domingo, 4 de octubre de 2015

La pobreza no se debe a falta de autocontrol

Ya hemos hablado antes del test de la golosina y de cómo los niños que en ese test demostraban más autocontrol eran los que luego iban a triunfar en la vida llegando a disfrutar de mejor educación, puestos de trabajo e ingresos. Sería tentador darle la vuelta a ese argumento y concluir entonces que si un mayor autocontrol conduce al éxito un bajo autocontrol conduce a la pobreza. Hoy vamos a ver de la mano de Elliot Berkman que la realidad es justo la contraria: la pobreza hace muy difícil que la gente pueda ocuparse del futuro y les fuerza a vivir en el presente.

En muchos lugares, pero sobre todo en EEUU, se tiende a culpar a los pobres de su pobreza. Los pobres tienen poco autocontrol y hacen malas elecciones en la vida y por eso acaban pobres. Se olvidan las causas sistémicas de muchos fenómenos sociales y se pone el énfasis sobre el individuo. Para ellos, el mundo es justo y cada uno obtiene lo que se merece. Si eres pobre sencillamente es cuestión de esforzarse, ya que todo el mundo sabe que en EEUU cualquiera puede llegar a presidente. 

Elliot Berkman, un psicólogo especializado en objetivos y motivaciones  quería saber cómo funciona el autocontrol y decidió empezar por la pobreza porque parecía que el autocontrol sería de gran ayuda precisamente ahí. Pero cuando empezó a trabajar en ello se dio cuenta de todas las razones que hacen muy difícil para la gente pobre tener autocontrol. Llegó incluso a cuestionarse si la definición habitual de autocontrol (preferir el largo plazo al corto plazo) tiene realmente sentido para los pobres, que no tienen ni tiempo ni dinero. La pobreza fuerza a la gente a vivir en un presente permanente. Preocuparte por el mañana puede ser un lujo si no sabes si vas a sobrevivir hoy. 

La investigación apoya esta idea de que la gente pobre se focaliza en el presente. La gente que está en el escalón más bajo de la pobreza tiende a gastar su dinero en necesidades inmediatas, como techo o comida, que son muy caras. Trabajar por recompensas futuras requiere la confianza de que esas recompensas estarán esperándote cuando llegues allí. En los propios experimentos de Mischel con la golosina se observó que si el experimentador no era fiable los niños esperaban mucho menos que si el experimentador era fiable. Por supuesto, inestabilidad e impredicibilidad son precisamente sellos distintivos de la pobreza. La investigación en adultos criados en la pobreza muestra que se focalizan en el presente , especialmente cuando se les recuerda la mortalidad.

Cuando las condiciones son buenas, nuestros cerebros son capaces de un pensamiento abstracto y de anticipar el futuro y hacer planes par llegar a él. Pero bajo condiciones adversas nuestros cerebros han evolucionado para recortar todo tipo de lujos y florituras y centrarse en la supervivencia en el aquí y ahora. Es absurdo pensar en resolver un problema que se presentará dentro de un mes si no tienes nada para cenar esta noche. En una serie de estudios con personas pobres en el mundo real se comprobó que la pobreza causa una reducción equivalente a 13 puntos en el C. I. Es verdad que el autocontrol se puede enseñar. Los niños mejoran en autocontrol (y en la escuela) cuando los padres les enseñan a resolver problemas y a participar en decisiones familiares. El problema es que esta implicación de los padres en la educación lleva tiempo y los padres pobres son también  “pobres en tiempo”, ocupados como están en sobrevivir.

También se ha observado que salir de la pobreza es una lucha muy dura que conlleva un peaje en salud. Los niños pobres que llega a triunfar en la escuela y en la vida (a costa de un enorme esfuerzo), particularmente los miembros de minorías, tienen peor salud que los que fracasan, mostrando un aumento del 20% en riesgo de enfermedad cardiovascular.  Un estudio reciente encuentra que adolescentes de ambientes pobres que tienen más autocontrol triunfan psicológicamente pero envejecen antes a nivel molecular que los que tienen menos autocontrol. El autocontrol para triunfar exige superar una serie de barreras  y obstáculos y este estrés tiene un coste en órganos como el sistema inmune que se ven afectados y se deteriora la salud.

Lo que Berkman concluye de estos estudios es que la pobreza tiene efectos muy perjudiciales en la gente que hacen difícil escapar de ella. La propia definición de los psicólogos de autocontrol  sirve para gente que tiene el lujo de disponer del tiempo y el dinero para cubrir las necesidad es básica y poder así pensar en el futuro pero no tiene sentido en las circunstancias de la pobreza. El autocontrol es un lujo de los que pueden permitírselo.

@pitiklinov

Referencia:


16 comentarios:

Masgüel dijo...

¿Recuerdas la charla de Kazuo Okanoya sobre los pinzones?. Si te juegas la vida todos los días, cagas cortisol, te asustas de tu sombra y no aprendes a cantar.

Anónimo dijo...

Sin embargo el cristianismo siempre ha calado entre las clases más pobres. En cierta manera, ha sido muchas veces capaz de generar una visión de esperanza futura y de autocontrol en el presente. ¿Como se podría explicar eso desde las tesis de Berkman?

Un saludo.

Daniel dijo...

Qué interesante Massgüel, tenés la referencia?

Masgüel dijo...

https://www.youtube.com/watch?v=veXLjfD2Gpw

idea21 dijo...

Supongo que habrá que tener en cuenta lo que el señor Berkman ha comprobado en sus investigaciones, pero mis dudas son parecidas a las de Enric. Uno diría que la precariedad no siempre embrutece al que la sufre hasta el punto de perder la esperanza. Diversas comunidades han sufrido la precariedad y han reaccionado de forma diferente. Muchos judíos europeos llegaban a Estados Unidos sin nada en absoluto hace cien años, y gracias al apoyo comunitario y a cierta cohesión cultural lograban salir adelante. La minoría afroamericana no parece acabar de conseguirlo.

No parece que se trate de la valía de los individuos, sino del entorno cultural, las redes sociales que dan seguridad. La precariedad daña terriblemente la auto-estima, y este efecto probablemente es mucho peor que el de tener que esforzarse por la supervivencia inmediata. De las clases bajas surgen los delincuentes, pero cuando hacen dinero, estos no se interesan por invertirlo (por ejemplo, comprándose un bar o un taxi), sino que lo gastan de forma inmediata (drogas, putas...).

Anónimo dijo...

·Uno diría que la precariedad no siempre embrutece al que la sufre hasta el punto de perder la esperanza

Lo que si es que creo que es díficil de conseguir es dar esperanzas desde la habitual "espiritualidad" laicista que usted ha solido promocionar por estos lares. En este sentido, yo creo que cualquier espernza y fijación de una autodisciplina que la psiquiatria o psicologia intente inculcar en la pobreza está condenada al fracaso. Es interesante pensar que el sentido "laico" de esperanza que seguro usted cree propiciar desde ámbitos psicologistras está muy alejado de la esperanza que muestra el cristianismo desde la realidad de la fe.

un saludo.

idea21 dijo...

Yo creo que la esperanza es un concepto psicológico explicable, que puede descomponerse en elementos asumibles: optimismo, expectativa, red social de apoyo. No creo que el sentido laico de la "esperanza" tenga que ser muy diferente del que se le atribuye desde las creencias teístas tradicionales. Todo depende de las circunstancias de los individuos en su entorno... y de un conjunto definible de experiencias simbólicas asociadas a sus correspondientes contenidos emocionales. El marxismo, por ejemplo, dio esperanza a mucha gente durante algún tiempo. Los obreros chinos o rusos trabajaban duro, emulaban a sus héroes stajanovistas, asimilaban la propaganda acerca de un radiante porvenir y, en suma, no se hundían en el embrutecimiento de la pobreza...

Por lo menos, durante algún tiempo funcionó. Habría que estudiar qué da esperanza a la gente y las libra del pozo negro de la auto-estima perdida y la autodestrucción moral...

Anónimo dijo...

Pues eso que dice confirma lo que me temía: que no es ese el sentido de la esperanza cristiana.

un saludo

Daniel dijo...

gracias, voy a verlo, no lo conozco.

Clodoveo11 dijo...

Como elemento adicional al debate:

http://www.jotdown.es/2015/03/ser-pobre-es-una-mierda/

Personalmente, pienso que habría que distinguir entre llegar a la pobreza y ser (o funcionar) como pobre. Se llega a la pobreza por una mezcla de decisiones erróneas, propias y ajenas, causas sistémicas y un porcentaje innegable de mala suerte. Es muy fácil acertar la quiniela el lunes, es decir, tenías que haber tomado tal o cual camino para no llegar aquí. Lo cual no quita para que a menudo se tomen decisiones a la ligera sin el suficiente criterio y reflexión.

Y otro cantar es cuando ya se es pobre; ahí sí que es difícil mirar más allá de ese horizonte limitado y diario que lo absorbe todo, y de ahí que no se suela salir en su mayoría.

El cristianismo, o cualquier adscripción a una idea consoladora, lo que permite es sobrellevar el día a día haciendo cierta e incompleta abstracción de los problemas, como un placebo.

Saludos

Sergio del Valle dijo...

Historia de O.

O es un inmigrante ucraniano que vive entre nosotros desde hace ya 15 años, no habla muy bien el castellano, pero se instaló en un pueblo de la provincia de Castellón con su mujer y sus dos hijos. Vive en la actualidad en una masía en el campo por la que no paga ningún alquiler puesto que llegó a un acuerdo con el propietario de la finca para que viviera allí y evitar que la finca estuviera sola y desprotegida.

No paga ni agua, ni luz, ni alquiler alguno, tiene una pequeña huerta para cultivar allí sus verduras, un corral con gallinas y conejos que le proporcionan huevos y carne. Además O, era fontanero en Ucrania y ha conseguido empalmar algunos trabajos reglados antes de que llegara la crisis en el boom de la construcción pero en la actualidad está en paro y ya ha agotado su tiempo, ahora solo percibe 400 euros, pero O sigue haciendo chapuzas a domicilio, y de vez en cuando consigue algunos trabajos discontinuos en negro, claro.

Su mujer se dedica a limpiar casas y está superempleada. Se pasa el día de aquí para allá, tienen un coche cada uno e Internet en la masía. Por supuesto tienen ambos un smartphone.

¿Como sabemos que O es pobre?

Bueno, es obvio que O es un trabajador, con poquísima formación que sirve para hacer trabajos poco exigentes y de la manera que aprendió en Ucrania, un poco a salto de mata. Un trabajador poco cualificado por así decir.

Lo cierto es que más allá de los ingresos que consigue O y que suele ser la medida con la que algunos miden la pobreza (tantos euros al año), lo cierto es que un pobre -siguiendo ciertas ideas que he leído en alguna parte a Gregory Clarck – es el que tiene valores de pobre:

1.- Poca alfabetización.

2.- Poca inversión en la educación de sus hijos.

3.- Sin ninguna tradición de ahorro.

O, y su esposa gastan todo lo que tienen en bienes materiales, caprichos, ropa y sobre todo en viajar a su país de origen donde planean construirse una casa. Divididos entre la nostalgia de la familia de allá y la de acá tienen muy poca fe en el futuro. Nunca saldrán de pobres porque no participan de los valores de la clase media (ahorro, propiedad y alfabetización) y sus hijos serán igual de pobres que ellos.

¿Pero lo son?

Lo cierto es que no disponemos de ninguna medida cuantitativa para determinar quién es pobre y quién no. La palabra “pobre” como la palabra “rico” están bastante vacías al menos en el centro de la campana de Gauss donde nos concentramos la mayor parte de la población. Lo unico cierto es que la clase media se ha empobrecido en los ultimos años si bien aun no podemos considerarnos -la mayor parte de nosotros- como pobres. Y es verdad que no lo somos pues nuestros valores son valores de clase media.

Sergio del Valle dijo...

Cuando un pobre tiene acceso repentino a recursos lo gasta en lujos, caprichos. Un buen ejemplo son algunos futbolistas de mi país. El "autocontrol" puede acrecentarse en un sujeto con posibilidades de desarrollarlo (un niño) pero no en alguien adulto con sus circuitos neuronales bien podados. Estos sujetos resultan ser incapaces de manifestar "autocontrol" aunque se vuelvan millonarios. Sin embargo hay sujetos (niños) con un potencial tan elevado de desarrollar "autocontrol" que basta un medio ambiente escaso en estímulos que faciliten este desarrollo para que éste potencial se manifieste. Pero como estos niños(as) están al borde de la campana de Gauss...

Verdurin dijo...

Yo creo que cuando se habla de ansiedad, depresión o cualquier otro sintoma psiquico se pasa por alto que:
!) Una cosa son las personas corrientes o normales que se encuentran insatisfechas, confusas, que sufren alguna patologia somática, tienen poco dinero y muchas necesidades, están solas o tienen hijos a su cargo, 2) luego están pacientes diagnosticados de algun trastorno mental que además pueden tener adversidades como las anteriores y 3) luego están los enfermos mentales de verdad con escasa autonomia, que no tienen capacidad para autogobernarse a si mismos y además son dependientes.
Naturalmente estas tres poblaciones tienen necesidades distintas y responderán de modo distinto a lo que se haga con ellos, sean abrazos, litio o compasion.
No sabemos a que población se refiere el autor ese Gotsche, pero me creo cualquier cosa porque los grupos 1 y 2 son bastante eprmeables. No asi el 3 grupo que es el que tratamos los psiquiatras.

Paco traver dijo...

Paco Traver dixit

Sergio del Valle dijo...

Jaja! Por supuesto. Olvidé poner el link. Y como no se puede editar.. ¡Ve Ud. que tan importante es poder editar lo comentado!

Unknown dijo...

Estoy de acuerdo con esta conclusión, y agrego que también influye el ambiente.
Si en un ambiente donde habitan X números de pobres, no cambia (en X cantidad de años) la gente sigue siendo (en la misma cantidad) pobre y reproduciendo la forma de vida.
Verán ustedes que si los ambientes cambian (por ejemplo con obras, publicas o privadas) existe una visión diferente de la vida influyendo en su auto desarrollo.
Algo similar ocurre con la ideología y las concepciones étnicas.