domingo, 26 de febrero de 2017

Activismo político y ciencia

Esta entrada es un comentario del libro Galileo´s Middle Finger, de Alice Dreger que trata del choque entre los activistas políticos y los científicos, choque que puede verse también como un conflicto entre dos valores: la verdad y la justicia. Alice Dreger (tiene cuenta en Twitter: @AliceDreger) está especialmente posicionada para escribir este libro porque ha estado en los dos bandos, ha sido activista por los derechos de las personas nacidas con genitales ambiguos (interesexuales) y por otro lado es historiadora de la ciencia.

La primera parte del libro está dedicada precisamente a los diez años que invirtió luchando por defender los derechos de las personas intersexuales. En esos años trabajó codo con codo con Bo Laurent la fundadora de la Interesex Society of North America(ISNA). Lo que Alice y Bo defendían es que no se realizaran intervenciones quirúrgicas en estas personas simplemente por resolver la ambigüedad sexual y encajarlos en uno de los dos sexos, sino que se les educara en el sexo que aparentan, sin operar, y que luego de mayor la persona elija lo que quiere hacer con sus genitales. Esto siempre que no existan problemas de salud que justifiquen la intervención. Hay que señalar que no enfocaron el problema como un tema de identidad sino de derechos de la persona. Y el resultado fue que consiguieron buena parte de lo que reivindicaban. Tras hablar con médicos, cirujanos, pediatras, etc. consiguieron que cambiaran las actitudes y las guías de actuación en estos casos.

En la parte central del libro analiza varios casos en los que activistas políticos han atacado a científicos por decir cosas que a los activistas no les parecían bien ya que, según su interpretación, podían perjudicar los intereses que estos grupos defendían. Todos ellos son casos de izquierdistas contra científicos, tema del que  ya hablamos en esta entrada sobre la izquierda y la ciencia. Sólo estoy constatando una realidad, que algunos de los peores ataques contra científicos han venido desde la izquierda, como reflejan también en este artículo. Vamos a ver un pequeño resumen de cada caso.

El primer ejemplo que analiza Dreger es el caso de Michael Bailey y los activistas transgénero. Bailey, psicólogo especializado en temas sexuales, publicó un libro, The Man Who Would Be Queen: The Science of Gender-Bending and Transexualism, donde se hace eco de  las teorías de Ray Blanchard, un psicólogo y sexólogo canadiense (tiene también cuenta en Twitter: @BlanchardPhD). Resumiendo bastante, Blanchard plantea que hay dos tipos de transexuales (estamos hablando de transexuales de hombre a mujer). El primer tipo son los chicos afeminados que les gusta vestirse de chica, jugar a juegos “de chicas”, las relaciones sociales, etc, lo que podríamos llamar un patrón femenino. Sexualmente están interesados en hombres pero presentándose de una manera tan femenina no pueden tener éxito ni con hombres heterosexuales ni con homosexuales. A los hombres hetero no los van a atraer porque ellos son hombres y a los gays tampoco porque a los gays les suele atraer la masculinidad. Por lo tanto, si hacen la transición a mujer conseguirían atraer a los hombres heterosexuales. A estos transexuales Blanchard los llama homosexuales transexuales, porque son hombres de nacimiento atraídos a otros hombres. Dreger los llama “transkids” porque la transición empieza ya muy pronto en la vida. Es el tipo más frecuente de transexual en todo el mundo.

El segundo grupo de transexuales es un poco más controvertido y difícil de entender. A este grupo Blanchard le ha dado el nombre de Autoginefilia. Son hombres que se han presentado como hombres toda la vida, no eran femeninos de niños, se han casado, han tenido familia, pero van descubriendo que se sienten excitados sexualmente por la idea de ser una mujer. Este grupo transiciona ya en edad adulta. La palabra autoginefilia, que acuño Blanchard, quiere decir “amor a las mujeres autodirigido a uno mismo” es decir, amor de uno mismo como mujer, algo que a Dreger le parece que queda muy bien en francés: amour de soi en femme.

Bien, el caso es que esta clasificación no gustó a los transexuales porque hace demasiado énfasis en la sexualidad (hay que decir aunque sea de pasada que Blanchard no dice que la orientación sexual sea la única causa de la transición sino que da mucha importancia al ambiente) cuando ellos estaban planteando los derechos de los transgénero desde la identidad, incidiendo en que se trata de un cerebro de mujer encerrado en el cuerpo de un hombre. Sea como fuere, el caso es que primero Lynn Conway, una mujer transgénero, y luego otras personas y grupos fueron a por Bailey. Le acusaron de haber roto la confidencialidad en sus estudios, de no tener la aprobación ética para los mismos, de practicar la psicología sin licencia, de haberse acostado con mujeres trans que eran sujetos de su investigación y otras cosas. Dreger analizó todos los cargos, habló con las personas implicadas y concluyó que Bailey estaba limpio. Pero es que además prueba que los activistas lo sabían y que actuaron de manera deshonesta y manipulativa. Por probar esto estos mismos activistas fueron contra Dreger y la acusaron de derechosa, partidaria de la eugenesia y demás.

El siguiente caso que cuenta Dreger es el de Craig Palmer y Randy Thornhill por su libro A Natural History of Rape, un libro que explora las explicaciones biológicas de la violación. Básicamente lo que Palmer y Thornhill decían es que la violación no era solo un tema de poder sino que también tenía un componente sexual. Esto iba contra la teoría feminista oficial en todas partes de que la violación va de poder y por eso fueron a por ellos. En este caso les acusaron de decir que había que perdonar a los violadores porque son sus genes los que les llevan a violar y cosas de ese estilo. Según uno de su acusadores: “ThornHill y Palmer son culpables de todas las alegaciones y merecen ser colgados”. Por supuesto que Palmer y Thornhill no dicen nada de esto. De hecho Craig, que fue el que tuvo la idea de escribir el libro sacó la motivación a raíz de un suceso personal. 

Cuando Craig vivía en Arizona secuestraron y mataron a la hija de un vecino. Unos días después de aparecer el cadáver, se encontró con dos titulares contradictorios en la prensa. Uno decía: “la autopsia determina que la víctima fue sexualmente asaltada” y el otro: “todavía no se ha encontrado el motivo del crimen”. Pero es que cuando ya vivía en Maine le llama el fiscal de distrito de Arizona para preguntarle, como estaban haciendo con todos los vecinos, si había observado alguna interacción de ira entre el autor del crimen y la chica. Palmer dijo que no pero intrigado indagó la razón de la pregunta, ¿no es suficiente con argumentar que el criminal se sentía atraído sexualmente por la chica y sabía que no iba a conseguir que tuviera relaciones con él voluntariamente? El fiscal le contestó: “la defensa dice que los científicos han probado que la violación no está sexualmente motivada. Está motivada por un deseo de violencia, control y poder”. Fue esta idea para él errónea de las ciencias sociales de que la violación no tiene nada que ver con el sexo lo que le motivó a escribir el libro intentando ayudar a comprender mejor el fenómeno y por lo tanto ayudar así a las mujeres. Pero la que le cayó encima fue tremenda, la policía llegó a aconsejarle que mirara debajo de su coche a las mañanas.¡Y todo por decir que un acto que implica una erección y acaba en un orgasmo es un acto sexual y que un acto sexual tiene algo que ver con el sexo! Evidentemente, Dreger vuelve a demostrar que todas las acusaciones son falsas, pero no sólo falsas sino que, de nuevo, son mentiras interesadas y manipulaciones (sobre el tema de la violación y el sexo ya hablamos aquí).

El último caso que trata Dreger es el del antropólogo Napoleon Chagnon, famoso por haber estudiado al pueblo yanomami un pueblo bastante fiero y guerrero. Es también uno de los primeros defensores de la sociobiología y amigo del círculo de psicólogos evolucionistas de Santa Bárbara. Leyendo el libro de Dreger no he podido evitar la sensación de que todos estos casos que estamos comentando no son más que variaciones del debate de la sociobiología en el que E.O. Wilson fue atacado por todo el mundo, pero sobre todo por sus colegas Gould y Lewontin, por decir que la conducta humana tenia algo que ver con la biología. 

El caso es que Chagnon fue acusado por Patrick Tierney en su libro Darkness in El Dorado: How Scientists and Journalists Devastated the Amazon de que tanto él como el médico James Neel habían causado  una epidemia de viruela entre los yanomami, que querían experimentar a ver qué pasaba, que pagó a miembros de la tribu para que mataran a otros y otras atrocidades. La AAA (Asociación  Antropológica Americana) puso en marcha una comisión y el debate fue enorme. Dreger dedicó un año a revisar todas las acusaciones y de nuevo resultaron falsas y manipuladas.

En la última parte del libro Dreger vuelve a su activismo y se dedica a combatir a la endocrinóloga pediatra Maria New por utilizar dexametasona para prevenir los estado intersexuales debidos a la hipertrofia adrenal congénita, que es una de las causas más frecuente de estos estados intersexuales. Según Dreger este tratamiento era un tratamiento experimental no exento de riesgos y New lo había usado como si fuera un tratamiento de uso corriente y sin consentimiento informado. En este caso las instancias oficiales no le dieron la razón a Dreger. No voy a entrar en ello por razones de espacio pero es interesante que ya en esta etapa Dreger tiene un dilema moral sobre cómo hacer un activismo basado en la evidencia ya que se ve atacando ella misma a una científica sabiendo lo que han sufrido otros científicos a los que había estudiado. Curioso.

El libro de Dreger nos plantea en el fondo un interesante dilema. La postura de Dreger, y de los científicos que podemos llamar “galileicos", es que la primera obligación de la ciencia es buscar la verdad.Una justicia duradera no se puede conseguir si no sabemos lo que es real acerca del mundo. Por ejemplo, no podemos prevenir la violación si no sabemos por qué ocurre. Los científicos deben poner la verdad por encima de cualquier otra consideración, incluso cuando la evidencia nos muestra hechos que no queremos ver. Por supuesto, otros colegas de Dreger piensan que no podemos dejar que sean los científicos los que nos digan lo que es real acerca del mundo, que tenemos que dar la voz y el poder a los oprimidos y que nos digan ellos lo que es la verdad. Es el debate que mencionaba al principio entre la verdad y la justicia social. En el fondo ya lo hemos comentado otras veces: es la falacia moralista, poner “el debe ser”, la moral, por encima de “lo que es”, la realidad.

Pero hay más cosas. Una de ellas puede ser la intrigante cuestión de hasta qué punto se necesita a un fanático para combatir a otro fanático. Me explico. Es muy fácil difundir mentiras. Tenemos que darnos cuenta de que estos casos que estudia Dreger ocurrieron antes del boom de Internet. Ahora es todavía más fácil difundir acusaciones y manipulaciones. Y no es fácil combatirlas. Dreger dedicó un año y decenas de entrevistas y viajes para investigar el caso de Chagnon, por ejemplo. ¿Quién tiene tiempo para hacer esas investigaciones? Es verdad que precisamente gracias a Internet el que tenga ganas y tiempo lo puede hacer, pero ¿quién cumple ese perfil? Los activistas, a los que de forma un poco exagerada he llamado fanáticos más arriba (lo hago en el sentido de creyentes en una causa) sí están motivados para discutir y presionar pero la gente normal no. Para combatir contra ellos hace falta alguien también muy motivado…¿y no será una persona así también un creyente y un fanático?

Voy a concluir la entrada con los consejos que Dreger da a activistas y científicos. 

A los activistas: Si quieres justicia apoya la búsqueda de la verdad. Implícate en la búsqueda de la verdad. Si realmente quieres un progreso significativo y no una santurronería temporal, carpe datum, Puedes empezar con un principio, sí, pero para perseguir un principio de forma eficaz tienes que saber si la ruta lleva a ese destino. Si tienes que criticar a científicos cuyo trabajo te desafía hazlo sobre la base de la evidencia no envenenado la tierra en la que todos vivimos.

A los científicos: Nuestros prójimo, los seres humanos, no pueden permitir que nosotros (los científicos) actuemos como ganado en una granja industrial. Si nos tomamos en serio la importancia que la verdad tiene para la justicia y reconocemos las muchas fuerzas que ahora actúan contra la búsqueda del conocimiento -si realmente nos damos cuenta de que nuestro rol en la democracia no es como cualquier otro-, entonces deberíamos sentir que deberíamos hacer lo más que podamos para proteger a los demás y al público de la desinformación y la información errónea. Hacer eso significa tomar más responsabilidad para vigilarnos a nosotros mismos y a todos los demás en cuanto al rigor y la mayor objetividad, implicándonos con renovado vigor en la búsqueda del conocimiento exacto  y ponernos a nosotros en segundo lugar en esta búsqueda.

A todos: Si quieres justicia, debes trabajar por la verdad. Y si quieres trabajar por la verdad, debes hacer algo más que desear la justicia.


@pitiklinov


Referencia:


















7 comentarios:

plazaeme dijo...

Interesante, gracias. Yo tengo dos problemas, no pequeños. El primero es la división entre científicos y activistas, cuando vemos tantos científicos que son -sobre todo- activistas. Y cada vez más. Y el segundo es la asunción de que los científicos buscan "la verdad", y los activistas otra cosa, como "la justicia".

Comprendo que entramos en sutilezas, porque "verdad" es francamente polisémico. Por ejemplo, un mecanismo de funcionamiento de un sistema puede ser "una verdad" (es cierto), sin ser "la verdad" (no explica el sistema entero). En ese sentido se podría decir que buscan -si acaso- "verdades". Pero es que si hacemos esa sustitución (verdad ⇒ verdades) hay frases que pierden el sentido. Por ejemplo:

- Si quieres justicia, debes trabajar por las verdades ¿¿¿???

No tiene sentido, creo.

A bote pronto se puede decir que los políticos (las ideologías), los activistas y las religiones trabajan con "la verdad". Pero no buscándola; parten de ella. Y nunca podrían entender una conseja como: Si quieres justicia apoya la búsqueda de la verdad. Imposible. No tengo problemas con la verdad porque parto de ella. Pero por el mismo motivo no necesito buscarla. ¡Quiero la justicia porque ya tengo la verdad!

Sugerencia. El artículo habla sobre algo cierto, observable, y observado. Pero mejoraría cambiando expresiones tipo "la verdad" por otras como "hechos observados", "comprobaciones empíricas", y similares. Y "la verdad" se la dejamos a los campeones. Es la forma de separar dos actividades que no deberían tener nada que ver, pero que cada día aparecen más mezcladas.

En la misma línea, y recomendable, un artículo de Glynn Clustred: Turning Anthropology from Science into Political Activism.

https://www.jamesgmartin.center/2016/02/turning-anthropology-from-science-into-political-activism/

La fecha es clave. 1960s. Se estaba cociendo la misma salsa por todas partes. https://plazamoyua.com/2010/05/30/nullius-in-verba/

plazaeme dijo...

Ah, no me acordaba que Clustred repite lo de Chagnon.

Emilio dijo...

En mi opinión estamos necesitados de una nueva Ilustración. Lo que habitualmente se llama izquierda se ha llenado tanto de “superioridad moral” que considera que nada puede haber más “verdad” que su criterio, por muy improvisado que sea. Y, por qué no decirlo, tiene la suficiente fuerza en ámbitos importantes de la educación y la cultura como para negarse a cambiar de actitud: lo que de algún modo nos aboca a un incierto futuro. Algunos autores no dudan en calificarla como izquierda reaccionaria.

La verdad, en mi opinión, es más que un dato una actitud, un método, en muchos casos el establecimiento de un conjunto de reglas. Por supuesto que no hay una Verdad, pero de ahí a concluir como hacen algunos posmodernos que todas las opiniones son igualmente válidas, media un abismo que debiéramos ser capaces de superar. Porque en buena medida es el caldo de cultivo de todas las posverdades en qué vivimos: la de Trump y todas las otras. Desde luego no es verdad la ocultación, el engaño, la manipulación… y seguro todos somos conscientes de lo mucho de eso que hay en nuestra sociedad.

Bruno Antonio Velasco Campos dijo...

En tiendo a los dos lados, pese no malo intencionado raramente no están en pie de batalla, esperan la gentes tiene memoria histórica asunto bien cosa amenaza ideal. Hay recordar durante el XIX y inicio del XX la ciencias fue utilizada activamente como argumentos para desgravación social, punto de quiebre entre los años 40 a 60 donde los sociales fueron más fuertes, sectores. Aun las gentes estuvieron movimientos siguen vivas y no hace mucho estaban había gente vivió la GMII
Lo que sufriendo la ciencias no es censuras, ya que no hay ninguna politica en las revista censura, maneras las revistas científica prohibitoria la estudio psycologicas sexuales; la cosa que una responda sociedad responda, es huevo de serpientes de la libertad expresión, exigirle alguien que calle no censuras comotal, lo es cuando amagan te amaga por medio organismo del estado. Si alguno muy lejos sistemas legal tiene candado evitar acusaciones falsa.
La gentes no fanáticas de la noche a la mañana, movimiento son asi por propias historias de luchas, si quedado lo decía ciencias en ese momentos nunca hubieran tenido el éxito actual.
Es algo parte científica saca a colación en tema. Muchas Se dedican quejarse intenciones Censuras, mal de libertad expresión, posibilidad que te pida que calles. Mientras estén defensivas no querer oír razones, y menos si su proyecto no salen como planeado. Se poner mas difícil por llegada Trump precedencias, no solo acto se le considera misogino un miembro de gabinetes fue miembro importante KKK.

Si los trabajo de John Philippe Rushton y Arthur Jensen, no hubieran tenido tanta critica y resistencias social, quizá Obama nunca hubiera sido presidente estado unidos.
No sé hablas de Gould y Lewonti, pesar que no compartía la ideas biosocilogias, no era como si criticas no tubieran fundamentos. En si E.O. Wilson, toda criticas se cualquier trabajo relacionan conducta humana aspecto genetica la tiende censura de políticas correcto; tiene dejar vivir en los cetentas. No mucho garda palos llevo no por proyecto estudio impractico como psycologias evolucionistas.

El mayor problemas de ciencias, su discurso por si mismo es discurso autoridad. Por eso tiene enemigos, todo prensión de ser La Verdad asusta de idea para dimas en cada uno momentos históricos. Que era verdad tiempo Darwin ya no lo es.
En ciencias evolución siguen mantendendo fallo darwin hizo.

Manuel dijo...

La hipótesis de que las mujeres transexuales heterosexuales son en realidad hombres homosexuales que realizan la transición para acceder sexualmente a más hombres no tiene ninguna validez.

Resulta increíble que exista la creencia de que son hombres capaces de extirparse los genitales, ponerse implantes y llevar un tratamiento hormonal de por vida sólo para ligar más.

En primer lugar, a los hombres gais sí que nos gustan los hombres afeminados. Lo que nos atrae principalmente es la anatomía masculina, el resto es cuestión de actitud y de gustos. Yo soy un hombre gay masculino y me atraen los femeninos y aniñados.

Segundo, la identidad de género se desarrolla antes que la orientación sexual. Las mujeres transexuales primero fueron niñas y se sintieron niñas, mucho antes de saber lo que les atraía sexualmente. Y estas niñas quieren vivir como niñas, y no tiene nada que ver con ligar con niños.

Tercero, se ha comparado el cerebro de las mujeres transexuales con el de los hombres transexuales, y el de las mujeres transexuales es equiparable al del resto de mujeres, no así al de los gais: https://twitter.com/WikiTERF/status/654285763748712448

La afirmación de que la mayoría de mujeres transexuales son en realidad hombres gais es incompatible con los datos reales: Hay más mujeres transexuales lesbianas y bisexuales que heterosexuales (las que supuestamente serian en realidad hombres gais): http://akntiendz.com/wp-content/uploads/2014/06/20140605-210132-75692611.jpg

Por cierto un 7% son asexuales.

MAnuel dijo...

Corrección: Se ha comparado el cerebro de mujeres trans con el de HOMBRES GAYS.

Y añado un listado de estudios científicos que prueban que la identidad sexual de las personas transexuales concuerda con su sexo cerebral: http://www.twitlonger.com/show/n_1snjb7h

Pitiklinov dijo...

Hola Manuel, gracias por tus comentarios. Creo que te va a interesar a este respecto esta otra entrada del blog y el artículo eu ahí comento:
https://evolucionyneurociencias.blogspot.com.es/2016/05/la-ciencia-de-la-orientacion-sexual.html
saludos