martes, 7 de agosto de 2012

Virus de la Rabia y Conducta


En un post anterior hablábamos del Toxoplasma y de su forma de manipular el cerebro de los ratones para conseguir sus fines. Decíamos que es un tipo de parásito multi-huésped, grupo en el que son frecuentes estas manipulaciones de la conducta. Pero tenemos ejemplos más cercanos de manipulación de la conducta de un animal por parte de un agente infeccioso, que son muy interesantes. Un caso familiar por lo conocido es el virus de la rabia.

La rabia está causada por un lissavirus de la familia Rhabdoviridae y causa una encefalomielitis aguda que afecta principalmente a carnívoros y murciélagos, aunque puede afectar a cualquier mamífero. De hecho, en USA los casos de rabia debidos a gatos superan los causados por perros desde el año 1988. La transmisión es por la introducción de la saliva en los tejidos vía mordedura pero también puede entrar la saliva  en el organismo vía heridas. El virus viaja por los nervios periféricos a la médula espinal y  asciende al cerebro. Desde el cerebro, el virus viaja por los nervios periféricos a las glándulas salivares. Si un animal es capaz de transmitir el virus por su saliva, encontraremos el virus en el cerebro.

No voy a describir todo el cuadro clínico pero los síntomas más importantes son los cambios conductuales agudos, y una parálisis progresiva. El animal se vuelve irritable y a la mínima provocación se pone furioso y agresivo. La postura y la expresión es de alerta y ansiedad, con las pupilas dilatadas y cualquier ruido invita al ataque. Presenta hiperexcitabilidad ( incluido priapismo) anorexia,  busca la soledad y suele vagar sin rumbo atacando animales y personas. Un perro normalmente dócil se vuelve furioso. Cuando se trata de otras víctimas diferentes al perro,  pierden el miedo a los humanos y algunas especies que son nocturnas vagan por ahí durante el día. La parálisis que comentábamos comienza por la garganta y  los músculos maseteros, por lo que la saliva se acumula en la boca ( justo lo que mejor le viene al virus para ser más contagioso) pero luego se extiende a todo el cuerpo llevando al coma y a la muerte.

Vemos cómo el virus de la rabia induce en su víctima las conductas que necesita él para transmitirse y asombra la precisión y finura de este ajuste...parece que lo hiciera a propósito...que está todo pensado...Pero también el virus de la gripe nos hace estornudar para favorecer su diseminación vía respiratoria y los microbios que se transmiten vía fecal nos provocan diarreas. Siguiendo esta lógica deberíamos esperar que los patógenos que provocan infecciones de transmisión sexual fueran afrodisiacos, es decir, que provocaran hipersexualidad y un aumento de las relaciones sexuales, o que hicieran a la víctima más atractiva y deseable desde el punto de vista sexual. Lógicamente hablamos de agentes que afecten al cerebro, como el VIH o el Treponema pallidum.  En la realidad parece que esto no es así, aunque por lo que yo sé no ha sido estudiado formalmente. Puede que se nos esté escapando algo.



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