jueves, 4 de agosto de 2016

¿Quién reprime la sexualidad de las mujeres? Quinta Parte, Influencias distales

Voy a ir concluyendo el resumen de este interesante artículo de Baumeister y Twenge y, lógicamente, muchas cosas se van a quedar en el tintero porque es muy extenso. De todo lo que hemos visto se deduce que la Teoría del control femenino es la que mejor encaja en general la mayoría de los datos (y esa es la conclusión del artículo), aunque según qué cosas también pueden ser acomodadas por algunas de las otras teorías o incluso algunos fenómenos pueden ser explicados mejor por una combinación de dos de las teorías. La fuerza de la evidencia es moderada y tampoco vamos a concluir que el tema  está más que claro y que ya nos podemos ir a ver la película de la noche. Pero vamos a conceder para efectos de esta entrada que la teoría del control femenino es la que mejor da cuenta de la mayoría de los fenómenos. Aún así, queda un último argumento para defender la teoría del control masculino: no podemos descartar la posibilidad de una influencia distal. De acuerdo, las madres son las que controlan a sus hijas adolescentes o las mujeres son las que más a favor están de las intervenciones de cirugía genital, pero detrás de esta influencia directa puede esconderse la influencia indirecta de los hombres.

Pero antes de tratar esa objeción quería decir algunas cosas sobre un último asunto, el de la revolución sexual. La revista Time proclamó la revolución sexual con un artículo de portada en 1964 y la dio por concluida con otra portada en 1984. Esta demarcación de fechas que hace Time es aproximada, y se puede discutir que empezó o acabó un par de años antes o después, pero nos puede servir como orientación. Lo que sí parece claro es que la que cambió principalmente fue la conducta sexual de las mujeres y que el cambio consistió en una permisividad mayor de las mujeres. Esto implica que la revolución sexual fue una derrota para las fuerzas que conspiraban para suprimir la sexualidad de las mujeres. Si eran los hombres los que buscaban suprimir la sexualidad femenina lo lógico sería esperar que los hombres se comportaran como la parte derrotada: tendrían que mostrar malestar y tener nostalgia de los buenos tiempos en que la sexualidad de las mujeres estaba reprimida.

Pero la evidencia sugiere que han sido las mujeres las que han expresado más remordimientos y dudas acerca de la revolución sexual y son las mujeres las que han mostrado en encuestas una visión más negativa de esa permisividad sexual. Pero entonces ¿por qué ocurrió? Lógicamente es un fenómeno que tuvo muchas causas y es muy difícil extraer una de ellas como la principal. Una evidente fue la disponibilidad de la píldora anticonceptiva (esto no explica el no realizar previamente sexo oral u otras prácticas que no conducen al embarazo). Hay también quien dice que se debió a la penicilina y no a la píldora. No vamos a entrar en profundidad pero sí quería señalar que una de las posibles razones a meter en la coctelera causal es el cociente de sexos de la época. Si este artículo tiene razón, en aquella época había (hablo de EEUU, claro, no es tal vez aplicable a otros países) 80 hombres en edad de casamiento por cada 100 mujeres y ya hemos comentado en la segunda parte de esta serie lo que ocurre con la conducta sexual de las mujeres cuando hay pocos hombres.

Pero vamos ya al tema principal de esta entrada. Decíamos que los hombres podrían llevar el control en la sombra. Podemos pensar en la religión como ejemplo. La religión suele transmitir un mensaje de restricción sexual y los líderes religiosos y sacerdotes en las principales religiones son o han sido hombres. Un primer problema es que en todo el mundo las mujeres son más religiosas que los hombres y van más a misa (muchos hombres que van a misa suelen ir llevados por sus mujeres). Históricamente, durante el imperio romano fueron las mujeres las que lideraron la conversión al cristianismo superando a los hombres en número en las primeras congregaciones y fueron las que llevaron a sus maridos y otros hombres a la nueva fe. En algunos estudios se ve también que la que transmite la influencia de la iglesia a las mujeres es la madre.

¿Pero es creíble la influencia en la sombra de los hombres en general? La verdad es que no lo parece. Para empezar, acabamos de comentar lo que ocurre cuando el cociente sexual favorece a los hombres: cuando los hombres pueden ejercer un control directo de la sexualidad femenina optan por más sexo, no por menos. Por otro lado, creer que millones de mujeres en el mundo reprimen su sexualidad por los grandes poderes mentales de los hombres que las convencen con ideas y las realizan un lavado de cerebro de manera que no son capaces de pensar por sí mismas creo que es tratar de tontas a las mujeres y es muy poco creíble. 

Una variante de este argumento la podemos ver por ejemplo en este artículo sobre las diferencias de sueldos entre los sexos. Las autoras reconocen que parte de esas diferencias se deben a las elecciones de las propias mujeres pero vienen a decir que esas decisiones no son libres por las normas culturales y el “lavado de cerebro” que sufren desde pequeñas (estoy resumiéndolo mucho y a mi manera). Es decir, si una joven elige hacer enfermería eso sería producto del lavado de cerebro educativo desde pequeña y del estereotipo de que la enfermería es una profesión femenina y que las mujeres son cuidadoras, etc. Lo libre, por lo visto, habría sido elegir filosofía o matemáticas.

Bien, me parece que ese planteamiento (correcto o no) es aplicable también a los hombres. David Alexander, El Terry, era un joven boxeador que falleció a los 23 años en 2015 por los golpes recibidos en un combate que le generaron un hematoma cerebral y un coma. Este boxeador nicaragüense había peleado 3 veces en 50 días para poder ganar así 149$ por combate… ¿Tenemos que concluir que si una chica elige ser enfermera no es una decisión libre y si El Terry decide ser boxeador sí lo es? Los que seguís el blog ya sabéis que no creo en la existencia del libre albedrío pero hasta ahora no había leído nunca que la solución a este milenario problema fuera que las mujeres no tiene libre albedrío y los hombres sí. Es una solución original pero, francamente, no me parece riguroso. Si las mujeres están condicionadas por educación, normas, expectativas, etc., los hombres también. Creer que las mujeres son un agente pasivo sin influencia propia no parece plausible.

Así que plantear influencias ocultas creo que no nos lleva muy lejos. Además…¿dónde nos paramos? ¿Y si los líderes religiosos, por ejemplo, fueron inspirados o influídos por mujeres de su entorno y crearon la ideología porque vieron que había una demanda? En cualquier caso, el artículo de Baumeister y Twenge es una lectura muy recomendable que toca cantidad de temas y que nos da mucha materia sobre la que pensar y reflexionar.



@pitiklinov


Referencia:




11 comentarios:

  1. Siempre defendí que la píldora no podía ser la causa de la "revolución sexual". Básicamente porque hay y ha habido otros medios anticonceptivos que, cuando surgió la píldora, no eran menos efectivos, por no hablar de sus fuertes efectos secundarios.Y sin olvidar que el anticonceptivo de elección de hoy, el mejor valorado, más eficaz, económico, seguro y con menos efectos secundarios, el preservativo, ya existía. Pensaba que esta revolución podría responder a una gran campaña publicitaria de los laboratorios farmacéuticos...pero ahora lo veo claro: es la ratio. Como consecuencia de la gran mortandad de hombres de la segunda guerra mundial bajó la ratio de hombres. Esto afectó también a los países europeos.
    Y para finalizar, recordar que los felices años 20, en los que aumentó el "libertinaje" sexual, proliferaron modas disolutas y poco recatadas, etc. también se produjo después de las masacres de la primera guerra mundial

    Arturo

    ResponderEliminar
  2. No sabía lo de los años 20, gracias

    ResponderEliminar
  3. He seguido apasionadamente los artículos. Realmente quería felicitarte por tu labor de divulgación. Soy un absoluto convencido de que nuestras políticas sociales y nuestros debates ideológicos deberían siempre estar mediados por los saberes estipulados por la ciencia. Además, soy un fan del blog.
    Una cosa que no comprendo con respecto al tema de la ratio: según tengo entendido, antes del siglo XX la ratio de muertes de hombres era mayor: porque había mayores enfrentamientos bélicos, porque predominaba una cultura del honor (así por ejemplo los duelos no eran considerados como homicidio por parte de la ley), asimismo la muerte de varones (niños y adultos) era presumiblemente mayor, dada la fragilidad masculina que atestigua Susan Pinker y el estado de la ciencia y la medicina antes del siglo XX. Entonces, ¿por qué no se daba una mayor liberalidad de las costumbres sexuales, sino al contrario?

    ResponderEliminar
  4. Gracias por tus palabras Camilus,
    no te puedo dar una explicación definitiva. En épocas de guerras habría menos hombres y no sé hasta qué punto se compensaba eso con una mayor mortalidad en las mujeres por el parto, por ejemplo. Y luego habría que analizar cada época y lugar porque las guerras tampoco han sido continuas. Por ejemplo, antes de la I Guerra Mundial en Europa hubo un largo periodo de paz...
    Es también probable que haya habido diferencias según la época en la permisividad sexual pero que no estén tan recogidas o señaladas como las de los años 20 y 60 del siglo pasado...
    Un saludo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Tengo entendido, aunque no documentado, que tras las guerras se produce una rápida recuperación de la población. De ser cierto, esto nos hablaría de un incremento de la actividad sexual. Sería un indicador de una cierta "revolución sexual" tras cada episodio bélico

      Eliminar
  5. "Si las mujeres están condicionadas por educación, normas, expectativas, etc., los hombres también. Creer que las mujeres son un agente pasivo sin influencia propia no parece plausible."

    Lo que sucede -obviamente- es que la educación que reciben los hombres y las mujeres es completamente distinta. Lo que las mujeres han recibido siempre ha sido una NO educación: analfabetismo en las clases bajas y "educación para el matrimonio" en las menos bajas.

    Cualquier idea nueva llegará primero a los individuos mejor educados (más información, más libros, más novedades...), y siendo las mujeres las que menos oportunidades tienen de recibir ideas nuevas o simple educación (o simple alfabetización) es obvio que siempre serán más conservadoras. En lo referente a la ablación, a tomar la píldora o a cualquier otra cosa.

    Por eso me parece un poco absurdo esto de que las mujeres "eligen" o "controlan" nada. Hasta hace poco no han tenido capacidad ni oportunidad de elegir ni controlar nada de nada.

    Esto me recuerda a aquel pasaje de la novela de Somerset Maugham "Of human bondage", en la que un señor socialista quedaba con un amigo para charlar en su casa el domingo por la mañana: "a esa hora mi esposa y mis hijos van a misa y estaremos tranquilos". Y el amigo le preguntaba: "¿cómo es usted socialista y su esposa lleva a los niños a la iglesia". RESPUESTA- "¡oh, sí!, ¿sabe usted?: esas cosas son buenas para las mujeres y los niños... si no..."

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. El analfabetismo de las clases bajas fue la norma hasta bien entrado el siglo XX y afectaba a hombres y mujeres. Es cierto que la "alfabetización" avanzó más rápido en los hombres, al fin y al cabo era interesante para mejorar las expectativas laborales que los chicos aprendieran a leer y "las cuatro reglas". O dicho de otro modo, el sistema económico requería que sus trabajadores aprendieran a leer y contar para poder utilizar los nuevos medios de producción cada vez más complejos (tendrían que saber leer, por ejemplo, las instrucciones de uso de una máquina, o saber reconocer os valores que indica el manómetro de presión de una máquina de vapor).
      Mientras tanto, las señoritas de las clases menos bajas eran educadas para el matrimonio. Y para ello, para casarse bien, recibían la mejor educación que le podían dar a las familias a sus hijas y así mejorar sus expectativas. Esta solía incluir la literatura, poesía, pintura y música. Recitar poesía y tocar el piano era de los mejor que podían hacer para casar bien. No he leído la novela de Somerset Maugham, pero no me extrañaría que en algún pasaje aparaciera alguna mujer leyendo o tocando un instrumento musical. Probablemente en la misma iglesia a la que su esposa llevaba a sus hijos.Por cierto, se ve que el señor era socialista (y por tanto contrario a la iglesia) y su mujer no lo era. ¿Debería el señor socialista imponer su ideología a su mujer?

      Eliminar
  6. "se ve que el señor era socialista (y por tanto contrario a la iglesia) y su mujer no lo era. ¿Debería el señor socialista imponer su ideología a su mujer?"

    Lo que creo que expresaba la ironía del pasaje de la novela es la indiferencia e incluso la animadversión del hombre medio hacia la educación de las mujeres, claramente englobados en el desprecio a la mujer. El señor socialista quiere que sus amigos sean socialistas, y sus hijos, cuando sean lo suficientemente maduros como para comprender el socialismo, pero le importa poco que su esposa sea socialista, pues considera que el socialismo es algo serio e importante, no por tanto muy accesible a la mente femenina.

    Por eso, el que la mujer siempre defienda posiciones más conservadoras es una consecuencia natural de que se la haya mantenido en un nivel educativo más bajo. Además, la mujer siempre ha sabido que, salvo en nuestras deliciosas sociedades ultraliberales de hoy, la "libertad sexual" siempre le sería perjudicial.

    Hay una anécdota de que durante el confuso y agitado periodo de mediados del siglo XVII en Inglaterra (Cromwell y todo eso), una secta puritana abogó por la libertad sexual para los que se considerasen libres de pecado (https://en.wikipedia.org/wiki/Ranter). A esto, alguien objetó que dar esa "libertad sexual" solo equivaldría a dejar a las mujeres a merced de los deseos masculinos. El hecho es que incluso en las culturas primitivas más sexualmente permisivas, también en ellas las mujeres promiscuas son despreciadas.

    Por lo tanto, la represión sexual, hasta hace poco, siempre ha beneficiado a la mujer, pues la ha librado de la inseguridad, el desprecio, los malos tratos y los embarazos no deseados con su secuela de maternidad desamparada.

    Y a mí me parece que cuando se habla del control que las mujeres ejercerían sobre la vida sexual en las culturas primitivas, de lo que se está hablando es de las viejas costumbres enfrentándose a las nuevas. Puesto que son los hombres los que tienen acceso a la educación, los que viajan y conocen las nuevas costumbres; las personas menos educadas, con menos oportunidades y menos conocedoras del mundo exterior siempre serán más conservadoras.

    El hombre africano que ha viajado y estudiado puede decir: "ah, eso de la ablación es algo primitivo, por lo que los europeos nos desprecian; debemos ser modernos y dejar de hacerlo"; y la mujer puede decir: "son las costumbres de nuestros ancestros, si no se lo hacemos a nuestra hija todos nos criticarán por dejarla impura"; y el hombre puede entonces decir: "¡qué diablos!; son cosas de mujeres, ¿quién me manda meterme a mí en esos asuntos?"

    ResponderEliminar
  7. idea21, si le das la vuelta a un argumento saldrá lo contrario ¿no?
    "las personas menos educadas, con menos oportunidades y menos conocedoras del mundo exterior siempre serán más conservadoras".
    Le damos la vuelta y queda " las personas MÁS educadas, con MÁS oportunidades y MÁS conocedoras del mundo exterior siempre serán MENOS conservadoras.¿Seguro? Los ricos, más o menos ricos que conozco tienen mucho más acceso a la mejor educación, se defina esto como se defina y se mire como se mire. Viajan mucho más y no te digo nada en cuanto a las oportunidades que tienen en caso cualquier campo... y casi todos son muy conservadores

    ResponderEliminar
  8. No creas, Arturo. Incluso una autora tan "compasiva" como Karen Armstrong, tiene que reconocer que es precisamente la desigualdad económica que es consecuencia de la injusticia social (la "violencia sistémica") la que permite el progreso social.

    "En los imperios de Oriente Medio, China, la India y Europa (…) un grupo de élite que incluía a no más que el 2% de la población robó sistemáticamente, con la ayuda de un pequeño grupo de subalternos, los productos agrícolas que [los demás] habían cultivado a fin de sostener su estilo de vida aristocrático (…) Sin este arreglo injusto los seres humanos probablemente no habrían ido nunca más allá del nivel de subsistencia, porque [este arreglo injusto] creó una clase privilegiada con el ocio necesario para desarrollar las artes y las ciencias civilizadas que han hecho posible el progreso"
    http://unpocodesabiduria21.blogspot.com.es/2015/07/campos-de-sangre-2014-karen-armstrong.html

    Sin duda los ricos suelen ser conservadores para mantener sus privilegios... pero constantemente de entre ellos sale un Montesquieu, un Jefferson, un Marx o un Gandhi. Y es imposible que estos actuantes de los cambios morales y civilizatorios (cuyas consecuencias a largo plazo siempre son imposible de calcular) salgan de los sectores menos privilegiados. Es material y cognitivamente imposible.

    Así que la formulación más exacta sería que "DE ENTRE las personas MÁS educadas, con MÁS oportunidades y MÁS conocedoras del mundo exterior siempre SURGIRÁN LAS PERSONAS MENOS conservadoras"

    ResponderEliminar
  9. Los hombres suelen querer controlar la sexualidad de las mujeres cercanas a ellos , mujeres con las que tienen algún vínculo, y que las otras mujeres estén fácilmente disponibles y libres.

    En el caso de las mujeres, pues son muchas a las que ni siquiera les gusta el sexo, en comparación con los hombres, así que actuaran de una forma o de otra, según lo que les dé estatus o popularidad social más que según sus propios deseos .

    ResponderEliminar