Volvemos a tratar el tema de la Selección Sexual, un campo lleno de puntos oscuros. Lek es una palabra sueca que significa juego, actuación. En Etología y Biología se utiliza para designar un lugar en el que se juntan los machos en la temporada de apareamiento y se exhiben, inflando sus sacos, desplegando sus plumas y demás. Se trata de una especie de bar de alterne o discoteca a la que las hembras acuden para ver lo que hay en el mercado y escoger ( como vemos está casi todo inventado y no somos tan originales). Urogallos, aves del paraíso y otros pájaros, antílopes, ciervos, murciélagos, peces, polillas, mariposas y otros insectos utilizan este sistema para ligar. En la mayoría de estas especies la única contribución del macho a la crianza de los hijos es el esperma. Las hembras se van de allí con su dosis de genes y tienen que hacer el resto del trabajo solas.
El mercado suele durar varios días durante los cuales las hembras pasean, observan la mercancía y al final copulan con uno de los machos. La característica principal de este sistema es que unos pocos machos, los que están en el centro generalmente, son los que consiguen todas las copulaciones. En el caso de los urogallos, es habitual que uno de los machos realice la mitad de las copulaciones. No es extraño que copule treinta o más veces en una mañana.
La paradoja del Lek (Lek Paradox) consiste en lo siguiente. En la primera generación las hembras consiguen la nata genética, lo mejor de lo mejor, pero en la segunda consiguen lo mejor de lo mejor y en la tercera, lo mejor de lo mejor de lo mejor. Así llega un momento en que no hay más nata que desnatar. Si el 10% de los machos son los padres de la siguiente generación, en cada generación, pronto todas las hembras y todos los machos serán genéticamente idénticos y no tiene sentido seleccionar a un macho en lugar de otro porque son todos el mismo, genéticamente hablando. Dicho de otra manera, ¿Por qué siguen las hembras eligiendo a los machos basándose en los beneficios genéticos acumulativos si la propia elección femenina en una determinada dirección deplecciona esa misma variación genética en los machos, impididendo así que la elección femenina resulte en beneficios genéticos acumulativos?
La respuesta corta a esta pregunta es “No se sabe”, pero vamos a intentar responder algo más largo. Para empezar puede que como pasa en muchas paradojas las premisas iniciales sean erróneas. La predicción “las hembras obtienen beneficios genéticos de su elección” y “la elección de las hembras vacía la variación genética, evitando los beneficios genéticos” , son una aparente contradicción, así que si una es cierta la otra es falsa. Probablemente estamos asumiendo algo que es falso. Se han propuesto diversas salidas a esta paradoja.
Una explicación podría venir por la hipótesis de la Reina Roja, de la que ya hemos hablado, la hipótesis de Hamilton y Zuck, según la cual las hembras eligen los machos más sanos, los que tienen menos parásitos. Hay que tener en cuenta que en la reproducción sexual los alelos menos favorecidos no desaparecen de la población, sino que quedan en minoría, por la siguiente razón. Como ya habíamos comentado, se trata de una carrera de armamento entre huésped y parásito y un arma inútil hoy puede ser muy útil mañana. Si un genotipo del huésped tiene éxito esta generación en la siguiente generación va a ser mayoritario y los parásitos van a centrarse en él y acabarán encontrando la llave que abre la cerradura y la manera de atacarlo. En ese caso, lo inteligente es volver a cambiar y escoger genes minoritarios para los que los parásitos no han desarrollado todavía armas. Como dice la Reina Roja, correr y correr para estar en el mismo sitio. Aplicando esto al problema que nos ocupa, los machos más resistentes esta generación son los descendientes de los menos resistentes de la generación anterior. Hay datos que apoyan esta idea ya que en las especies en que hay más parásitos los machos son mucho más exhibicionistas. Otra hipótesis es que en cada generación ocurren mutaciones y la mayoría de ellas serán deletéreas. Cuando algo está tan perfeccionado como la cola de un pavo real lo más probable es que una mutación lo estropee más que optimizarlo, y habría que purgar esas mutaciones.
Mark Kirpatrick propone que las preferencias de las hembras se deben a gustos idiosincrásicos que no evolucionan, es decir, habría algo en los sistemas visuales o auditivos de las hembras que les hace sentirse atraídas por determinados colores o sonidos, y los machos aprovecharían esas tendencias. Por ejemplo, las hembras de pinzón cebra se sienten atraídas por el color rojo, cuanto más color rojo en el cuerpo de los machos, más atractivos. Los machos de algunas ranas explotan determinadas frecuencias y atraen a las hembras con su canto. Si las hembras tienen ese sesgo innato lo seguirían presentando en cualquier circunstancia.
Existen otras muchas explicaciones, como que los cantos de los pájaros guardan relación con el grado de endogamia y que las hembras eligen a los menos endogámicos, pero en definitiva seguimos sin saber qué es lo que quieren las chicas, lo cual no es ninguna novedad.
Es posible que no tenga una explicación "práctica", en el sentido de que no aporte nada a la especie. Pero sí que tiene aspecto de ser un mecanismo de especiación. Al ser genes cada vez más homogéneos podría esperarse que la selección de un pack reiterativo de genes produzca una deriva desde una especie previa
ResponderEliminarBuena observación
ResponderEliminar