jueves, 28 de mayo de 2015

Empatizadoras y cuotas de género

El libro Personality, de Daniel Nettle, es un libro bueno, cortito y barato con el que podemos aprender algunas cosas interesantes acerca de la personalidad, el modelo de los Cinco Grandes, y todo ello dentro de un marco evolucionista, un chollo, vamos. Dada esa calidad vamos a comentar aquí algunas de las cosas que se pueden aprender en este libro. Y vamos a empezar por una de las dimensiones de las llamadas Cinco Grandes, la de la llamada Agradabilidad, Amabilidad, Cordialidad o Afabilidad (Agreeableness, en inglés).

Una de las cosas que hace Nettle en su libro es intentar explicarnos lo que constituye el núcleo de cada dimensión y relacionarlo con una base neurobiológica o mecanismo a nivel del cerebro y luego hablarnos de sus beneficios y sus costes. El 1% de su libro, la esencia, lo tenéis en la Figura 1. Os adelanto que la Agradabilidad es una dimensión que mide lo que te preocupas por los demás (la pro-sociabilidad) y su mecanismo neuronal es la Teoría de la Mente, en concreto su componente de empatía.

La conducta de preocupación por los demás se relaciona con un paraguas de mecanismos cerebrales que globalmente se conocen como “Teoría de la Mente”. Por medio de la Teoría de la mente yo puedo apreciar si otra persona tiene hambre, si quiere comida, si cree que la deberíamos ayudar a conseguir comida, es decir, las intenciones, deseos y creencias de otras personas. La Teoría de la Mente puede dividirse en dos componentes: Mentalización y Empatía. Mentalización es lo que hacemos cuando atribuimos un estado mental (por ejemplo, una creencia) a otra persona. La mentalización no está disponible desde el nacimiento sino que se consigue alrededor de los cuatro años, que es cuando los niños son capaces de separar lo que ellos saben de lo que saben los demás.

Simon Baron-Cohen y sus colegas son famosos por haber demostrado que los individuos autistas tienen dañado este tipo de mentalización. También sabemos que hay gran variación en individuos normales en esta capacidad de mentalizar. El otro aspecto de la Teoría de la Mente es la Empatización. Este mecanismo también implica representar el estado mental de los demás, pero en este caso los estados mentales emocionales. Empatizando con la emoción de otro podemos, potencialmente, vernos afectados por ella. Estudios de imagen cerebral sugieren que al empatizar hacemos uso de los mismos circuitos que al mentalizar más aquellas áreas que estarían implicadas si nosotros tuviéramos esa emoción. Por tanto, ambas capacidades se solapan pero en algunas configuraciones de personalidad una está más implicada que la otra. Y también observamos que hay variabilidad individual, que algunas personas están siempre pensando en las necesidades de los demás, y son incluso capaces de perder cosas propias (tiempo, dinero, etc), por ser amable y ayudar, mientras que otros van a lo suyo y sólo miran sus propios intereses.

Los que puntúan alto en Agradabilidad o Amabilidad se describen como cooperadores, confiados y empáticos. A los que puntúan bajo se les describe como fríos de corazón, hostiles o no complacientes. Aunque esta dimensión es claramente una dimensión de pro-sociabilidad la relación con la Teoría de la Mente se ha hecho recientemente, estudios realizados en parte por el propio Nettle. Por lo tanto, tener mucha Agradabilidad implica atender al estado mental de los demás, ayudar a los demás, tener unas armoniosas relaciones interpersonales, disfrutar de un buen apoyo social y generalmente discutir poco o insultar poco a los demás. Son personas que valoran la compañía y las relaciones personales con los demás. Muchas de estas personas son consejeros, trabajadores sociales o voluntarios en actividades por el bien de los demás.

Por contra, en el extremo de baja Agradabilidad tenemos a los psicópatas. El psicópata es un individuo completamente egocéntrico, sin sentimientos de culpa y que utiliza a los demás para su propios fines. También la psicopatía es cuestión de grados pero su núcleo implica falta de empatía y puntúan bajo en Agradabilidad. Sin embargo, no tienen problemas con la mentalización, de hecho son buenos engañando a los demás y para eso hay que saber representar sus deseos, intenciones y creencias; mentalizan pero sin empatía. Los autistas, por contra,  tiene problemas con la mentalización pero son capaces de empatizar con el dolor de los demás.

Entonces, si la gente que puntúa alto en Agradabilidad tiene unas relaciones personales armoniosas y buen apoyo social, la Agradabilidad es claramente una cosa buena, ¿no? Pues depende. Es claro que tener cerca gente con mucha Agradabilidad es bueno para los demás pero no está tan claro que eso sea bueno para los propios interesados. Desde el punto de vista darwiniano hay luces y sombras. ¿Cómo surgieron estas personas que se preocupan de los demás en vez de ellos mismos, cosa que evolucionistamente es una aberración (en otros animales no se ve tanto, aunque se ve)? La explicación, aunque todavía es un tema discutido, está en nuestro mundo social, al ser criaturas ultrasociales paga dividendos, beneficia a nuestro propio interés, preocuparnos del interés de los demás. Gracias al lenguaje (cotilleo) se corre la fama de buena reputación de esas personas y todos quieren colaborar con ellos o tenerlos de pareja. Las personas pro-sociales son valoradas por el grupo y eso les da ventajas para pasar copias de su genes a la siguiente generación. Existe variación en este rasgo porque dependiendo del estilo de vida y las culturas puede recompensar más o menos ser empático. 

¿Y cuáles son las desventajas de los empatizadores, de las personas que puntúan alto en Agradabilidad? Pues tiene sus costes en cuanto al éxito personal. Un estudio que examinó la personalidad y el éxito en la carrera profesional de 4.000 ejecutivos de negocios en la franja de edad de los cuarenta encontró que la puntuación en Agradabilidad era un predictor negativo de sus ingresos, de su nivel en la jerarquía de las compañías y de la posibilidad de que fueran ejecutivos jefe. En otras palabras, cuanto menos empático y agradable el ejecutivo mejor les va económica y profesionalmente. Hay también estudios donde se ve que el éxito en una actividad creativa se predice mejor con baja Agradabilidad. Tienes que ser despiadado y ponerte a ti mismo y tu progreso por delante si quieres llegar arriba. Todo esto nos lleva a la familiar observación de que todas nuestras grandes instituciones -corporaciones, empresas, partidos políticos, universidades, etc.- son generalmente lideradas por gente con tendencias psicopáticas. Hay excepciones, como en todo en la vida.

Pero todo esto tiene algunas implicaciones que no se suelen tener en cuenta. Cuando se les pregunta a las mujeres lo que les gustaría en un marido, las mujeres de todas las culturas dicen que amabilidad y empatía lo que más. Pero las mujeres también valoran el éxito material y el estatus, y hay un conflicto entre las dos cosas. Amabilidad implica alta Agradabilidad pero éxito personal implica baja Agradabilidad. No está claro cómo resuelven las mujeres este problema pero esto es un problema real: la persona que te puede dar una vida reluciente no es el tipo de persona con la que te gustaría compartir tu vida.

Pero hay más, y ya nos vamos acercando a lo de las cuotas de género. Uno de los hallazgos más robustos en la investigación en personalidad es que la mujeres puntúan en Agradabilidad más alto que los hombres. La diferencia es de algo más de media desviación estándar lo que significa que, aunque hay gran solapamiento, el hombre medio puntúa más bajo que el 70% de las mujeres. Las mujeres son mejores en Teoría de la Mente, también. Pero es que parece que esta diferencia tiene bastante que ver con nuestra biología. Por ejemplo, cuando a las mujeres se les da testosterona se reduce su conducta empática. ¿Por qué es esto así? Una explicación evolucionista podría ser que en tiempo evolucionista las mujeres han sacado más beneficio de una vida grupal armoniosa que de subir en el estatus. Hay muchas razones para ello. Por un lado, a los hombres les compensa más el estatus porque se traduce en recursos, mujeres y más descendencia. El dividendo del estatus para los hombres ha sido mayor. 

Otro aspecto es que las mujeres han tenido que cuidar a unos niños dependientes y haber contado con la ayuda de otras mujeres y disponer de apoyo social y relaciones ha sido una ventaja para sacar la prole adelante. La solidaridad femenina en el cuidado de los niños es una característica de muchas culturas (ver este enlace sobre crianza cooperativa). Por otro lado, la madre que no tuviera buena Teoría de la Mente y supiera identificar bien los deseos y necesidades de sus hijos, no pasaría sus genes a la próxima generación.

Pero este asunto de las diferencias sexuales en Agradabilidad pone el debate sobre la discriminación sexual en la sociedad bajo una luz interesante. Los medios de comunicación tienden a lamentar y considerar negativo que el porcentaje de mujeres que son jefas ejecutivas en grandes empresas sea más bajo del 50%. ¿Pero esto es verdaderamente señal de discriminación? Podría ser que no hay tal discriminación y que pocas mujeres quieren ganar estatus social a costa  de perder conexión social. Dadas las relaciones entre Agradabilidad y éxito profesional y las diferencias sexuales que hemos comentado se puede calcular el número de mujeres en la cima. No sería cero pero tampoco sería 50%.

Espero que no se vea esto como  una postura antifeminista. Uno de los objetivos de las feministas ha sido la igualdad. Es decir, un hombre y una mujer con las mismas aptitudes y motivaciones deberían tener la misma probabilidad de triunfar. Tanto Nettle como yo apoyamos esto. Sin embargo, esto no significa que hombres y mujeres tengan, de media, las mismas motivaciones, por lo que no deberíamos esperar una representación igual en todos los sectores de la sociedad. Un segundo objetivo de las feministas ha sido defender y validar los valores femeninos, que son a veces diferentes a los de los de los hombres. Seguramente es mucho más importante valorar la orientación pro-social de muchas mujeres que no quieren llegar a la cima, que lamentar que no sean más como los hombres. 

@pitiklinov

Referencia:




6 comentarios:

  1. "un hombre y una mujer con las mismas aptitudes y motivaciones deberían tener la misma probabilidad de triunfar."

    Esta afirmación es muy "políticamente correcta", pero no tiene mucho sentido desde el punto de vista científico. ¿Triunfar en qué? Ya desde hace mucho tiempo se sabe que las pautas de temperamento individuales nos predisponen para distintos roles sociales, y, por lo tanto, según nuestras pautas psicológicas (incluidas las que determinan esta dimensión de "agradabilidad") podremos triunfar mejor en una u otra cosa.

    Helen Fisher consideraba que las mujeres están más preparadas para "triunfar" en el mundo competitivo de las grandes corporaciones a partir de la menopausia, cuando biológicamente se "desfeminizan".

    Y aquí, lo mismo:

    "Es claro que tener cerca gente con mucha Agradabilidad es bueno para los demás pero no está tan claro que eso sea bueno para los propios interesados."

    No está tan claro porque no sabemos en qué entorno social se van a desenvolver estos sujetos. Si le toca vivir en un barrio marginal donde las conductas delictivas son habituales, seguramente no le irá bien al "empatizador". Si le toca vivir en un entorno altamente cooperativo donde lo más conveniente es generar confianza, entonces hemos llegado al paraíso...

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  2. Tengo pendiente el libro de Nettle. Muy interesante este anticipo. Bravo...

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  3. Una pancarta feminista muy bien clara explicaba: "Igualdad como derecho, diversidad como valor" ... Me parece que lo clava ... Todos tienen que tener acceso a los mismos recursos y a las mismas posibilidades, pero esto no quiere decir que somos todos iguales. Al revés, las diferencias son un valor ...

    Diferencias biológicas (hormonas y tal) pueden llevar a comportamientos o capacidades distintas, y sobre todo a diferentes prioridades, es normal. Pero hemos pasado de perseguir la diversidad a negarla … Pues creo que no habría que hacer ni el uno ni el otro.

    El problema principal es que se sigue haciendo el error de poner automáticamente las diferencias en una escala de valores, “mejor y peor”. Está claro que “diferente” quiere solo decir “diferente”, y por si mismo no tiene que implicar ningún juicio. Esto sí, desde luego todavía no sabemos en qué grado estas diferencias (desde las moleculares hasta las cognitivas) entre géneros sean realmente “genéticas” (y menos que menos “evolutivas”), y en qué grado en cambio están influenciadas por factores culturales …

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