sábado, 26 de marzo de 2011

Teoría del Malestar de la Depresión

La Teoría del Malestar de la Depresión ( Charlton,2000), a la que podríamos llamar también la Teoría Inflamatoria de la Depresión es una teoría evolucionista con una característica muy especial y es que parte del cuerpo, de lo somático, y no del cerebro o de la psique, para explicar el origen de la depresión. La resumo brevemente.

Ante una herida o infección, el organismo ( en la mayoría de los mamíferos) reacciona con lo que se suele llamar una respuesta general de fase aguda, o de forma abreviada Inflamación, que consta de los signos clásicos de calor, dolor, rubor, hinchazón y pérdida de función. Se presentan cambios hemodinámicos, linfáticos, liberación de mediadores: prostaglandinas, proteínas (citoquinas,factores de crecimiento...), aminas vasoactivas ( histamina, serotinina...),óxido nítrico, neuropéptidos, sistema del complemento, glucocoticoides, etc. Todo ello se suele acompañar de fiebre.

Pero, además de esta respuesta fisiológica se presenta también lo que se conoce como “Conducta de Enfermedad” ( Sickness Behavior) que consiste en fatiga, somnolencia, inhibición psicomotora, anhedonia, pérdida de apetito y alteración del funcionamiento cognitivo. Como vemos, los síntomas de esta Conducta de Enfermedad son prácticamente idénticos a los de la Depresión Mayor. Y eso es precisamente lo que propone la Teoría del Malestar, que la Depresión Mayor consiste en una Conducta de Enfermedad que se dispara o se mantiene de forma anómala. Es importante señalar que esta Conducta de Enfermedad es una respuesta del organismo, una reacción ante los agentes infecciosos o el daño celular causado, y la podemos provocar en personas sanas inyectando lipopolisacáridos ( un componente de la cápsula de las bacterias) o citoquinas. La administración de citoquinas produce síntomas similares a los de la depresión.

La Conducta de Enfermedad tiene unas ventajas adaptativas evidentes para la supervivencia y posterior reproducción del animal. Al limitar sus movimientos, recorta su gasto energético de manera que el organismo puede dedicar sus energías a producir la fiebre, que limita la reproducción de las bacterias pero que es algo muy caro de generar. Se calcula que por cada grado de aumento de la temperatura corporal se requiere un 13% de energía adicional. Además, la inhibición motora limita la exposición a depredadores en un momento en el que el individuo está física y cognitivamente dañado. La pérdida de apetito, en concreto, tendría esta función porque salir a buscar comida requiere un gran gasto de energía y un gran riesgo, como decimos, por lo que es mejor quedarse inmóvil hasta que se produzca la curación. También colaboraría la anorexia a la disminución del hierro en la sangre, que es un recurso energético clave para las bacterias, disminuyendo así su diseminación.

Además de lo anterior, Charlton propone también que el efecto real de los antidepresivos en la depresión se debería a su efecto analgésico, efecto que está demostrado para la mayoría de antidepresivos y que la explicación última de la Depresión Mayor radicaría en una anomalía en el funcionamiento de las citoquinas.

Aparte de trabajos de investigación que demuestran alteraciones inflamatorias y de la inmunidad en la Depresión, desde un punto de vista clínico, creo que esta teoría tiene bastantes puntos de apoyo. Son bastantes los pacientes que viven la depresión como algo somático siendo la vivencia psicológica secundaria al malestar somático. El depresivo endógeno siente una anergia que lo lastra y le hace sentirse incapaz, ineficaz, inseguro, menor que otros, lo expresa, nos lo cuenta, desarrolla conductas como la evitación o el repliegue por ejemplo clinofílico, es decir, se pone como lo que llamamos depresivo. El concepto del marcador somático (Damasio,1994/1996) coincide también con esta interpretación que propongo. Por otro lado, algunos pacientes nos confiesan en la consulta que utilizan analgésicos para tratar su depresión, muchas veces con buenos resultados. Otro campo en el que nos parece que esta teoría tiene aplicación es en el de la Fibromialgia. Interpretar la Fibromialgia como la aparición o mantenimiento de forma inapropiada de una Conducta de Enfermedad, creemos que abre nuevas perspectivas para entender esta compleja patología.

En definitiva, me parece que esta teoría se aplica bastante bien a las Depresiones Endógenas más graves y que otras teorías como la de la Competición Social de Price (1994) dan mejor cuenta del grupo de depresiones antiguamente denominadas reactivas, como las depresiones relacionadas con conflictos en el mundo laboral, que tan frecuentemente vemos en la clínica.


Charlton BG (2000) The malaise theory of depression: major depressive disorder is sickness behavior and antidepressants are analgesics. Medical Hypotheses,54(1),126-130
Damasio A (1994/1996). El error de Descartes : la emoción, la razón y el cerebro humano. Barcelona: Crítica
Price JS, Sloman L, Gardner R, Gilbert P, Rohde P (1994). The social competition hypothesis of depression. Br J Psychiatry; 164: 309–15.

2 comentarios:

Orbis Tertius dijo...

Está probada la función de hormonas y citoquinas (además de neurotrasmisores clásicos) en el cerebro -o sea, que no están allí de paso- ¿podría "algo" expresarse como "emoción" -función mental- sin estar vehiculizado por "mensajeros" - sustancias orgánicas y por tanto corporales-?

Ricardo Mena dijo...

"Al limitar sus movimientos, recorta su gasto energético de manera que el organismo puede dedicar sus energías a producir la fiebre, que limita la reproducción de las bacterias pero que es algo muy caro de generar." Esto es lo que sostiene Jonathan Rottenberg en su gran libro The Depths (2014). Dice él:

“Perhaps what we call depression isn’t really a disorder at all but, like physical pain, an alarm of sorts, alerting us that something is undoubtedly wrong; that perhaps it is time to stop, take a time-out, take as long as it takes, and attend to the unaddressed business of filling our souls.”

Y añade:

[U]nderstanding why bad things happened helps us prevent their recurrence.
Reacting to low mood with thinking has evolutionary logic; it enhances survival and reproduction (fitness). Sadly, what’s good for fitness is not necessarily good for happiness. Only sometimes does thinking about mood enhance happiness.

Y concluye diciendo que la depresión es adaptativa, y su función es el análisis de lo ocurrido para mejorarlo, para corregirlo. Tomar drogas para no estar deprimido bloquea la acción analítica de nuestro cerebro, su función de análisis durante la depresión:

If we take the perspective of evolution seriously, we will accept that we are not designed to be happy. Survival and reproduction are the ends of evolution, and low mood often serves those ends as well as happiness does. Low mood is so strongly selected for that any treatment that could rapidly eliminate it would be both highly unlikely and highly dangerous (like the major drugs of abuse, which hijack our normal reward systems for other ends). Low mood is both inescapable and sometimes useful. Thus, an evolutionary perspective asks us to be patient, to learn to tolerate some degree of low mood, and to listen to what it is that low mood can tell us.