología Evolucionista, aunque hay muchos psicólogos evolucionistas que encajan en ese estereotipo. Pero los buenos son mucho más inteligentes y abiertos, y están de acuerdo con lo que planteas de que la biología es producto del comportamiento y que las cosas son más complejas.
ResponderEliminarBuenas Dr Pitiklinov... referente al comentario anterior que menciono hace años acerca de la testosterona y los partidos de futbol...podría ser que un varón con hipogonadismo o con menor testosterona que sus pares muestre conductas más sumisas y por ende reciba un puesto inferior en la jerarquía social. Si a dicho varón se le suministra un tratamiento de reemplazo de hormonas, su conducta se volvería más dominante ante otros machos? Espero su respuesta.Saludos!
ResponderEliminarBuenas Dr Pitiklinov... referente al comentario anterior que menciono hace años acerca de la testosterona y los partidos de futbol...podría ser que un varón con hipogonadismo o con menor testosterona que sus pares muestre conductas más sumisas y por ende reciba un puesto inferior en la jerarquía social. Si a dicho varón se le suministra un tratamiento de reemplazo de hormonas, su conducta se volvería más dominante ante otros machos? Espero su respuesta.Saludos!
ResponderEliminarClaro, Gilberto, aunque la relación entre testosterona y dominancia y agresividad todavía se discute creo que hay datos y experimentos que demuestran lo que comentas.
ResponderEliminarUn saludo
Una pregunta sobre el experimento en los monos verdes. Cuando dice que aumento su nivel sanguineo. ¿ a que se refiere? al volumen de sangre o a la serotonina en sangre.
ResponderEliminar