sábado, 24 de mayo de 2014

¿Qué hay en un beso?

(Publicado originalmente en la Nueva Ilustración Evolucionista el 26-02-2014)

No fueron mis labios lo que besaste, sino mi alma
-Judy Garland

Sobre el origen evolucionista del beso -que ocurre en más del 90% de las culturas- hay varias hipótesis, pero Robin Dunbar opina que besar es probablemente una manera de evaluar la salud y la constitución genética de una futura pareja. La saliva de los mamíferos está llena de productos químicos. Uno de ellos son unas proteínas llamadas proteinas urinarias mayores (MUP, por sus siglas en inglés: major urinary proteins), porque fueron identificadas primero en la orina de roedores. Las hembras pueden discriminar entre machos basándose simplemente en estas proteinas, pero una de estas proteinas en particular es común a todos los machos y todas las hembras la encuentran muy atractiva, es una especie de feromona roedora que atrae al sexo opuesto. Los investigadores dieron el nombre de darcina a esta proteína, obviamente en honor de Mr Darcy, el héroe de Orgullo y Prejuicio,  de Jane Austen. 

Una hipótesis diferente es que el beso proviene de la llamada alimentación de cortejo, es decir, una comida que los machos ofrecen a las hembras, en especies como insectos o pájaros, y que a veces consiste en alimento regurgitado. Pero este tipo de alimentación es cosa de los machos y no explicaría el beso por ambas partes. También se ha propuesto el llamado beso alimenticio como origen del beso. Según algunos antropólogos, el beso se originó como una manera de transferir comida las madres a sus crías. En muchas sociedades tradicionales esta pre-masticación es todavía muy frecuente.

Otras teorías proponen que besarse empezó como un gesto de fusión o de unión de las almas. En este sentido es curioso que , según refiere Dunbar, la idea que tenemos de cómo se besan los esquimales -eso de que cuando se encuentran se frotan la nariz en vez de darse la mano- parece que no es correcta. En realidad los esquimales no se frotan la nariz, sino que acercan sus narices muy cerca de las caras y respiran profundamente. Esta misma conducta se da entre los maoríes de Nueva Zelanda, con el nombre de hongi. En este caso, ocurre una leve presión de una nariz sobre la otra en una simbólica unión, y el origen de esta costumbre es, efectivamente, respirar el espíritu de la otra persona. Pero esto no está reñido con la hipótesis más aceptada de que besar es una manera de evaluar; a fin de cuentas en animales como los perros  vemos que acercan sus narices (también el otro extremo del cuerpo) para conseguir información del otro individuo. Al respirar el olor del otro, se están identificando. Esto es muy parecido a nuestra costumbre actual de “besar al aire”, algunos todavía tratan de besar cuando en realidad solo deberíamos respirar profundamente. 

En realidad, el olor provee uno de los mejores marcadores de quién eres en realidad. Esto es así porque el olor viene determinado por el mismo conjunto de genes, el Complejo Mayor de Histocompatibilidad (MHC), que tu sistema inmune. Es parte de lo que eres, de tu firma química. Hay pruebas de que las mujeres y sus hijos se pueden identificar mutuamente por el olor y también hay datos de que preferimos como pareja personas con una composición de antígenos MHC diferente a la nuestra. Por otro lado, los problemas de salud se reflejan en un mal aliento o en un sabor amargo en la boca, y esto es fácilmente detectable al besar. Por lo tanto, un buen beso ayudaría a medir la salud y el grado de relación genética de una pareja.

Volviendo a las MUPs, ahora sabemos que, aunque se detectaron inicialmente en orina, aparecen también en la saliva en muchos mamíferos. Aunque los humanos no tenemos los genes de las MUPs exactamente, sí tenemos en la saliva unas proteinas muy similares (1.116 se han identificado hasta la fecha). La mayoría de ellas nos protegen de toxinas y bacterias, carcinógenos y venenos, o intervienen en la digestión ayudando a descomponer la comida que ingerimos. Un cuarto de ellas aparecen también en las lágrimas. Los individuos parecen diferir mucho en la colección de proteínas que producen y, aunque no se ha estudiado el tema, está claro que las MUP podrían jugar un papel en la elección de pareja.

Otra sustancia que se ha encontrado en la saliva es la testosterona, y se ha propuesto que los hombres tienen una preferencia por los besos húmedos para introducir la testosterona (y otras proteínas ) en la boca de la mujer e influenciar así su psicología, en definitiva para aumentar su deseo y su receptividad sexual. Diversos estudios han confirmado que, efectivamente, la mucosa de la boca es permeable a hormonas como la testosterona y la administración bucal de estas sustancias evita el paso hepático y la degradación digestiva de las mismas, ofreciendo una vía de entrada directa a la sangre. Aunque los hombres son menos sensibles a los olores, también podrían detectar los estrógenos en la saliva y también cambios en el olor del aliento femenino que ocurren hacia el período menstrual. Los cambios en los estrógenos pueden dar lugar a elevaciones de compuestos sulfurados que tienen un olor desagradable. En conjunto, el hombre podría conocer así el estado de fertilidad de la mujer.

Otra hipótesis sobre la función del beso es que sirve para promover el vínculo de pareja. Aceptar un beso es indicador del grado de compromiso, porque uno acepta que puede contraer una enfermedad (no hay que olvidar que una de las cosas que hay en la saliva son gérmenes, y en gran cantidad). El beso puede desencadenar hasta respuestas alérgicas a ciertos alimentos (alguien que es alérgico a los cacahuetes no debería besar a una pareja que acaba de comer cacahuetes). Besarse aumenta también los niveles de oxitocina en los dos sexos, y es sabido su papel en el vínculo interpersonal. 

Un estudio famoso (tampoco hay muchos sobre besos) que ha intentado evaluar todas estas hipótesis es el de Hughes y cols. Es una investigación realizada en estudiantes, de los de papel y bolígrafo, es decir que se basa en testimonios personales recogido en cuestionarios, sin comprobaciones en laboratorio, pero , a pesar de ello, creo  que tiene su interés y nos permite saber algunas cosas sobre las diferencias a la hora de besar entre hombres y mujeres. Resumo sus principales hallazgos de manera telegráfica:

Las mujeres valoran el aliento de una persona como más importante a la hora de besar, o continuar besando, que los hombres
Las mujeres valoran el sabor de la boca de alguien como más importante para continuar besando
El 52,8 de los hombres dijeron que tendrían sexo sin besarse previamente. Las mujeres sólo el 14,6%
Las mujeres valoraron como más importante el beso antes, durante y después del sexo. 
Los hombres consideraban con más frecuencia que las mujeres que besarse debería llevar al sexo en todas las situaciones. Las mujeres pensaban que debería llevar al sexo más con una pareja establecida que casual.
Para los hombres, la importancia del beso disminuye a medida que avanza la relación de la pareja. Para las mujeres, no. 
Los hombres utilizan más el beso como forma de reconciliación que las mujeres
Los hombres prefieren los besos húmedos y con lengua.
Antes del sexo tanto hombres como mujeres inician los besos con la misma frecuencia. Después del sexo son las mujeres las que besan con más frecuencia que los hombres
Los hombres eran más capaces que las mujeres de besar, o tener sexo, con alguien que no les atrae. Pero ambos sexos son más capaces de besar que de tener sexo con alguien que no les atrae.
Los hombres eran más capaces de tener sexo con alguien que besa mal, o con alguien con quien no quieren tener una relación. 
Las mujeres eran más celosas de que su pareja besara a otra persona, y dan más celos los besos con lengua que sin lengua.
Un 59% de los hombres y un 66% de las mujeres dijeron haber dejado de estar interesados en una persona que les atraía después de un primer mal beso.
Tanto hombres como mujeres dijeron que no empezarían una relación simplemente porque la otra persona besara bien

La conclusión de este estudio es que el beso sirve para evaluar a la pareja, para crear un vínculo y para estimular sexualmente y conducir al sexo. Las mujeres, en conjunto, emplean el beso para valorar a la pareja y para monitorizar su nivel de compromiso. Los hombres, por contra, emplean el beso para aumentar la receptividad de la mujer y conseguir acceso sexual a la misma, para resolver conflictos y, tal vez para monitorizar la fertilidad de la mujer. Resumiendo todo lo anterior y volviendo a la pregunta inicial, parece que en un beso hay mucha y muy variada información.

@pitiklinov

Referencias



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