domingo, 5 de junio de 2016

Apego, Apoptosis y Conducta suicida

Colaboración de Gregorio Montero 
A una madre se la quiere
siempre con igual cariño
y a cualquier edad se es niño
cuando una madre se muere.
- José María Pemán-

En entradas previas se ha hablado sobre el suicidio celular programado o apoptosis, sobre el suicidio en humanos e incluso se han establecido posibles nexos entre ambos procesos. En esta ocasión abordaremos la relación entre el suicidio celular programado y las conductas suicidas humanas a través del proceso de apego.
Cuando hablamos de apego, es inevitable nombrar a John Bowlby y a Harry Harlow (ver entradasobre Harry Harlow y la naturaleza del amor). Recordemos someramente uno de los experimentos más famosos de Harlow en la década de los 70: la madre “sustituta”. A crías de monos rhesus se les ofrecían dos muñecos que simulaban una madre, uno de alambre y uno de felpa. Solo la de alambre ofrecía alimento y, frente a todo pronóstico, las crías preferían la madre de felpa incluso aunque esta no pudiera suministrarles comida. Tras acudir a por alimento, pasaban la mayor parte del tiempo con la madre de felpa, mucho más suave y cuyo contacto físico les permitía vincularse y desarrollarse. Ante un estresor externo, las crías acudían en busca de protección a la madre de felpa. Bajo diferentes condiciones experimentales, Harlow llegó a la conclusión no solo de que el apego era crucial, sino que en ciertos escenarios podía serlo por encima de una necesidad fisiológica vital como es la nutrición.
¿Hasta qué punto es importante el apego a la luz de estudios más recientes? ¿Qué relación tiene con el proceso de suicidio celular y, más allá, con el suicidio humano? Como sabemos por estudios en modelos animales, la separación materna en el primer periodo de la vida ha demostrado tener un efecto negativo y duradero en el desarrollo de la auto regulación emocional y conductual. En el artículo de Anand y Scalzo1 se describen dos de las vías propuestas por las que experiencias adversas al inicio de la vida pueden alterar ciertos procesos del neurodesarrollo. En roedores y otras especies, la separación materna conduce a la apoptosis celular en múltiples áreas del cerebro inmaduro, mientras que la exposición repetida al dolor causa una activación excesiva de neurotransmisores excitatorios, particularmente del N-metil-D-aspartato (NMDA). El mecanismo propuesto para la inducción de apoptosis en el caso de la separación materna o el aislamiento sensorial es la falta de activación del receptor del NMDA. Por otra parte, como se ha estudiado en otras patologías entre las que destaca la Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA), el exceso de actividad del sistema glutamatérgico y del NMDA puede tener efectos neurotóxicos. Esta es la hipótesis por la que se cree que es inducida la apoptosis en las neuronas en desarrollo tras sufrir una exposición reiterada al dolor o un estrés intenso.
Octogon degu, el roedor utilizado
El grupo de K. Braun y G. Poeggel ha llevado a cabo diversos estudios que analizan las consecuencias que tiene para las crías la separación prematura de la madre. En roedores separados de sus madres de forma repetida durante las primeras tres semanas de desarrollo y aislados a posteriori se han evidenciado:
1) Cambios en áreas prefrontales prelímbicas y en el núcleo accumbens, a través de una importante pérdida de neuronas con actividad inhibitoria GABAérgica, causando un incremento de la excitación e hiper reactividad2.
2) Cambios en el desarrollo del sistema monoaminérgico a nivel del córtex prefrontal medial, a través de alteraciones en el balance entre la inervación cortical serotoninérgica y dopaminérgica3. Esto podría reflejar un intento de adaptación a las fases de separación materna y aislamiento social.
3) Cambios en el desarrollo del sistema monoaminérgico a nivel del hipocampo y la amígdala4. Es interesante señalar que en este experimento se estudió si la presencia de la voz materna tras la separación, por tratarse de una potente señal emocional, tendría efectos en el sistema nervioso de las crías. Efectivamente, escuchar las señales acústicas emitidas por la madre incluso estando separados, podía modular los cambios neuronales producidos por el aislamiento a nivel del sistema límbico.
4) Desbalance del sistema inhibitorio neuronal en algunas regiones del córtex prefrontal medial5
5) Descenso de la densidad sináptica en las dendritas de las células piramidales del córtex cingulado anterior6. Es interesante la demostración de que no solo es el factor estresor externo sino el momento del desarrollo en el que se produce, lo que ocasiona diferentes alteraciones. Así, únicamente el estrés producido durante la conocida como fase de hiporrespuesta al estrés (SHRP por sus siglas en inglés) del eje hipotálamo-hipófisis-adrenal, ocasionaba esta pérdida sináptica, mientras que fuera de dicho periodo del desarrollo del sistema endocrino no se producía.
A modo de resumen, los estudios mencionados arrojan luz sobre un área desconocida previamente, relacionando el apego con la apoptosis neuronal a través del efecto deletéreo sobre el neurodesarrollo que tiene la separación prematura de la madre y el posterior aislamiento social. ¿En qué medida podemos vincular esta apoptosis neuronal con la posibilidad de suicidio del individuo? Las estructuras cerebrales implicadas en estos cambios son esenciales, entre otras funciones, para la auto regulación afectiva y conductual, la inhibición de conductas y la interacción social. Así, se ha evidenciado que estas alteraciones prematuras del neurodesarrollo tienen como correlato diferentes fenotipos conductuales, caracterizados por alteraciones en la reactividad y la sensibilidad al dolor, incremento de la ansiedad y estrés y dificultades para fijar la atención; con alteraciones profundas en la interacción social e incluso a conductas auto destructivas o auto lesivas. Por lo tanto, la hipótesis de Harlow de que el apego temprano es crítico para la supervivencia del individuo se explica con evidencias neurobiológicas concretas. De forma instintiva, las crías de mono hacen bien en elegir el apego a la madre de felpa frente a la de alambre, incluso aunque solo esta última pueda ofrecerles alimento.


En interés en el estudio de estos mecanismos radica en la prevención de los estresores tempranos, particularmente evitar la separación repetida y prematura de la madre, el tratamiento efectivo del estrés y dolor neonatal y la investigación de nuevas estrategias terapéuticas que limiten la excitotoxicidad y apoptosis neuronal.
En próximas entradas se abordará la neurobiología del apego, tratando de describir algunos de los mecanismos por los que el vínculo social, particularmente el vínculo precoz con la madre, permite y favorece el desarrollo del sistema nervioso de la cría y puede tener un efecto protector crítico y duradero sobre las conductas auto lesivas o suicidas.
Referencias:
[1] Anand KJ, Scalzo FM. Can adverse neonatal experiences alter brain development and subsequent behavior? Biol Neonate. 2000;77(2):69-82.
[2] Poeggel G, Lange E, Hase C, Metzger M, Gulyaeva N, Braun K. Maternal separation and early social deprivation in Octodon degus: quantitative changes of nicotinamide adenine dinucleotide phosphate-diaphorase-reactive neurons in the prefrontal cortex and nucleus accumbens. Neuroscience. 1999;94(2):497-504.
[3] Braun K, Lange E, Metzger M, Poeggel G. Maternal separation followed by early social deprivation affects the development of monoaminergic fiber systems in the medial prefrontal cortex of Octodon degus. Neuroscience. 2000;95(1):309-18.
[4] Ziabreva I, Poeggel G, Schnabel R, Braun K. Separation-induced receptor changes in the hippocampus and amygdala of Octodon degus: influence of maternal vocalizations. J Neurosci. 2003 Jun 15;23(12):5329-36.
[5] Helmeke C, Ovtscharoff W Jr, Poeggel G, Braun K. Imbalance of immunohistochemically characterized interneuron populations in the adolescent and adult rodent medial prefrontal cortex after repeated exposure to neonatal separation stress. Neuroscience. 2008;152(1):18-28.

[6] Gos T, Bock J, Poeggel G, Braun K. Stress-induced synaptic changes in the rat anterior cingulate cortex are dependent on endocrine developmental time windows. Synapse. 2008;62(3):229-32.

Colaboración de Gregorio Montero 

3 comentarios:

  1. Creo que el experimento no demuestra nada sobre la madre, sino que si nos ponen una cama y una heladera, elegimos la heladera para alimentarnos y escondernos debajo de las frazadas para protegernos. Eso es lo que demuestra el experimento en mi opinion. Saludos.

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  2. Gracias por el comentario Pablo. En una entrada previa del blog se comenta de forma más extensa el experimento. Lo sorprendente y lo que llamó la atención a Harlow fue que las crías se vinculaban a la madre de felpa incluso aunque esta no pudiera ofrecerles comida. Es decir, no se trataba del alimento lo que vinculaba a la cría con la madre. En ausencia de una madre real, las crías elegían como madre sustituta a la más parecida, a la que les ofrecía mayor protección. Probablemente el aspecto y sobre todo el tacto más familiar de la de felpa influyeron en esta decisión (Pablo Malo comenta en su entrada que quizá también el calor de una estufa, detalle omitido en casi todas las referencias). Aunque lo siguiente no es atribuible a Harlow, según la teoría del apego de Ainsworth, las crías que pasaban tiempo con la madre de felpa presentaban un apego que denominaríamos más seguro, exploraban el entorno y ante un estresor volvían a cobijarse. Sin embargo, las que estaban con la madre de alambre no exploraban, se mantenían en tensión, ante un estresor ofrecían conductas de mayor estrés y agitación. Característico de un apego inseguro. Pero esta última madre sí les podía ofrecer algo vital como es la comida...Curioso ¿no?

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  3. El experimento de Harlow y otros por el estilo hacen pensar en que el "amor" es algo real, pero totalmente desvinculado de la idea convencional de "intención subjetiva". Tenemos la idea de que una persona ame a otra depende de los sentimientos espontáneos, pero en la realidad se trata de poner en marcha una serie de estímulos efectivos. La "madre de felpa" no ama a la cría de mono (ni siquiera tiene mente), pero éste se siente complacido. Los seres humanos somos más complejos, pero con un poco de esfuerzo y organización también podríamos "producir amor" una vez comprendamos que se trata de estímulos separables que pueden articularse racionalmente. La "intención", el sentimiento, debería limitarse a ser una motivación para que el individuo amante ponga en marcha una racionalización del despliegue de estímulos gratificantes para el ser amado. Hoy por hoy nuestra cultura convencional no lo vé así y eso es un problema a todos los niveles.

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