La ciencia está convencida de que debe buscar la verdad, la religión está convencida de que ya la tiene.
-Jorge Wagensberg
Para saber quién gobierna sobre ti simplemente investiga a quién no te esté permitido criticar”
- Voltaire
El miércoles se suicidó Jill Messick que había sido la representante de la actriz Rose McGowan, la cual fue la primera mujer que denunció a Harvey Weinstein, al que acusó de haberla violado. Parece que McGowan también había dicho que los representantes de actores formaban parte de la estructura que silenciaba los casos de agresión sexual en Hollywood. Messick, según las noticias de prensa, padecía depresiones y tal vez Trastorno Bipolar así que no podemos hacer atribuciones causales directas pero, según manifiesta la familia y es lógico suponer, todo el escándalo alrededor de su caso y el efecto sobre su reputación no ha sido seguramente beneficioso para su estado psíquico. Este suicidio no es el primero en relación a denuncias de abusos sexuales. El legislador de Kentucky Dan Johnson hizo lo mismo y también el miembro del parlamento de Gales Carl Sargeant que se ahorcó cuatro días después de haber sido destituido por el partido laborista de su puesto en base a unas acusaciones que no llegaron a comunicarle del todo y de las que no pudo defenderse, según su familia. Ya he hablado en entradas anteriores del enorme poder del cotilleo por su capacidad para destruir la reputación de una persona, provocar su muerte social y, como vemos, también su muerte física.
El movimiento #MeToo ha servido para denunciar situaciones de acoso sexual que soportan en la vida diaria y en su trabajo muchas mujeres. En muchos casos no se les ha tomado en serio por parte de la policía cuando han denunciado acoso o amenazas y no han recibido el apoyo y la ayuda necesaria. Muchos hombres en situación de poder han actuado también de forma depravada y con impunidad dado su estatus e influencia, como hemos visto en los casos que han ido saliendo a la luz. Esta movilización de masas está planteando que no debemos tolerar cosas que han sido toleradas durante mucho tiempo y que las leyes que tenemos tanto a nivel laboral como en la vida diaria son insuficientes o necesitan ser mejoradas. Denunciar este estado de cosas es un paso para conseguir una sociedad más justa y un mejor entendimiento entre hombres y mujeres.
Pero hay bastante gente que opina que el movimiento #MeToo ha ido demasiado lejos, por ejemplo la periodista Claire Berlinski que escribió un influyente artículo en The American Interest sobre este asunto, o mucha otra gente tras el caso de Aziz Ansari o el grupo de actrices e intelectuales alrededor de la actriz Catherine Deneuve. Una de las cosas que se dice en el manifiesto de Catherine Deneuve es que no hay que equiparar el acoso sexual con acciones que, por lo menos hasta ahora, han sido propias del cortejo y la seducción.
Claire Berlinski señala dos problemas que tenemos en la situación en la que nos encontramos ahora. El primer problema es que un delito con un castigo tan grave, como es el acoso sexual, debería estar bien definido, y no lo está (no hablo de los casos más claros, como el de Weinstein). Lo que aparece en casos de la zona intermedia es una conducta sexual, o que podría ser sexual, sea de palabra, obra o incluso de expresión facial, seguida de una descripción de las emociones negativas que sintió la mujer: se sintió ofendida, se quedó congelada, o algo similar. Esto, para Berlinski, es insuficiente. Un concepto que se está usando mucho es el de “avance no deseado”. Pero, ¿cómo se sabe si un avance (un beso, una invitación a tomar algo en el apartamento, etc.), es deseado o no deseado si no se hace? Todas las novelas y películas de amor giran alrededor de esa ambivalencia en el cortejo y esa indefinición y la línea no está clara. Si fuera tan fácil leer la mente de la otra persona nada de esto existiría, pero igual ha llegado la época de que el cortejo se debe hacer, como las transacciones de banco, con contratos y firmas.
El segundo problema es que los hombres acusados de acoso están absolutamente indefensos, no tienen ninguna manera de demostrar su inocencia, sencillamente no la hay (bueno, tampoco Jill Messick ha encontrado una manera de lavar su reputación). Cualquier mujer puede destruir la reputación, la carrera y la vida de un hombre con sus declaraciones. Y no hay tribunal al que apelar. La vieja presunción de inocencia ha desaparecido y en su lugar se está siguiendo la regla: “ha sido acusado, luego es culpable”. Ya están surgiendo mecanismos de defensa contra esta situación como la famosa regla de Mike Pence, que parece que es original del pastor evangélico Billy Graham, de no estar nunca a solas con una mujer, y muchos profesores o jefes están evitando ser tutores de mujeres para no meterse en líos.
Yo no sé si Woody Allen es culpable de abusar de su hija adoptiva cuando tenia siete años pero desde luego sí sé que prefiero que esto lo decida un juez a que lo decida Oprah Winfrey y sus amigas en un programa de televisión, o a que lo decida Twitter. Tal vez un pequeño grupo de feministas radicales esté satisfecho con la situación actual pero yo creo que la mayoría de la gente -tanto hombres como mujeres- que queremos vivir en una sociedad civilizada preferimos el imperio de la ley y utilizar el sistema de justicia antes que los linchamientos al estilo medieval, donde pueden pagar el pato personas inocentes.
Así que parece que estamos en una época en la que se necesita redefinir las interacciones entre hombres y mujeres, y tenemos la oportunidad de hacer una reforma en la que hombres y mujeres estemos unidos y consigamos que se trate al otro con dignidad y respeto. Pero también corremos el riesgo de crear nuevas injusticias al intentar corregir las viejas. Necesitamos ya pasar de esta fase en la que se está utilizando una metodología medieval de caza de brujas, a un nuevo acuerdo social con garantías legales. Necesitamos un debate a fondo sobre esta cuestión para llegar a acuerdos y soluciones, pero aquí nos encontramos con otro problema muy gordo, a saber, que en esta sociedad no hay libertad para debatir ciertos temas, y este es uno de ellos. Sencillamente, la gente tiene miedo a hablar de este asunto y no se puede debatir en estas circunstancias. Belinski cuenta en su artículo que sus amigos le decían que no publicara sobre ello. A Matt Damon se le ha criticado por decir que hay matices y graduaciones y ahora se están recogiendo firmas para que no aparezca en su próxima película, simplemente por opinar. A James Damore le echaron de Google por lo mismo. A cualquiera que se atreva a hablar y a introducir matices se le aplica la falacia blanco/negro o del falso dilema: o estás por completo conmigo o estás contra mí, o aceptas lo que digo o estás justificando el acoso y eres un nazi o un machista. Es lo que le ha pasado da Matt Damon, como decíamos, que ha sido insultado y demonizado o a Margaret Atwood, la autora de el Cuento de la Criada, por pedir un procedimiento justo en el caso de un profesor de la Universidad de la Columbia Británica.
¿Y a quién se tiene miedo? La respuesta es muy clara: al feminismo radical o como queramos llamarlo (de género, postmoderno…). Como dice Voltaire, para saber quién manda tienes que fijarte en quién no puedes criticar. ¿Se puede criticar al feminismo radical? Pues no…luego está claro quién manda. Vivimos en una sociedad donde hay un grupo de gente que ya sabe cuál es la verdad, como dice Wagensberg en su cita, y no hay nada que hablar ni dialogar ni discutir. Como dice Margaret Atwood: “en tiempos de extremos los extremistas ganan. Su ideología se convierte en religión y cualquiera que no sigue sus puntos de vista es considerado un apóstata, hereje o traidor y los moderados en el medio son aniquilados”.
¿Y por qué es un problema muy gordo la ausencia de libertad de expresión? Pues porque la libertad de expresión es la herramienta que tenemos para resolver otros problemas y, si no podemos utilizarla, nunca vamos a poder resolverlos. Hay una relación muy directa entre libertad de expresión y democracia que viene ya desde Pericles: “nuestra constitución se llama democracia porque el poder no está en las manos de una minoría sino de toda la gente”(aunque ya sabemos que no todo el mundo podía votar en la Atenas clásica) ”Nosotros los atenienses tomamos las decisiones sobre política o las sometemos a discusiones apropiadas…la peor cosa es lanzarse a la acción sin que las consecuencias hayan sido debatidas adecuadamente”. Como decía J.S. Mill cuando alguien prohibe la opinión de los demás está asumiendo su propia infalibilidad y sustrayendo al debate opiniones que pueden ser verdad. Es otra característica medieval de nuestra época: que existe una Iglesia que nos dice lo que tenemos que hacer y pobre del Galileo que se atreva a cuestionar si la Tierra es el centro del universo.
También decía Mill que el objetivo de la libertad de expresión es interrogar a nuestras normas desde todos los ángulos posibles para exponer cualquier idea errónea que pudiera estar oculta. Si no luchamos para cambiar este estado de cosas, tendremos que seguir viviendo en el dogma, en el miedo y en el silencio, algo que creíamos que no era propio de sociedades democráticas.
@pitiklinov
Muy acertado y sensato. Estamos yendo de cabeza hacia una nueva Inquisición o, al menos, un nuevo neo-victorianismo. Y no se si se podrá parar esta "avalancha"....
ResponderEliminarMuchas felicidades. Un artículo valiente y certero. Como dice el primer comentarista no va a ser fácil desmontar tanta cosa como se lleva levantado desde hace tantos años sin que nadie quisiera poner algún tipo de cortapisa. Máxime si tenemos en cuenta que los intereses en juego son muchos y como tú dices parece claro quién tiene el poder.
ResponderEliminarEnhorabuena, Pablo. Un post muy claro y realista.
ResponderEliminarMuy sensato y muy bien expuesto, Pitiklinov. Pero te basas en una asunción más que delicada. Que se trata de llegar a acuerdos y soluciones para tener un mundo mejor y más civilizado. Sin duda es tu caso. Y muy probablemente el de la mayoría. Pero no es el caso de quien manda, ni de lejos. Por sus actos les conoceréis. Y con ese cambio de asunción, yo creo que se puede hacer una apuesta bastante razonable de que no se trata, ni se va a tratar, de lo que crees. A no ser que alguien, harto, emplee las mismas armas. Y acababemos en una guerra moral, o de moralidades. Probablemente el mayor coñazo imaginable.
ResponderEliminarResumiendo. Sea por A, o sea por B, se puede apostar que lo tenemos crudo.
Las vueltas de la vida. Por cientos de años las mujeres estuvieron sometidas a la peor condición, esclavas de los hombres, pero, solo ahora que la situación da un giro radical, salen los desprevenidos a pedir se definan las relaciones entre hombres y mujeres. ¿Dónde estaban antes?
ResponderEliminarAdemás, a nadie se le ocurre invocar las miles de miles de mujeres víctimas de las violencias de los hombres. A nadie parece importar las vidas trágicamente perdidas de miles de mujeres sometidas a las peores vejaciones en la vida familiar, etc. A cuántas mujeres quemaron en las hogueras de la intolerancia por demandar ser tratadas con dignidad y respeto o, simplemente, por demandar ser dueñas de su propia vida y de su propio cuerpo, tal y como las leyes se lo garantizan a los hombres. A las mujeres les han hecho lo mismo que ahora le están haciendo a los hombres y mucho peor y, como ya dije, a nadie parece importar la historia.
En fin, esta bien que no impere la Ley del Talión, pero tampoco que la justicia solo se invoque para un género, pero no para los otros. Esto no es un tema casual ni una guerra política e ideológica de los sexos.
Si, me parece que en ese ir y venir del péndulo … algún día alcanzaremos un punto de equidad y justicia en el que todos podamos ser mejores.
Como lo dijiste Pablo, las cosas andan sobre el filo, mejor dicho, pareciera que lo único que se puede invocar es aquello de qué tienes que alegar en tu contra. Lo peligroso de todo esto es que todavía los hombres tienen la sartén por el mango, así que las cosas se van a poner feas. O sino que lo diga el señor Trump y sus cuarenta ladrones y tantas otras mafias.
O, en su contra, la guerra de la Medusa.
¡Glups!
Eliminar- a nadie se le ocurre invocar las miles de miles de mujeres víctimas de las violencias de los hombres
En primer lugar es falso, porque a muchos se les ha ocurrido invocar, y lo han hecho. Lo mismo que tú ahora también invocas, aunque sea una invocación un tanto estrafalaria. Y además es falso, porque son muchos más lo hombres víctimas de la violencia los hombres que las mujeres víctimas de la misma violencia. Joder mira algún dato, que hay a patadas.
¿Y cuál es el supuesto argumento? Que como no nos importaba (es falso) ahora no nos debe importar lo contario (que no es lo contrario)? Parece como que lo dices, y lo desdices, y luego lo propones, pero con la boca torcida.
- Lo peligroso de todo esto es que todavía los hombres tienen la sartén por el mango
No has explicado cómo mides "tener la sartén por el mango", así que no podemos saber lo que quieres decir, ni confirmarlo o refutarlo.
Tiene más interés lo de Trump, si nos olvidamos de los ladrones y las mafias. Digo olvidar, suponiendo que ahí también prefieres la acción de justicia que el linchamiento de la masa. Tal vez sea mucho suponer. Pero sugiero que los que odiáis a Trump (a mi sólo me parece un payaso analfabeto con alguna habilidad populista), os preguntéis la posibilidad de que Trump este ahí precisamente por la isnoportable moralina barata de los que queréis hacer del mundo vuestro particular coto moral de supestos santitos biempensantes. Porque igual puede resultar que Trump sea, en buena medida, una reacción a toda la mierda moral que lleváis imponiendo durante un par de décadas. Hasta que los "deplorables" estallan ... ¡ y llega algo como Trump! La "guerra moral" de la que hablaba en el comentario anterior.
Otro “troll”. No dije lo que dije que dices que dije, sino todo lo contrario y punto final.
EliminarLos adjetivos desnudos, en general, me resbalan. Nunca hacen un argumento.
EliminarCito:
- pero, solo ahora que la situación da un giro radical, salen los desprevenidos a pedir se definan las relaciones entre hombres y mujeres. ¿Dónde estaban antes?
¿Realmente necesitas ejemplos de petición de redefiniciones en la relación entre hombres y mujeres?
¿No has dicho que "a nadie se le ocurre invocar las miles de miles de mujeres víctimas de las violencias de los hombres", sin decir nada acerca de la violencia de los hombres sobre los hombres? Y además, es falso. Toda la cultura occidental pivota, en general, sobre la idea de no pegar a las mujeres. Igual es que no conoces otras culturas y no eres capaz de ver la diferencia.
Cito:
- A las mujeres les han hecho lo mismo que ahora le están haciendo a los hombres y mucho peor y, como ya dije, a nadie parece importar la historia.
¿Y cómo coño usas "la historia" para hacer justicia *ahora*, sin ser injusto *ahora*?
- En fin, esta bien que no impere la Ley del Talión
- pero tampoco que la justicia solo se invoque para un género
Tu sabrás lo que quires decir; yo no.
Amén.
EliminarPues no sé; la estrategia de que tú te entiendas pero los demás no, no parece muy fina. Especialmente en sitios que invitan al debate (pensamiento) público. Pero en fin, variada es la viña del señor.
EliminarHola Ivan,
ResponderEliminarSobre el discurso victimista te remito a la entrada sobre el segundo sexismo para que veas que los hombres también han tenido y tienen su dosis de violencia y de desventajas y discriminación:
https://evolucionyneurociencias.blogspot.com.es/2016/07/el-segundo-sexismo.html
Pero yendo al tema de la entrada, ¿te parece entonces bien la situación actual? ¿vamos bien sin presunción de inocencia, con denuncias incluso anónimas y tribunales mediáticos, suicidios y demás? ¿crees que es una situación estable y que puede durar en el tiempo? A mí me parece que implica un alto riesgo de fractura social y no creo que beneficie absolutamente a nadie.
Un saludo
Pablo, las palabras se reciben dependiendo de quien vengan. Así que digo que no es lo uno o lo otro o por lo otro, ninguna Ley del Talión. Porque si de eso se trata, a las mujeres no las defendía la ley, hasta ahora y eso que con limitaciones. Tampoco se trata de cortar cabezas mientras llegan las leyes, como se usaba. Tampoco es cosa de cuantas víctimas se invoquen a uno u otro lado. Como se preguntaría el Sócrates platónico, ¿qué es lo justo?
EliminarEn fin, pero como ya viste, eso no será posible mientras existan ese tipo de “troll”, ignorantes y amargados.
Creo que no se puede decir que a las mujeres no las defendiera la ley así en general, Ivan. Es verdad que igual no las defendía lo suficiente y por eso digo en la entrada que había una situación de abusos y violencia en el trabajo y en ámbitos como Hollywood, etc. que era necesario cambiar y revisar. Por eso creo que el movimiento es positivo en principio, una especie de puñetazo en la mesa de que hay que hacer algo. El problema que veo es si vamos a ser capaces de avanzar a un nuevo acuerdo social de respeto y garantías para todos.
EliminarSaludos
Estoy plenamente de acuerdo. Las cosas no van a ser fáciles. Hay que esperar a ver lo qué va a pasar ahora que las mujeres se van a tomar el poder. Como lo dije, por un lado, lo justo es lo justo y por el otro, las cosas se van a poner feas mientras exista tanto fanático, ignorante y amargado que teme perder su posición de privilegio y sus dogmas.
EliminarYa puestos a dar unas vueltas al cocido, también tiene su paradoja que #MeToo salga en Hollywood, y con Weinstein. Yo no he seguido todas las acusaciones, pero sí he visto alguna que clamaba al cielo. Por ejemplo, una lista que en una fiesta nocturna en un hotel, accede a subir a la habitación de Weinstein ... ¡a hablar de un trabajo! ¿En serio? Y la ataca. ¿Y qué creía que tenía en la cabeza, en esa circunstancia, alguien con la pinta de peligro público ambulante que tiene Weinstein? Si es como un malo de tebeo. Pones a Weisntein con 20 más en una fila, y pides a la peña que apueste por quién es el acosador / depredador, ¿y hay alguna duda de a quién señalarían? Quiero decir que lo de ser tonta debería tener algún límite. O igual no era tan tonta.
ResponderEliminarY luego, Hollywood. Yo no he tenido nunca ninguna familiaridad con ese ambiente. No sé "lo que pasa". Pero tiene todos los incentivos para que tragar Weinstein sea un sistema bastante generalizado de subir la escalera. Y se me ocurre que tiene guasa que sea precisamente ahí, en la situacion más dudosa imaginable, donde surge la cruzada moral de #MeToo. Porque suenan todas las alarmas de ex-fumadores reconvertidos en látigos de viciosos, y porque también huele a estrategia de avance en la carrera, después de Weinstein.
No sé; seguro que hay muchos casos indeseables todavía, y que se puede y se debe mejorar. Y para eso están las leyes y los jueces, como dice Pitiklinov. También es verdad que ni de lejos ha existido jamás una circunstancia mejor en toda la historia y toda la geografía de la humanidad. Pero arreglar lo que quede por arreglar a base de Hollywood, ¡no jodas!
La combinación de libertinaje y puritanismo es inherente a Hollywood desde su origen mismo. Me ha sorprendido que nadie, en relación con el "caso Weinstein", haya recordado lo que le sucedió a Roscoe Arbuckle, el actor de cine mudo conocido como Fatty. En su momento fue el actor mejor pagado de la historia: el primero en tener un contrato de un millón de dólares anuales. Pero durante una fiesta organizada por "Fatty", una aspirante a actriz sufrió un extraño episodio (que un médico asistente al acto consideró como una simple borrachera) y murió días después de peritonitis. Una amiga de la fallecida decidió aprovechar el episodio para chantajear al multimillonario actor, y puso una denuncia acusándolo de que la causa de la peritonitis había sido que "Fatty" había sodomizado con una botella a la aspirante a actriz. Dado el morbo que despertaba semejante historia, los grandes medios de comunicación se pusieron del lado de la acusadora, y en los periódicos se publicaron como si fueran ciertas historias cada vez más truculentas e inverosímiles. Aunque en el juicio se demostró que todo era falso, y "Fatty Arbuckle" salió absuelto, los grandes estudios prohibieron a sus actores hacer cualquier declaración en favor de "Fatty", no se le permitió participar en ninguna película más, y todas sus películas anteriores fueron retiradas de la circulación.
ResponderEliminar(Athini Glaucopis)
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ResponderEliminarSi no puedo cuestionar determinadas ideas, y si ese impedimento define relaciones de poder, y entendemos que " la verdad" es una construcción del poder, entonces este grupo define no solo el " sello de verdad" sino las consecuencias del desvío ideológico. En los círculos intelectuales , según me han comentado, se empiezan a autolimitar, lo llaman " tocalo y muere", una muerte laboral y social. No sé cómo será en España. Aquí en Argentina hay un movimiento llamado "ni una menos" por los femicidios, que son altísimos, alrededor de uno por día. Roberto
ResponderEliminarEntiendo que Pitiklinov defiende "la presunción de inocencia". Habrá entonces que defenderla en todos los casos, y no solo en éste... Y como los poderosos siempre cuentan con buenos abogados...
ResponderEliminarPor ser un poco riguroso y a la hora de hablar de "feminismo radical, o de género" conviene revisar históricamente de dónde proviene. En los 60 y 70 el activismo político entró en los campus universitarios con los movimientos contraculturales, el movimiento de la libertad de expresión. Los movimientos feministas y los movimientos estudiantiles y profesores en contra de la invasión de Camboya por parte de los Estados Unidos.
ResponderEliminarLos estudiantes se politizaron y pidieron que se impartieran cursos y que se incluyeran en los estudios universitarios, estudios que hasta ese momento no se consideraban académicos y que estaban relacionados con los movimientos sociales que agitaban la esfera pública.
El sistema sexo-género como lo nombraron las antropólogas feministas fue el marco en el cual las feministas analizaron la definición sociosexual de la mujer como divergente del standard universal que hasta entonces era el hombre para la ciencia.
La palabra Queer viene del anglosajón y tiene al menos cuatro siglos. El escritor Dickens utilizaba la palabra Queer Street para referirse a donde vivían los pobres, enfermos y endeudados de la sociedad.
Con el juicio y el encarcelamiento de Oscar Wilde por su homosexualidad (Recordemos las cartas que escrbe desde Reading hablando del hambre, del insomnio y de la enfermedad) los movimientos gays de liberación de los años setenta toman la palabra queer que significa de manera literal raro, extraño, de carácter cuestionable, dudoso, como una palabra de Orgullo y Resistencia de la comunidad gay.
Es decir, en su origen la palabra viene de la protesta social y posteriormente la teoría queer aparece en los años noventa como una crítica hacia la homogeneización cultural y sexual del ámbito académico de los estudios sobre gays y lesbianas donde no se contemplaba la diferentes maneras de relacionarse entre sí y las diversas prácticas sexuales tendiendo hacia una homogeneización de las mismas.
Un saludo
Marga Sáenz
Hola Marga,
ResponderEliminarno sé si la historia es como tú dices pero sí sé cuál es la realidad actual y desde luego el feminismo dominante (que no es el feminismo llamado de igualdad) no está por la libertad de expresión. Como alguien matice algo, como le ha pasado a Matt Damon y diga por ejemplo que no es igual tocar una rodilla que una violación, automáticamente aplica la falacia blanco/negro y le acusan de defender el acoso y la violación y piden su cabeza. Es imposible matizar ni debatir nada. El espíritu actual de ese feminismo es estalinista y totalitarista. Si alguna vez tuvo algo que ver con el movimiento por la libertad de expresión haría muy bien en recuperar ese talante.
Un saludo
A Marga. Si la intención era clarificar tengo la impresión de que lo que dices se ajusta poco a la verdad histórica. El movimiento por los derechos civiles de los años 60 se centró básicamente en dos cuestiones: la lucha contra la segregación racial y la lucha contra la guerra de Vietnam incluida la recluta obligatoria. Desde luego no formaba parte de la agenda central de estos movimientos la libertad de expresión.
ResponderEliminarLa libertad de expresión y la censura comienzan a hacerse problemáticas justamente cuando el movimiento feminista tiene posiciones de poder en la sociedad y la universidad y comienza a establecer rígidos códigos de conducta y expresión e inaugura lo que ha venido en llamarse lo políticamente correcto.
Y eso lo vivimos con intensidad en estos mismos momentos, con la dura realidad de obras pictóricas censuradas después de llevar expuestas más de 100 años, alguna de las cuales había sobrevivido a la rígida moral victoriana. Por no mentar la persecución de todo aquel que no comulgue con la intolerante rueda de molino en que se ha convertido el feminismo posmoderno.