INTRODUCCIÓN A LA
EVOLUCIÓN DE LAS EMOCIONES
Pablo Malo. Juan Medrano. Jose Juan Uriarte
En
1872 Charles Darwin publicó La
expresión de las emociones en el hombre y los animales donde trata del
origen del hombre y también de las emociones. Darwin describió las similitudes
entre las expresiones humanas y las de otras especies, aportó argumentos acerca
del posible origen de algunas expresiones faciales y corporales y hasta realizó
una encuesta entre misioneros que vivían en otras culturas para investigar si
la expresión de las emociones era universal y ocurría de forma similar en todas
las poblaciones humanas. Su conclusión, que se mantiene hoy en día, es que
algunas expresiones son universales mientras que otras son más variables.
Sin embargo, durante unos 100 años nadie se preocupó
mucho de continuar esta vía y las emociones quedaron olvidadas hasta la
aparición a partir de los años 60 del siglo pasado de las obras de autores como
Plutchik ( 1962), Tomkins (1962,1963) o los trabajos más conocidos de Paul
Ekman ( 1972,1992). Estos primeros trabajos evolucionistas fueron luego
complementados por teorías más actualizadas ( Barrett y Campos,1987; Ekman
& Davidson,1994; Tooby & Cosmides, 1990) así como por estudios
etológicos ( Eibl-Eibesfeldt,1989; Krebs and Davies,1993) y análisis
filosóficos ( Wright,1971) conformándose con todo ello un acercamiento
evolucionista a las emociones que vamos a intentar resumir siguiendo
principalmente a Keltner y cols. (2006).
Este enfoque evolucionista de las emociones se guía
por unos pocos principios generales y creemos que es de especial interés para
los psiquiatras si tenemos en cuenta que la mayoría de los trastornos mentales
son trastornos de las emociones ( T. de ansiedad, depresión, celotipia…)
Las Emociones tienen funciones
Lo primero que hizo el enfoque evolucionista
fue redefinir lo que es una emoción. Las emociones habían sido consideradas
hasta entonces como unos estados disruptivos que alteraban el organismo y que
debían ser dominadas y controladas por el pensamiento racional. Los
evolucionistas, por el contrario, plantean que las emociones cumplen unas
funciones que permiten al individuo responder de modo efectivo tanto a los
desafíos como a las oportunidades que le plantea el entorno. La ira es un
conjunto de respuestas coordinadas que ayuda a restaurar una relaciones justas.
La vergüenza, además de conllevar rubor y un deseo de esconderse, es una forma
de apaciguamiento de una persona superior en estatus. Las emociones muestran
todos los ingredientes de lo que en términos evolucionistas se denomina una adaptación,
es decir, un conjunto de respuestas eficaces y coordinadas que ayudan al
organismo a reproducirse, proteger su prole, mantener alianzas y evitar
amenazas físicas.
Este énfasis en la función ha permitido
dirigir el campo de estudio desde las emociones más básicas ( miedo, ira o
cólera, alegría, tristeza, asco y sorpresa) hacia emociones más sociales como la compasión, la
gratitud, el amor, la admiración, etc. Los autores ( p.ej., Tooby &
Cosmides, 1990) han analizado la forma en que cada emoción está diseñada para
responder a un desafío concreto para la supervivencia o la reproducción que se
ha presentado en situaciones específicas que han sido recurrentes a lo largo de
la historia evolucionista.
Podemos decir entonces que las
emociones son el software o los programas de la mente. De la misma manera que
diferentes programas permiten que un ordenador realice diferentes tareas como
escribir, calcular o dibujar, las diversas emociones ajustan el cuerpo y la
mente para enfrentarse a las correspondientes situaciones.
Las Emociones aumentan el éxito reproductivo
El enfoque evolucionista permite
responder a preguntas del tipo: “¿Por qué tenemos emociones?” que hace
referencia a la causa última de una característica, órgano o conducta. En
Medicina, y por lo tanto en Psiquiatría, estamos más interesados en las causas
próximas o inmediatas que producen una enfermedad o trastorno, pero el enfoque
evolucionista, útil también en Medicina, nos explica por qué existen rasgos o
características que nos hacen vulnerables a la enfermedad. Se trata más de
vulnerabilidades de la especie y no tanto de individuos o pacientes concretos.
El cuadro que nos pintan los
evolucionista de nuestra especie es el de una criatura ultrasocial en la que
las emociones cumplen fundamentalmente una función social. La vida en grupo,
que ha sido una característica de nuestra especie durante millones de años, ofrece
una serie de ventajas evidentes como mayor eficacia en la provisión de comida,
mejor defensa frente a los depredadores y en el crecimiento de la descendencia.
Pero, a la vez, la vida en grupo plantea nuevos problemas que requieren la
coordinación de los miembros del grupo. Las personas buscan pareja, se
reproducen, crían a los hijos, evitan a los depredadores, recogen comida y se
mantienen calientes dentro de complejas relaciones a largo plazo. Las emociones
son un componente crítico del desarrollo y mantenimiento de estos vínculos. El
enfoque funcionalista social reconoce que ciertas emociones como el miedo, la
vergüenza, o la culpa, ayudan al individuo a responder de forma adaptativa a
las amenazas del medio social. Es importante tener presente que no sólo las
amenazas, sino también las oportunidades que ofrecen el entorno son decisivas
para modelar las emociones. Aparentemente el coste de perder una oportunidad (
digamos de encontrar pareja) parece muy inferior al de un ataque contra la
supervivencia o una agresión física que suponga graves heridas o secuelas. Pero
no hay que olvidar que diferencias de un 1% en el éxito reproductivo explican
toda la evolución de la historia de la Tierra si nos damos cuenta del impacto
que esa pequeña diferencia conlleva al de millones de años.
Para enfrentarse a estos problemas y
oportunidades los humanos hemos desarrollado unos complejos sistemas. Cada
sistema está organizado de acuerdo a un objetivo específico ( p.ej., proteger a
la prole o mantener una alianza de cooperación) y consta de procesos
perceptivos específicos, procesos cognitivos, actividad del sistema nervioso
central y autonómico, así como de respuestas conductuales tanto reflejas como
intencionales. Por ejemplo, los humanos forman relaciones reproductivas con la
ayuda de un sistema de apego ( Bowlby, 1969). Este sistema de apego implica
sensibilidades perceptuales hacia potenciales parejas, representaciones de las
relaciones, actividad y hormonal correspondiente a una conducta afiliativa,
sexual e íntima, rutinas conductuales como flirteo, cortejo y emociones
específicas como luego vamos a ver. Conviene tener presente que las emociones
no son útiles o inútiles más que en relación a ciertas situaciones. Por
ejemplo, los individuos que responden con pánico a una amenaza para la vida
tienen una ventaja adaptativa. Sin embargo los individuos que reaccionan ante
una oportunidad de emparejamiento con pánico no la tienen…, ¡en esa situación
deberían responder con otra emoción totalmente diferente!
Dentro de cada sistema las emociones
cumplen dos funciones generales. Primero, nos señalan que una acción es
necesaria, bien porque ha ocurrido una desviación con respecto al estado ideal
de relaciones sociales o bien porque ha surgido una oportunidad. Una vez
activada, la percepción ligada a la emoción interrumpe nuestros procesos
cognitivos y dirige nuestro procesamiento de la información hacia las
características del medio social que nos van a permitir restablecer o iniciar
una relación deseable. Segundo, las emociones motivan conductas que establecen ( o restablecen)
unas condiciones más ideales de relaciones sociales. Las emociones conllevan
actividades hormonales y del sistema nervioso central y autonómico que están
ajustadas a determinadas acciones como luchar, copular, confortar o señalar
dominancia. Asimismo estas emociones implican comunicación vocal, facial y
postural que ofrece información rápida y fiable a los demás, sobre lo que vamos
a hacer, nuestras intenciones, etc.
Las emociones permiten por lo tanto,
los compromisos sociales. Las largas relaciones sociales que son fundamentales
para nuestra supervivencia- vínculos de pareja, vínculos padres-hijos, alianzas
cooperativas, pertenencia a grupos- requieren dedicar costosos recursos a los
demás así como evitar conductas egoístas que podrían dañar a los compañeros
sociales. Las emociones ayudan a resolver estos problemas de compromiso de dos
maneras. Por un lado las emociones promueven cursos de acción que refuerzan los
vínculos a largo plazo como el compromiso de pareja o la conducta de altruismo
recíproco. Por otro lado, las emociones sirven para señalar a los demás nuestro
compromiso a largo plazo. Por ejemplo, manifestaciones de amor y gratitud son
indicadores fiables y buscados de compromiso de pareja o de cooperación
respectivamente.
Los
problemas de la vida en grupo y las Emociones
Vamos a estudiar ahora, siguiendo a
Keltner y Haidt ( 2001) y Keltner y cols ( 2006) los problemas para los que las
emociones fueron diseñadas y que pretenden resolver. La Tabla 1 resume la
naturaleza de estos problemas, los sistemas funcionales destinados a
resolverlos así como las emociones relacionadas con ellos. Estos autores
identifican tres clases de problemas relacionados con la vida en grupo a los
cuales están íntimamente ligadas las emociones y que según ellos son los
problemas que las emociones pretenden resolver. El primer tipo de problemas se
refieren al mundo físico, son problemas de supervivencia y los otros dos al
mundo social.
Problemas de Supervivencia Física
Los primeros problemas que el individuo
debe resolver son los problemas de supervivencia física incluyendo la muerte a
manos de depredadores, la violencia y la enfermedad. El miedo es la emoción
básica del sistema de “Lucha-Huida” y ayuda
los individuos a evitar a los depredadores y los ataques físicos.
Sabemos bastante acerca de la fisiología del miedo ( Ledoux, 1996). La amígdala
escanea la información sensorial en busca de patrones ( por ejemplo, caras
amenazantes) que se asocian a peligro. Cuando los encuentra dispara la
respuesta del miedo con activación del eje hipótalamo-hipófisis-adrenocortical
con liberación de cortisol y demás hormonas que preparan al organismo para la
lucha o la huida.
El asco, por el contrario, es un
sistema dirigido a evitar la contaminación por enfermedades. Los objetos
evitados por esta emoción son las heces, los fluidos o secreciones corporales,
comida podrida, ciertos animales ( ratas, arañas, gusanos…), todos ellos
potenciales transmisores de enfermedades.
Problemas de Reproducción
Los problemas de encontrar y mantener
pareja son resueltos por emociones como el amor y el deseo que facilitan la
identificación, establecimiento y mantenimiento de relaciones reproductivas.
Estas emociones implican percepciones y experiencias que son sensibles a claves
como la belleza, la fertilidad, castidad, estatus social y personalidad, así
como conductas expresivas de interés y compromiso, acompañado todo ello por un
correlato fisiológico hormonal y nervioso que facilita la conducta sexual.
Proteger a la pareja de potenciales
competidores es también crítico. Los celos, una conducta relacionada con el
mate guarding que se ve en animales como ciertos primates, se dispara por
señales que indican una potencial amenaza para la relación como la implicación
emocional o sexual de la pareja con otros sujetos. Los celos provocan conductas
posesivas y amenazantes que desaniman a los competidores e impiden y previenen
oportunidades sexuales de la pareja.
Los recién nacidos humanos son
extremadamente dependientes y vulnerables a la depredación y lo son durante un
periodo de tiempo más largo que en otras especies. Por ello, las especies
sociales han evolucionado emociones de cuidado como el amor parental y filial y
la simpatía que facilitan las relaciones de protección entre padres e
hijos(Bowlby,1969). Este sistema del apego conlleva conductas coordinadas que
llevan a los padres hacia los hijos y viceversa ( sonrisas, miradas, etc.)
integrado junto con respuestas fisiológicas nerviosas y hormonales ( oxitocina
p.ej.) que permiten al cuidador responder a las necesidades del otro.
Problemas de gobierno del grupo
Los teóricos evolucionistas plantean
que las emociones sirven también para resolver dos de los problemas que surgen
en la convivencia grupal incluyendo la distribución de recursos y la del
trabajo. El primer problema es el del engaño y las trampas y favorecer la cooperación,
especialmente entre extraños o personas
que no son familia. La reciprocidad es una norma universal y existen
regalos, castigos ojo por ojo y situaciones parecidas incluso en otras especies
( de Waal, 1996). Varias emociones señalan cuando esa reciprocidad ha sido
violada y motivan una conducta reparadora. La culpa ocurre tras violar la norma
de reciprocidad y se expresa por disculpas y otras conductas reparadoras que
restablecen la reciprocidad. La ira o cólera motiva el castigo de las personas
que han violado la reciprocidad y se define por sensibilidad a la injusticia.
La gratitud del altruismo de los demás es una recompensa por la adherencia al
contrato de reciprocidad. La envidia motiva a los individuos a quitar mérito o
menoscabar a otros cuyo favorable estatus es injustificado preservando así unas
relaciones más equitativas.
Nesse (2005a) nos presenta un cuadro
muy didáctico de las emociones en relación a la colaboración/engaño donde
distribuye las emociones según las típicas celdas del problema del prisionero
de manera que vemos muy bien la emoción que se corresponde con la posición de
colaboración o engaño que adopta cada sujeto ( ver Tabla 2). Por ejemplo,
intercambiar favores con alguien durante un largo tiempo da lugar a amistad y
confianza. Anticipar que la otra persona nos puede traicionar nos origina
suspicacia y desconfianza y si esos miedos se cumplen experimentamos ira o
cólera. Cuando somos nosotros los que estamos tentados a engañar probablemente
experimentaremos ansiedad. Si seguimos adelante y hacemos algo que enoja a la
otra persona nos sentiremos culpables.
Lógicamente los psicópatas no experimentan estas emociones.
En segundo lugar, los humanos deben
resolver cuestiones de organización del grupo. Las jerarquías de estatus proveen
soluciones prácticas a los problemas de distribución de recursos, como parejas,
comida y atención social así como del trabajo requerido en las tareas
colectivas. Las jerarquías son procesos dinámicos y requieren una renegociación
y una redefinición permanente. El establecimiento y mantenimiento de jerarquías
se consigue por medio de emociones relacionadas con la dominancia y la
sumisión. La vergüenza señala sumisión y apacigua a los dominantes. El
desprecio se define por sentimientos de superioridad y dominancia frente a
inferiores. La admiración se asocia a la experiencia de estar en presencia de
alguien más grande que el sujeto, como personas de gran estatus y envuelve a
estas personas de respeto y autoridad.
Hay que tener en cuenta que respondemos
también con emociones a las emociones de los demás y que las conductas
comunicativas de emisión y de recepción han co-evolucionado ayudando así a
estructurar las interacciones sociales. Por ejemplo las conductas de rubor o
vergüenza evocan en el observador emociones de diversión o de simpatía y
promueven la reconciliación. El amor y el deseo dan lugar también a respuestas
coordinadas en los componentes de la pareja.
La comunicación emocional aporta
información también acerca del estado mental, intenciones y disposiciones del
sujeto, lo que es crítico para la interacción social. El contagio emocional provee
una manera de entender los estados mentales de los demás conduciendo a los
participantes a respuestas similares a los objetos o sucesos en el entorno coordinando
así las acciones de los individuos.
Las propias emociones actúan también
como incentivos que pueden reforzar o extinguir conductas en los demás. Por
ejemplo, emociones positivas en los padres pueden actuar como recompensa de
conductas deseables en los hijos mientras que emociones negativas pueden
disminuir la frecuencia de conductas indeseables en los mismos.
En resumen, los seres humanos tienen
que enfrentarse a problemas de supervivencia, de reproducción y de organización
del grupo y por ello han evolucionado complejos sistemas para ocuparse de esos
problemas y oportunidades. Las emociones cumplen funciones importantes dentro
de estos sistemas señalando primero la existencia de estos problemas y
oportunidades y coordinando las acciones de los individuos.
El principio del detector de humo/incendios
Nesse (
2005a) aplica a las emociones el principio del detector de humos que es una
teoría acerca del manejo de los errores por la Selección Natural de amplia
aplicación en cuestiones evolucionistas (Nesse 2005b). En resumen lo que este
principio plantea es que cuando la Selección Natural tiene que elegir entre dos
tipos de errores (error tipo I o falso positivo y error tipo II o falso
negativo) elegirá siempre el que menos coste reproductivo tenga para el
individuo. Por ejemplo, el coste del pánico es pequeño, unos cientos de
calorías gastadas y unos minutos perdidos, frente al hecho de ser comido por un
tigre ( final de la transmisión de genes, fin de la historia). Entonces, si
oímos un ruido detrás de un montículo que puede ser un tigre pero también
podría ser un ratón ¿qué hacemos? Depende de lo fuerte que sea el ruido.
Imaginemos un ruido lo bastante grande como para que exista una probabilidad
del 10% de que sea un tigre, ¿qué acción es la óptima? Huir, sin duda, y huir
con toda la velocidad que nos permita un ataque de pánico. La huida será
innecesaria 9 de cada 10 veces pero aún así eso es lo normal y lo que menos
coste tiene para el organismo. Aunque sólo exista una posibilidad entre 10 de que
sea un tigre si esperamos a comprobarlo puede ser nuestro fin. Se llama el
principio del detector de humos o de incendios porque esta es la manera en que
están diseñados estos detectores que dan lugar a muchas falsas alarmas para
asegurarse de que no se les escapa ningún fuego. Este principio nos explica
entonces por qué sentimos emociones negativas muchas veces sin que ello
signifique la presencia de un trastorno mental sino que se trata de una
respuesta normal a una situación de riesgo. La Selección Natural no trabaja
para hacernos sentir bien ni darnos satisfacciones sino para maximizar el éxito
reproductor.
Conclusiones
La mayoría de los trastornos mentales
son trastornos emocionales. Difícilmente podremos decir si algo es o no un
trastorno mental si no sabemos las situaciones que moldearon las emociones y
como se regulan. La división entre emociones normales o anormales no depende de
si nos sentimos bien o nos sentimos mal. El dolor nos puede hacer sentir mal
pero es algo útil y positivo y la prueba es que las personas que no sienten
dolor mueren jóvenes. Con la ansiedad o la depresión ocurre lo mismo. Ambas
pueden ser respuestas normales ante determinada situación.
Una cuestión muy interesante es la
gradual diferenciación de las emociones a lo largo del tiempo evolutivo. Las
emociones son como ramas de un árbol. La primera emoción sería probablemente la
de acercarse o alejarse a un objeto, acercarse a la comida y alejarse de los
peligros, emoción que ya aparece en organismos unicelulares. Esta emoción
primordial se va diferenciando en emociones más específicas lo que aumenta la
probabilidad de enfrentarse a muchas situaciones diferentes. En el caso de la
ansiedad vemos que los distintos subtipos de ansiedad están moldeados para
enfrentarse a tipos particulares de situaciones peligrosas. Por eso la ansiedad
social la fobia a las arañas o la fobia a la sangre son diferentes en sus
manifestaciones y en sus correlatos fisiológicos, porque cada una sirve para
enfrentarse a una situación o peligro diferente.
En definitiva, lo que vemos es que el
enfoque evolucionista de las emociones ha permitido el inicio del estudio científico
de las emociones, camino en el que nos queda todavía mucho por recorrer.
Tabla 1.Función de las Emociones
y problemas a los que responden
(Adaptado de
Keltner y Haidt 2001)
PROBLEMA
|
SISTEMA
FUNCIONAL
|
EMOCION
|
FUNCIÓN
ESPECÏFICA
|
Problemas de Superviciencia Física
|
|
|
|
Depredación
|
Lucha-Huida
|
Miedo
Rabia
|
Evitación
de la amenaza
Eliminación
de la amenaza
|
Enfermedad
|
Selección
de comida
|
Asco
Interés
|
Evitar
microbios/parásitos
Aprender
acerca de nuevas comidas/recursos
|
Problemas de Reproducción
|
|
|
|
Encontrar
pareja
|
Sexo
Apego
|
Deseo
Amor
|
Aumentar
la probabilidad de contacto sexual
Compromiso
para un vínculo a largo plazo
|
Mantener
la pareja
|
Protección
de la pareja
|
Celos
|
Proteger
la pareja de rivales
|
Proteger
los hijos
|
Cuidados
|
Amor
filial
Simpatía/Compasión
|
Aumentar
el vínculo entre padres e hijos
Reducir
el malestar de individuos vulnerables
|
Problemas de gobierno del grupo
|
|
|
|
Cooperación
y Engaño
|
Altruismo
Recíproco
|
Culpa
Ira o
Cólera
Gratitud
Envidia
|
Reparar
una transgresión propia en la reciprocidad
Motivar
al otro a reparar la transgresión
Señalar
y recompensar el vínculo de cooperación
Reducir
diferencias excesivas en igualdad
|
Organización
del grupo
|
Dominancia-Sumisión
|
Vergüenza
Desprecio
Admiración
Orgullo
Asco
Moral
|
Pacificar
a un probable agresor
Mostrar
bajo estatus
Reducir
el estatus inmerecido de otro
Dar
estatus a una entidad más grande que el yo
Mostrar
alto estatus
Evitar
a los miembros del grupo que violan los valores culturales
|
Tabla 2. Las Emociones según el esquema Colaboración
/Engaño
(Adaptado de
Nesse 2005)
|
Otros cooperan
|
Otros engañan
|
Tú cooperas
|
Confianza
Amistad
|
Suspicacia
( antes)
Ira (
después)
|
Tú engañas
|
Ansiedad
( antes)
Culpa (
después)
|
Asco
Rechazo
|
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Respecto a la expresión de las emociones en animales: no sé si alguien ha pensado en por qué los delfines, sólo verlos, ya nos caen simpáticos. Su "boca" dibuja como una sonrisa... lo que para nosotros sería una sonrisa (las comisuras hacia arriba). Pero ellos igual están serios. Sesgos perceptivos? :)
ResponderEliminarYo diría que son rasgos neoténicos, de bebé...la frente abombada, los mofletes...y por supuesto la sonrisa permanete
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarMe refiero a que lo que para nosotros es una expresión sonriente podría ser una expresión seria para los delfines :)
ResponderEliminarsí, desde luego, tienes razón. Es como el panda que lo percibimos muy amoroso por sus rasgos también de bebé, pero igual es mala gente en realidad ( bueno,no sé nada sobre el carácter de los pandas...)
ResponderEliminarA proposito del detector de humos
ResponderEliminarhttp://carmesi.wordpress.com/2009/05/05/la-necesidad-de-alarmarse/
Hola,
ResponderEliminarEste mensaje es para Pablo Malo, aunque si algun otro puede responder se lo agradecería mucho... Estamos intentando hacer una línea de tiempo en la que aparezcan, desde el origen de la vida en la Tierra, los hitos en la aparición de las emociones. ¿Sabéis si hay alguna publicación de donde poder sacar esta información, aunque fuera de forma esquemática? Sé que en muchos casos sería pura especulación, pero para tener una idea general nos serviría.
Pablo, ¿podría contactar contigo de alguna forma?
Saludos y gracias!
Roberto Gutierrez
Hola Roberto,
ResponderEliminarTienes Twitter? podemos contactar ahí
Hola!! ;)
ResponderEliminarPerdona por no haberte respondido antes... Tengo aunque no lo uso... Pero ahora mismo te busco. Como Pablo? Como Pitiklinov? Bueno, miro a ver...