miércoles, 24 de septiembre de 2014

El Suicidio Religioso

Jim Jones
Si el suicidio  individual plantea interrogantes de todo tipo acerca de la naturaleza humana, el suicido colectivo es un misterio que se suele despachar con referencias a algún tipo de locura o de lavado de cerebro. El suicidio colectivo en la Guyana el 18 de Noviembre de 1978 de 918 personas seguidoras del grupo religioso el Templo del Pueblo, fue un shock para todo el planeta. Después ha habido más casos (aquí tenéis un listado de Wikipedia y en este estudio sobre el suicidios colectivos rituales tenéis alguno más). Desde el punto de vista evolucionista, el enigma es todavía mayor. ¿Cómo puede una población inmolarse, autodestruirse, acabar con sus propios genes presentes y futuros? (en la mayoría de los casos fallecen un número elevados de niños). Parece que este tipo de comportamientos es contrario a la lógica evolucionista y que  nuestro diseño no debería incorporar la posibilidad de cometer este tipo de actos. Que grupos de cientos o miles de personas  acaben con sus vidas en base a unas ideas - en definitiva, que unas ideas (habitualmente religiosas) tengan más fuerza que la propia vida- es una pregunta que pide a gritos una respuesta.¿Los genes construyen cerebros que construyen ideas que destruyen a los genes? ¿Cómo es esto posible?

Se conocen muchos casos históricos de suicidios de grupos de gente en el contexto de una situación bélica, sobre todo tras asedios, en los que todos los habitantes deciden suicidarse antes que caer en manos del enemigo: Numancia, Masada, el suicido conocido como Jauhar en la India y otros. También hoy en día, se han dado casos de pactos de suicidio entre gente frustrada que contacta por Internet y deciden suicidarse juntos. Pero la mayoría de los suicidios colectivos masivos conocidos tienen un componente ideológico religioso. Los casos más conocidos como los del Templo del Pueblo en Guyana (1978), la Orden del Templo Solar en Suiza (1994-1997, un grupo se suicidó años después de sus compañeros queriendo reunirse con ellos), la Puerta del Paraíso en San Diego (1997) o el Movimiento de la restauración de los diez mandamientos de Uganda( 2000) han ocurrido a finales del siglo XX por lo que se ha considerado que el suicidio religioso es un fenómeno postmoderno. Dado su agrupamiento en esas fechas se han planteado la existencia de un componente milenarista, también. Sin embargo, el precedente más claro de estos suicidios no tiene nada de postmoderno ya que se encuentra en la Rusia ortodoxa en los siglos XVII-XVIII: los Viejos Creyentes. 

Se trata de los Viejos Creyentes. En 1653 el patriarca Nikon realizó una reforma en la Iglesia ortodoxa rusa para acercar más los ritos rusos a los griegos originales. La reforma se llevó a cabo de una forma muy autoritaria y también arbitraria por lo que muchos monasterios y monjes se negaron a aceptarla produciéndose un cisma. Los poderes civiles apoyaron a Nikon y los viejos creyentes fueron excomulgados produciéndose luego enfrentamientos y rebeliones. En 1665 y 1666  pequeños grupos de seguidores de Kapiton, un monje rebelde se quemaron vivos. Otros grupos de viejos creyentes realizaron suicidios masivos en Siberia Occidental. En 1687 el fraile Ignatii y 2700 seguidores tomaron un monasterio, se encerraron dentro y dieron fuego al edificio (como el caso de Uganda). En 1689 y 1693 hubo más casos y algunos calculan que a finales del siglo XVII se habían suicidado unos 20.000 viejos creyentes (en general en situaciones en las que se sentían amenazados). Hay que decir que este grupo religioso sigue existiendo hoy en día (entre 1-2 millones de fieles) en algunos lugares de USA  (Oregon) y Canada, Australia, Alaska o Sudamérica, además de en Rusia. 

El suicidio religioso como un acto de afirmación de ciertos valores religiosos ha asumido cuatro formas básicas a lo largo de la historia:

1- El suicidio religioso se ha practicado como un ritual de purificación. La práctica mejor documentada de suicido ritual es la del seppuku japonés, como ritual de purificación del samurai que había caído en manos enemigas o fallado en sus obligaciones. Abriendo su abdomen lavaba o purificaba su honor. En la India las castas inferiores podían conseguir la purificación ritual por el autosacrificio, muriendo de hambre, cubriéndose de heces de vaca y dándose fuego, cortándose el cuello en el Ganges o ahogándose en su desembocadura y enumerando sus pecados. También los cátaros tenían la endura, un suicidio purificador dejándose morir de hambre.

2- El suicido religioso se ha practicado como una medio de liberación del sufrimiento. Los epicúreos y estoicos eran partidarios de elegir el momento de la propia muerte cuando la carga de vivir se hacía insoportable. En lugar de ser como los animales la muerte autoimpuesta era un ejercicio de voluntad y de auto determinación.

3- El suicidio religioso se ha practicado como una forma de venganza. Decía Gustavo Bueno que es posible que uno siempre se suicide contra algo o contra alguien. Tenemos el ejemplo de clásico de Sansón pero también se han registrado ejemplos en algunas sociedades tribales donde el suicidio  es una forma de buscar justicia cuando no se ha podido conseguir de otra manera. Se habla de suicidarse sobre la cabeza de alguien o en el cuello de alguien. Entre los Ashanti si un hombre se suicida en la cabeza de otro (delante de otro), ese sujeto debe suicidarse también o pagar 20 onzas de oro a la familia. Entre los Yoruba el hombre “responsable” del suicidio debe pagar también una multa a la familia. 

4- Finalmente el suicidio religioso revolucionario, de oposición contra fuerzas religiosas, políticas o militares que superan a los suicidas. Este podría ser el caso de los viejos creyentes.

Los suicidios colectivos modernos, como el del Templo del Pueblo en Guyana, tienen aspectos de los cuatro tipos de suicidio religioso. Primero, son un ritual que refuerza la pureza de la comunidad. Segundo, suponen una liberación del sufrimiento o el mal de este mundo (con el que están en desacuerdo), mucha veces huyendo a algún tipo de paraíso. Tercero, el suicido es una venganza; en el caso del Templo del Pueblo contra USA, la prensa y los traidores al movimiento. Por último el suicido del Templo del Pueblo es también un suicidio revolucionario contra la sociedad consumista y deshumanizada norteamericana. En palabras del propio Jim Jones, líder del grupo: “Nosotros no cometimos suicidio, cometimos un acto de suicido revolucionario protestando por las condiciones de un mundo inhumano”.

¿Tenemos alguna forma de comprender o explicar este fenómeno? Una primera aproximación es negar que tanta gente se quitara voluntariamente la vida y tantos padres asesinaran a sus hijos. En todos los casos hay dudas sobre la voluntariedad del suicido de algunos de los miembros del grupo, pero las pruebas apoyan que la gran mayoría consiente. Hay algunas notas de suicido en Jonestown alabando a Jim Jones y a la comunidad y diciendo que es lo más grande que les ha pasado en la vida. Y otros muchos testimonios.

Otra posibilidad es hablar de que los suicidas son gente de clases bajas, psicológicamente débiles y predispuestas. La realidad es que han ocurrido suicidios religiosos en países muy diferentes del mundo y en países ricos como Suiza y entre personas de alto nivel de educación.

Otra forma muy habitual es despachar el asunto hablando de que esto ocurre en sectas dirigidas por un líder mesiánico de dudosa salud mental que realiza un lavado de cerebro a los seguidores. 
Está claro que muchas de las ideas de Jim Jones se pueden considerar delirantes, pero lo mismo se puede decir de muchos  de los líderes y de las ideas de las religiones establecidas. Joseph Kibweteere, uno de los líderes responsables del suicidio de Kanunga parece que tenía historial psiquiátrico y estaba diagnosticado de Trastorno Bipolar. En cuanto al lavado de cerebro, en su libro ¿Esto es Paranormal? Richard Wiseman estudia el caso de Jim Jones y el Templo del Pueblo. Jones explotó la tendencia a la conformidad de la gente, como demuestran los experimentos de Solomon Asch. Jones engañó a los fieles con poderes sobrenaturales y curaciones, les separó de sus familias y les pedía sacrificios y rituales que unían mucho al grupo y otro tipo de técnicas de control. De acuerdo, todo eso nos puede responder al cómo del lavado de cerebro, pero no nos responde al por qué. ¿Cómo es posible que el cerebro humano esté diseñado de forma que permita estos lavados de cerebro? 

No conozco la respuesta a esta pregunta pero creo que la tenemos que buscar en la capacidad del ser humano para vivir en una realidad dual, como señala Yuval Noah Harari en su libro De animales a Dioses. Por un lado están los árboles, los ríos y los leones y por otro está la realidad imaginada de los dioses, las naciones y otro tipo de mitos e ideas. Según Harari, la cooperación humana a gran escala se basa en la aparición de la ficción, de mitos, ya que sin esos mitos unos extraños no van a querer ni poder cooperar efectivamente. De hecho, sugiere que lo que les faltó a los neandertales fue esa capacidad para la ficción y debido a ello no pudieron cooperar de manera efectiva en gran número y adaptar su comportamiento a los retos rápidamente cambiantes. Dos católicos que no se conozcan de nada pueden, no obstante, participar juntos en una cruzada o aportar fondos para construir un hospital, porque ambos creen que Dios se hizo carne humana y accedió a ser crucificado para redimir nuestros pecados. Dos serbios que nunca se hayan visto antes pueden arriesgar su vida para salvar el uno al otro porque ambos creen en la existencia de la nación serbia, en la patria serbia y en la bandera serbia. Para Harari, la verdadera diferencia entre nosotros y los chimpancés es ese pegamento mítico que une a gran número de individuos, familias y grupos, ese pegamento nos ha convertido en los dueños del mundo. Pero no hay dioses en el universo, no hay naciones, no hay dinero, ni derechos humanos, ni leyes, ni justicia fuera de la imaginación común de los seres humanos. 

Además, los mitos cambian y se adaptan a las circunstancias. Por ejemplo, en tiempos de los cazadores recolectores la religión era fundamentalmente animista y en ella los dioses son locales, no hay dioses universales: un árbol concreto, un río determinado, un espíritu particular… Pero al llegar la agricultura uno podría haber pensado que la mitología iba a desaparecer. Los relatos sobre espíritus ancestrales y tótems tribales eran lo bastante fuertes para permitir que 500 personas intercambiaran conchas marinas, celebraran un festival y se unieran para atacar una banda rival. Podríamos haber pensado que la mitología no podría haber capacitado  a millones de extraños para cooperar cada día. Pero resultó que los mitos son más fuertes de lo que nadie podía haber imaginado. Cuando la revolución agrícola abrió oportunidades para la creación de ciudades atestadas e imperios poderosos, la gente inventó relatos a cerca de grandes dioses universales, patrias y sociedades anónimas para proporcionar los vínculos sociales necesarios.

Entonces, la ideología y los mitos -creer en cosas que no vemos-  existen porque hacen que la gente coopere y prospere y haga más copias de su genes. Pero los mitos e ideas son un arma de doble filo como vemos en el caso del suicido religioso. Podemos retorcer y transformar la realidad dentro de un límite para nuestra conveniencia, pero pasado cierto punto la realidad virtual choca contra la realidad física y eso nos puede conducir a la extinción. Lo mismo que el alce irlandés se pasó con el tamaño de sus cuernos, puede que nosotros nos hayamos pasado con nuestra capacidad para imaginar otras realidades. El tiempo dirá.

@pitiklinov

Referencias:

Yuval Noah Harari. De animales a dioses. Breve historia de la humanidad. Debate 2014.

Richard Wiseman. ¿Esto es Paranormal? Por qué creemos en lo imposible.  RBA 2011

David Chidester. Salvation and Suicide. Jim Jones, the peoples temple, and Jonestown. Indiana University Press. 2003

Jorge Erdely. De Guyana a Uganda. Suicidios colectivos rituales. Revista académica para el estudio de las religiones





1 comentario:

  1. Gracias por compartir esta interesante reflexión. habría que considerar también si el suicidio es una forma de evasión de la culpa ante los ideales e imaginarios construidos al interior de un grupo o comunidad. Precisamente aquello que definimos por acuerdo que es perfecto (salud, apariencia física, normas morales y estatus sociales), se convierte en una carga insoportable cuando no llegamos al nivel esperado.

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