La idea de que las mujeres son más sociables que los hombres tiene una larga historia y está bastante extendida. A las mujeres se las considera expertas en las relaciones: muestran sus sentimientos y entienden los de los demás mejor que los hombres. Teorías como la de Baron-Cohen sobre el autismo como una forma extrema de cerebro masculino inciden también en que las mujeres son más empáticas e interesadas en las personas y los hombres más sistematizadores e interesados en las cosas. Esta idea se articuló muy bien en una revisión importante de Susan Cross y Laura Madsen en 1997. Sin embargo, Roy Baumeister tiene otra visión de este asunto que es la que voy a exponer en esta entrada.
Roy Baumeister y Mark Leary son los autores de un artículo mítico publicado en 1995 sobre la necesidad de pertenencia del ser humano. Tanto los hombres como las mujeres necesitan de otra gente, no somos animales solitarios, somos animales sociales. La mayoría de los aumentos en sentimiento de pertenencia nos originan sentimientos positivos y la disminución de pertenencia sentimientos negativos. Toda nuestra psicología está diseñada para conectar con los demás. Así que parece haber una contradicción entre el artículo de Cross y Madsen y el de Baumeister y Leary porque la necesidad de pertenencia no está limitada a las mujeres, también la tienen los hombres.
La posición de Baumeister es que se puede decir que las mujeres son más sociales que los hombres si definimos “social” en términos de relaciones uno a uno (diádicas), de relaciones íntimas. Pero si nos fijamos en grupos grandes entonces los hombres son más sociales que las mujeres. Según Baumeister hay que distinguir dos esferas de interacción social y dos maneras diferentes de ser social. Las mujeres destacarían en la esfera de las relaciones personales cercanas y los hombres en una esfera más amplia en la que hay relaciones con más gente.
Por ejemplo, hay estudios de laboratorio y datos empíricos que sugieren que a la hora de ayudar a extraños los hombres ayudan más que las mujeres pero desde luego es evidente que a la hora de cuidar a enfermos, familiares y sacrificar la propia carrera por cuidar a otra persona las mujeres lo hacen mucho más que los hombres. Hay también estudios en patios de colegio donde se ve que las niñas se emparejan y se mantienen juntas mucho tiempo mientras los chicos interaccionan más con diferentes compañeros o juegan en grupos más grandes. También se ha observado que una pareja de amigas rechaza más a una tercera chica en sus juegos de lo que los chicos rechazan a un tercer chico. La explicación sería que las chicas desean más las relaciones uno a uno y una tercera persona les estropea la relación mientras que como los chicos estarían más orientados hacia grupos más grandes un tercer chico no les estropea el juego.
Según Baumeister habría, por tanto, dos formas diferentes de ser social que se corresponden con dos tipos diferentes de relaciones y los sexos difieren en el tipo de relación en el que se especializan. Y esto sería interesante para entender cómo difieren hombres y mujeres porque se producirían unos “compromisos” entre “ser bueno” en las relaciones íntimas frente a “ser bueno” en las relaciones de grupos más grandes. ¿Por qué? Porque las mismas características que hacen a alguien bueno en las relaciones íntimas le pueden resultar perjudiciales en las relaciones de grupos más amplios. Por ejemplo, compartir los sentimientos. Las mujeres muestran sus sentimientos más que los hombres, los hombres son más reservados o incluso niegan lo que sienten. Ser altamente expresivo es bueno para las relaciones íntimas. Dos personas que comparten sus sentimientos se entienden mejor, se pueden querer mejor y dar al otro lo que necesita y detectan antes los problemas y lo que le alegra o pone triste a la otra persona. Pero en grupos más grandes mostrar tus sentimientos te puede hacer vulnerable a los rivales, por ejemplo en transacciones comerciales mostrar tus sentimientos debilita tu posición a la hora de negociar. Si le muestras al vendedor de un coche que te encanta y que te lo tienes que comprar sí o sí, está claro que se puede aprovechar y te va a salir más caro. Lo mismo pasa a la hora de llorar o de mostrar miedo u otras emociones.
Este esquema nos ayudaría a entender otras diferencias entre hombres y mujeres como las que se dan en la dicotomía igualdad/equidad. Igualdad significa tratar a todo el mundo igual (obviamente) y equidad recompensar a cada persona en proporción a lo que ha contribuido. Imagina que ves un anuncio que ofrece 400€ por pintar un garaje y quedas con tres personas para pintarlo y repartiros el dinero. Quedáis en empezar un domingo a las 9 de la mañana y trabajar hasta acabarlo. Así que tú llegas a las 8:45 preparas todo pero dos de los otros llegan a las 9:30 y el tercero a las 11:30. Este último pinta un poco pero se va a hablar por el móvil y a tomara café y desaparece durante una hora. A las 5 de la tarde dos se van y te quedas con otro hasta acabar la faena…¿Habría que dividido el dinero igualitariamente y dar 100€ a cada uno?
En este tipo de problemas el resultado que se encuentra en los estudios es que hombres y mujeres reaccionan de forma diferente. Las mujeres tienden a dividir el dinero igualitariamente (lo mismo para todos) y los hombres equitativamente (dar más dinero al que ha trabajado más duro). ¿Qué es mejor? Las relaciones íntimas suelen funcionar mejor con la igualdad. Es difícil registrar lo que hace cada uno y comparar cosas como limpiar el jardín con preparar la comida…Pero en grupos más grandes funciona mejora la equidad. Si en ejemplo anterior todo el mundo se llevara 100€ está claro que no quedarías más con esa cuadrilla para hacer ningún trabajo.
Otra distinción que se encuentra en estudios es la de agencia/comunión. Comunión está claro eu es la unión con los demás, preocuparse de los demás, etc. y agencia se refiere a alguien que actúa, con iniciativa, autónomo, que se encarga de que se hagan las cosas. Lo que se suele encontrar de forma bastante consistente es que las mujeres son más comunales y los hombres más “agénticos”. De nuevo, estas características parece que se adaptan bien a las diferentes esferas de las que venimos hablando. En las relaciones íntimas es seguro asumir que los demás se preocupan de ti y tiene sentido compartir y demás. Pero en grandes grupos no puedes asumir que importas a los demás y que te van a cuidar. Nadie es imprescindible en un grupo, los equipos de fútbol, empresas, ejércitos y demás siguen adelante falte quien falte. Por ello es importante ser agéntico y preocuparte de tus propios intereses.
En esta misma línea se han detectado diferencias entre los sexos en el auto-concepto. Los hombres suelen enfatizar los rasgos que les hacen diferentes y se presentan a sí mismos como unidades diferentes y separadas del grupo. Esto ha hecho pensar que los hombres son menos sociales. Pero no es necesariamente así. En los grupos de hombres se da una división del trabajo, cada uno juega un rol diferente y para integrarse el hombre tiene que destacar sus diferencias. Pero el hombre enfatiza sus diferencias precisamente para integrarse. Imaginemos una banda de música. No tiene sentido que todos toquen el mismo instrumento, eso nos una orquesta. Si un hombre quiere ser admitido tiene que tocar un instrumento que no toque nadie más. Así que ser diferente de los demás no es igual a separarse de los demás. Para los hombres ser diferentes sería una manera de pertenecer, de cementar su lugar en el grupo.
Se suele encontrar también que las mujeres son valoradas como más agradables que los hombres, tanto por los hombres como por las mujeres. Esto que estamos hablando podría ser una explicación. Si eres el único que toca el bajo o el trombón en la banda es muy probable que cuenten contigo aunque no seas nada agradable. Puestos a elegir entre alguien agradable pero que no tenga ni idea de música y alguien que sepa tocar aunque sea un desagradable, normalmente se escogerá al mejor músico. Resumiendo, para el tipo de relaciones que forjan los hombres es más importante ser competente que ser agradable. Es especialmente importante ser capaz en algo relativamente raro y valioso. Y esto requiere agencia.
En definitiva, hay que tener cuidado con clasificaciones muy rígidas pero tal vez este enfoque de Baumeister puede ayudar a entender que muchas de las diferencias entre hombres y mujeres en personalidad o de otro tipo pueden ser resultado de determinados compromisos: diferentes tipos de relaciones requieren diferentes tipos de características. Hay más de una manera de ser social.
@pitiklinov
Referencias:
Cross SE y Madson L.(1997) Models of the self: self- construals and gender. Psychological Bulletin 122, 5-37
Baumeister & Leary (1995) The need to belong: desire for interpersonal attachment as a fundamental human motivation. Psychological Bulletin 117, 497-529
Baumeister R y Sommer KL (1997) What do men want? Gender differences and two spheres of belongingness: commit on Cross and Manson(1997) Psychological Bulletin 122, 38-44
Roy Baumeister Is there anything good about men? How cultures flourish by exploiting men. Oxford University Presss 2010
Cualquiera puede comprobar que lo que dicen estos estudios es cierto. Pero todos estos estudios incurren en el mismo error: no tienen en cuenta los condicionamientos culturales por los cuales los individuos se sienten presionados a actuar de determinada forma, cuestión que habría que "restar" de la "naturalidad" con que se comportan.
ResponderEliminarPor ejemplo, al contrario que los hombres, hay pocas mujeres que tengan a su cargo la distribución de recompensas como para saber si son más igualitarias que equitativas.
Otra cuestión es preguntarse si una mujer es menos "femenina" cuando es equitativa y un hombre menos "masculino" cuando es igualitario. En definitiva, como ser más equitativo parece más racional, estos estudios acaban colocando la vieja etiqueta de irracionalidad a las mujeres cuando lo más lógico es pensar que solo a través de muchas generaciones en que los derechos sociales sean los mismos, podremos saber hasta qué punto la división social de tareas ha influido en el comportamiento de los sexos.
Lo que digo de la división social de tareas se puede aplicar también a grupos sociales o razas.
ResponderEliminarMuy interesante el artículo, con conceptos originales sobre las relaciones sociales.
ResponderEliminar"agencia se refiere a alguien que actúa, con iniciativa, autónomo, que se encarga de que se hagan las cosas. Lo que se suele encontrar de forma bastante consistente es que las mujeres son más comunales y los hombres más “agénticos”."
Entiendo que, en lo "agéntico", se trataría de actuaciones funcionales para alcanzar bienes de interés común. Bienes que una vez obtenidos se repartirían para el disfrute individual de cada uno.
"Esto ha hecho pensar que los hombres son menos sociales. Pero no es necesariamente así."
Parece, sin embargo, que si el objetivo de la vida social masculina es la obtención en común de bienes para el disfrute individual, y el objetivo de la vida social "femenina" es el disfrute de las relaciones personales mismas (el que sean preferentemente diádicas implica la intensidad de estas relaciones), se trata de dimensiones diferentes de lo social. Al fin y al cabo, las hormigas y los lobos también son sociales.
Esto recuerda a la observación que hacía Carol Gilligan sobre la conducta de niñas y niños en cuanto a cómo afrontaban las reglas en el transcurso de sus juegos.
"[En las discusiones] parecía que los niños disfrutaban de los debates legales tanto como del juego en sí, y que incluso los jugadores marginales de menor tamaño o habilidad participaban igualmente en estas disputas recurrentes. En contraste, la erupción de disputas entre las chicas tendía a acabar el juego (…) Más que elaborar un sistema de reglas para resolver disputas, las niñas subordinan la continuación del juego a la continuación de las relaciones."
http://unpocodesabiduria21.blogspot.com.es/2016/05/una-voz-diferente-1983-carol-gilligan.html
O sea, que durante el juego -o el trabajo, o la vida familiar, o la vida sexual- el objetivo "masculino" sería tanto la disputa que permite afirmar el amor propio, o el resultado del juego -o cualquier otra forma de cooperación- que permite obtener un resultado para el disfrute -¿y ostentación?- individual (el "otro" como instrumento); mientras que el objetivo "femenino" en cualquier relación social sería el goce de las relaciones humanas, mientras más intenso mejor ("el otro" como objetivo), y la relación "diádica" sería por ello la preferente.
Esto sería una posible interpretación, con todas las salvedades posibles, y recordando que, al fin y al cabo, características "masculinas" y "femeninas" existen en los dos sexos, y solo se trataría de proporciones estadísticas...
Me resulta interesante lo que dice Baumeister y en general el tema, pero tengo la impresión de que todo está cogido con pinzas, como casi todo lo que tiene que ver con el “género” fuera de los estudios del mismo nombre en los que, sí, todo está mucho más claro y lo que dicen va a misa y tienen todas las opciones de convertirse en verdad oficial.
ResponderEliminarHola, Emilio. Creo que existe un fuerte componente biológico y genético en nuestra forma de desarrollarnos los hombres y las mujeres, pero no es determinante, a hoy sabemos con cierta certeza que todo esto puede ser modificado desde la concepción, los primeros anos de vida, las interacciones que tendremos, el medio cultura... somo el resultado de un sin fin de cositas y cosotas, por lo que todo es influencia en la construcción y el devenir y no exixte un desarrollo lineal. Eso es lo que yo abordo en mi blog, en mis diferentes entradas. Un ser complejo y menos normado, que debe ser mirado desde diversos puntos de vista..
EliminarTe dejo mi enlace por si quieres visitarme.
tejiendolametamorfosisdemila.fr
Hola anónimo. ¡Mira que suena extraño el saludo a un anónimo!
EliminarMe he acercado a tu blog y he leído la entrada sobre la resiliencia y la frase que de forma desacertada la encabeza en el sentido de que ésta ha vencido a la vulnerabilidad. Supongo de entrada que se refiere a la vulnerabilidad enfermiza, la que impide curar la heridas y por tanto crecer y pasar a una nueva fase y a esta vulnerabilidad le va mejor el término victimismo y nada más lejos de la realidad que la resiliencia lo haya vencido.
Conviven perfectamente en nuestras sociedades como fácilmente se puede observar, por supuesto no en los mismos ámbitos, ni para las mismas personas, pero sí más allá de esas circunstancias. Mientras en unos ámbitos la resiliencia es una asignatura, por ejemplo el ejército, en otros el victimismo está a la orden del día, goza de toda la protección y parece garantizado por mucho tiempo.
En mi comentario anterior, en cualquier caso, lo que quería señalar era que la asfixia a la que está sometiendo a las ciencias sociales el monopolio del feminismo de género constituye para mí el gran problema cultural del momento en que vivimos. Afortunadamente hay un pequeño ámbito: el de la ciencia base, que se escapa de esa tiranía. Ámbito que sin embargo tiene como inconvenientes su carácter minoritario y la ausencia de propuestas para el día a día y los temas concretos.
lo social 'masculino' puede deberse también a la necesaria competición entre individuos del mismo genero presente en el reino animal. Pensando sobretodo en los hábitos tan extendidos en nuestra cultura como son las salidas en bicicleta, las catas de vino, los encuentros gastronómicos etc Eventos donde siempre surge la competitividad sea directa o de forma sutil.
ResponderEliminarMuy buena su información aunque no la ley😂😂
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