En esta entrada quiero pedir a los periodistas que dejen de utilizar el término “violencia machista” que parece ser el que se ha impuesto en la actualidad tanto en prensa como en TV y otros medios, para referirse a los asesinatos de mujeres por parte de sus parejas o ex-parejas, como podemos ver en este caso en el Pais. Mi manera de proceder va a ser la siguiente: voy a explicar los problemas que tiene el término violencia machista y luego voy a hablar de los casos de violencia en parejas homosexuales mostrando la gran similitud con los que ocurren en parejas heterosexuales. Dado que la explicación de “violencia machista” no es aplicable a estos casos y sus manifestaciones son muy similares a los de parejas heterosexuales concluyo que el término violencia machista impide el reconocimiento de todos estos otros tipos de violencia y entorpece también algo que es muy necesario: su estudio riguroso fuera de corsés ideológicos.
1- Creo que para referirse a este fenómeno, y aceptando que toda definición o concepto es problemático, es preferible utilizar en principio un término descriptivo y no un término que implica una causalidad y que tiene un gran componente ideológico. Por ejemplo, creo que es preferible el término “violencia doméstica”, que es el que se utiliza en la mayor parte del mundo, y que hace referencia a la violencia que ocurre entre personas que tienen una relación familiar o equivalente, o de pareja. Me parecerían más adecuados que violencia machista otros como “violencia masculina”, si queremos marcar que la ejercen los hombres, “violencia contra la mujer”, si queremos marcar que la víctima es mujer; “violencia hombre-mujer”, si queremos marcar que el autor es hombre y la víctima mujer, etc. En cualquier caso insisto en que sean términos lo más descriptivos posibles. Utilizar “violencia machista” genera la ilusión de que ya sabemos cuál es la causa de estos hechos (la ideología machista) y nos deja tan tranquilos sin necesidad de estudiar más porque aparentemente ya está todo explicado. Además, creo que es algo que no lo podemos saber cuando ocurre el acto, sino que se desprenderá del análisis posterior (más sobre esto a continuación). El término machista implica comprar el discurso feminista en este terreno. La ideología feminista tiene muchas cosas buenas que merece la pena comprar pero otras que no sólo no tienen base científica sino que van directamente contra lo que sabemos a nivel científico.
El discurso feminista, del que puede ser un ejemplo el de esta autora, catedrática de Derecho Penal de la Universidad de Granada, asume de manera típica muchas cosas, entre ellas las siguientes:
- “que la violencia se dirige contra las mujeres por el mero hecho de serlo”
- que es una violencia de origen cultural y no biológico
- que se debe a un supuesto patriarcado y a una dominación sistemática de los hombres como grupo sobre las mujeres.
Bien, quería decir algunas cosas sobre esto. Para empezar, la ideología feminista da por hecho que todos los problemas que pueda tener un hombre con su esposa (voy a hablar de matrimonio por simplificar) y que le puedan llevar a la violencia son porque su esposa es una mujer. Por principio es imposible, según esta ideología, que un marido tenga un problema con su esposa “como persona”, es decir, porque como persona ella está teniendo una conducta que le perjudica o que a él le parece mal. Voy a poner un ejemplo sólo para ilustrar esa posibilidad teórica. Supongamos el caso de una separación o divorcio donde hay unas medidas dictadas por el juez por las que el marido puede ver a los hijos determinados días. Supongamos que la mujer no las cumple e impide que los vea. Supongamos que el hombre se siente humillado y ninguneado. ¿Esta humillación es debida a la actuación de su mujer como mujer o como persona? Para verlo claro supongamos que la pareja del hombre es otro hombre y veremos que la humillación o el sufrimiento del hombre sería el mismo, esto no tendría que ver con la condición de mujer de su pareja. No estoy justificando nada, por supuesto, solo estoy argumentando que el odio contra una pareja o los impulsos violentos o agresivos pueden tener su origen en algo diferente al sexo de la pareja. Otra posibilidad es que la conducta del hombre pueda ser debida, por ejemplo, a una enfermedad mental. Recientemente hemos conocido el caso de acoso e intento de asesinato de la mujer del periodista Paco González y parece que, según los peritos, la mujer autora de los hechos puede padecer un trastorno por ideas delirantes de tipo erotomaníaco. Pero nada de esto es contemplado por la etiqueta violencia machista. Insisto en que ante la falta de información sobre un caso concreto mejor jugar la baza más segura, la descriptiva y no dar por sabidas unas causas que en principio no podemos conocer.
Otra idea del discurso feminista es que la violencia sobre la mujer tiene un origen cultural en el supuesto patriarcado y que no es de origen biológico. Esto es un ejemplo más de negacionismo biológico y genético y de visión de la mente humana como una tabla rasa que no tiene base científica. Todas las conductas y rasgos psicológicos humanos tienen un componente biológico y una heredabilidad que se sitúa en el 50%, de media. Conductas equivalentes a estas conductas violentas que estamos comentando existen en animales inferiores y los celos o conductas como la llamada “mate guarding” (control de la pareja) ocurren en primates y otros animales menos complejos, todo ello muy anterior a ningún supuesto patriarcado. Para una revisión desde el punto de vista evolucionista de las conductas delictivas y agresivas en general ver este artículo: A unified crime theory: The evolutionary taxonomy.
2- Voy a pasar ahora a la segunda parte de mi exposición que es la que trata de la violencia en parejas del mismo sexo. Desafortunadamente, la violencia doméstica en parejas del mismo sexo ocurre con una frecuencia similar a la violencia en parejas heterosexuales. Las personas que se ven afectadas por esta violencia no están recibiendo la ayuda que necesitan. No hay recursos para ellas y prácticamente no se reconoce el problema porque el discurso imperante es que sólo existe la violencia del hombre contra la mujer. Cuando se compara la violencia doméstica en parejas del mismo sexo y en homosexuales se ve que hay muchas características comunes:
- el llamado “ciclo de la violencia”: cada incidente de violencia doméstica es seguido de una fase de “luna de miel” donde las cosas se arreglan y mejoran para volver luego a las mismas
- la presencia de trastornos mentales en los abusadores. También muchos de ellos sufrieron abusos en la infancia.
- el abuso psicológico es el más frecuente pero también el económico y el sexual.
- no hay raza, etnia o nivel socioeconómico que se vea libre de la violencia doméstica.
- abuso post-separación: Para muchas personas gays o lesbianas que dejan una relación eso no significa el final de la violencia sino que muchas veces se produce una escalada: llamadas, persecuciones, etc.
También hay diferencias en la violencia doméstica en parejas del mismo sexo comparadas con las heterosexuales. Una de ellas es que el abusador suele amenazar con dar a conocer la homosexualidad de la pareja a los familiares, amigos y compañeros de trabajo de la víctima cuando no la conocen. También ocurre que los gays y lesbianas tienen miedo a denunciar porque se puede ver como falta de solidaridad con la comunidad gay y lesbiana en el sentido de que reconocer esa violencia en sus filas puede conducir a que sean más estigmatizados y discriminados todavía y que se vea a las relaciones del mismo sexo como inherentemente disfuncionales.
El caso es que si leemos artículos como los que referencia más abajo vemos que en Reino Unido o en Australia se han empezado a dar pasos para cambiar el discurso previamente imperante de que la violencia de pareja es hetorosexista y se está pidiendo que se cambien las leyes y los modelos de prevención y tratamiento para incluir a parejas del mismo sexo.
Si miramos lo que pasa en España con la ley de violencia de género o con el observatorio de la violencia doméstica vemos que estamos en pañales. Este observatorio no recoge datos de violencia de parejas del mismo sexo y no creo que sea porque no existe como demuestra este caso de hoy mismo en el que un hombre de 53 años ha matado de una puñalada a su novio de 57 en Sabadell. Dicho sea de paso, tampoco existen en España estadísticas sobre infanticidio. Es una necesidad cambiar las leyes y el discurso imperante y, como decía más arriba, seguir hablando de violencia machista es un obstáculo en este camino porque genera la ilusión de que ya sabemos cuál es la causa de estos hechos (la ideología machista) y no hay necesidad de estudiar más porque aparentemente ya está todo explicado. Necesitamos estudiar y aprender más sobre la manera en que los seres humanos buscan y mantienen a sus parejas y sobre cómo en ese proceso puede ocurrir la violencia. Como siempre, estarán implicados factores biológicos y culturales y necesitamos estudiarlos sin ideas preconcebidas.
@pitiklinov
Post-Script
Quiero insistir en un punto que creo muy importante, es básico pero clave: Todo lo que un hombre hace a una mujer no es por el hecho de ser mujer. Voy a hacer un paralelismo. Imaginemos que a un trabajador negro va su jefe y le despide. Eso puede ser racismo pero puede muy bien también no serlo. Puede que el trabajador negro llegara todo los días tarde al trabajo y fuera un mal trabajador. Racismo es cuando lo que hago contra una persona se debe exclusivamente a su raza. Pero un negro o una mujer, además de ser negros o mujeres son personas…una mujer no es sólo su sexo, y es curioso que las feministas cometan este error. Un marido puede tener problemas con su mujer por razones que tienen que ver con que es la persona con la que convive. Y ocurre que la mayoría de los hombres son heterosexuales y conviven con mujeres.
Tengo un recuerdo lejano de la película la Guerra de los Rose. Es una caricatura de la “escalada guerrera" en la que se cae en los divorcios. Al final mueren los dos. Ya no me acuerdo bien de la película pero creo recordar que la causa no es el sexismo de uno contra el otro sino la actitud: “te vas a joder pero no te vas a salir con la tuya”…Quiero decir que las personas nos ponemos muy agresivos cuando alguien nos humilla, cuando “pasa por encima nuestro”, cuando nos sentimos injustamente tratados, etc. Todas esas reacciones son comunes a todas las personas sean del sexo que sean. Y podemos matarnos por 5 céntimos, pero no son los céntimos, es la honra…
Así que se me ocurren por lo menos tres razones para la violencia entre hombre y mujer:
1- Machismo
2- Violencia “humana”, es decir, por razones comunes a todas las personas
3- Patología mental
Por tanto dar nombre de un subgrupo al conjunto me parece un error científico.Tenemos que dejar a los científicos investigar, ver tipos de agresores, estudiar las parejas, sus personalidades, su economía , sus genes, todo lo que podamos, para aprender todo lo posible e intentar disminuir lo más posible esta violencia. Pero no podemos empezar a investigar sabiendo ya las conclusiones: que todo se debe a la violencia machista y punto. El clima generado por el feminismo no ayuda a ello, en mi humilde opinión, y es totalmente perjudicial para que avancemos.
Post-Script 2: Artículo de Juan Antonio Amorós Perez con una línea de argumentación muy similar a la mía: ¿TODAS LAS MUERTES DE MUJERES A MANOS DE SUS PAREJAS SON VIOLENCIA DE GÉNERO?
Post-Script 2: Artículo de Juan Antonio Amorós Perez con una línea de argumentación muy similar a la mía: ¿TODAS LAS MUERTES DE MUJERES A MANOS DE SUS PAREJAS SON VIOLENCIA DE GÉNERO?
Referencias:
Susan Decay y Fiona McHardy. Uxoricide in pregnancy: ancient greek domestic violence in evolutionary perspective. Evol Psychol. 2013 Oct 24;11(5):994-1010.